(1)
Juan Salvo es el protagonista de El eternauta
y este relato gráfico una reflexión sobre la perspectiva del héroe en un tiempo
apocalíptico. El guión presenta una enorme riqueza y sus potenciales lecturas operan
en registros bien diversos. La diversidad de lecturas compendiara desde un
punto de vista político y social hasta, incluso, registros soteriológicos y
ontológicos en el contexto de la acción que se desarrolla. No debe pues
extrañar que ante este comic de acción y combate estemos ante un reputadísimo comic
argentino que se configura como un hito dentro del mundo del relato gráfico
internacional. Tras la exitosísima serie de Netflix El eternauta el
comic vuelve a estar de actualidad en tanto fenómeno de la sociedad global de
masas. Esta reseña se centrará preferentemente en el comic, glosando su
excelencia y hondura, en tanto referente de la serie.
La fama devenida ha lanzado a German Oesterheld, el
guionista, a un merecido revival que transciende el mundo del relato
gráfico. Centraré mi reseña, sobre todo, en la primera entrega de El
eternauta que durante no poco tiempo, casi veinte años, fue la única. Por
lo que se requiere a “los eternautas apócrifos” en los que cambia alguno de los
autores originales los dejaré de lado. Considero que merecerían un comentario
aparte.
(2)
La primera entrega de El eternauta delimita su núcleo
canónico y es la que consagra el gran umbral de calidad alcanzado. También es
la que delimita los personajes. Las ulteriores entregas de la serie, a partir
de la radicalización política de Oesterheld, introducirán cambios en el
perfil del personaje de Juan Salvo acentuando su dimensión política… De
ahí las diferencias que aparecieron entre el guionista, de un lado, y el
dibujante y los editores, de otro, en relación a la segunda parte de El
eternauta publicada varias décadas después. Tanto Solano como los editores
entendían que se modificaba el cartograma del comic a partir de la radicalización
política del guión. Con todo, las reflexiones políticas planteadas por el
guionista en esa segunda parte de El eternauta suscitan cuestiones bien
interesantes como la posibilidad del que quien lucha en justa rebeldía contra
un poder tenebroso encuentre su límite en convertirse en el contraespejo de ese
poder... Terminar siendo como la sombra con la que se combate en la práctica del
horror… Solo esta reflexión redime la segunda aparte del El eternauta.
Oesterheld, para aquel entonces, ya militaba
en Montoneros y estaba completamente implicado en la lucha revolucionaria. De
hecho, la nota introductoria del propio Oesterheld a El Eternauta I,
dando una pauta de interpretación y entendiéndolo como una vindicación del
héroe colectivo, del héroe en comunidad diría yo, es de esa época. La nota no
traiciona en modo alguna el comic original aunque basta leer el comic para
entender que El eternauta es mucho más y ese será precisamente su genio
y el genio de su guionista.
Juan Salvo como héroe humano profundamente humano se
afirma y se entiende junto a sus compañeros siendo uno más -un hoplita más- en
la comunitas a la que pertenece. Estamos muy lejos de la figura
del superhéroe del comic anglosajón. Efectivamente, su propio proceso y
el de sus compañeros va avanzando, paso a paso, hacia la cooperación en el
combate arraigando en la necesidad de sobrevivir junto a los más cercanos y acogiéndose
a esos vínculos de hermandad que nos facilitan ser. Con todo, habrá que ir más
allá ya que el desafío de los ellos, los invasores, opera a muy diversos
registros. Los ellos, los destructores de la civilización humana en la tierra,
serán equiparados con el dragón de la leyenda de San Jorge; lo maligno que se
combate… ¿Por qué Oesterheld los entenderá de ese modo?
En el combate desatado, Salvo, será también ejemplo del
héroe trágico que queda confrontado con fuerzas que lo superan exigiéndole tal pugna
su propia transfiguración. Así es, al héroe solo le quedará una transmutación
íntima que le permita ir más allá de sí, salir de sí, para rehacerse. Este
duelo interior lo abordará desde la memoria enamorada de su mujer y de su hija
a las que buscará tenazmente para sortear el mundo de pesadilla prefigurado por
los ellos. El ser humano para Oesterheld será por tanto incomprensible
sin las redes de parentesco y de amor en las que se integra.
(3)
Tras ese salir de sí Salvo quedará confrontado con la
soledad cósmica en su pretensión de retornar a su Itaca más íntima. Estamos en
una narrativa de ciencia ficción y, así las cosas, el guión recurre al arsenal
de narrativas y metáforas propias del género … Lo ya acaecido, la invasión
extraterrestre, no se puede cambiar pero sí que cabe un pasaje que permita
volver a las horas doradas para hacerlas aún más intensas encontrando así la
felicidad y el propio llegar a ser -gygnomai-. De eso se trata, de salvaguardar
la propia felicidad. La felicidad del que, sencillamente, es en el amor de sus cercanos
y entre los más íntimos. Con todo, Salvo no pretende un imposible
retorno al pasado ni se deja coaccionar por nostalgia alguna vinculada a lo que
ya dejó de ser. En la trama cósmica nada deja de ser y todo es en paralelo
atendiendo a la diversidad de los mundos que son. El eternauta será
iniciado a esta complejidad de lo real por otro resistente perteneciente a la
estirpe extraterretre de los manos en la certidumbre de que el tiempo
lineal que nos acoge no es más que la elaboración que nos hacemos para ordenar la
propia existencia. La percepción del tiempo que tenemos es humana demasiado
humana, y solo compone la sección de realidad desgajada de las múltiples
realidades y de los universos paralelos que son. Desde la perspectiva del Todo
un Misterio irreductible se expresa en los diversos mundos que son y todos
ellos se remiten a ese mismo Misterio. De este modo lo real acogerá diversas
líneas de tiempo que dan cuenta de las diversas posibilidades existentes. El
Eternauta, en un acto de libertad suprema y desde su coraje, decidirá
acogerse y viajar a la línea que le reporta la plenitud de ser; esa Ítaca
íntima junto a los suyos.
Con la finalidad de poder alcanzar esas briznas de felicidad
y plenitud quedará abierta la vía del héroe trágico y su porfía por acceder a la
sección de lo real en la que viven su mujer y su hija. De lo que se tratará
será de preservar la vida de lo que la violenta; primero en la guerra abierta
contra los invasores extraterrestres y, después, en el peregrinaje trágico hacia
esa Itaca sublime de su mujer y su hija indagando en los recodos del tiempo y
de una realidad tan unitaria como diversa y compleja.
(4)
Sobre los ellos decir que nunca terminamos de saber quien
ha invadido, realmente, la tierra. Supondrían, al tiempo, un desplome ontológico
como una presión extra a la vida para alcanzar su propia sublimación. De la mano de los ellos, en la invasión,
aparecen diversos linajes extraterrestres que seran, en realidad, quienes gestionen la invasión. Estos linajes tendran capacidades varias pero actuaran con su identidad y voluntad completamente alienada y gobernada por estos invasores
universales. Los hombres combatirán con esas razas que actuan teledirigidas por los ellos. Incluso los propios resistentes terminaran
combatiendo contra hombres alienados por los ellos privados de voluntad
propia.
Los ellos serán los intérpretes cósmicos de una praxis de
alienación vital de las muy diversas estirpes existentes en el universo. Su disposición hacia la vida operará desde una tercera persona universal, arraigando en la ausencia, que solo pugnara por la quebradura de lo vivo y el colapso de lo que es real. No
parecen tener otro interés que no sea el de la alienación de los vivientes que
encuentran sometiéndolo todo a su control y a su peaje de sombra y degradación.
Un manos, uno de los linajes extraterrestres que aparecen en el relato
gráfico y también combatiente como él, le revelará a Juan Salvo el gran propósito: Hacer valer la belleza frente
al odio que los ellos sienten por todo lo bello. Se tratará, por tanto, de quedar confrontados con estos misteriosos
opositores a la vida que alienan a los seres que son enajenando su vida. Para ellos
esta praxis nihilista será un fin en sí mismo… Liberarse de su operar supondrá la
afirmación del propio ser para sencillamente dejarlo ser. Gobernando el cosmos los ellos desplegaran su
arcontado contra el ser y la belleza. Combatirlos con garantías será inviable por
ser los ellos invencibles en términos de fuerza y poder. Solo se les podrá vencer
siendo iniciado en la urdimbre del cosmos para poder peregrinar por el mismo
conociendo su complejidad. El combate por la belleza, por la libertad y por el
propio ser tendrá como condición el desvelamiento del gran misterio cósmico.
Acogiéndose a tal misterio divisará El Eternauta el
espíritu -el propio espíritu, el del cosmos, el de todo lo vivo- como esfera que
se encarna en la libertad y el llegar a ser. El espíritu; la vida animada, la
animación de la materia preñada de belleza… Tanto la voz latina de espíritu
como el pneuma de los griegos aludirán al soplo vital que todo lo anima.
La determinación del espíritu y de la vitalidad del cosmos generando belleza será
lo que suscite el odio de estos arcontes empecinados en interceptarla. El manos
iniciador será quien le transmita al eternauta la evidencia de la esfera
del espíritu en tanto gran fuerza motriz del cosmos.
En estas claves soteriológicas y ontológicas será en las que
descanse toda la estructura de El Eternauta apuntando a la vía del
héroe en tanto gran combate por el ser. La serie se centra más en la
resistencia contra la invasión apuntando a ese héroe colectivo; y lo hace muy
bien. Basta con ver a Darín. Veremos cómo la segunda parte resuelve -o no- la complejidad narrativa de El eternauta.
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