sábado, 15 de septiembre de 2018

15 películas 15

15 películas 15 que, al final, fueron 18. En respuesta a Montaña Mágica que me pide una lista de 15 películas, digamos especiales. No sé si son las mejores. Son las que en este momento han salido, y seguro que se olvidan varias, pero sé que son películas que confrontan, con capacidad de mostrar y en las que detenerse. Ahí van. Mejor en pantalla grande. El orden de la lista no expresa primado alguno.





(1) RAN de Akira Kurosawa. El rey Lear de Shakespeare trasladado al Japón de los samuráis y entreverado de sus códigos de honor. La adulación y la mentira haciéndose pasar por fidelidad. La virtud del que dice la verdad aunque no guste. La reprobación que provoca decir la verdad. El rencor que suscita mantenerse a distancia de la adulación. El poderoso, tejiendo su propia desgracia, por violentar al que es veraz y no adula. El poder, convertido en guarida de alimañas, deshaciéndose por el destino que tejió. La virtud que retorna del exilio. Solo la virtud es capaz de mantener la comunitas. La estética y la fotografía de Ran rozan lo sublime. Una explosión de color. Pocas películas lo manejan tan bien.


(2) ORDET de Dreyer: Nada como Ordet. Ninguna otra película la alcanza. Cada encuadre es una obra de arte, una composición sublime. Su historia nos narra un milagro, una ruptura total en el orden de lo que consideramos real, un hecho extraordinario. Varios temples espirituales asoman en la historia. Básicamente, el que festeja la vida y el que la denigra. Junto a ellos la figura del loco deslumbrado que se rompió al romper con la convención social; su alma rota y su enigmática cercanía con la verdad... Junto al loco que salió de sí una niña que cree en esa verdad. Por su lenguaje visual mejor en pantalla grande; no es un telefilm, huelga decirlo.


(3) VIRIDIANA de Luis Buñuel: Con Viridiana Buñuel vuelve a España del exilio y hace una de las películas más provocadoras de la historia. Del visionado de Viridiana queda muy poco en pie y habrá quien no se atreva a mirar al agujero. Para alguien conservador Viridiana podría ser vista como el relato de una corrupción moral e, incluso, como una crítica demoledora al ejercicio de la moral. En realidad, Buñuel, solo indaga en la naturaleza humana y en sus quebraduras. Las buenas intenciones no pueden desconocer el mundo en el que operan; el pobre, simplemente por ser pobre, no es mejor ni peor persona (del mismo modo que el rico); la pobreza extrema y la miseria material agostan a las personas y las conducen a un registro de supervivencia en el que cualquier desvarío puede quedar normalizado; el rico, en sus corrupciones, tiene más peligro por el poder que maneja; la sociabilidad humana, más allá de las apariencias, arraiga en importantes dosis de desconcierto e indigencia, básicamente praxis de adaptación al grupo y sometimiento o ejercicio de relaciones de poder. El libertino, descreído de toda convención social, hastiado y consciente de la basura existente, se refugia como náufrago en su propio eros para terminar por reproducir las mismas relaciones de poder…  Pareciera que lo humano, demasiado humano, no albergara vía de escape…

Quien desconozca este paisaje no podrá ejercer virtud alguna y solo se convertirá en victima de las circunstancias. La protagonista de Viridiana desconoce este paisaje. Piensa que su bondad puede cambiar el mundo a golpe de voluntad. Como ya indicara Calderón en “La vida es sueño” el ejercicio de la virtud, bien lejos de sentimentalismo o voluntarismo alguno, es la atalaya que eleva por encima de la confusión. En la virtud quedan rotos y desatendidos los condicionamientos que nos imponen las pasiones. Para Calderón esta la única certeza de la que el hombre es capaz; una vía abierta a lo incondicionado.


(4) EL CAMELLO QUE LLORA de Byambasuren Davaa y Luigo Falorni: Un cuento y, al tiempo, una película cercana al género documental. Trata sobre la belleza y su capacidad de redimir el alma. A un camello recién nacido su madre le niega la teta y la vida. La tribu –una tribu mogola de las estepas- se moviliza entera para salvar la vida del pequeño camello. Al final un músico y una chamana con su canto obrarán el milagro desatando la belleza anudada. Se habla de camellos pero sobre todo se habla del alma del hombre, de sus dependencias y redenciones, de sus nudos y de la belleza como abundancia de la vida.


(5) HORIZONTES DE GRANDEZA de William Wyler: De physis a polis. La llegada del “hombre civilizado” y de mentalidad ciudadana anuncia el fin de la era de los caballeros que se defienden y defienden a los suyos a rifle y machete; llegan los comerciantes, los hombres de leyes, el Estado. Los códigos heroicos y, también, la villanía de antaño van siendo desplazadas. En ese marco historias de amor y desencuentro y, sobre todo, roces entre ambas mentalidades en los que cada cual desgrana y muestra lo que lleva dentro. Memorable la irrupción, en la fiesta del gran cacique, de Rufus Hannassey -Burl Ives- como héroe de leyenda y gran caballero; memorable su arete y su estatura épica; Memorable, también, la carga final del gran cacique Major Terrill -Charles Bickford- contra el fortín de los Hannasey, otro tipo de genialidad más elemental. Hombres de otra época y de otra madera. Viejos y nuevos caballeros que se reconocen. Villanos de antaño y nuevos villanos ya de polis y cuello blanco


(6) AMERICAN BEAUTY de Sam Mendes: Platonismo made in usa. Memorable la escena que muestra la rotundidad de la belleza para quien la sepa atender y se sepa nutrir de ella, memorable que la sepa ver alguien profundamente acosado por la vida y así sobrevivir con el alma intocada. Certero el diagnostico de las sociedades socialmente avanzadas al mostrarlas como entramados de programación y administración de la vida desde la convención social. A tal programación solo se la podrá hacer frente en el interior del alma y en la esfera de lo existencial. De agradecer los registros de humor que, con medida, se introducen.


(7) EL CRACK I y II de José Luis Garci: Sencillamente magistrales estas dos películas de cine negro. Magistral la caracterización que hace Alfredo Landa del detective German Areta. Un hombre al que la dureza de la vida no ha terminado de corromper y en el que se adivina la ternura bajo una coraza de acero. Ambas películas son un homenaje al cine negro americano y, también, una adaptación del mismo. El final feliz del Crak I, en el que el héroe triunfa, queda balanceado con el más amargo final del Crack 2. El mundo no es redimible, algo que ya sabíamos, y los amantes se apean de él en el edén de su privacidad. Acaso Areta parezca más un héroe de western, un héroe trágico, que un personaje de cine negro con sus claroscuros; lo que lejos de restar valor a la película la da su propio contexto.


(8) LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE de Joshua Logan: Seductora la mirada contracultural al viejo Oeste más allá de la frontera y la civilización. Una tierra sin poderes ni gestores que la administren, salvaje pero libre, libre en el amor y, también, en la picaresca; peligrosa y dura, además de pícara, pero sin la presencia del ángel oscuro del control programando conciencias y destinos. En la ciudad sin nombre la malicia y la perfidia, por su carácter salvaje, no adquieren el rostro siniestro de la administración de la vida. Memorable el final con la ciudad disolviéndose en la nada que siempre fue y con los nómadas retomando su camino.


(9) EL JINETE PALIDO de Clint Eastwood: Todas las películas de Eastwood enhebran una reflexión sobre el héroe. En el Jinete Pálido el héroe viene del más allá para hacer justicia. No puede dejarse llevar por el mundo por qué no es del mundo, simplemente hace justicia. Su presencia inquieta y reconforta. El karma, la dyké, la justicia divina que devuelven con violencia la piedra arrojada con violencia...Un relato tremendo en que la reflexión del héroe adquiere ribetes metafísicos. ¿En qué medida la dyké todo lo re-equilibra?... La posibilidad de algo así conmueve y lo cierto es que los reequilibrios pueden ser tan terribles como discretos. Con todo, una misteriosa niebla todo lo torna unamoniamente incierto.  


(10) MYSTIC RIVER. Otra película de Eastwood. Desde mi punto de vita su obra maestra. Como he dicho todo el cine de este director es una reflexión sinfónica sobre la figura del héroe. En Mystic River el héroe es quien aguanta la mano y disuelve la sombra, quien habiendo sido tocado por su oscuridad no la desagua ni la traslada sobre otros. Su fluir así queda roto. El héroe de Mistyc River, como casi todos sus héroes, es un marginal, alguien opaco y confuso para los demás, alguien del que sospechar. De esta obra maestra no diré ni una palabra más


(11) CAMINO A CASA de Zhang Yimou. Una historia de amor. Una mirada de mujer capaz de sembrar belleza. El entusiasmo de un joven maestro de escuela en una perdida aldea de China. Su encuentro con esa mujer. La discreta sensualidad que se irradia. Un rito tradicional y la capacidad de éste para hacer aflorar el sentido. El nihilismo de los tiempos que vienen y su ceguera para imaginar y alumbrar realidades.


(12) DOGVILLE de Lars Von Trier: Magistral en su modo de cartografiar la miseria y las relaciones de poder y explotación que acogen las relaciones humanas. Más allá de su mirada penetrante a Trier le puede su mirada luterana. Para este director el hombre esta interiormente roto y nada bueno puede salir de él. El relato y las apariencias de la sociabilidad solo vienen a encubrir esta miseria. Humanamente solo es la miseria parece indicarnos Trier. Es verdad que Dogville ofrece un retrato inquietante y certero del subsuelo de las relaciones humanas, con todo lo humano no queda reducido a ese único subsuelo. Aunque sea un escándalo decirlo el amor acaece en el tuétano de las relaciones humanas; y ese amor, como dijera Hesiodo, es el impulso que ordena el caos.


(13) FRANCISCO JUGLAR DE DIOS de Roberto Rossellini: La ligereza hecha cine. El decirlo todo desde la más absoluta y desnuda simplicidad. La película esta filmada en el halo de misterio del blanco y negro. Sus personajes pareciera que fueran a salir volando, ingrávidos, hacia otro mundo. El mejor acercamiento a Francisco de Asis.


(14) EL COLOR DEL PARAISO de Mayid Mayidí: La historia de un niño ciego pero que ve el color del mundo. Los colores del alma del mundo irrumpen y todo lo recolocan, y hay quien ve de la mano de un niño ciego… La vida aguarda siempre en el rincón más inesperado salvando al hombre del tedio. Sencillamente magistral.


(16) DOCE HOMBRES SIN PIEDAD de Sydney Lumet: Apasionante. El triunfo de la razón y la deliberación sobre el gregarismo y las apariencias. Una apología del jurado pero sobre todo de la razón política. Las precariedades de la razón política y de la deliberación no cuestionan el genio que revela esta película. Un matiz; conviene recordar que los foros de deliberación y la participación popular en el espacio público vienen de muy antiguo. En concreto el jurado es una institución de origen medieval.


(17) EYENGUI de Juan Manuel Novoa: Delicada y terrible. Delicada por la presencia de los pigmeos baka que nos cuentan su historia con una ligereza aérea. Terrible porque su mundo está en juego a pesar de esa ligereza. A escasos centímetros del género documental pero dramática en su elevada tensión narrativa. El mundo y la vida están en juego. Por lo demás la película es una ventana maravillosa que se asoma a las creencias, los rituales y los mitos de los pigmeos baka. Una tradición viva y bella confrontada con la violencia del mundo técnico.


(18) IVAN EL TERRIBLE –parte I y parte II- de Sergei Eisenstein. Otra película, como Ordet, fuera de categoría. Cada encuadré es una obra de arte. Su potencia visual es tan poderosa que lo puramente narrativo pasa casi a un segundo plano. Su vecindad con el lenguaje visual del cine mudo nos introduce en otro modo de hacer cine saturado de simbolismo y expresividad en cuerpos y rostros. Un universo visual diferente en que el realismo de la representación no interesa en absoluto.
Pocas veces nos paramos a pensar cómo nuestra capacidad de ver cine queda afectada por nuestra cultura y formación visual –acentuadamente realista-. Con Ivan el terrible se nos muestra otra cultura visual y otra manera de hacer cine. Digo lo mismo que dije de Ordet. Mejor verla en pantalla grande, no es un telefilm.

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