domingo, 28 de julio de 2024

Rembrandt y la estancia vacía del filósofo


 




“Lo inteligible ha de estar en él (en el intelecto) del mismo modo que en una tablilla en la que nada está actualmente escrito (De Anima 429 b29 – 430a5)

 

Rembrandt; "El filósofo meditando"; la intelección y el vaciado del alma... Un conjuro en la estancia vacía. Una indagación casi febril. Una therapein(1) que cuaja en el tiempo como geometría discreta que se brinda. Un conocer que conoce acogiendo y soltándolo todo. Pura receptividad, como la de esa tablilla adoptando toda forma y en la que nada queda escrito. Aristóteles dixit. Una luz que se enciende y ciega. Platón divisando la luz del sol en lo Real fuera ya de la caverna. La propia ceguera y el más allá del más allá acogiéndolo todo. Nada sobre nada. El océano de Misterio encendiéndose en la estancia vacíada del sabio. Nada hay ya en el alma salvo su propia potencia. Memoria, intelegencia y voluntad quedan atras; lo indicó San Juan de la Cruz en su radicalidad extrema. Potencia, atención pura, pura apertura, receptividad florecida. El agua calmada del alma reflejando la vida y las formas, su nada silente, la tablilla vaciada que simplemente acoge. El hombre como ese espejo en el que, al fin, clarea el conocer.

(1)Therapein: El cuidado de si de los clásicos.

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