domingo, 3 de diciembre de 2017

Sebastião Salgado segun Wim Wenders






La poesía implica haber visto y, también, seguir viendo; una mirada viva capaz de abrazar desde cierta atalaya, de acoger la mera presencia de un rosario de situaciones para abrirlas a la escucha y la mirada, bajando a las hondonadas, ascendiendo por la escala de Diotima, hasta donde uno intuya o sea dicho… Escuchar, ver, acoger la simple presencia de las cosas que son, su semántica desnuda, darlas la palabra... No se trata simplemente de hablar sino de dejarse decir, de abrirse a la expresividad de una presencia desnuda, de dejar ser a sus guiños, de advertir su condición de símbolo vivo que dispensa vida…

Esa misma visión privilegiada y desnuda, propia del nombrar poético, nos la encontraremos brindándose en la esfera de las artes; dando la palabra a las cosas, a los diversos órdenes de realidad para que revelen su lenguaje propio, por ejemplo, un cuadro que transmitiendo una visión nos dice y dice del mundo, figuras vivas, símbolos…

Acabo de ver el documental de Win Wenders sobre la obra del fotógrafo Sebastião Salgado. Wenders es un director notable con el que guardo ciertas complicidades ya que me mostró en su día que el cine podía algo más que lo habitual. Salgado… De Salgado todos recordamos sus fotografías potentes aunque quizá no hayamos indagado lo suficiente en su mirada de poeta que sabe de luces y de sombras. Del documental decir que estamos ante una obra maestra. Wenders, como todo artista debe hacer, deja ser a Salgado de tal modo que a través de su palabra recorreremos toda su obra. En esta, la vida y la realidad que nos circunda, irrumpe con voz propia, a veces terrible. El resultado de este encuentro entre Wenders y Salgado es una obra maestra del género documental  en la que se indaga en la mirada y el arte del fotógrafo  –es el alma del artista la que queda abierta- y en la capacidad expresiva de la realidad. Salgado maneja preferentemente la imagen en blanco y negro y lo hace de un modo magistral. Y desde esa imagen en blanco y negro la capacidad de metáfora y el poder evocador de las imágenes se desata.

Como digo el documental recorre toda su obra a través de sus reflexiones; jugando con la luz y las sombras, desgranando el alma del hombre a través de las miradas en las que Salgado fue ahondando; sus primeros compases recorriendo América en su diversidad de culturas y praxis, su abordaje de lo apocalíptico en el incendio masivo y burlesco de pozos de petróleo al final de la primera guerra del golfo,  su indagación en la figura del trabajador -una figura clave para entender los tiempos modernos-, su viaje sin retornó a la marginación y al dolor extremo –sobre todo al genocidio ruandés-, la necesidad de vida y de belleza para salir de ese pozo negro que todo lo anega –sus últimos años fotografiando ecosistemas diversos-… Un viaje magistral y sinfónico por las cavernas y las plenitudes de lo humano a través de una fotografía como la que elabora Salgado haciendo hablar a las imágenes, destilando la capacidad evocadora de la mera presencia de las cosas que son.

La elevada estatura de la obra de Salgado la calibramos en esa capacidad para hacer hablar a las imágenes y en la brutal indagación en el hombre que aborda este fotógrafo brasileño. Indaga en la movilización total de la vida moderna –el trabajo- y en el apogeo de la mentalidad técnica, en la cuestión del dolor –y lo hace hasta la hiel más extrema; hasta el punto de quedar personalmente tocado-, en la belleza y la afirmación de la vida dirigiendo la mirada a la naturaleza. Deslumbrante la trayectoria de su mirada… El hombre retratado en su condición de predador feroz –capaz de los horrores más extremos- y en su capacidad para la escucha de la vida; y ambas cosas, para nuestro desconcierto, tan íntimamente humanas. De ahí la destreza de ese saber girarse hacia la belleza y el eros del último Salgado; quedando abierto a la fiesta de la vida tras sumergirse en el pozo negro de lo humano y advertir su capacidad de quebrarlo todo, tras sentir la quiebra de su propia creatividad en esa mirada a la hiel del dolor extremo. Un giro bello de retorno a la tierra en el que Salgado se encuentra a sí mismo repoblando, con sus propias manos, el bosque atlántico brasileño que lo viera nacer; la catarsis de amor que encontró frente a esa extinción en el dolor…

Poetizar es sublimar el mundo en la mirada, despojarlo de sus códigos convencionales para hacerlo hablar en la intimidad del alma, abrir la mirada al sentir, transformarla en un escuchar que revela un conocer familiar, una cualidad simbólica. Poetizar es lo que hace Sebastião Salgado en su fotografía, apuntando a las bodas y extravíos de lo humano…
































No hay comentarios:

Publicar un comentario