martes, 17 de enero de 2017

Para tolkenianos: ¿Quién es Tom Bombadil?

Quería dedicar una entrada a la cuestión del mal en Tolkien pero de su redacción se ha ido descolgando esta entrada específica dedicada a Tom Bombadil. De la lectura de “El señor de los anillos” se me quedó especialmente grabado en la memoria este singular personaje, que viviendo al margen del gran conflicto existente se limitaba a festejar la vida junto a su pareja Baya de Oro. Es acaso el personaje más misterioso de toda la saga tolkeniana, precisamente por ser y vivir al margen de la coacción del tiempo y de todo lastre, interno o externo, a la vida. A Bombadil nada se le opone, es en plenitud y vive al margen. Sencillamente el conflicto que sacude toda la tierra no lo alcanza, no va con él. Se hace  imposible no advertir en él un espíritu todopoderoso, la advertencia explícita de un misterio insondable. Me viene a la cabeza la figura jungueriana del Padre Lambros capaz de esperar en "Los Acantilados de marmol" a las huestes devastadores del gran guardabosques “con una sonrisa desconocida en los labios”. Para Lambros o para Bombadil la tijera no corta, que diría Jünger. En ellos la vida brota a borbotones. Sus cuerpos son el sello vivo y presente de un espíritu inagotable. Al mismo y a la vida indestructible que desgrana quedan acogidos y consagrados.

Sobre este personaje misterioso y no nacido –o nacido del propio Iluvatar- pivota toda la historia de Arda, de la tierra, en sus diversas edades. Como decía en la anterior entrada, tambien dedicada a Tolkien, al final del camino de todo hombre se encuentre la enigmática figura de Tom Bombadil como el brindarse de la intimidad extrema a lo divino; más allá del bien y del mal, ajeno al desgaste del tiempo e inmerso en la jarana perpetua –que dijera Rumi- del ser que se brinda y escancia.

Bombadil está en la tierra pero no es su decaer; más bien es el eterno retorno de su plenitud. Da testimonio de las viejas edades, del nacimiento de Arda, de esos tiempos en que los pensamientos del Único tomaban cuerpo en una perfecta melodía y estos a su vez se hacían visibles en el mundo que así veía la luz. También da cuenta de algo más, de la permanente vigencia de lo Uno, de que solo lo Uno es… Por eso Bombadil solo juega, festeja el despliegue del ser, festeja que los dos mundos sean Uno -que dijera Rumi-. Ebrio de vida el Viviente se le brinda, su copa rebosa y sus tragos son generosos… En la capacidad de juego de Frodo lanzándose a la aventura, confiada e inocente, late la vida de Tom Bombadil… La referencia a Tom Bombadil como destino de plenitud de lo humano -y a su jarana edénica y primigenia- se hará decisiva. De la propia plenitud del hombre[1] dependerá que el cosmos se revele pleno. De ahí la referencia del viejo Tom.

La referencia  a Eru o Iluvatar, junto a la de Tom Bombadil, las creo decisivas para entender la obra de Tolkien. El desapego y el festejo perenne de Tom Bombadil, su vínculo con el misterio del ser y la creación antes de todo nombre, su existencia primigenia, previa incluso a la creación del mundo... Nadie sabe quien es pero de todo fue testigo y es antes de que todo fuera. No es un valar ni un maiar, esto es, uno de esos ainur que interpretaban la música celeste de Iluvatar. Si así fuera Gandalf, que es un maiar, sabría de su identidad.... Nadie sabe quien es pero acoge un misterio insondable y originario.

Lo dicho, necesariamente, le vincula estrechamente con Iluvatar, con un pensamiento del propio Iluvatar, un verso suelto que vive ajeno a la épica del ser por qué es ya el señor del ser... Aquel que ampara su brindarse, el brindarse de la tierra. En este sentido la pareja de Bombadil, Baya de oro, dirá: “Es él -dijo Baya de Oro, dejando de moverse y sonriendo. Frodo la miró inquisitivamente. -Es como lo has visto -dijo ella respondiendo a la mirada de Frodo-. Es el Señor de la madera, el agua y las colinas. -¿Entonces estas tierras extrañas le pertenecen?. De ningún modo -dijo ella, y la sonrisa se le apagó-. Eso sería en verdad una carga -susurró-. Los árboles y la hierba y todas las cosas que crecen o viven en la región no tienen otro dueño que ellas mismas.”

Como dijo Tolkien no se le puede considerar como una encarnación de Iluvatar ahora bien su inmediatez al principio supremo necesariamente es extrema. Y a partir de esa intimidad su vida no es una épica del llegar a ser; sencillamente ya sabe y ya es, ya es en la colosal armonía de la música de Iluvatar. Bombadil está más allá de todo devenir y festeja dionisiacamente una vida indestructible a sabiendas de que una nota aislada de la melodía nos dirá bien poco. Su identidad parece remitirse a una esfera más allá de toda apariencia de degradación o decadencia. De si mismo le dirá a Frodo en la visita que le hace junto con Gandalf camino de Rivendel “Quien sois señor-Eh? ¿Qué?.-dijo Tom enderezándose, y los ojos le brillaron en la oscuridad-. ¿Todavía no sabes cómo me llamo? Ésa es la única respuesta. Dime, ¿quién eres tú, solo, tú mismo y sin nombre? Pero tu eres tú joven, y yo soy viejo. El Antiguo, eso es lo que soy. Prestad atención, amigos míos: Tom estaba aquí antes que el río y los árboles.” Bombadil es un no saber, una identidad que se derrama en la tierra, un ser más allá de todo nombre.

Desde esa inmediatez cómo entender a Tolkien cuando dice en su carta numero 19 que Bombadil, además de cuerpo y persona -cognoscente y sintiente- es el espíritu de la campiña. El viejo Tom, por su intimidad a Iluvatar,  es algo más que una fuerza natural, es el espíritu de la vida de Arda, de la tierra, la potencia que brinda y escancia su fertilidad. En términos de la jerarquía del ser propia de los neoplatónicos estaríamos ante el espíritu creador en y de la materia, una auténtica hipóstasis o emanación primigenia del Uno. Acaso el primer pensamiento de Iluvatar, el de su propia potencia creadora vertiéndose sobre la tierra pura, esa materia receptiva y abierta al espíritu… Bombadil es la fuerza vital de la tierra como paraíso perpetuo. Vive al margen del declive del ser precisamente por que tal declive  no es. En su inocencia Bombadil es el más intenso espejo de plenitud de la vida y del hombre.

Y qué decir de Baya de oro, la amada de Tom. Amada y amante, amante y amado... ¿Quién alcanza a ser la amada de un pensamiento originario de Iluvatar?. ¿A quién ama Bombadil sino a esa materia plenamente abierta al espíritu'.... Solo ahí puede radicarse la urdimbre de su amada, esa materia espiritual o intelectual que decían los platónicos. Baya de oro, la hija de las aguas; esas aguas celestes que abiertas quedan a la creatividad del espíritu aleteando en su matriz. En Tolkien los símbolos funcionan como un reloj...Bombadil-Baya de oro, una bi-unidad originaria y originante.



[1] Los seres que quedan asimilados por Tolkien con lo humano por servirnos de espejo del alma. Elfos, hobbits, enanos, grandes magos. Incluso los ainur o el propio Tom Bombadil quedarian asimilados a estados del ser a un nivel muy elevado.



















[1] Los seres que quedan asimilados por Tolkien con lo humano por servirnos de espejo del alma. Elfos, hobbits, enanos, grandes magos. Incluso los ainur o el propio Tom Bombadil quedarían asimilados a estados del ser a un nivel muy elevado.



2 comentarios:

  1. ¿Y yo me pregunto, será Tom Bombadil una encarnación de la Fuente de la Vida, que tanto obsesionó a Morgoth, otrora Melkor? Sólo Eru, que compuso la música de los Ainur, era capaz de propiciar el tránsito de la esencia a la existecia: de hacer de la temporalidad musical temporalidad y espacialidad fáctica, cronológica. En eso consiste la Fuente donadora de vida que, evidentemente es el propio Eru, cosa que Melkor jamás entendió. No quiso entender que se encontraba en un orden ontológico inferior a Eru y que, al fin y al cabo, su existencia tampoco le pertenecía. En su hýbris Melkor, que era el que se alzaba en poder, un ángel caído de Tolkien, quiso ser tan ontológicamente anterior y fundante como Eru y, para ello, vagó durante eones por el vacío exterior en busca de la Fuente. Nunca entedió que la Fuente no era una cosa, sino la condición de posibilidad de toda cosa... el propio Eru (ontoteológicamente cifrado). Tom Bombadil, la phýsis encarnada, el aspecto de Eru como donador de toda existencia natural. No es un Maiar, no es un Valar; no es un Noldo ni un Sinda, tampoco vino de Numenor, ni mucho menos es un hombre menor. Un aspecto previo a toda la mitología de Tolkien, anterior a la música misma. Un cuento (ontológico) para niños.

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