tag:blogger.com,1999:blog-54233403270294236242024-03-13T19:03:05.941-07:00Imaginatio veraEl trazo y el cero; pasajes y veredas de la imaginación creadorajcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.comBlogger75125tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-31034465312146013272024-01-30T02:15:00.000-08:002024-02-01T01:47:35.603-08:00Quo vadis vivere<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh__VmxseSVlPGqheWRKS84hIPEEcTnadOFFf2zoJ9wxGztUF3V-QuOn4SZFqwz3CHxldEYObrytPT9-vIHSvq9PVo9hqKQdrOQNy-xp-JjHhjLr30YUhdKY1wGyyzxi8ldetpKbOF_6CZOfyUKAubPzvJtTwlP0Ie4iY0oIkNbmTLGdPS2iLgJX0j3uOaO/s1080/el%20bosco.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="810" data-original-width="1080" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh__VmxseSVlPGqheWRKS84hIPEEcTnadOFFf2zoJ9wxGztUF3V-QuOn4SZFqwz3CHxldEYObrytPT9-vIHSvq9PVo9hqKQdrOQNy-xp-JjHhjLr30YUhdKY1wGyyzxi8ldetpKbOF_6CZOfyUKAubPzvJtTwlP0Ie4iY0oIkNbmTLGdPS2iLgJX0j3uOaO/s320/el%20bosco.jpg" width="320" /></a></div><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="color: #444444;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: center;"><span style="color: #444444;"><span face=""Arial",sans-serif" style="font-size: medium; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;">(1)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: medium;"><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">El susurro que sugiere. La imagen que nos dice. La
mirada sin dueño haciendo emerger lo humano y sus pasajes... Todo en El Bosco(1) va
dirigido a lo que el cristianismo medieval llamó la </span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">meditatio; </i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">la reflexión encarnada e íntima sobre la textura del ser y del estar.</span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;"> </i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">Los
estados del alma reflejados por los múltiples detalles de sus cuadros, los devenires
imaginables, el terror de la pérdida, lo celeste como umbral exhuberante y pleno del
silencio; todo ello nos lo muestra en sus obras... Su fecunda pintura, en el tono y en el temple, indica una multitud de imágenes capaces de devolvernos al pasaje esquivo de la </span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">catarsis </i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">y
la </span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">anagnorisis. Katarmoi -</i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">purificación de las pasiones-, abismamiento del alma, toma de
conciencia, despertar. Estamos ante un arte mistérico que promueve el
movimiento del alma hacia su centro y hacia la gloria del cuerpo reanimado. La vida y la carne de los símbolos. El </span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">symbolon</i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;"> empujando
a la unidad del alma...</span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: center;"><span style="color: #444444; font-size: medium;"><span face=""Arial",sans-serif" style="mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;">(2)</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-font-kerning: 0pt; mso-ligatures: none;"><o:p></o:p></span></span></p><p style="text-align: center;">
</p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="font-size: medium;"><span face="Arial, sans-serif"><span style="color: #444444;"><i>Ad inferos</i>. En su pintura <i>Jheronimus Bosch</i> nos
muestra los infiernos con precisión y diáfanamente; a la medida del alma y del cuerpo vivo deshilachado y descompuesto. En la imagen que se nos propone vislumbramos un tránsito sombrío que anega el alma en la ponzoña y acota la
animación del cuerpo en lo deforme. De la boca a la mente (2). De los umbrales del <i>eros </i>y
de los umbrales del <i>logos</i>. La copertenencia de <i>eros</i> y <i>logos</i>,
del ser y del deseo. Un <i>eros </i>vapuleado y herido troquelando el
conocer y abrasando el ser inédito que se oculta. La potencia
del alma escondida en el bosque más denso y sombrío. Ahí solo queda el ruido y el tedio... Hay quien
alancea la propia palabra anegando su susurro. Las sombras se agolpan
confusas en la garganta dolorida privando de aliento y de expresión. Las sombras enhebrando la efervescencia del alma... El hombre deformado, en las
antípodas de su figura, como escenario derramado de lo doliente.</span></span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">Vae
victis</i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;"> -Ay de los vencidos-... </span><i style="color: #444444; font-family: Arial, sans-serif;">Eros, </i><span face="Arial, sans-serif" style="color: #444444;">ser y conocer,
el triángulo equilátero de la vida. Quo vadis vivere -Adonde vas viviente-.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">(1) Es un detalle de un cuadro atribuido a un discípulo de El Bosco, un cuadro de su taller.</p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;">(2) Mente, del latin <i>mens; </i>término acuñado por la escolástica para indicar la actividad del alma.</p><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-84990153288187206352023-12-20T04:37:00.000-08:002023-12-21T02:56:35.181-08:00Epitafio: la belleza mineral desnudando<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEpyC9WHVKJcG1mvXd_EL-Utos-mdHBMXxCaK_4j9U4BCDIm1-syZkRpZCDzN-xWHLitU4xQjtbkqOiuldwIzIMeLDS1JPXJ4tPf8QyXQNQobkp5lwo5tSzpLEAHL5cRWiqoajTFub5t-eNeGz3r1__k-Py1IlMJRtF6bXC3FkFWsqv9QinE25cyJ9FPlb/s636/epitafio%202.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="358" data-original-width="636" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEpyC9WHVKJcG1mvXd_EL-Utos-mdHBMXxCaK_4j9U4BCDIm1-syZkRpZCDzN-xWHLitU4xQjtbkqOiuldwIzIMeLDS1JPXJ4tPf8QyXQNQobkp5lwo5tSzpLEAHL5cRWiqoajTFub5t-eNeGz3r1__k-Py1IlMJRtF6bXC3FkFWsqv9QinE25cyJ9FPlb/w400-h225/epitafio%202.webp" width="400" /></a></div><br /></div><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Acabo de ver una peli mexicana que desconocía, casi casualmente, dirigida por Yulene Olaizola y Ruben Imaz.. Se
llama <b>Epitafio </b>y narra la insólita epopeya de tres castellanos que
durante la expedición de Hernan Cortés a tierras mesoamericanas ascienden al
volcán Popocatepl -en <i>nahuatl</i> montaña humeante- de 5400 metros y de muchísima
actividad sísmica y eruptiva. En la ascensión, sin más amparo que las
vestimentas de la época, se constató la posibilidad de hacerse con azufre para
así utilizarlo en la elaboración de pólvora; algo importante para la expedición de
Cortés. El planteamiento de la película es tremendamente inteligente. Los
castellanos solos ante la naturaleza indómita, midiéndose en ella,
encontrándose en esa soledad y mostrando lo que llevan dentro afrontando el desconcierto del encuentro con una belleza casi inhumana y decididamente hostil.
En tal contexto los diálogos servirán para indagar en la conciencia y
personalidad del español de la época a la conquista del dominio mexica y en
plena expansión imperial. Por eso <b>Epitafio</b> se nutre de lo aportado por
textos de la época, especialmente en la obra de Bernal Diaz el Castillo, para enhebrar
tales diálogos. El resultado lo entiendo orientado; alcanzar la nobleza y la
fama por encima del oro y las riquezas, la esfera de lo religioso como eje que
ordena la conquista y la subjetividad de los castellanos, el castellano como
soldado que solo se reconoce en la victoria y en la prueba superada. Todo esto aparecerá en la
indagación que a través del diálogo se hace de esos conquistadores que ascendieron
al Popocatepl.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">El gran cierto de esa indagación es atender
al <i>pathos </i>de esa gente más que a los intereses. Se insinúa casi una
ebriedad capaz de abrir a algo tan insólito como escalar un volcán, abordar una
expansión imperial o meterse en los frágiles barcos de la época atravesando un
océano. En la escalada hay quien quiebra físicamente en manos del mal de altura,
quien al quedar desnudo interiormente y sin eje ante el descomunal esfuerzo físico y lo
inhumano del paisaje es conducido al desorden de la propia memoria y a los
desmanes cometidos; también hay a quien el Popocatepetl le confirma en esa sed
de gran gesta, desafío y fama heroica que se considerada amparada por la
divinidad. Como telón de fondo el cristianismo como textura de una civilización
y de un tipo humano muy seguro de sí y de su condición. Todo lo dicho se
advierte claramente en las cartas de Cortés: expandimos el mundo civilizado;
somos la nueva Roma ampliando su Imperio; el imperio católico como plenitud de
esa Roma. Así quedará servido un estado casi de ebriedad que acogerá esta disposición y la de los
propios escaladores del Popocatepetl. No le tenemos miedo aclaran los
castellanos desde el principio del relato, dejémonos de supercherías y
supersticiones se dirán entre ellos tras despedirse de sus guías nativos. Estos
les advertirán, cariñosamente, de los peligros a los que van a enfrentarse. El
volcán está vivo y ya sabe que estáis aquí les dirán sus compañeros tlaxtecas; no
soportareis su temblor, no subir, quedaros con nosotros… A su frente la misteriosa
y enigmática belleza de una naturaleza capaz de desbaratarles hasta su propia
muerte. La belleza del Popocatpetl, cada vez más agreste, cada vez más nevada,
cada vez más humeante, será la escena del drama. Sobresaliente la tarea de dirección
al desvelar tal belleza. </span></div><p></p><p class="MsoNormal"><span style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Como vengo diciendo la indagación psicológica en los
personajes alcanza satisfactoriamente el objetivo de atender al perfil interior
del español de la época en el escrutinio al que empuja el volcán -el volcán está
vivo-. Su paisaje, de roca y humo en una belleza mineral desatada desafiará no
solo el cuerpo sino también el alma de estos hombres a los que se les mide y de
los que saca casi todo de ellos. El de apelar a esta belleza incierta, mineral
y salvaje que envuelve a los españoles llevándoles a un límite que les desnuda
es el gran acierto del film. Acaso un pero; como digo los diálogos aciertan
pero en uno de esos diálogos se lleva a uno de los españoles a profundizar en
los desmanes cometidos por quedar arrojado en el trance del Popocatepetl a su
propia conciencia. Es un evidente acierto del guionista que así confronta al
conquistador con su sombra. Con todo, los horrores que narra son de tal magnitud
que rozan la ficción negrolegendaria. Acaso, sin este toque, la
peli no habría sido digerible por el público mexicano ya que todo lo demás
conduce en otra dirección y, en absoluto, es un ejemplo de ese imaginario negrolegendario. En cualquier caso he de reconocer que más allá del debate público y si pudiéramos prescindir de los dimes y diretes sobre la leyenda negra la escena engarza sin disonancia alguna en la narración planteada.</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;">Como digo el film indaga e investiga en la mente de los conquistadores y en un pasaje
de enorme singularidad en la historia. Cómo entender la conquista de América en
un momento histórico en el que todo hubiera aconsejado un retraso de algún siglo para abordar tal expansión; eso fue lo que hicieron ingleses o franceses. Lo que nutría eso que se terminará conociendo como
austracismo, que emborrachó el imaginario de los españoles de la época en la idea de Imperio,
es decir, en la idea de la unidad de Occidente desde sus instituciones
tradicionales -el imperio y el papado- es lo que torna comprensible la época y
sus actores. La historia, sin embargo, en la emergencia de los estados nación liquidó la
perspectiva de una cristiandad unida en esas instituciones tradicionales para desvelar otros horizontes. España -la monarquía hispánica propiamente dicha- por aquel entonces no era una nación sino un imperio multinacional que se expandía en
América soñando ser la nueva Roma. En realidad, una cuestión de imaginario político dando cauce a una praxis casi inviable. Epitafio, una historia bien contada lejos de toda apología y de todo furor criticista abordará una perspectiva básicamente descriptiva al hacerse cargo del español del XVI. Ese es su gran logro.</span><o:p></o:p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-72266064091324559942023-11-02T14:01:00.010-07:002023-11-08T01:24:18.532-08:00El sol salió anoche y me cantó<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcWG_5yaSbBL5SGXHK_hrAYP-Yyt308Jk3g1phzWG_kMjy7QcnALwXBrWXSpUG16fWQMwLiCIkS_rH91QCEJ5V5rGRnHx0Xf90ljPMc15dpRUax2oTy6aKQnwMYKtdG25Ip5DmUq03Zdv8H0J0Kij9rbAiSn2FFSi9NzkFrrcvT0zW7k8E9AWxW-uho0nn/s293/sol%20medianoche.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="172" data-original-width="293" height="172" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcWG_5yaSbBL5SGXHK_hrAYP-Yyt308Jk3g1phzWG_kMjy7QcnALwXBrWXSpUG16fWQMwLiCIkS_rH91QCEJ5V5rGRnHx0Xf90ljPMc15dpRUax2oTy6aKQnwMYKtdG25Ip5DmUq03Zdv8H0J0Kij9rbAiSn2FFSi9NzkFrrcvT0zW7k8E9AWxW-uho0nn/s1600/sol%20medianoche.jpg" width="293" /></a></div><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Acabo de recibir el nuevo
libro de Juan Carlos Usó. El libro, atendiendo al llamado experimento de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Viernes Santo, reflexiona sobre la llamativa
capacidad de las sustancias visionarias para inducir experiencias de perfil
espiritual. Para ello el autor glosará tanto el experimento indicado como las
investigaciones que sobre la conciencia se vienen sucediendo en el ámbito de la
neurociencia. Al tiempo introducirá una serie de entrevistas a gentes perfil
diverso sobre la cuestión planteada. Estas personas serán gente conocedora de
la experiencia que sirven estas sustancias y/o de la fenomenología de las
experiencias religiosas. Entre los entrevistados destacaré al antropólogo Josep María Fericgla, al poeta Vicente gallego, a
Fernando Mora, gran conocedor de la obra de Ibn Arabi, al maestro zen Dokusho
Villalba o al indólogo Oscar Pujol. Usó tuvo a bien entrevistarme también a mí
en el libro.<o:p></o:p></span></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El nuevo libro de JC Usó de título “El sol salió
anoche y me cantó” es todo un homenaje al famoso experimento realizado en la
Universidad de Harvard el 20 de Abril de 1962 conocido como el experimento de
Viernes Santo. Ese día, según se iba constatando la potencia de las plantas y sustancias
visionarias para dinamizar experiencias vividas en clave religiosa y mística,
se dio psicolocibina a veinte alumnos voluntarios de la Facultad de Teología de
Harvard. Se trataba de profundizar e indagar en la cuestión planteada. En el
experimento se confirmó una cuestión que no deja de desafiarnos
intelectualmente. Más allá de los testimonios de los participantes o de las
limitaciones evidentes en el diseño del experimento las preguntas que se
planteaban eran muchas. ¿Vincular las experiencias místicas a la bioquímica o
la fisiología cerebral las restaba credibilidad?. ¿Podían replicarse experiencias
de perfil espiritual con la simple ingesta de un psicoactivo?.<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Us%C3%B3%20Viernes%20santo.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
¿Nos encontramos realmente con experiencias espirituales significativas?. ¿Qué
diferencia hay entre una experiencia espiritual profunda y la dinamizada por un
psicoactivo?. ¿Cual es el valor real de estas experiencias desde el punto de
vista del ser y del conocer?... Ante estas preguntas Usó, con acierto, reconoce
y delimita el desafío intelectual que plantean. ¿Cabe preguntar e interpelar a
la gente conocedora de la fenomenología religiosa y/o de las experiencias que
brindan estas sustancias? Consideremos que no estaremos ante experimentadores
bisoños ni ante meros aficionados. A partir de estas cuestiones y teniendo muy
presentes los avances que se han sucedido en fisiología cerebral y neurología
arranca la propuesta de Juan Carlos Usó.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“El sol salió anoche y me cantó”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>incluye una glosa detallada del experimento
de Viernes Santo, una serie de entrevistas a gentes de perfil diverso pero al
tanto de la cuestión planteada y un texto del propio Usó en el que se
reflexiona y compendia las investigaciones científicas en curso sobre asuntos
que competen a lo planteado por este experimento. En el texto se nos sugiere
una propuesta afortunada. Hay quien ha dicho que el siglo XXI, en términos
científicos, será el siglo del cerebro y lo cierto es que las investigaciones
sobre neurología y fisiología cerebral van adquiriendo una relevancia
creciente. En tal contexto una de las grandes cuestiones planteadas es la de la
conciencia y la del vínculo esquivo y complejo de ésta con el cerebro. En el
texto Usó nos hará un magnífico compendio del estado de la cuestión y de las
investigaciones que se van sucediendo. Según su criterio, y sin pretender
vaciar las cuestiones espirituales en lo estrictamente científico, la pregunta
por lo divino acontecería en vecindad con la pregunta por la conciencia de la
que se ocupan los neurocientíficos y que no deja de desbordarles. Reitero, Usó no
comete el error de pretender vaciar las cuestiones espirituales en lo
científico y en lo neurológico pero si que demanda un diálogo. En tal debate
las sustancias visionarias si algo dejan claro es la complejidad de las
cuestiones de conciencia sobre todo si queremos delimitarlas desde la persona
singular. ¿Hasta donde alcanza la conciencia?. ¿Cómo vienen a entrelazarse el
perceptor y el mundo percibido en eso que llamamos conciencia?. ¿Se pueden
reducir explicativamente conciencia y mente a la esfera de lo fisiológico?.
¿Totaliza lo neurofisiológico todo lo que podamos decir sobre la conciencia?
¿Cuál es el vínculo entre conciencia y mundo percibido?. Con tino, Usó,
advertirá en las cuestiones vinculadas a la conciencia y sus figuras la
insinuación de las viejas preguntas por el espíritu.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A partir de ahí caería como fruta madura el diálogo
entre ciencia y espiritualidad lo que no será sino el diálogo entre ciencia y
sabiduría tradicional. Usó aludirá a las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">upanishads</i>
con el fin de ampliar las desconcertantes veredas que van insinuándose. No será
el único. En la historia han sido varios los científicos de calado que han
planteado las resonancias entre ciencia y disciplinas metafísicas y/o
espirituales. Pienso en el premio Nobel Erwin Schrödinger apelando al Vedanta
tan vinculado, por lo demás, a las <i style="mso-bidi-font-style: normal;">upanishads.
</i>El libro del prestigioso científico Fritjof<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Capra “El tao de la física” sea acaso lo más recomendable para acercarse
a estas resonancias. También será reseñable el libro publicado por Ed. Kairos
“Cuestiones cuánticas”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en el que se<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>recogen los textos de los más destacados
científicos cuánticos sobre tales vecindades.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Y así es; los saberes humanísticos, en su riqueza
hermenéutica y en tanto interpretaciones de lo humano, podrían aportar a las
ciencias mucho más de lo que suele suponerse. Para empezar capacidad de
lenguaje, comprensión y expresión, esto es, una formulación adecuada de las
preguntas pertinentes y una comprensión más aquilatada de las implicaciones de
lo estrictamente experimental más allá de lo propiamente científico. Al tiempo,
cabe también preguntarse qué puede aportar la ciencia a las disciplinas
espirituales. Consideremos que éstas tienes sus propios métodos de validación
–los propios de cada senda espiritual- y una manera específica de entender sus
enunciados completamente vinculada a la operativa espiritual y a un determinado
refinamiento de la conciencia. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Usó cierra el libro citando un texto de Antonio
Escohotado en el que se apunta al retorno al origen del principio de animación
de la vida singular una vez que esta declina en la muerte. En la cita
Escohotado maneja la idea de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">alma</b> en
un sentido filosófico de tal modo que ésta no sería sino la vida y la animación
del cuerpo. Y es que la animación del cuerpo, la vida del cuerpo, exige de un
concepto que la nombre. Por eso, la recurrencia y potencia del concepto de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">alma</b> por mucho que se intente dar por
periclitado. Recuerdo el monumental libro de Rohde “<i style="mso-bidi-font-style: normal;">Psijé</i>”. En el mismo el autor nos recuerda que en la obra homérica
se podría directamente traducir <i style="mso-bidi-font-style: normal;">psije</i>
por vida sin que esta traducción lastrara en demasía el sentido indicado por
Homero.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo planteado por Escohotado resulta sugerente. ¿Cuál
es el vínculo de la vida de cada cuerpo con la vida en general?, ¿cuál es el
vínculo entre el principio de animación de la vida singular y el principio de
animación de la vida-toda?. Los antiguos griegos distinguían entre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">byos -</i>la vida singular de cada
organismo- y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">zoé -</i>la vida toda; la
vida en un sentido general-. ¿Cuál es el vínculo entre ambas?. ¿Retorna nuestro
aliento vital a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">zoé</i>?. ¿Cabe hablar
en estos términos?.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La perspectiva hegeliana de espíritu de Escohotado y
el despliegue del mismo en la historia entendido como evolución e historia de
la conciencia creo que sobrevuela el texto de Usó y la perspectiva del libro;
lo que no deja de introducir una impronta intelectual deudora de la concepción
de progreso, eso sí, de considerable fuste intelectual a partir precisamente de
su hegelianismo. Más allá de esta cuestión la propuesta de Usó de atender a los
estudios científicos actuales centrados en la conciencia es muy sugerente,
especialmente, si consideramos el debate existente entre los propios
neurocientíficos. ¿Las cuestiones de conciencia rebasan la esfera de lo
individual?. ¿Es la conciencia algo ubicuo?. ¿Es reducible a lo neurológico o
más bien lo neurológico es fruto de ese darse eterno de la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">zoé </i>y de las redes de sentido que promueve?. ¿Hay algún vínculo
entre la perspectiva de la conciencia humana y la potencia creativa a la que se
acogen la vida y todo lo real?...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(3)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El estado de la cuestión(1):
Psicología. </span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Las
preguntas no son pocas y sirven asuntos de enorme transcendencia antropológica
y también existencial. La cuestión de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios</b>
aparece en un recodo, el de las drogas, en el que acaso no se la esperara. Ya en
los acercamientos más tempranos a las plantas y sustancias visionarias y en los
primeros formatos de investigación –ya lo hemos indicado- se advertía la
recurrencia de vivencias que el propio experimentador consideraba de corte
espiritual o religioso. Estas vivencias, como bien supo advertir <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Osmond, </b>promovían catarsis personales;
lo que favorecía las expectativas terapéuticas que se pudieran tener. En estos
primeros compases del encuentro con estas sustancias la experimentación se movió
en la esfera de las investigación psicológica y psiquiátrica y en ambientes
intelectuales muy al margen de la cultura de masas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por lo que se refiere a los psicólogos no eran pocos
los que indagaban en su posible potencial terapéutico tras advertir los cambios
y transformaciones profundas que podían catalizar. Estas dependerían de los
aportes de sentido y de la potencia introspectiva que se brindaba en la
experiencia. Los cambios podían tener una impronta espiritual o quedar
referidos a modificaciones relevantes en el modo de entender la propia vida.
Ambas perspectivas, la puramente espiritual y la más introspectiva y
existencial, lejos de marcar una diferencia, se entrelazaban sin problema
alguno en los testimonios de los experimentadores. Tras la ingesta decían
conocerse mejor al tiempo que manifestaban haber quedado deslumbrados por la
naturaleza en su grandeza y belleza desvelándose. A veces este conocerse mejor
tenía su traqueteo y sus durezas. Algo que no debe perderse de vista.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En esa época la amplia libertad de investigación
previa a la prohibición facilitó mucho los estudios que se iban desarrollando. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Master</b> y <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Houston</b> en el experimento, de corte fenomenológico, que recogen en
su libro “Secretos de la experiencia psicodélica“, reportan cientos de experiencias
con la LSD. Los investigadores trataran de establecer una pauta de experiencia.
En su estudio se indica la recurrencia de una mística cosmológica, en tanto
acontecer cumbre de la experiencia, centrada en la belleza colosal del cosmos y
su unidad.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El milagro de la vida se nos
brinda parecían decir estos experimentadores en sus testimonios…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por especificar; los contextos de experimentación
terapéutica de los cincuenta y primeros sesenta respondieron a dos
planteamientos. La llamada escuela psicolítica trabajaba con dosis
relativamente bajas intentado aprovechar el potencial introspectivo de la
experiencia en clave terapeútica. De esto modo las intuiciones servidas se
elaborarían en terapia. La otra escuela, la llamada escuela catártica, lo que
buscaba era una catarsis que removiera las conciencias y modificara
disposiciones básicas en lo que sería una toma de conciencia relevante. Esta
escuela trabajaba con dosis más altas. Todos los ensayos y las aventuras
intelectuales existentes quebraron o se ocultaron con la prohibición y con la
asimilación de ciertas drogas a la cultura de masas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Al día de hoy y desde hace cierto tiempo se observa
la reactivación de las investigaciones en curso, eso sí, desde los propios
parámetros de investigación dominantes hoy en día condicionados por la
evolución de la psicología en las últimas décadas. Efectivamente, el paisaje de
la psicología disciplinar en la actualidad<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>no es el mismo que a mitad del siglo pasado. Consideremos que el perfil
de la investigación ha cambiado hacia registros más conductistas y más biomédicos.
Este giro, avalado por el cientificismo y el criptopositivismo dominante,
tendrá beneficios pero también el notable perjuicio de dejar de lado el estudio
y análisis de la experiencia interna (será infravalorada por considerarse una
experiencia subjetiva que queda fuera del campo científico); algo decisivo para
entender los beneficios que puedan producirse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><b>El estado de la cuestión(2): Desde los pensares, las sustancias visionarias; indagando en cómo nos las representamos </b>En la esfera de lo cultural<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> Aldous Huxley</b> acaso sea quien más claramente haya indagado en lo
propiamente religioso de la experiencia visionaria. En sus libros “Las puertas
de la percepción” y “Cielo e infierno” este género de experiencias parecieran
delimitar una vía abierta hacia a esos estados del espíritu en las que el alma
queda abierta a la trama de sentido de la totalidad de lo real al tiempo que a un
poderoso juzgador de nuestros equilibrios internos; de ahí lo de cielo e
infierno. Para <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Huxley </b>lo aportado
por estas sustancias serviría un determinado umbral de comprensión de las
diversas sabidurías espirituales lo que podría dinamizar nuestra vida
espiritual y/o religiosa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por su parte, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ersnt
Junger,</b> asigna con claridad un valor iniciático a estas experiencias en
virtud del cual el mundo y la vida se nos insinuaría desde claves y registros que
transcienden lo que sería la conciencia común u ordinaria. El desvelamiento de
lo Uno, enhebrando todo lo real<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Us%C3%B3%20Viernes%20santo.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
como finalidad o <i style="mso-bidi-font-style: normal;">telos</i> del viático
visionario será lo espiritualmente decisivo. La perspectiva de que todo evento
o fenómeno presenta una superficie y una profundidad a desvelar, un más allá de
la apariencia podríamos decir, estaría a la base de la impronta iniciática que
Jünger reconoce en este tipo de experiencias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El propio <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Antonio
Escohotado</b> en “Aprendiendo de las drogas” aludía a la cita con el espíritu
–nos las vemos con el<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>espíritu decía-
que suponía la experimentación con estas sustancias. El comentario de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Escohotado</b> viniendo de un hegeliano y
de alguien que manejaba el lenguaje con precisión no es ligero ni baladí. Su
perspectiva de la ingesta no es religiosa pero queda abierta a la madurez y al grado
de libertad del propio espíritu y, en tal medida, a la cualidad de vida y
realidad que esto reporta. No olvidemos que el espíritu para Hegel no es sino
la fuerza activa del hombre, su fuerza vital, exteriorizándose y objetivándose
en el mundo a través de sus propias creaciones y de los umbrales alcanzados. En
realidad, el espíritu -lo absoluto- transciende lo estrictamente humano realizándose en la
historia humana. Con el estado de nuestro espíritu nos las vemos nos dirá
Escohotado… El espíritu y su creatividad; ¿hasta donde alcanzan las potencias
del espíritu humano y la propia idea de espíritu?.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Podríamos citar más referencias de experimentadores intelectualmente
relevantes y en tal sentido no puedo dejar de referirme a <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Albert Hofmnn</b>, el químico descubridor de la LSD, del que acaso se
ha ponderado poco su capacidad de reconocer el fuste de este tipo de
experiencias. El químico, tras una ingesta accidental, fue capaz de reconocer
tal calado a partir de su formación humanística. Como digo esto creo que se ha
destacado poco y es que mucho investigador, dócil con el criptopositivismo
dominante, no habría tenido la más mínima capacidad de poner nombre o atisbar
el marco propio de los efectos de esa ingesta accidental. Poner los nombres a
las cosas, el preámbulo de toda comprensión… Al hilo de lo dicho creo
conveniente advertir que la mentalidad de la que se parta no será ajena a la
capacidad de experiencia que se habita.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Por lo demás, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hofmann,
</b>integrante del círculo íntimo de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Jünger,
</b>entenderá las experiencias desde la metáfora del emisor y del receptor.
Desde tal metáfora el mundo humano dependería del encuentro con lo que el
hombre capta y, al tiempo, de la elaboración que hacen los sentidos y el
entendimiento de lo captado. Las sustancias visionarias incidirían en ese
proceso de elaboración liberando potencias por venir –las que aluden a las
experiencias cumbre de las que nos habla <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Hofmann</b>-
y, también, haciendo aflorar modos de mirar renovados; de esto último, añado,
dependerá su gran potencia introspectiva.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Diferencias con repetición que desvelan, a partir de
un determinado refinamiento de la conciencia y de la mirada, diversos temples
intelectuales y mentalidades al encuentro de una experiencia capaz de
conmovernos hasta los cimientos y de asomarnos tanto a nuestras plenitudes como
a nuestras fragilidades ontológicas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(5)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Algunas precisiones filosóficas</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">.
Reflexionar sobre el significado de las ideas acercándonos a su clave
filosófica creo que resulta decisivo de cara a delimitar la pregunta por la
conciencia, por la espiritualidad o por la mística. Ahí vamos. Una mera
aproximación que será fértil incluso en los debates y disensos que puedan
establecerse. Lejos de cerrar significados de lo que se trata es de servir horizontes
de debate sin dar nada por sentado. Plantear las preguntas pertinentes; saber
de su anchura y sus calados; abrir posibilidades y potencias hermenéuticas.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La conciencia. </span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En términos filosóficos y, en principio, la expresión
conciencia<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>queda vinculada al
conocer y comprender del hombre lo que, de entrada, nos delimita una serie de
umbrales más o menos intensos dependientes del grado de realización de esa
capacidad de comprensión. Estos umbrales delimitaran el grado efectivo de la conciencia
sobre la base de la unidad de la misma de tal modo que la unidad de la
conciencia no sea sino la unidad de la potencia cognoscitiva que somos. En tal
sentido la conciencia será un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">vortex</i>
o vórtice que desde sí, desde su propia potencia y posibilidades, conoce,
comprende, relaciona y reconoce la actividad que la circunda.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Entender la conciencia desde su propia unidad -la
unidad que articula la capacidad de conocimiento, percepción y atención- tendrá
un importante correlato. Quien conoce tiene conciencia de que conoce y, por
tanto, autoconciencia y conciencia de sí en tanto agente que conoce. Paralelamente
la autoconciencia y los diversos aconteceres y hechos de conciencia lo serán
por acogerse a un determinado horizonte de sentido general que se sirve al
conocer del hombre. Sin la posibilidad abierta de conocer un mundo ahí afuera
no habrá pues posibilidad de conciencia ni autoconciencia. Hasta el punto que
hacernos consciente de cualquier objeto supondrá abrir la vía hacia su comprensión
en el plano de unidad del mundo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como hemos sugerido el hecho de que la idea de
conciencia presuponga la de lo real brindándose al conocer y al saber es, precisamente, lo que nos ilustra sobre los diversos niveles de la misma. Tales
niveles estarán en precisa correspondencia con la intensidad del conocer y por
los horizontes de sentido que se puedan realizar al quedar abiertos a la
comprensión. Desde lo apuntado se hablará<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>de estados o niveles de conciencia pero, también, de los estados del ser
correspondientes con los diversos niveles del conocer y con cómo se reconoce el
mundo en tales niveles. De esto modo las posibilidades de la conciencia
desvelarían umbrales ontológicos y texturas de ser diversas. Esta y no otra es
la razón de que en los ambientes de uso de sustancias visionarias se hable de
expansión de la conciencia. Consideremos que bajo los efectos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de estas sustancias no es raro que el sentir quede
abierto a un modo de percibir y a una capacidad de visión que se considera
ensanchada, cargada de sentido y especialmente penetrante. Ahí, la percepción
sensible y el entendimiento revelarían la hondura de su intimidad. En tal
pasaje, como diría Artaud, la percepción queda abierta como si de un tejido se
tratara. Los malos viajes y las malas experiencias dependerán precisamente de
este ensanchamiento de la percepción en una percepción que conoce y ve. Y es
que tal pasaje puede desbordarnos con facilidad y desordenarnos el temple. No
todo lo que se ve gusta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Más allá de lo dicho la conciencia, en su grado
cumbre, percibirá al mundo como una totalidad o red integrada que <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nos viene dada y en la que nos desenvolvemos; lo
que, de suyo, servirá la indicación de un principio ontológico general. Atender
a un principio ontológico general, prácticamente, nos instala en la perspectiva
de lo divino en tanto vía abierta a lo que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Platón
</b>llamó la cuestión de lo Uno y de lo Múltiple –lo Uno, la unidad de todo lo
real en tanto esfera universal de sentido que todo lo acoge; lo Múltiple, la
diversidad de la lo real y de la vida toda-. Hago notar que <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Aristóteles</b> llamó teología a la
filosofía que atiende al primer principio o principio ontológico. En este
sentido no olvidemos la etimología de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">religión</b>
-<i style="mso-bidi-font-style: normal;">religare</i>-; la unidad irrumpiendo y
sellando en tal unidad lo que parecía separado y diviso. Diferencias con
repetición, diferentes veredas con paisajes que se entrelazan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">(6)<b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La mística.</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> Desde la perspectiva de la conciencia estaríamos en
la mística ante un acontecer que desvela no solo la Unidad de lo real sino,
también, esa copertenencia de contrarios –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">coincidentia
opositorum</i>- que exige tal perspectiva unitaria. A la base de la misma
encontramos una percepción entusiasmada y una mirada de privilegio que transciende
los estados ordinarios de conciencia. Tal percepción acogería el acceso al ser
vibrante de todo lo real y a la Nada a la que se acoge. Utilizo la expresión de
Nada en el sentido que maneja San Juan de la Cruz. El gran místico distingue
claramente la vía religiosa de la vía de acceso directo al océano de la
divinidad. Esta sería la vía propiamente mística centrada en remover todo contenido
de conciencia de la capacidad de atención; lo que incluirá, incluso, toda imagen
preconcebida o elaboración mental sobre lo que es Dios. El puerto de llegada
será esa atención pura o atención enamorada de la que nos habla este místico.
Según San Juan, en la atención pura, debe vaciarse la conciencia de todo lo
relacionado con la memoria, el intelecto y la voluntad. En esa noche del alma –del
que ya no sabe y permanece desasido de todo- brotaría la divinidad al tiempo
que el mundo quedaría acogido a lo divino en una visión olímpica. “Mi amado las
montañas”; “un entender no entendiendo”, nos dirá en sus poemas… Tal será la
mística cristianocatólica acogida a la llamada teología negativa <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(Dionisio Aeropagita, Eckhart, Suso, Tauler -la
mística renana; san Juan y la mística del Carmelo). </span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Acaso la religión en su esencia cumbre nos
instale en ese más allá de la religión que indica la mística, esto es, en ese <i style="mso-bidi-font-style: normal;">religare </i>que solo sabe de lo Uno y de la
unicidad del cosmos. La nada divina: Nada satisface un decir sobre <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios, </b>nada cósico o fenoménico es <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios. Dios</b> como noche o tiniebla más
allá del ser. Para Platón ese sol que ciega. La mística católica conciliará
esta perspectiva con la de la encarnación y con la del hombre que se diviniza
acogiendo lo divino.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">C</span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">on
la cuestión de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios,</b> en términos
metafísicos, queda nombrada la de la Unidad del mundo más allá de toda
escisión, dualidad o fisura interna. En lo Uno todo queda acogido y
justificado. Hasta el punto que sin unidad no se podría hablar de <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios</b>. Lo Uno, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Dios</b>; la permanencia más allá de todo cambio y la afirmación de un
plano mistérico causal, omniabarcante e integrador. Vislumbrar el horizonte de
lo divino supondrá asomarnos a su Misterio y transcendencia y, también,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>a la unidad de todo lo real acogiéndose a ese
Misterio; la experiencia del Todo y del cosmos en tanto Unidad expresando una
plenitud desconocida. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hen kai Pan –</i>Uno
y Todo<i style="mso-bidi-font-style: normal;">-</i> nos dirán los románticos<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">La vía mística y el gran desafío de un sentir desatado que
nos indica tal vereda: la de un estado interno que nos asimila a la Unidad desvelando
la copertenencia de los contrarios y un plano de sentido que todo lo ampara. La
vía mística: el desvelamiento de Dios como la Nada y la Tiniebla que todo lo
acoge, la afirmación gloriosa de la vida y su diversidad exhuberante…</span><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">(7)<b><o:p></o:p></b></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #444444;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El espíritu.</span></b><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"> El término espíritu deriva del latino aire, soplo,
aunque el latín como lengua sapiencial toma cuerpo al encuentro con el griego.
Así, el espíritu latino traducirá el griego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma
</i>que tendrá<i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>un significado similar;
viento, aire en movimiento, soplo, respiración. En la medicina griega el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i> quedará asimilado a la respiración
que renueva la vida del cuerpo valiéndose de la circulación de la sangre. Los
estoicos entenderán el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i> como
aire pero también desde el elemento fuego distiguiendo aire -<i style="mso-bidi-font-style: normal;">aer-</i> de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i>. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i> sería
por tanto el aire cálido y dador de vida que aporta el aliento vital. No
olvidemos la importancia del fuego en la cosmología estoica tan cercana a la de
Heráclito.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Progresivamente el significado de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i> se irá acercando al significado
de eter –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">aither</i>- que aludiría un
elemento aéreo, una especie de aire superior y celeste; para Homero la región
que habitan los dioses. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma, </i>que
terminó significando algo no muy diferente al <b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;">ki</i> </b>del budismo en tanto
presencia vivificadora, era el elemento más sutil y menos denso de ahí que se
vinculará con lo celeste, la plenitud de la vida y la animación del cuerpo.
Serán los cristianos quienes adjudiquen al <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i>
una dimensión completamente inmaterial y divina –el espíritu santo- al
significar la presencia de Dios en el mundo y una de las hipóstasis del Dios
uno y trino. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="color: #444444; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Más allá de lo dicho tanto para los griegos como para
los cristianos, la parte superior e intelectiva del alma, la que conoce
contemplando, estaría compuesta por <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i>.
De la misma dependería el acceso a esa esfera de Unidad. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Los padres de la Iglesia nos dirán que el
hombre integra cuerpo, alma y espíritu. Del alma dependerá la animación del
cuerpo y del espíritu la parte superior del alma, la que conoce y queda abierta
a Dios. La escolástica nos dirá que esta parte superior del alma tendría una
textura espiritual en su capacidad de conocer la verdad y unirse con Dios. En el
horizonte de lo que venimos diciendo podría decirse que el <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">alma</b> sería el principio de animación que nombra la vitalidad del
cuerpo y el espíritu la potencia creativa, intelectiva y receptiva del alma en
su apertura al conocer y a Dios mismo. En la realización espiritual el hombre
llega a ser lo que ya es en potencia –realiza su potencial- alcanzando su
propia plenitud. Con todo, alma –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">psije-</i>
en griego- y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">pneuma</i> serán términos
muy emparentados y su significación será siempre dinámica de ahí que no convenga
establecer categorías rígidas. En su origen <i style="mso-bidi-font-style: normal;">psije
</i>alude también a la respiración al pertenecer al campo semántico del verbo <i style="mso-bidi-font-style: normal;">psijo</i><span> </span>–respirar-
y al aliento vital que se ingiere y exhala para renovar la vida del cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><span style="color: #444444;">Hasta aquí hemos llegado en este pequeño y limitado
tránsito por las resonancias de significado de términos tales como conciencia,
Dios, espíritu, alma o mística. Sirva lo dicho para el justo nombrar y el
atinado decir. </span><o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Us%C3%B3%20Viernes%20santo.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> En un
interesante artículo publicado en la revista Ulises <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Fernando Rodríguez Bornaetxea</b> precisa que la diferencia entre los estados místicos y los experiencias místicas
servidos por las sustancias visionarias es que los primeros son estados
estables que totalizan la experiencia en esa clave mística, sin embargo, los
pasajes espirituales servidos por estas sustancias se inscriben en una
experiencia que oscila en el contexto general de experiencia de este tipo de
experiencias, con momentos más espirituales y otros de otra significación.</p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Us%C3%B3%20Viernes%20santo.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Cfr “Visita a Godenholm”<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-81998795525384996952023-08-08T00:00:00.007-07:002023-09-21T13:10:01.106-07:00Juegos filosóficos: A vueltas con el logos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3f9G3Z0KFkAVBXtVwTDN7NibnTieHyu77YaoI0f_loCMpIrJP_u5jIF7PikTUknRZdiQ3iX1S27RGrUxv04KYeGOt2G6A-m2bIuRSQZ6rR04KuKm7CkpZOSCymcOahGPvssZe32vE96bzZNKvUEB0aefM3cYaL2lwsksrvJf3QRqd8dFxI1bS12cSZx9p/s337/logos.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="150" data-original-width="337" height="142" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3f9G3Z0KFkAVBXtVwTDN7NibnTieHyu77YaoI0f_loCMpIrJP_u5jIF7PikTUknRZdiQ3iX1S27RGrUxv04KYeGOt2G6A-m2bIuRSQZ6rR04KuKm7CkpZOSCymcOahGPvssZe32vE96bzZNKvUEB0aefM3cYaL2lwsksrvJf3QRqd8dFxI1bS12cSZx9p/s320/logos.png" width="320" /></a></div><br /> <p></p><p><i style="text-align: center;"><span style="background: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><br /></span></i></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;"><i>Como juego se reconocen esta entrada y la
siguiente que bien debieran entrar con mucho más densidad en las cuestiones
planteadas aunque, claro, ya no serían las entradas de un blog. Juegos
filosóficos, intuiciones, visiones; simplemente advirtiendo desde lo alto del
acantilado el moverse de las aguas. En la estela de Dionisos, el dios-niño que
juega.</i></span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p><span style="color: #050505;"> </span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">(1)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Prolegómeno visionario.<i> Logos</i>, palabra: La palabra inagural
que compone e hila rostros y figuras. La palabra que nos dice y nombra. El <i>logos</i> apuntando sentido y forma
enhebrando lo real. En la palabra los hombres instauran el mundo que habitan y así
todo pasa a ser nombre y mundo. La palabra reconociendo y nombrando la vida que
florece. El mundo que es aconteciendo en la palabra de vida. <i>Logos,</i> palabra ordenadora, sentido que
alumbra lo múltiple en su forma, la unidad velándose y desvelándose; lo real en
su sentido. Al reverso del logos el
silencio más profundo. <i>Logos,</i> el
silencio sonoro que nos dice; piedra líquida, fuego fresco, el agua al fin
ardiendo. A la búsqueda enfebrecida de la palabra de luz que nombra y en la que
el ser florece. De la palabra hablamos. (Del diccionario de ideas que se
encienden)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt;">(2)</span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: left;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; text-align: justify;">Según los contextos </span><i style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; text-align: justify;">logos</i><span style="background-color: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; text-align: justify;"> se
ha traducido por razón, verbo o palabra; también se ha traducido por medida al
aludir a la proporción que integra en un plano de sentido diversos elementos, o
por habla, al reunir el habla ordenadamente las palabras otorgando sentido a
las cosas; derivadamente se ha utilizado también para significar principio o
ley.</span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">A modo de ejemplo doméstico se podría
decir que las reglas del juego del ajedrez son su <i>logos</i>, es decir,
lo que permite que el juego exista como tal en el plano internamente coherente
y dotado de sentido que conforman esas reglas capaces delimitar al ajedrez como
juego. La expresión castellana “dar razón de” -las reglas del ajedrez dan razón
del juego del ajedrez- incorporaría algún sentido análogo al del <i>logos</i> griego
en alguna de sus vertientes.</span><span face=""Trebuchet MS","sans-serif"" style="color: #666666; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Como podemos observar atendemos a una
realidad –el ajedrez- que alcanza el umbral del ser desde sus propias reglas.
Reglas y juego, uno y lo mismo; el ser que se alcanza y su <i>logos</i> como
una unidad que compone. Sin reglas no hay juego; sin juego no hay reglas. Si
bien el ser y su <i>logos</i> son uno y lo mismo esto no supondrá que
el <i>logos</i> y el ser sean referencias idénticas; estamos ante un
paisaje engranado desde las reglas el cual compone y enlaza diferencias y
complejidad; el juego como tal, la realidad física de las fichas, el tablero
generalmente de madera, los jugadores dando cuerpo al juego, su pericia y
destreza; y todo ello, simultáneamente, siendo juego... Tras este prolegómeno
de juego de mesa vayamos a las cuestiones semánticas y filológicas.</span><span face=""Trebuchet MS","sans-serif"" style="color: #666666; font-size: 10pt; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El campo semántico del sustantivo logos
derivaría del verbo <i>legein</i> –contar, enumerar, decir,
seleccionar, reunir, recoger-. Así, su significado convoca una diversidad dada
–que se cuenta, se enumera, se selecciona, se nombra, se reúne, se significa-
atendiendo a un criterio específico de ordenación. <b>Heidegger</b>, por
su parte, con el telón de fondo del significado compartido de las raíces del
indoeuropeo y atendiendo a tales raíces en otras lenguas indoeuropeas, ha
destacado como significados primarios de <i>legein</i>
presentar, extender, poner (tras reunir), según criterio; el <i>logos</i> como la pauta de ordenación de lo
que se presenta o expone, el <i>logos </i>haciendo
presente las cosas mediante tal pauta de ordenación<i> </i> Piénsese, por ejemplo, en
una cosecha que se muestra en la que se han seleccionado los frutos según el
criterio que se establezca.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">
</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto; text-align: justify;"><span style="color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">En conclusión, el <i>logos</i> aludiría a la composición ordenada de una diversidad que se
revela y da a conocer y al horizonte ordenador de esa diversidad; también al
discurso y al decir que enuncia y presenta esa pauta de ordenación. Así, <span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">lo propio del <i>logos</i> es tanto el haz
de sentido que se enuncia y dice como la pauta ordenadora de la realidad que se
instaura; atendiendo al <i>logos</i> algo
llega a ser. Indagando en el lenguaje entenderemos el significado filosófico
que se va incorporando al término a partir de las potencias de significado
existentes en el habla. Acaso uno de los grandes retos de la filosofía en su
momento inagural fuera forjar un vocabulario filosófico a partir de las
potencias semánticas de determinados términos.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; text-align: center;"><span style="color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">(3)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Convocar el significado filosófico
de <i>logos,</i> en sus diversas derivas y
atendiendo a su enorme importancia, nos desvelará mucho sobre los jalones
recorridos y sobre los auges y declinares de la cultura occidental; también
sobre sus futuros inéditos. Consideremos la importante distancia que se ha ido
abriendo entre el significado moderno de razón –para <b>Heidegger </b>esa razón que todo lo nivela vinculada al nihilismo<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/logos-palabra%20HERACLITO.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-size: 14pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>
como devenir histórico - y el campo de
significación del <i>logos</i> griego. En las
anotaciones que siguen detengámonos en la génesis del<i> logos </i>griego.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Antes de nada creo conveniente
atender a las reflexiones de <b>Martínez
Marzoa </b>sobre el <i>epos </i>-en tanto
palabra de sabiduría- el <i>mythos</i> y el <i>logos</i> en su Historia de la filosofía
griega. <b>Marzoa</b> nos recuerda como en
griego arcaico <i>mythos, logos</i> y <i>epos</i> eran sinónimos. El griego clásico especializará
el significado de logos y mythos de tal modo que el primero
atenderá a las palabras de sabiduría en las que se emplea la argumentación y el
segundo a esas mismas palabras indicando lo verdadero valiéndose del relato y
de sus potencias simbólicas, metafóricas y analógicas. Sera <b>Aristóteles</b> en la
Poética quien mejor delimite teóricamente el ámbito del <i>mythos</i> y de los relatos.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Atendiendo a ese momento inagural y
a la evolución habida en el significado de logos
y, también, a la de los términos que históricamente lo han traducido se tomará
el pulso no ya solo a la tradición filosófica occidental sino al devenir
histórico del propio Occidente en sus luces y sombras. Consideremos que la intimidad
del <i>logos</i> griego discurre de la mano de entender la verdad como visión
característico de la Grecia antigua algo que se aleja mucho del modo de
entender la verdad propio de la razón predicativa y de la racionalidad
ilustrada.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Será <b>Heráclito<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/logos-palabra%20HERACLITO.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-size: 14pt; line-height: 115%;">[2]</span></b></span><!--[endif]--></span></a>
</b>quien ponga las bases del significado filosófico de <i>logos</i> en sus aforismos aludiendo tanto al orden y al sentido de lo
real como al discurso ordenado o palabra que apunta a ese sentido; el <i>logos </i>como esfera de sentido instauradora
de lo real, el <i>logos </i>como la palabra que apunta al sentido de lo real.
Adentrémonos en <b>Heráclito</b> y en la génesis
misma de ese sentido filosófico.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">La idea de <i>logos </i>para el sabio jonio apelará,
por tanto, a ese plano de sentido universal y omnicomprensivo de tal modo que
todas las cosas habrían llegado a ser mediante el logos y su eternidad. Por esa razón la sabiduría tendrá que ver con
reconocer y atender a lo común que todo lo compendia, que no será sino ese <i>logos</i>. En sus propias palabras “No
escuchándome a mi sino al logos es
sabio confesar que todas las cosas son uno”. La perspectiva de la Unidad, de poderosas
resonancias filosóficas y metafísicas, quedará introducida por <b>Heráclito</b> a la
par de la idea de logos. Paralelamente
la capacidad del hombre de atender y reconocer el logos, es decir, de desplegar una determinada intuición de lo
verdadero dependerá del estrecho vínculo entre el <i>logos</i> y el alma del hombre. A partir de este vínculo será
concebible la capacidad humana para el conocimiento de “lo que es” y para un
discurso que apunte al logos mismo.
En palabras de este jonio de Éfeso ”el alma pertenece al <i>logos</i>, que se acrecienta por sí mismo”.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">La potencia de ese <i>logos </i>que enhebra la unidad de todo lo
real no solo desgranará una “armonía invisible” –no podría ser de otro modo- sino
la íntima copertenencia de los contrarios y diferencias que asoman en el plano
de lo real; “de las cosas diferentes la más bella armonía” nos dirá el jónico.
La cuestión de la coindidentia opositorum
será así una de las derivas intelectualmente más escandalosas y arriesgadas vinculadas
a la cuestión del <i>logos.</i> Hago notar
que sin tal radicalidad lo propio del <i>logos</i>
no podría apelar a universalidad alguna. La radicalidad con la que <b>Heráclito</b> apuesta por la unidad de todo lo real será decisiva en su
pensamiento. De la misma se derivará esa intuición poderosa del sabio transcendiendo
en la armonía y la belleza las escisiones del cosmos que no serán sino mera
apariencia que nos violenta y desconcierta. “lo completo y lo incompleto, lo
convergente y lo divergente, lo consonante y lo disonante. De todas las cosas
una, y una de todas”. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Creo que se entenderán nítidamente
las resonancias teológicas del logos de
<b>Heráclito</b>. Atendiendo al <i>logos</i> se entenderá todo devenir y todo acontecer
en tanto la expresión de esa Unidad que desvela que para “Dios todo es bueno,
hermoso y justo”. “Obedecer la voluntad del Uno” será pues la divisa del sabio.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">El efesio matizará estas
resonancias teológicas siendo consciente de que la perspectiva a la que abre rebasa
una perspectiva popular o meramente fideista de la religiosidad. Por un lado, el
efesio, entenderá la perspectiva del <i>logos
</i>transcendiendo los iconos de lo divino del paganismo popular aunque desde
cierto reconocimiento de los mismos. De ahí, su afamado aforismo de que “el
único acepta y rechaza ser llamado con el nombre de Zeus”. La esfera del <i>logos </i>transcenderá pues la de los dioses
de la religiosidad civil en la perspectiva de la eterna productividad creadora del
<i>logos</i>. El <i>logos </i>-lo Uno- al que gusta y no gusta significarse como Zeus
encendiendo el mundo en el mismo seno de la materia…<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Sobre la eternidad del cosmos y de
la materia animándose nos dirá <b>Heráclito</b>;
“Este mundo, el mismo para todos, ningún dios ni hombre lo hizo sino que ha
sido siempre, es y será, fuego eterno que se enciende y apaga según medida”.
Todo es fuego medido por el logos en
todo momento o lugar. ¿El <i>logos</i> como
dios creador?. Si bien en <b>Heráclito</b> se introduce una perspectiva teológica y
una perspectiva sapiencial específica atendiendo a esa perspectiva teológica en
el jonio no podremos advertir lo propio de un dios personal y creador separado
la materia. Para <b>Heráclito</b> el mundo será eterno arraigando en la eternidad del
<i>logos</i> que todo lo ordena de la mano de ese fuego que transmutando y
recombinándose alumbra todos los elementos materiales. El <i>logos</i> siendo la instancia de animación de la materia será por tanto
completamente inseparable de la misma; análogamente a lo dicho para el juego
del ajedrez. Sirva lo dicho para delimitar el contexto del uso filosófico del
término logos a partir de la potencia
ordenadora que esgrime.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">(4)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Serán los estoicos quienes más acojan
el <i>logos </i>tal y como lo entendiera <b>Heráclito.</b> En su estela, lo entenderán como
el principio inagotable de lo real, activo y creador, al que todo se somete y
del que todo depende en su ser. Conocer el cosmos en el llamado, por los
estoicos, <i>logos</i> universal sería, por tanto, acceder a su propia
esfera de plenitud atendiendo a la pluralidad del cosmos revelándose en un haz
de sentido universal. Así en este <i>logos</i> universal
radicaría y se manifestaría la plenitud de todo ser y la propia excelencia del cosmos
en su belleza desbordante.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">Del mismo modo que para <b>Heráclito</b> en los estoicos todo sería
fuego animado por el logos siendo
éste indesligable de ese fuego; </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">la inteligencia ígnea del universo lo llamará <b>Zenón</b>. Como podemos observar tanto en el jonio como en los estoicos
encontramos el par <i>logos</i>-fuego
otorgando forma a lo real.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 21pt; text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">La dimensión teológica de lo dicho, paralela a la del <b>Heráclito</b>, se hará evidente eso si
entendiendo esa dimensión teológica completamente inmanente e incardinada en la
materialidad de ese fuego primigenio que se enciende y apaga según la medida
del <i>logos</i> universal. Será pues un par
indesligable la materia como principio pasivo y el fuego en el que acontece el <i>logos</i> en tanto principio activo de todo
lo real. Zenón considerará a</span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">l logos
como “artífice del conjunto
universal considerándolo no solamente destino y necesidad de las cosas, sino
también Dios y espíritu de Zeus»</span><a href="https://fmoafmoa.wordpress.com/2021/03/19/el-%CE%BB%E1%BD%B9%CE%B3%CE%BF%CF%82-de-los-estoicos/#sdfootnote4sym"><sup><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; text-decoration-line: none;">4</span></sup></a><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">. <b>Lactancio </b>se referirá al logos como al dios y espíritu de Zeus.
Como ya hemos dicho estos guiños a la religiosidad civil, que traducen a los
estoicos a su propio contexto, solo cabe entenderlos desde el estricto ámbito
de la teología filosófica y de las reflexiones ontológicas.<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; margin-bottom: 21pt; text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;">La aceptación del destino será muy relevante para los
estoicos –aceptar las cosas como nos vengan- ya que entenderán todo lo que
sucede desde su engarce en la permanente tarea del <i>logos</i> universal ordenando y determinándolo todo. Efectivamente, la
perspectiva del Todo, de la naturaleza –<i>physis</i>-
y del <i>logos</i> como agente totalizador
será decisiva para los estoicos. Por eso mismo su énfasis en la aceptación del
destino y del acontecer ya que entenderán esa totalidad como un orden natural universal
y bello del cual se forma parte y que se ha de asumir.</span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Platón, por su parte, dando por sentado el significado filosófico establecido por <b>Heráclito</b>, indagará en el significado del <i>logos</i> como palabra
de sentido que indica la verdad –a esta cuestión dedicaré la siguiente entrada-.
El cristianismo, en el célebre versículo del prólogo del evangelio de San Juan,
lo asociará con Dios mismo en su potencia creadora –la teología entenderá el <i>logos</i> como la segunda persona de la
trinidad-. De este modo el <i>logos</i> encarnándose
y habitando en lo humano no alumbrará a un sabio sino a Dios mismo siendo cuerpo
animado. A partir de ahí no será de extrañar que los padres de la Iglesia
constituyeran la teología cristiana en tanto teología del <i>logos</i> que se encarna...<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%;"><span style="color: #050505;">Atender a los diversos significados
dados al término <i>logos</i> y, también, al
posterior desarrollo de la ratio latina
y la razón moderna nos ubica en la entraña misma de la tradición teológica y filosófica,
en sus auges y encrucijadas y, también, en sus declinares. Recuérdese el duro
juicio ya indicado que hace <b>Heidegger </b>sobre
la racionalidad en los tiempos del nihilismo cumplido. Sobre la evolución del
significado de la <i>ratio </i>latina, en
realidad todo un proyecto de investigación, atender al debate de los
universales y a su significación ontológica quizá sea una cita obligada. Sera
el neoescolástico <b>Suárez </b>el que dé el cerrojazo final al umbral de realidad de
los universales al considerarlos solo entes de razón distinguiendo nítidamente
lo racional y el pensamiento, en tanto actividad del alma, de lo real y del ser
al que abre. Sirva lo dicho como personal y brevísima pincelada sobre la
cuestión del <i>logos</i> bien lejos de toda
sistematicidad. <o:p></o:p></span></span></p><div><div style="text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><br /></span></div><!--[if !supportFootnotes]--><hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/logos-palabra%20HERACLITO.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Martin
Heidegger. Acerca del nihilismo.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="color: #050505;"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/logos-palabra%20HERACLITO.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a> Todos
los entrecomillados serán fragmentos de Heráclito.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><p style="text-align: justify;">
<br /></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-70387713683845078292023-07-01T05:11:00.003-07:002023-07-02T00:43:42.372-07:00En cuatro movimientos: Abdennur Prado, la visión de los acantilados<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpzLusIIUFiRTe_EMseu2eFlBtoPqYYhlaQ-PT0s6ZXAGPGtas7BxifQtVNdG9tNUOShNLNys9nY_Yhr9kdvMTWl_iRwmgwiscIbiJQog7uzh3ZgEBSoWca_utJwDFb6LtQlzIXcr6bxbuWu_mupThMCnrVBCPIVEYC6O3yQraRRo8UoGEuUWWLjMGsgRX/s1024/acantilado%20glucksvilla.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="768" data-original-width="1024" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhpzLusIIUFiRTe_EMseu2eFlBtoPqYYhlaQ-PT0s6ZXAGPGtas7BxifQtVNdG9tNUOShNLNys9nY_Yhr9kdvMTWl_iRwmgwiscIbiJQog7uzh3ZgEBSoWca_utJwDFb6LtQlzIXcr6bxbuWu_mupThMCnrVBCPIVEYC6O3yQraRRo8UoGEuUWWLjMGsgRX/s320/acantilado%20glucksvilla.jpg" width="320" /></a></div><br /> <div><div style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; text-align: right;"><br /></span></div><div style="text-align: left;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; text-align: right;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; text-align: right;">“Imposible
gemir en este instante/concentrado en la nada vigorosa</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; text-align: right;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: 12pt; line-height: 115%;">[1]</span></span></span></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(1)</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">No conozco personalmente a Abdennur Prado aunque se
de su trayectoria <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>desde hace tiempo.
Escribir sobre él no se si me hace fácil o difícil precisamente por ser
importantes las vecindades entre ambos. Digamos que es alguien a quien entiendo
bien, o incluso demasiado bien, también en el disenso. Acaso por eso hacer una
reseña de su libro ha encontrado su singular tránsito. Vo y anotando el
poemario y sus<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>versos se entremezclan
con mis subrayados y notas. El resultado final termina acojiendo diversas
orillas en un libro vivo profusamente anotado y subrayado a lápiz. Todas esas
orillas van recorriendo un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">iterin</i> de
marcado acento espiritual y visionario. Este <i style="mso-bidi-font-style: normal;">iterin</i> arranca en el pálpito de una crisis interna que divisa al propio
mundo chascándose como sandía para descubrirlo como herida… <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Una herida de la que acabará, sin embargo,
manando luz en la aceptación de “lo que hay” y “va siendo”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
La aceptación de ”lo que hay” incluirá la de la propia finitud y nuestra muerte
venidera. “Nada nos reclama/tan solo el oleaje”<span class="MsoFootnoteReference"> <a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"> </i>nos dirá el poeta reconociendo el
tiempo como ese<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“anillo/ de compromiso
con la muerte”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…
Y ahí “nos caemos entonces del lado del destino/en el acto más puro cantando la
alabanza/ del tiempo como hijos de los acantilados”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y es que “nos ampara el señor de la fortuna cuando nos sometemos al destino”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">¿Aceptar el destino como gran eje del espíritu –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">ruh</i>- despojándose de su velo?… En
realidad, una exigencia de la unidad de todo lo real que dijera Ibn Arabi -o
incluso su sello-. Al tiempo la intensa expresión de vigor interno –en
realidad, una gracia- que anima la sagrada potencia del decir si aceptando
intimamente “lo que hay”. “Estas en el presente como un todo”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
nos dirá el poeta… En ese presente, abriéndose al todo y a su engrana de
sentido, será recurrente vivir nuestro propio desplome cayendo desde las alturas
del acantilado hacia ese mar que nos confunde en lo sin forma. El cerro que nos
elevaba se revela como acantilado derramándose en las aguas siempre excedidas del
océano. El mundo dejando de ser lo que soñábamos. El nivel del mar subiendo;
temor y temblor. El acantilado como hogar recio y ventoso que precipita y
permite divisar la mar océana más allá de la forma. “Llegar a ser lo que eres:
un recipiente y una forma abierta a lo increado”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>anhelo de lo Uno como rostro de la
gracia que se muestra… “pero las olas cesan de estar ebrias/si el corazón se
calla y la promesa/ de la unidad no mueve las manos como remos”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
nos advertirá el poeta. El Misterio de la Unidad conjurado. Lo Uno desvelándose
para amparar y acoger la diversidad de lo real. “Desde la perspectiva unitaria
la simpatía vence toda oposición y la semejanza supera toda diferencia. Pero al
hacerlo las preserva”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Lo Múltiple como manifestación de la Unidad, su propio rostro revelado...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como decía mis afinidades con Abdennur Prado no son
pocas. Compartimos áreas comunes en nuestra formación como filósofos y también
cierta figura un poco <i style="mso-bidi-font-style: normal;">beat<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[11]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>.
Hemos leído a los hijos de Nietzsche (Deleuze o Foucault) y a ambos nos alcanza
esa nostalgia por lo sagrado y el Misterio que, en nuestra infancia, supimos
ver en Bataille. Aprendimos de la filosofía del siglo XX tanteando sus luces,
bucles y vías angostas. Ambos quedamos deslumbrados por los grandes sufíes al
abrirse salvaje su palabra como un tejido de fuego. Bebimos del cuerno del
nihilismo hasta las últimas gotas, por no ser cautelosos reaccionarios, y
vislumbramos sin tapujos la decadencia, casi de vía muerta, de nuestra
civilización. Conocemos bien la estela de Nietzsche y su gran visión,<b style="mso-bidi-font-weight: normal;"> </b>capaz de advertir que la decadencia de
Occidente es más honda que la que serviría un mero problema de subversión
violentando una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">traditio.</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ahí Abdennur decidirá un viraje íntimo relevante en
el que no pierde la figura. Su conversión al Islam es todo un ejemplo al
mantener la virilidad espiritual del que no se arabiza colapsando eso de ser
musulman en una cuestión externa de costumbres supuestamente bendecidas; algo
muy extendido por la debilidad del converso y por la presión de lo que sería el
Islam realmente existente quince siglos después de la muerte del profeta. De
ahí que no nos deba sorprender, por ejemplo, su rotunda atención a la cuestión
de la mujer en el Islam y al feminismo islámico. Por lo demás, Abdennur Prado,
uno de los nuestros, nos confronta en nuestra fibra andalusí atendiendo a un
esplendor deliberadamente olvidado. Esta no es una cuestión menor ya que con la
conversión, el poeta, reformula un destino inédito de nuestra propia tradición
cultural. Algo que quizá se percibiera mejor hace unas décadas lejos del
panorama de choque de civilizaciones que actualmente se implementa.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La poesía se abre como flor no cuando nos gusta o
complace<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>-la poética no es una cuestión
de gusto ni deleite- sino cuando se descubre viva y con capacidad de nombrarnos
de tal modo que la prosodia, emancipada del autor y del gusto del lector, se
convierte en esa palabra sin dueño que nombra las vías y goznes abiertos de lo
humano. Ni siquiera es que nos reconozcamos en la palabra del poeta. Más bien
el poeta, en su propia ebriedad e inspiración, abierto queda a los paisajes del
hombre nombrando su llegar a ser a través de una poética que es espejo. Un ser
que, para Abdennur Prado, enraíza en lo que él llama lo siempre ausente
brindándonos su poder más allá de lo humano y sus carencias. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Lo siempre ausente, el “él o el hu del sufismo”, la
invocación de la divinidad más reservada de los sufíes. Hu, hu repiten los
sufíes en sus rituales de oración y trance. Llamativa manera de invocar a Dios
invocando lo que en términos de sintaxis no es sino la tercera persona del
singular, de suyo siempre ausente, pero cualificándolo todo al tejer el marco
en el que quedan definida toda relación –la vida siempre va más allá de la
simple relación entre el yo y el tu; la tercera persona es lo que cualifica el
conjunto-. Hu, en realidad, una llamada a lo completamente transcendente, a lo
completamente otro más allá del ser, a eso que no vemos y de lo que nada
podemos decir; una alteridad que, sin embargo, tal y como indiqué cualifica
todo el escenario para tornarlo significativo y simbólico; potencia de la vida
que se brinda en la copa del ausente que se anhela… “pero lo siempre ausente me
dona su poder/ de amar la lejanía mientras veo/la lluvia descender como un
presagio”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…
¿Solo es el hombre en el anhelo?. La poética como espejo “la poesía
transparente toca/ la línea de la aurora/cuando el silencio vence la derrota”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El anhelo y el silencio como aduana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Desde la propia herida del alma dejada a su albur y
desde el insinuarse del ausente aparece la noción de senda, de vereda, de camino
que se recorre desgranando las estancias que el corazón habita. Para Abdennur
la amada, espejo y vibración del alma, será la privilegiada referencia que
desgrana el camino que trazan las esferas transitadas “una pequeña luz que me
contiene/ y hace<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de mis locos
pensamientos/ una huella del cuerpo de la amada”; la amada y no solo, también
“la visión del mar como camino”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn14" name="_ftnref14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…
La dama en el mar; ancla, astrolabio y timón; esa dama increada<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn15" name="_ftnref15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
que vivifica al amante en su devenir del mar océano; “solo tu imagen tímida y
remota/concilia mi esperanza y mi pereza/ se deshace en instantes de pura
devoción”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn16" name="_ftnref16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La doncella, la dama celeste (y terrestre), la doble
femenina del alma y su cuerpo rebosando luz, estará muy presente a lo largo del
poemario. La relevancia de la dama no será ajena a la gracia donándose por ser
la dama el espejo del viajero. ” la gracia de lo eterno que se ofrece, la amada
como gracia”, bendecido cuerpo de luz, “sueño con tu cuerpo luminoso”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn17" name="_ftnref17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;
te recibo “como a un volcán su lava”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn18" name="_ftnref18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
dirá el poeta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El carácter visionario de los poemas se intensifica a
lo largo del texto para alcanzar esa palabra que nombra en una trama de
paradojas enlazadas. Según nos adentramos en lectura de los versos se va
elevando el nivel de las aguas aunque el deseo mal elaborado lastra, confunde y
limita. Aun así, el camino se nos revela con una contundencia devoradora “ya
conozco el camino/estoy en sus veredas incenciado”. Y el camino es el maestro y
la vía abierta a lo divino; y, también, la brasa más ardiente “estoy en el
camino/ cuando siento lo divino/inundándolo todo con su fuego”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn19" name="_ftnref19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La propia nada, la fatuidad que nos enhebra, esa derrota íntima que se asume se
acepta como el más preciado tesoro<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn20" name="_ftnref20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
acogiendo el mundo ardiendo en un tiempo eterno que siempre permanece<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn21" name="_ftnref21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La derrota necesaria vuelve a insinuarse y es que nuestro psiquismo se ubica en
el centro de la vida como si nada más hubiera que la sombra que creemos ser;
la<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>derrota será pues conciencia de nuestros
límites; no somos el centro de nada. Nos sabemos frágiles, nos sabemos
livianos, nos reconocemos incluso como una nada -“es un camino agreste donde
asumo/mi nada como el cauce que impulsa la certeza”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn22" name="_ftnref22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
que solo sabe del fuego desde ese encuentro que aniquila en lo divino; “es una
fuerza bruta en su belleza/primaria y siempre viva/un despertar salvaje como el
trono/de Dios sobre las aguas una brutalidad tan cálida y hermosa/que lo arrasa
todo/y nos deja entregados a la llama/ del corazón sellado por la gracia”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn23" name="_ftnref23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La belleza desatada estará muy lejos de ser algo que
tenga que ver con el gusto o lo bonito. Más bien es el reino de lo salvaje
inflamando la vida toda, el aullido del lobo que estremece, la vida que
arrebata y nos saca de todo quicio, las aguas bullendo frescas y haciendo girar
en la locura toda forma… Y en la gloria del copero desvelada, el creyente abre
el alma a su desgarro “por amor de la lluvia/purificando el pecho”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn24" name="_ftnref24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El desgarro que sirve lo celeste; “las emociones liberadas del peso de los
días”…<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(3)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">En su poema <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Confesión</i>
el poeta glosará su propia crisis. En la feria continua de imágenes de la sociedad
de consumo y en el menú de diseño que se ofrecía se movía algo detrás de la
escena y, un buen día, tocó quedar tendido con el canal bien abierto;
fieramente y casi sin darse cuenta, sin alharacas ni alborotos, en el silencio
del abismo y en la palabra que nombra… “a lomos de un instante mortal como un
gemido/ respiramos el orden insumiso/ de la divinidad más pura y
lujuriosa/enterrados en la vida nos dimos a la fuga/sentimos el abismo abrirse
en el silencio… fue un fiero despertar a lo invisible/la voz de la otra vida
nos reclama<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn25" name="_ftnref25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>”…
Lo salvaje, ubicándonos fuera de sí haciendo añicos la convención social, sus
pequeñas verdades y nuestra fatua identidad, eso que, algún día, creímos ser.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Desde mi propia singularidad me resuenan las
palabras del poeta. A pesar de nosotros mismos y como un regalo, sin merecerlo
especialmente, algo entreabríó los ojos. “no es un abismo sobrio/es un espacio
arrebatado/por el sol del vacío/y el cuerpo lujurioso”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn26" name="_ftnref26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La pregunta por el cuerpo surge en las palabras del poeta. El cuerpo, tan
maltratado y despreciado cuando la ascética no sirve por fracasar el caminante
en sus esfuerzos y experimentos de autocontrol. ¿Quién afina el cuerpo incrementando
los quilates del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i>?. Recuerdo a
Spinoza “si supiéramos lo que puede un cuerpo”… Es el cuerpo estremecido y
animado, con sus sentidos hirviendo, quien se gira a la presencia revelada en
el océano más que vivo, “este cuerpo salvaje.../se aparta del camino
transitado/y se orienta al recóndito paraje/donde habita su alma enamorada”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn27" name="_ftnref27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El alma como destino del cuerpo, como cesión del cuerpo del creyente enamorado
a la erótica divina. En palabras del poeta “es la gloria furtiva/ del creyente
que cede/su cuerpo a lo infinito”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn28" name="_ftnref28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Por eso nos dirá el poeta que la visión –lo visionario- no es un final sino la
vía abierta que “irradia el fin que une y purifica los deseos”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn29" name="_ftnref29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La purificación del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i>, la plenitud
espiritual del cuerpo, la visión como plenitud del cuerpo en el alma que despierta
a sus potencias; “si despiertas la luz latente en tus sentidos/y tus sentidos
latentes en la luz//si abres los ojos del alma a las esferas…”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn30" name="_ftnref30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Más allá del cuerpo y sus sentidos inflamados ese océano sin forma y el alma
abriendo al extremo sus entrañas... El cuerpo espiritualizando sus sentidos en
la gracia. La materia hirviendo en la luz.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como podemos advertir ante la cuestión del cuerpo no
estamos ante la necesidad de una ascética voluntarista y desbocada sino en la
urdimbre misma del alma cebándose en su intuición y apertura a lo divino. Una
cuestión de gracia y no de mera voluntad…”mi pereza/ se deshace en instantes de
pura devoción” nos dirá el poeta<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn31" name="_ftnref31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Advirtamos la transparencia con la que el poeta aborda la cuestión del cuerpo y
los vericuetos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros.</i> No nos
quejemos tanto del cuerpo descabalgándonos y quejémonos de nuestros modos de
pereza en la marejada desbordada del espíritu brindándose. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Oratio et contemplatio. </i>El cuerpo como “materia luminosa”. El <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i> bendiciendo la vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El desafío de la “materia luminosa” en esa gracia
que se ofrece lo impregnará todo. “Nada puede detener la dicha/de una divinidad
telúrica y borracha/ de poder y belleza naturales”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn32" name="_ftnref32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
El dios de lo salvaje brindándose ausente en un misterio ubicuo. Lo siempre
ausente y su presencia “me dona su poder”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn33" name="_ftnref33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…
Al filo de los acantilados más abruptos fuimos arrojados pero de la mano de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros </i>salvífico nos encontramos. Al
frente, el océano de la inmensidad sin límites ni formas. El laberinto del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i> y el desafío del océano. Ya el
poeta nos contó en Confesión los laberintos de un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros </i>que no siempre mira hacia lo alto. En el poema “Proclamo mi
derrota”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn34" name="_ftnref34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
la persona singular desvelará su límite y su dependencia radical del Misterio “tan
ciegamente roto/ tan animal, tan abismado/tan mudo como ciego/… completamente
ido… no puedo ser siquiera no puedo ni no ser/tan solo darme al fango de la
espera/y esperar que el amor de las mareas/me devuelva mis restos a la playa/de
la desolación de lo infinito”. Continua el poeta “aquí en el santuario proclamo
mi derrota/ aquí en el santuario donde espero/la visita del ángel y el fuego
del hogar/ proclamo la victoria de la materia luminosa/cruzando por la puerta
abierta de mis dedos/ tocados por la gracia”. La dependencia de la belleza como
gran fuente de salud; la dependencia de lo divino. <o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los acantilados como visión y poesía: Poesia de
espera, poesía visionaria, poesía ebria y borracha sin orden ni concierto,
poesía de derrotas regaladas y silencios que desbordan, poesía de los
acantilados más agrestes y de las caídas al océano vacío, poesía del desgarro
como crisol que nos alumbra en el útero marino, poesía de pasajes del alma bien
abiertos al misterio de la luz, poesía que aguarda la palabra que nos nombra
indicando la vereda iluminada, poesía del éxtasis haciendo y deshaciendo, de la
nada íntima que se abre al más allá y su honda noche, poesía del fuego
abrasando las entrañas, poesía como pasaje de frescura en el atanor del
misterio, poesía de conjuros en el agua iluminada: la llamada que nos dice; poesía
anhelante que clama la intimidad con lo divino, poesía de la dama que nos dice
el ser vibrante abierto al infinito, poesía de la herida nutriendo como pan
celeste; la herida como condición al silencio más sonoro. Desgarro y luz.
Redención en el amor que al fin crece en sus quilates…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">El “limite extasiado que rompe la coraza”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn35" name="_ftnref35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La poesía narrando la gracia que se brinda en la fractura más íntima; “la
gracia de estar ebrio”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn36" name="_ftnref36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
la embriaguez como gracia, “la embriaguez divina/ uniendo y separando el
oleaje/ del saber que la gracia nos dona sin medida”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn37" name="_ftnref37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Tal será el acercamiento que haga el poeta a la idea de gracia, la gracia como
vida desbordándose al fin fluyente, como salud recobrada “alimento bendito del
alma como herida/ visión intempestiva del corazón sanado”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn38" name="_ftnref38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>;
“al fin la gracia/me dona sus raíces/ para hacer de estas lágrimas de fuego/
una totalidad de amor como camino”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn39" name="_ftnref39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La alusión a la salud no será una cuestión menor ya
que en la gracia el alma recuperaría la plenitud espiritual y cognoscente que
le es connatural, “este mente encendida/por el amor divino”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn40" name="_ftnref40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La gracia como lo divino irrumpiendo, como la ausencia iluminada, como lo
infinito derramado, como el útero divino abriendo sus rincones. Para Abdennur
la cuestión de la gracia es inseparable del despertar del alma del hombre
inhabitado por lo divino y animando sus pasos hacia el encuentro, la gracia
como “orientadora de los pasos de cristal/hacia la misma fuente/ genésica y
triunfal de la belleza”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftn41" name="_ftnref41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>,
la luz del Misterio divino irrumpiendo, la gracia como gran alegría, la gracia
como ese hecho extraordinario que dijera Morente en la vida misma iluminando el
aquí y el ahora, la gracia como perfección de la fe en el abrazo de Dios. La
gracia en la coherencia del hombre con su alma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p> </o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Abdennur
Prado. La visión de los acantiladados. Mandala ediciones, p<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">g. 27<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> E<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">s una pena que en romance no
dispongamos del participio activo o de presente del verbo ser para indicar la
dinamicidad procesual de la cuestión del ser ajena a todo estatismo y a toda
abstracción excesiva; algo que pareciera introducir la remisión al infinitivo
del verbo ser. Efectivamente, la pregunta por el ser en el ámbito del
pensamiento griego no fue formulada en infinitivo lo que sirve diversos
problemas de comprensión de algo filosóficamente decisivo.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Abdennur
Prado. La visión de los acantliados. Mandala ediciones, pg 16.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ibid, pg. 25<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ibid,
pg. 20.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Abdennur
Prado La visión de los acantilados, Ed. Mandala, pg. 106<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ibid, pg
157.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ibid,
pg. 180<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Ibid, pg 28.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Ibid,
pg 183.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">beat generation</i>, Los beats, los dañados, los golpeados,
literalmente los mordidos… Para desde esa mordedura ser conscientes de que en
las antiguas veredas del espíritu está la salida del laberinto. Bien lejos de
toda tentación <i style="mso-bidi-font-style: normal;">new age</i> de lo que se
trataría es de renombrar.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg 13<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg. 95<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn14" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref14" name="_ftn14" style="mso-footnote-id: ftn14;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 160<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn15" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref15" name="_ftn15" style="mso-footnote-id: ftn15;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 34<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn16" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref16" name="_ftn16" style="mso-footnote-id: ftn16;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 36<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn17" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref17" name="_ftn17" style="mso-footnote-id: ftn17;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 35.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn18" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref18" name="_ftn18" style="mso-footnote-id: ftn18;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg 36.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn19" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref19" name="_ftn19" style="mso-footnote-id: ftn19;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 46<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn20" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref20" name="_ftn20" style="mso-footnote-id: ftn20;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 44.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn21" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref21" name="_ftn21" style="mso-footnote-id: ftn21;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 17.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn22" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref22" name="_ftn22" style="mso-footnote-id: ftn22;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 47 <o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn23" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref23" name="_ftn23" style="mso-footnote-id: ftn23;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 53<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn24" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref24" name="_ftn24" style="mso-footnote-id: ftn24;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 56<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn25" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref25" name="_ftn25" style="mso-footnote-id: ftn25;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg 18-19<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn26" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref26" name="_ftn26" style="mso-footnote-id: ftn26;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 82.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn27" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref27" name="_ftn27" style="mso-footnote-id: ftn27;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg.80.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn28" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref28" name="_ftn28" style="mso-footnote-id: ftn28;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 55<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn29" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref29" name="_ftn29" style="mso-footnote-id: ftn29;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibd, pg 175.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn30" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref30" name="_ftn30" style="mso-footnote-id: ftn30;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pag 76.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn31" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref31" name="_ftn31" style="mso-footnote-id: ftn31;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 36<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn32" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref32" name="_ftn32" style="mso-footnote-id: ftn32;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 32<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn33" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref33" name="_ftn33" style="mso-footnote-id: ftn33;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg 13.<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn34" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref34" name="_ftn34" style="mso-footnote-id: ftn34;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg.27<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn35" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref35" name="_ftn35" style="mso-footnote-id: ftn35;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[35]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 103.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn36" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref36" name="_ftn36" style="mso-footnote-id: ftn36;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[36]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="mso-ansi-language: EN-US;"> <span lang="EN-US">Ibid, pg. 77<o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn37" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref37" name="_ftn37" style="mso-footnote-id: ftn37;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[37]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 69<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn38" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref38" name="_ftn38" style="mso-footnote-id: ftn38;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[38]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg. 68.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn39" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref39" name="_ftn39" style="mso-footnote-id: ftn39;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[39]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 66<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn40" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref40" name="_ftn40" style="mso-footnote-id: ftn40;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[40]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 80.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn41" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/abdennur.docx#_ftnref41" name="_ftn41" style="mso-footnote-id: ftn41;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[41]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span lang="EN-US" style="mso-ansi-language: EN-US;"> Ibid, pg 61<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /></div></div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-3620669182715614232023-06-17T15:16:00.001-07:002023-06-17T23:36:45.716-07:00El Nietzsche poeta<p style="text-align: left;"><span style="text-align: center;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><span style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKYnqkNTkYVlJ_M_gwm01p4FS1Mhzyt4Su8rnJdvy3zizmuUpZOysGtdgQjeLGWZrKK_xaLJwxiCOYhLxYJLOOf0d1Yqjsk6yh8btAPDx_K_kgJb2rF0vk0LmWI8z_Pjwb-MBryAGKBCz5MV-wzphApom8R7goqS5jbft9X1E6yVeA7Y4poncGApKGLQ/s1900/Nietzsche.webp" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1069" data-original-width="1900" height="180" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgKYnqkNTkYVlJ_M_gwm01p4FS1Mhzyt4Su8rnJdvy3zizmuUpZOysGtdgQjeLGWZrKK_xaLJwxiCOYhLxYJLOOf0d1Yqjsk6yh8btAPDx_K_kgJb2rF0vk0LmWI8z_Pjwb-MBryAGKBCz5MV-wzphApom8R7goqS5jbft9X1E6yVeA7Y4poncGApKGLQ/s320/Nietzsche.webp" width="320" /></a></div><br /><br /></span></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">El mito digital de
nuestro tiempo –para conocimiento de los más jóvenes decir que todo cambió con
internet- se alzó a finales del siglo XX seduciendo generaciones enteras y poniéndolas
en perfecta sintonía con la mentalidad técnica y su programática de crecimiento
ilimitado. El auge renovado del mito del progreso, como gran resultante, acaso
sea la causa de la disolución progresiva de lo que alguien llamó el primado
nietzscheano tras el frenesí y el fervor progresista del siglo XIX. La influencia
de Fiedrich Nietzshe en el siglo XX, efectivamente, ha sido muy intensa y lo
cierto es que ésta aparece al día de hoy más desdibujada. De un modo o de otro
la estatura del augur de Sils Maria como gran crítico del Occidente moderno y
del devenir occidental siempre queda a la vuelta de la esquina aguardando tras
el nihilismo desatado, cada vez más desatado, en el que Occidente se sumerge.
Como dice el propio Nietzsche “no hay hechos, hay interpretaciones”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></a>
y acaso la lectura que hace Nietzsche de la herencia socrática o del propio
cristianismo sea en exceso monológica al decantarse por una forma de
entenderlos muy sesgada y específica. ¿Caben otras maneras de entenderlos?.
Evidentemente si aunque, lo cierto, es que Nietzsche se ciñe a lo que han sido
ciertas derivas dominantes de amplia influencia
y que podrían explicar la decadencia de la cultura occidental y el nihilismo
como fenómeno histórico; la crisis de la metafísica, la crisis del cristianismo,
sus contextos, la reducción de la esfera de lo religioso a la esfera de lo
moral, la de la teología y la metafísica a la de la ratio entendida en una
clave logicista, la emergencia de la modernidad ilustrada como resultante de
todo ello... Demos la palabra a Fiedrich Nietzsche. No olvidemos que la verdad
para Nietzsche, en general y en relación a esta cuestión, depende de lo que se
ha impuesto como hecho de poder. Entiendan y, si es el caso, disientan del
augur de Sils Maria pero asómense a su mirada. Desnuda carencias básicas del
devenir occidental. Su diagnóstico será demoledor. Occidente habría venido a
constituirse a partir de su propia decadencia. La modernidad, más allá de los
fastos y oropeles de la técnica, servirá un tiempo crepuscular. El nihilismo,
como dilución de todo valor, a la postre una derivada de la decadencia,
configurará el paisaje del Occidente moderno. <o:p></o:p></span></i></p><p><span style="font-size: medium; text-align: center;"></span></p><div class="separator" style="clear: both;">
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;"> </span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">“Iluminemos el reino de los cielos”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Pocas lecturas son más provechosas que la de
la obra poética del augur de Sils Maria si lo que queremos es acceder a sus
fibras discretas y sus disposiciones más íntimas. Su poética es concebida básicamente
como canto –no estamos ante una poesía de la experiencia- que ansía redimir la
vida y el más acá en el canto de la vida misma. “Y yo aquí estremeciéndome/
balbuceo canto tras canto”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn3" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a>…
Consideremos que si alguien fue consciente de cómo nos puede llegar a tocar el
más acá –la moneda de valor y no el mero crédito a futuros que dijera <b>Omar Hayyam</b>- fue Fiedrich Nietzsche.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Quizá sus poemas se hayan ponderado poco en
el primado del Nietzsche filósofo y el caso es que si algo es Nietzsche es un
bruñidor de la vida en esa intuición homérica de que el cosmos<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn4" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></a>
se perfecciona en el canto que lo glosa y en el contemplador que lo ve. Es correcto
decir que <b>Heidegger</b> pone al augur de
Sils Maria en la historia de la filosofía, como dicen en la Academia, pero lo
cierto es que Nietzsche desafía la modernidad y el devenir occidental hasta sus
mismas entrañas –historia de la filosofía incluida- imaginando un nuevo inicio
para un Occidente decadente y nihilista. No será casual pues que el Zaratustra,
si algo pone en cuestión, será el lenguaje filosófico al uso para sondear un
nuevo decir para la filosofía y para el pensar. Esta nueva figura para el
filosofar intima con la poesía y con el relato apelando tanto al razonamiento
como al manejo de imágenes. Así, el pensamiento se haría cuerpo y vida -la vida
que se vive liberando sus potencias; el hombre por hacer- dejando de lado esas
concepciones del más allá o de una racionalidad pura e incorpórea
desustanciando lo real. Efectivamente, la trama que vincula poesía y filosofía
enraíza en la misma urdimbre del pensar del augur de Sils Maria. Hasta el punto
de ser inimaginable un Nietzsche ajeno al <i>ars
poética </i>y a la entraña que la poética expresa sobre este vivir del más acá.
Consideremos que de lo que se trata es de glorificar el encuentro con lo real y su fluir;
de ahí que estemos ante una poética básicamente entendida como canto. Se
entenderá la relevancia decisiva de indagar en ese lenguaje renovado con el que
se sondea la refundación del pensar haciéndolo capaz de cuerpo y vida. En
realidad, el estilo del Zaratustra es la crítica más demoledora y la quiebra
más importante que haya padecido la filosofía europea en siglos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Desde estas capacidades inéditas de lo humano
glorificando la vida se vislumbrará la posibilidad
de viraje que el propio Nietzsche intuye para Occidente dejando de lado su decadencia
y el nihilismo en el que arraiga. Así, la frontera del nihilismo podría
franquearse. En realidad a lo que aspira Nietzsche es, por decirlo en palabras
de <b>Heidegger</b>, a una nueva donación
del ser y a un nuevo tiempo, de tal modo que en el Zaratustra se aventura en
ese nuevo lenguaje para el pensar lindante con la poesía y el teatro y ajeno al
tratado filosófico-metafísico tradicional. No podrá extrañar pues que en su
obra poética encontremos, acaso como en ningún otro sitio, al Nietzsche que
indaga en ese decir renovado que deja ser a su propia palabra. Todo ello desde
una profunda disposición espiritual de ser intenso que embriaga; un pensar del
cuerpo y de la totalidad de la vida del hombre. De lo que se trata es de
conjurar un pensar capaz de abrazar la vida del hombre y sus estados para a
partir de ahí dar cuenta de la riqueza que emerge en la atención al acontecer y
al aquí y ahora. Atenderse supondrá dar cuenta de esa riqueza pero también de
los propios lastres. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">La poesía de Nietzsche enhebra un compendio caleidoscópico
de la vida que lo mecía animando su capacidad de palabra. De ahí que alcancemos
los estambres en los que, delicadamente, se sostienen sus sentires y la figura
de sus pensares. En el poema “la gaya ciencia”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn5" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a>
nos dirá: “esto no es un libro… aquí vive un eterno presente”. Desde esta
atención al presente y sus aconteceres, desde el glorioso SI al aquí y al ahora, la vida vendría a quedar
inagurada en su vigor desbordándose en su potencia de ser. Paralelamente en el
mismo poema denunciará la cultura libresca como una cultura de sarcófagos y
sudarios que tiene como botín el pasado. De un lado una palabra que alumbra
vida indicando la atención a ese eterno presente; una poesía que promete la
redención quedando abierto al simple brindarse del acontecer; del otro lado la
palabra que cosifica y deseca el pasado y todo objeto de discurso olvidando y
dejando de lado la atención a ese eterno presente que libera y glorifica. El <i>dictum</i> nietzscheano: La verdad –o, más
bien, el sentido- como afirmación de la vida; el olvido del ser como la gran
falacia. “¡Y cómo soportaría yo ser hombre si el hombre no fuese también poeta
y adivinador de enigmas y el redentor del azar!”. El hombre superior que
anuncia el Zaratustra generando y reconociendo sentido. Y es que como nos
dijera con acierto <b>Gilles Deleuze: </b>“El
proyecto más general de Nietzsche consiste en esto: introducir en la filosofía
los concepto de sentido y valor”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn6" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Precisamente, Nietzsche entenderá el nihilismo, el enemigo a batir y el gran
cáncer del presente, como la pérdida de todo valor<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn7" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Este nihilismo, no será causa “sino consecuencia lógica de la decadencia”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn8" name="_ftnref8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Para hacer frente al nihilismo y la decadencia se planteará la intimidad con la
poética del <i>dictum</i> nietzscheano. La
poética, a la postre ese sentir pensante del cuerpo vivo que clama.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Los poemas sólo pueden ser -si son tales- un
retrato íntimo que, al tiempo, indica una esfera compartida y un silencio del
que brota esa palabra de todos y de nadie que enhebra lo poético. Podríamos
decir que la palabra poética pertenece tanto a quien la escribe como a quien la
lee pero ni siquiera. Es más bien una palabra de nadie, una palabra sin dueño
que, por eso mismo, tiene capacidad de interpelar al común. La poesía desde
siempre ha interpelado al común y por eso nos dirá <b>Hölderlin</b> que lo que perdura lo fundan los poetas enhebrando
imágenes y figuras que alumbran y componen tradiciones enteras desde su
capacidad para reconocer sentido. Y es que, poco o muy poco, serían los hombres
privados de la palabra y del relato que los nombra desvelando las encrucijadas
y las potencias de la vida del alma y, por eso mismo, del cuerpo vivo. Potencia,
la del alma, capaz de “radiante, iluminar el abismo del ser” en “lo más hondo
de sí”<span class="MsoFootnoteReference"> <a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn9" name="_ftnref9" title=""><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></a></span>.
Como podemos observar Nietzsche va más allá de lo que sería un mero <i>pathos</i> estético o esteticista al esbozar
una ontología que alumbra la cuestión del ser -de los seres que son- en el alma
del hombre que a la vida queda abierto. No habrá por tanto una perspectiva
moral en el sentido de una moralidad heterónoma que escinda el mundo entre lo
bueno y lo malo aunque si la perspectiva de la <i>arete</i> y de la virtud entendida como voluntad de poder y capacidad
de ejercer el cultivo de sí; la voluntad de poder como “la virtud que da
regalos”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn10" name="_ftnref10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a>...
Como podemos advertir Nietzsche está muy lejos de ser un relativista por mucho
que sea consciente del duelo existente entre las diversas interpretaciones en
la conformación de lo considerado socialmente como verdad. La idea de verdad en
Nietzsche y su nítido acento histórico-político.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;"> (3)<span style="color: red;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">El
abismo del ser. El ser como abismo que nos confronta desafiando esas potencias.
La vida como <i>polemos</i>, como conflicto
que encarar en el que se juega eso mismo que Nietzsche nos dijera en el poema
que dedica a la melancolía “Todo esto soy –me estremezco al sentirlo-/mariposa
seducida, flor solitaria/ buitre y rápido torrente de hielo,/gemido de la
tormenta todo para ensalzarte,/ fiera diosa, ante quien profundamente inclino
la cabeza… que con cordura de vida/ vida, vida esté sediento”. En términos
filosóficos Nietzsche, tras la crítica kantiana, volverá a poner el acento en
la cuestión del ser desde un <i>pathos </i>profundamente
poético que atiende al ser vibrante de la vida y a la capacidad del cuerpo animado
de abrirse a ese ser vibrante. Atender a los seres que son, al devenir de lo
natural, atender a “lo que hay”. El ser de la vida desvelándose en el sagrario
más íntimo del hombre; “el mundo se ha transfigurado y todos los cielos se
regocijan”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn11" name="_ftnref11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Tal será la respuesta a la crisis de la metafísica planteada por el augur de
Sils Maria. Todo se cifra en el más acá aconteciendo, el más allá y su espera
sería por tanto el gran error de la tradición metafísica y del propio
cristianismo. No puede dejar de venirme a la cabeza el paganismo natural de <b>Alberto Caeiro,</b> uno de los heterónimos
de <b>Pessoa</b>… Por lo demás, Nietzsche
dejará de lado toda teodicea por lo que se refiere a la cuestión del mal. Vida
y muerte son acogidas desde la perspectiva del ser y sus devenires: el ser que
se expande, el ser que se contrae, el eterno retorno del ser. Para Nietzsche,
más allá de todo movimiento, solo es ”lo que es”, lo que afirma el devenir
renovándose y el eterno retorno; lo que siempre es en la exhuberancia de la
diversidad, el ser que se brinda diversamente en todo momento y lugar, el
eterno retorno de lo mismo (que no de lo idéntico).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Afirmar con tanta contundencia la unicidad del
eterno retorno llevará a Nietzsche a la glorificación de la necesidad en tanto lo
que nos viene dado en ese eterno retorno; el llamado <i>amor fati</i> en tanto amor al acontecer La perspectiva de una creación
continua al modo de una <i>natura naturans</i>
sería afín al <i>pathos</i> nietzscheano y
no solo, también desde esa unicidad descollará la relevancia de la
copertenencia de contrarios –<i>coincidentia
opositorum</i>-. No habrá pues un “mal en si” sino la incapacidad del que mira
de acceder a esa visión inocente que es también una visión de poder, de
capacidad desplegada, de <i>polemos</i>
encarado; la visión inocente que todo lo acoge dejando de lado las consabidas
filías y fobias de cada cual con su respectivas elaboraciones sobre lo bueno y
lo malo. No se trata de negar esfera alguna a lo perjudicial o lo enfermante;
de hecho ya aludí qué la relevancia de la virtud para Nietzsche. Más bien, de
lo que se trata, es de apuntar a esa esfera del ser que se nos brinda más allá
de toda dualidad y escisión humana demasiado humana. De ahí que la visión que
alcanza el acontecer en su eternidad considera lo real en la plenitud que
revela incluso a partir de sus propias contradicciones. Así quedará abierta
como flor espinada la llamada <i>coincidentia
opositorum </i>de tal modo que ésta desgrane la entraña plena del cosmos en su
propio despliegue. En su poema “las altas montañas” nos dirá Nietzsche. “Ahora
ríe el mundo, se alza el tétrico velo/la luz y las tinieblas se han unido”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn12" name="_ftnref12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Su confianza en esa perspectiva de ser que todo lo redime en lo pleno y lo
eterno le hará incluso decir “valiente y profundo/ bailarín incluso en la
matanza… /forjando un destino sobre su destino”. Para Nietzsche será
precisamente la danza la que una cielo y tierra. “Entre el mundo y Dios la
danza”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn13" name="_ftnref13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a>,
nos dirá. Desde esta <i>coindicentia
opositorum</i> y desde la ligereza de espíritu del bailarin la necesidad -lo
que nos viene dado- se convierte en esa vía abierta hacia la propia salud y
hacia la redención de la vida. “Mi amor se inflama eternamente solo ante la
necesidad”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn14" name="_ftnref14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Con acierto nos dirá Victoria Careaga “la totalidad de la vida puede ser afirmada
en su santidad: la superación del espíritu mefistofélico”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn15" name="_ftnref15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></a>;
también la superación de la metafísica entendida como la desustanciación del
más acá. La sacralidad de la vida y de todo lo que es a disposición del hombre
que ve… “Allí quiero ir; aun confío/ en mi aptitud y en mi./ en torno, el mar
abierto, por el azul/navega mi barca genovesa./ Todo resplandece nuevo y
renovado”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn16" name="_ftnref16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></a>;
“porque te amo Oh eternidad”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn17" name="_ftnref17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-size: medium;"><b><span lang="ES-TRAD">Melancolía</span></b><span lang="ES-TRAD">. Nietzsche nos decía que
escribía con todo su cuerpo y toda su vida precisamente por convocar la
inmanencia de lo sagrado -lo sagrado en la vida- y por quedar ahí vivificada,
aquilatada y potenciada la vida del alma que es también vida del cuerpo<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn18" name="_ftnref18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
La vida transmutada y el alma estremecida en un mirar olímpico… Aquí y ahora… La
radiante figura nietzscheana: la atención a ese presente eterno desvelando una
vida encantada y encantante. La poética de Nietzsche desde su misma entraña
desvelando privilegiadamente los registros íntimos de su pensar; un pensar
receptivo y bien abierto a las posibilidades de salud y plenitud del hombre; una
gran salud cifrada en el gozo y capaz de sobrellevar y liberar de cargas bien
pesadas. “Aquí estuve sentado, esperando, esperando… nada/más allá del bien y
del mal, gozando/ a veces sol, a veces sombra,/ todo juego, todo mar, todo
mediodía, todo tiempo sin meta”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn19" name="_ftnref19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Más allá del bien y del mal, y en la plenitud de ser que se nos va brindando.<span style="color: red;"><o:p></o:p></span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">El mandato nietzscheano: Pensar con las
tripas y el corazón desde la propia herida -algo ineludible en los tiempos del
nihilismo cumpliéndose-, y a partir de una melancolía que resulta cercana a la <i>saudade</i>. Lejos de subjetivismo alguno es
la vida del alma, la propia vitalidad, la que piensa atendiendo a su totalidad.
Nietzsche ni siquiera considerará la posibilidad de un pensar digno de tal
nombre ajeno al cuerpo vivo y a la vitalidad desatada arraigando en un cuerpo
que se anima. Atender a esa melancolía cantada por Nietzsche, insisto tan
cercana a la <i>saudade</i>, será por tanto un
jalón decisivo. No olvidemos que el caminante o el solitario glosado por
Nietzsche en sus poemas o ese sólo loco, solo poeta anida en un temple
melancólico que se sabe en un laberinto<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn20" name="_ftnref20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></a>
del que ha de salir.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">En lo poético la emoción y la visión se
entrelazan y la emoción se desborda desde su propia entraña en la mirada que
desvela. Al tiempo, el desvelamiento no cursa desde la frialdad niveladora<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn21" name="_ftnref21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></a>
de la <i>ratio </i>moderna sino desde esa
intuición que es visión que desnuda, visión significativa que poéticamente se
expresa. Así dice el pensar poético, más allá de todo subjetivismo y
entreverado de la imagen que golpea y de la belleza del decir… Un decir que
cautiva como la belleza de la flor en el roquedal, esa flor solitaria que
desvela el manifestarse de la diosa<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn22" name="_ftnref22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></a>
a quien es capaz de ver –de ese mirar olímpico- aventurándose en la soledad
tras quedar medido en la propia melancolía. “Cuando la luz se va desvaneciendo/cuando
ya comienza el consuelo del rocío/se filtra en la tierra/invisible,
inaudible/-pues delicado calzado lleva/el consolador rocío, como todo dulce
consuelo/entonces recuerdas, recuerdas tu, ardiente corazón/cuan sediento
estuviste/ de celestiales lágrimas y gotas de rocío.”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn23" name="_ftnref23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Nietzsche cantará esa melancolía inspirada desde
su propio desgarro y fractura íntima. La melancolía, tan abierta a la herida
que nos mide y a una fractura decisiva... Para Nietzsche la herida del hombre
moderno roto y separado de la vida y de su propia naturaleza, ajeno a esas
potencias del alma que aguardan a la diosa y su presencia prístina más allá de
la devastación y la decadencia. La diosa que se aguarda, el Zaratrustra que nos
dice, la gran salud… Nietzsche centrará la salud en nuestra capacidad para el
gozo. “El mundo es profundo,/ y pensado aun más profundo que el día./Profundo
es su dolor/-el gozo mas profundo aun que el sufrimiento./Dice el dolor:
¡pasa!/Más todo gozo quiere eternidad/quiere profunda, profunda eternidad.” <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Creo importante dar el valor que tiene el
pasaje de la melancolía y del dolor como prolegómeno de ese hombre superior<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn24" name="_ftnref24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></a>
que Nietzsche profetizara como posible vía de escape a la decadencia y el
nihilismo de Occidente. Nietzsche supo bien del pan ácimo del dolor melancólico
y de la soledad. Para Victoria Careaga, la editora y traductora de los poemas
que publicara Hiperión, “sus agonías privadas y personales, al igual que sus
gozos, se transforman en algo tan rico , extraño y, al mismo tiempo, veraz que
pueden ser considerados universales, por tanto, impersonales, y no simples
accidentes biográficos”. Su expulsión de la Academia o su desencuentro con
Wagner y la soledad resultante dejan muy a las claras los intensos desarraigos
de la vida de Niezsche. “Creedme amigos, ¡no para ser maldita/me fue dada mi
sinrazón!”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn25" name="_ftnref25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">A partir de ese pan amargo se nutrirá el
augur de Sils Maria transformado la toxicidad en remedio desde esta potencia
que se libera en el interior del alma. No podremos pues desligar su capacidad
de sublimación –no utilizo esta palabra en su sentido freudiano; atendamos a la
física- poética y filosófica de su dolor.
En este sentido si en algo confía Nietzsche será en las posibilidades
desbordadas de la vida anímica y en su capacidad de asumir y decir SI; lo que
alumbrará un <i>pathos,</i> el nietzscheano,
que más que optimista sabe de la fertilidad de lo humano aun en el mismo
desierto. “El desierto crece. ¡Ay de quien desiertos alberga!”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn26" name="_ftnref26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
La potencia de la receptividad, la capacidad que desata decir SI, el gran poder
que acoge dejar la entraña bien abierta fertilizando el mismo desierto. Como
podemos observar este <i>pathos </i>nietzscheano
será efectivamente una cuestión de temples; en realidad un estado del alma que tiene
como correlato la intensidad de ser. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">(5)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">¿El temple al que abre la melancolía?. La
melancolía arraiga en una sensación íntima de extrañamiento que, al tiempo,
introduce en una suerte de exilio interior: también abre –hay que decirlo- al
paisaje marino del naufragio. La percepción de lo humano demasiado humano y de
una convención social que lastra y enferma estará a la base de la melancolía.
Por eso el melancólico añorará una soledad liberadora que Nietzsche encontró en
la soledad de los parajes naturales. Ahí, reina el estremecimiento ante la vida
y el propio espíritu buscándola. Las altas montañas, los glaciares, el
desierto; la naturaleza salvaje como espejo, como cifra de encuentro que se
brinda en la soledad. Quizá esa diosa alabada a la que alude Nietzsche no sea
sino Artemisa, la gemela de Apolo y diosa de la naturaleza virgen<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn27" name="_ftnref27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Las tradiciones psicológicas medievales y
renacentistas valoraron mucho la melancolía aunque distinguían entre varios
tipos de acceso melancólico. Ciertas melancolías eran consideradas el escenario
privilegiado de la catarsis del alma y detonante de su creatividad. Sin embargo
otras, las relacionados con la bilis negra, se consideraban insuperables y
tanáticas. Con el desarrollo de la modernidad la melancolía pasó a llamarse
depresión encontrando su nombre en la clínica moderna. La melancolía entendida
como depresión perdió toda su riqueza semántica y toda vía abierta hacia sus
propios quilates.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">En su poética Nietzsche se abisma al refinamiento
de los estados melancólicos indagando en un modo de plenitud –la alegría
nietzscheana del que escupe la serpiente y la arroja de su boca<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn28" name="_ftnref28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></a>-
que encontrará su operativa en la vida renombrada. No hablo pues de plenitud en
un sentido infantil que ignora sombras y asperezas. Hablo de plenitud en la
estela de quien confronta decididamente a ese enano de la pesantez<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn29" name="_ftnref29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></a>
que nos susurra al oído nuestra propia molicie sabiendo romper con su atracción.
A partir de ahí, la vida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Su temple interior recuerda mucho a los
cuadros de Fiedrich en sus soledades y en los parajes agrestes que nos ofrecen.
El esplendor del más acá, la inmanencia, la danza de la vida como gran ventura
dionisiaca del alma que queda embriagada en la evidencia del eterno retorno del
ser que siempre es... Nietzsche, efectivamente, va más allá de la glorificación
de la estética en la advertencia de una ontología que se desnuda en los <i>tempos</i> e imágenes que maneja su poesía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">La cuestión de lo Uno y lo Múltiple estará en
la matriz del <i>dictum</i> ontológico
nietzscheano En el “El nacimiento de la tragedia” lo Uno, lo que siempre es, se
nos muestra como gran síntesis de lo que será el eterno retorno. En el
Zaratrusta lo Uno deja paso a la fiesta de los seres que son y al Ser eternamente
retornando y siempre siendo. Deliberadamente el Zaratustra no señala algo
identificable como un más allá totalizador por querer advertir la asunción del
cosmos tal cual es, desde su radical diversidad, para devolverla sacralizada y potente. “No es
esto la divinidad, que haya Dioses , que no haya un único Dios”, nos dirá
Nietzsche en el Zaratustra.<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn30" name="_ftnref30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Los vericuetos de lo Uno y lo Múltiple… Acaso el Nietzsche del espíritu de la
tragedia, cantando a lo Uno, y el del Zaratustra cantando los Dioses, estén
menos distantes de lo que se supone. De hecho la cita indicada establece
también en su alusión a la divinidad una referencia unitiva la cual atendería a
lo diverso de lo divino. Por lo demás en la cita de “El nacimiento de la
tragedia”, en la que se nos habla de lo Uno, la referencia a Dionisos será
también decisiva. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Estamos ante una polaridad en la que los
términos se copertenecen. Apelar a lo diverso o a la unicidad en cuestiones
espirituales… Una cuestión de temple, de disposiciones básicas y de mentalidad.
Por eso considero un error entender esta la alusión a lo Uno como si fuera un resabio
romántico que se termina por dejar atrás. Nietzsche balancea y mide su palabra
y su singular sensibilidad ante la cuestión de lo Uno y lo Múltiple, asunto
éste decisivo para dar cuenta del registro ontológico en el que se mueve. En
ambos momentos apela a decires diversos que, sin embargo, constituyen una
diferencia enlazada en los matices que vienen a expresar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">(6)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">En Nietzsche la vida se desvela como una
bendición solo al alcance de la voluntad de poder o potencia. Tal sería el viraje que
intuye Nietzsche capaz de clausurar la modernidad y el Occidente cristiano tras
siglos de decadencia y nihilismo. Mi pensamiento tiene capacidad de dividir la
historia en dos nos dirá Nietzsche<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn31" name="_ftnref31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
En realidad no es casual que elija el nombre de Zaratustra, un profeta, para
anunciar el retorno de la alegría y de la vida afirmándose en lo que desnuda y
sencillamente es. “Revelación sería la palabra adecuada para expresar el
sentido de algo que repentinamente se hace visible tras haberse mantenido hasta
entonces oculto. Así el poeta se siente golpeado por el rayo”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn32" name="_ftnref32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
Con razón, Careaga apelará a las tradiciones del éxtasis y la inspiración poética,
por lo demás, ya conectadas por el propio Platón con la filosofía.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Al acogerse a las doctrinas tradicionales de
la melancolía Nietzsche asume una gran tradición. La de las tradiciones médicas
medievales y renacentistas de, por ejemplo, Ficino que apela a una melancolía
que bien podríamos calificar como sagrada. ¿La posibilidad de una enfermedad
sagrada? Desde sus inicios la medicina hipocrática griega mantuvo abierta esta
posibilidad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-size: medium;">Ramon Mújica Pinilla vinculará las
tradiciones de la melancolía con el despertar del amor como motor del alma en
el libro que dedica a Ibn Hazm e Ibn Arabi. La herida y la fractura interna
como tierra promisoria en la entraña del sentir intelectual nietzschiano. Una
melancolia, la de Nietzsche, bien
abierta al anhelo intenso del ser “El buen pájaro calló y medito/¿Qué le han
hecho mis trinos?/¿Por qué sigue ahí/ese pobre?/, ese pobre caminante-“<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn33" name="_ftnref33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></a>.
El caminante cansado de su peregrinar y nutriéndose en esos trinos magníficos rememorando sus propios quilates... Hay amor,
efectivamente, en ese caminante que se queda deslumbrado por el trinar del
pájaro. “Todo lo que se hace por amor está más allá del bien y del mal”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftn34" name="_ftnref34" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" lang="ES-TRAD" style="line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></a>
nos dirá el augur de Sils Maria. El amor ese vehículo que hace vibrar la vida
del alma en aquello que la enciende y, en todo caso, lejos de los tópicos
estereotipados sobre el bien y el mal que alguien nos pudiera trasladar. ¿Para
qué poetas?.</span></p>
<div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Cfr.
Fiedrich Nietzsche. Fragmentos póstumos.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a> Fiedrich
Nietzsche. Poemas. Ed. Hiperion, pg, 57<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref3" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></a> Fiedrich
Nietzsche. Así hablaba Zaratustra. De la redención. <span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref4" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Cfr. Himno homérico a Zeus<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref5" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed
Hiperion, pg 63.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn6">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref6" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Gilles Deleuze. Nietszche y la
filosofía. </span>Ed. Anagrama ,pg 7<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn7">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref7" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></a> “Que
significa el nihilismo. Que los valores supremos quedan desvalorizados. Faltan
los fines. Falta la respuesta al por qué”. Fiedrich Nietzsche. La voluntad de
poder. Ed XXXXX, pg 16<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn8">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref8" name="_ftn8" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Fiedrich Nietzsche. La voluntad
de poder, pg 15 <o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn9">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref9" name="_ftn9" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg 21<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn10">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref10" name="_ftn10" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></a> Cfr.
Fiedrich Nietzsche. Así hablaba Zaratustra.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn11">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref11" name="_ftn11" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">En postal dirigida a Peter Gast.
</span><span lang="EN-US">Cfr Fiedrich Niezsche. Poemas.
Ed. Hiperion, pg 12<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn12">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref12" name="_ftn12" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg 33<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn13">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref13" name="_ftn13" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Pormas. Ed. Hiperion,
pg. 55.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn14">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref14" name="_ftn14" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[14]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg 119.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn15">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref15" name="_ftn15" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[15]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Victoria Careaga, introducción. Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ediciones Hiperion,
pg 12. <o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn16">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref16" name="_ftn16" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[16]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Fierdrich Nietzsche. <span lang="EN-US">Poemas.
Ed Hiperion, pg 45<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn17">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref17" name="_ftn17" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[17]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fierich Nietzsche. </span>Poemas.
Ed Hiperion, pg 119.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn18">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref18" name="_ftn18" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[18]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">No olvidemos que filosóficamente
el alma es el principio de animación del cuerpo; propiamente dicho la vida del
cuerpo.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn19">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref19" name="_ftn19" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[19]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed
Hiperion, pg 49<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn20">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref20" name="_ftn20" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[20]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg 111.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn21">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref21" name="_ftn21" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[21]</span></span><!--[endif]--></span></a> Martin
Heidegger. Acerca del nihilismo. Ed Paidós, pg 77. “La razón y su representar son solo una
clase del pensar y en modo alguno por sí mismo determinados sino por aquello
que el pensar ha ordenado pensar a la manera de la <i>ratio. </i>El que su dominio se erija como racionalización de todos los
órdenes , como normalización, como nivelación en el curso del desarrollo del
nihilismo europeo da tanto que pensar como sus correspondientes intentos de huida
hacia lo irracional.”<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn22">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref22" name="_ftn22" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[22]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Fiedrich Nietzsche. Poemas<span lang="ES-TRAD">.
A la melancolía. </span><span lang="EN-US">Ed.
Hiperión, pg 23<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn23">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref23" name="_ftn23" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[23]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietszsche. Poemas. Ed. Hiperion,
pg 67<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn24">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref24" name="_ftn24" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[24]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Übermensch, literalmente significa
sobre, por encima o superior al hombre, también podría traducirse como más allá
del hombre. Para evitar la inadecuada traducción de superhombre, al día de hoy por
el contexto casi cómica aun correcta, me limito a decir hombre superior; lo que
el propio Nietzsche indicaba.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn25">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref25" name="_ftn25" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[25]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg. 37<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn26">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref26" name="_ftn26" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[26]</span></span><!--[endif]--></span></a><span lang="EN-US"> Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed.
Hiperion, pg 85<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn27">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref27" name="_ftn27" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[27]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Son bastantes los helenistas que
aun reconociendo la riqueza hermeneutica de eso de lo apolíneo y lo dionisiaco,
que dijera Nietzsche, reivindican que ambos dioses no se encuentran tan
confrontados atendiendo a las fuentes primarias. De hecho el propio Nietzsche
entendía la plenitud de lo griego desde la síntesis de lo apolíneo y lo
dionisiaco.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn28">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref28" name="_ftn28" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[28]</span></span><!--[endif]--></span></a> Fiedrih
Nietzsche. Así habló <span lang="ES-TRAD">Zaratustra.
De la visión y el enigma.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn29">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref29" name="_ftn29" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[29]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Fiedrich Nietzsche. Así hablaba
zaratustra. De la visión y el enigma<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn30">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref30" name="_ftn30" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[30]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Fiedrich Nietzsche. <span lang="ES-TRAD">Así
hablaba Zaratustra. Los tránsfugas, <o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn31">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref31" name="_ftn31" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[31]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="EN-US">Cfr. Fiedrich Nietzsche. Ecce
Homo.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn32">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref32" name="_ftn32" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[32]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Victoria Careaga en introducción. Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed. Hiperion, pg
10<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn33">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref33" name="_ftn33" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[33]</span></span><!--[endif]--></span></a>
Fiedrich Nietzsche. Poemas. Ed. Hiperion, pg 27.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn34">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Imaginatio%20vera-Nietzsche.docx#_ftnref34" name="_ftn34" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[34]</span></span><!--[endif]--></span></a> Cfr
Fiedrich Nietzsche. Más allá del bien y del mal.<span lang="ES-TRAD"><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div></div><div style="mso-element: footnote-list;"><div id="ftn33" style="mso-element: footnote;">
</div>
</div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-53713907647811811722023-04-28T10:50:00.003-07:002023-05-01T06:20:37.844-07:00Defender la belleza: A propósito de la obra de Josep Maria Fericgla "Inspiraciones sin tiempo"<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLm_TgGnFgM-wIRPqIYce6ez2cMMNLqINQmBU45esWNYahM4gvp2gEBSHH37fayz2pqaIy8uNWEKmPiL1wG3aE1XdWI8ZTkVjk0erq1AIoZsFoxPWggYbogAxRV0bUiomhuUwnWMWEiCKIOfExQ5R-M7hxNE3OX6347yF6EjrNdDNqvKdfElIIzJDYjA/s2048/presentacion%20Chema.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgLm_TgGnFgM-wIRPqIYce6ez2cMMNLqINQmBU45esWNYahM4gvp2gEBSHH37fayz2pqaIy8uNWEKmPiL1wG3aE1XdWI8ZTkVjk0erq1AIoZsFoxPWggYbogAxRV0bUiomhuUwnWMWEiCKIOfExQ5R-M7hxNE3OX6347yF6EjrNdDNqvKdfElIIzJDYjA/s320/presentacion%20Chema.jpg" width="320" /></a></div><br /><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">“Inspiraciones sin tiempo” es un libro de aforismos o
máximas. Y como tal un libro que alejándose del tratado sistemático se ubica
más bien en el de la praxis y en el nexo que vincula palabra y vida. Ahí la
palabra es intensamente símbolo como nos dice Chema en la introducción, símbolo
que nos remite al Misterio que todos vivimos para un mejor vivir. Aforismos,
máximas<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lemas… Estamos ante una
importante literatura sapiencial de gran tradición. Creo que debemos
aproximarnos al libro desde tales referencias ya que no estamos ante un libro
de autoayuda. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como digo Chema emplea la palabra lema. Lema es una
declaración significativa que da cuenta de algo en el espacio público. El lema
nos aporta una síntesis valiosa respecto de ese algo. Los aforismos aluden
etimologicamente a la expresión de modos de discernimiento específicos en
relación a alguna cuestión, si se quiere de visiones en la estela griega de
considerar la verdad como una visión que irrumpe y toma la medida a algo. Los
aforismos se lanzan a pie de obra, a ras de suelo y, tradicionalmente, han
quedado hermanados con la filosofía práctica. Pienso en las importantes obras
de los estoicos, en Epicteto, uno de los grandes, en Marco Aurelio, en el
cordobés Séneca, o en nuestro siglo de Oro en los aforismos de Baltasar Gracian
tan valorados fuera de nuestras fronteras… <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Los primeros aforismos, reveladoramente, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>son los de la medicina griega. Hipócrates se expresaba
a través de aforismos que pretenden señalar una esfera de seguridad en relación
a las enfermedades , <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sus aforismos
tratan de la salud entendida desde el plano continuo que vincula el cuerpo con
el alma. Dice Hipócrates, las enfermedades son crisis de purificación… No
quiero banalizar lo relacionado con las enfermedades y su dureza pero ahí lo
dejo. Si la sabiduría práctica encuentra su prueba es en las asperezas de la
vida <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Como digo los aforismos tratan de establecer una
referencia que facilite y de seguridad a la hora de abordar una cuestión dada.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El término máximas -la expresión máxima e s
un superlativo de grande- transita esta misma estela del valor que se aporta
desde la reflexión compartida. Maximas, lemas, aforismos.. . Estamos ante un
darse de la literatura sapiencial de considerable fuste <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>referido a<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>las praxis y estrategias del alma en el abordaje de la vida. Insisto no
estamos ante un libro de autoayuda que busque compensar emocionalmente al lector
o desplazar una terapia mediante un apósito momentáneo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Un tanteo más y un término más. En el libro Chema re-elabora
lo que el mismo llamó saetas en otros contextos, las saetas tienen como fin
alcanzar una diana, en este caso la diana de un saber practico que se desgrana
en cuestiones específicas.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Consideremos este breve repaso y cómo nos remite a
la sabiduría práctica. Sabiduría práctica que, necesariamente, nos invita a detenernos
en el “cómo se hace lo que se está haciendo”. La expresión que se utiliza es muy
acertada. Por eso todo el libro queda referido no al propio saber que se
esgrime sino al contexto singular <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>del
lector que debe hacer suyos los aforismos y transformarlos en el pasaje de su
propia praxis y de sus propios aconteceres y vivencias. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Insisto estamos muy lejos de la autoayuda; hasta
el punto que el libro desafía al lector en sus fragilidades invitándolo a una
batalla. En el segundo aforismo del libro se llama al lector a algo tan
políticamente incorrecto como la autodisciplina, una disciplina que brota de
uno mismo, del propio anhelo y de la toma de conciencia de nuestro estado con
sus respectivas escisiones… Efectivamente, nada hay sin disciplina ni
contención. Nada hay sin saber promover ese dominio de sí que decían los
clásicos. Nada hay, en último instancia, sin trabajo interior por mucho que la
disposición al esfuerzo pueda caer como una fruta madura. Con seguridad la de
romper automatismos y malos hábitos es la primera aduana a superar en la esfera
de la sabiduría práctica. Gurdjieff habla del trabajo con el cuerpo para
indicarnos esa aduana. La finalidad: reconocer en el horizonte esa naturaleza substancial
a la que alude el propio Chema. En esta misma línea de incorrección política no
deberá sorprendernos que en el aforismo 21 se hable de lo heroico a la hora de
intentar recobrar la memoria. La memoria de aquello a lo que nos consagramos y
comprometemos. La vía interior y la cuestión del olvido de sí y de la
recuperación de la memoria como una vía heroica. Efectivamente, estamos en las
antípodas de un libro de autoayuda.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(3)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Naturaleza sustancial. Naturaleza sustancial a la
hora de hablar de nuestra entraña. Los términos de naturaleza y sustancia tienen
un enorme fuste filosófico. Explicando la palabra sustancia que, en términos
filosóficos traduce el griego <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ousia</i>,
decía Antonio Escohotado que la sustancia es lo que da sabor a un guiso y así decimos
que el guiso está sustancioso; lo sustancioso lo transforma en un plato con
sabor propio que enraiza el guiso en aquello que plenamente es y en su mejor
sabor. La sustancia o esencia remitirían a la naturaleza y la forma verdadera,
a la plenitud de ser. Asunto este, por lo demás, complejo ya que la verdadera
plenitud es algo divino y la del hombre mayormente precaria. Por eso es tan
importante saber aceptarnos tal y como somos en nuestra propia finitud, aceptar
nuestro carácter mortal que nos decían los griegos; vernos expuestos y frágiles
ante lo real: tocar nuestra propia insatisfacción al albur como estamos de las
fuerzas del destino. “la perfección es una virtud de los dioses” nos recordará
Chema con acierto en el aforismo 11.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Siendo la plenitud propia de dioses no por ello deja
de servirnos de horizonte. Y ahí aparece nuestra integridad, en palabras de
Chema, para responder a ese horizonte que es también llamada. Nuestra
integridad y también nuestra <i style="mso-bidi-font-style: normal;">saudade</i>
o nostalgia de lo divino la cual nos empuja a esa insatisfacción apuntada por
el aforismo 11. La insatisfacción, radicando en el núcleo mismo de nuestro anhelo,
nos empuja a ese horizonte. La insatisfacción, la vieja melancolía, en realidad,
ese motor que nos anima a seguir aguzando el oído y la figura en el cuidado de
sí. A la vista la afirmación de la vida como criterio de verdad.<o:p></o:p></span></p>
<div style="border-bottom: solid windowtext 1.0pt; border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-element: para-border-div; padding: 0cm 0cm 1pt;">
<p class="MsoNormal" style="border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0cm 0cm 1.0pt 0cm; padding: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Se hace evidente que asumir nuestras limitaciones no
pone en cuestión que el de la vida sea el gran criterio de verdad del que
disponemos tal y como nos indicara Fiedrich Nietzsche. Efectivamente como nos
transmite esta obra de sabiduría práctica solo disponemos de la vida y de sus
potenciales quilates. Atendámosla.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>No
hay más que lo que hay, no hay más realidad que lo que es <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y ahí debemos dirigir nuestros afanes y el tesoro
de nuestra atención para, en palabras de Chema, acceder “al delicado aroma de
lo que realmente somos”<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
No malgastemos nuestro vigor en fantasías ni pasatiempos mentales. Todo es más
simple. “Hagámonos amigos de la vieja realidad”, estemos atentos a lo que hay, hagámonos
amigos del ser que se nos brinda en nuestra capacidad de presencia. Aquí y
ahora, “en cada momento acción y lugar” nos dirá Chema. En efecto, acaso los
humanos corrientes seamos poco más que olvido de si y transitemos por la vida
como meras caricaturas o sombras de nuestra verdadera potencia dejando de lado
nuestra capacidad de atención. Meros durmientes sin que nada les despierte como
nos recuerda Chema<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en el aforismo 19. Por
eso mismo <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>la importancia de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>”esforzarnos por recordar aquello a lo que nos
consagramos”. El ejercicio de la memoria, para Chema lo único capaz de
salvarnos de la locura; la vía heroica que se nos sirve como camino<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>…<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0cm 0cm 1.0pt 0cm; padding: 0cm; text-align: center;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0cm 0cm 1.0pt 0cm; padding: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">La vereda hacia el horizonte del sentido no tiene
obstáculos salvo acaso el de nuestra propia incapacidad para el silencio y la
templanza, o la atonía para esa atención amorosa que nos dijera San Juan de la
Cruz. Se trata de quedar abierto a la realidad y eso se hace viable en el Amor.
“El amor implica presencia” como bien dice Chema, fuego devorador que no retira
la mano a lo real presentándose. No olvidemos que nuestra capacidad de atención
y de presencia lejos de un estado de gelidez o inafectación se nutre del Amor y
en los fuegos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros </i>por ser el
amor encuentro, unitividad <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y
apuesta<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>por la unión y la conciliación.
Con la vida, con lo real, con el todo y también con nosotros mismos alcanzando
nuestro propio umbral de integración personal divisando la unidad del alma. <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Hen kay pan</i> -Uno y todo- que decían los
románticos. El Todo y la Unidad de todo lo real como gran arcano si es que<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>nos abrimos a su Misterio a partir del
cultivo de nuestra propia receptividad<i style="mso-bidi-font-style: normal;">.</i>
Y es, como dice Chema, es la propia vida, la vida toda –la zoe de los griegos-
“ la que nos anima e invita a sentirnos parte de la creación”. Estamos pues
ante un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">fatum</i>, ante una buena nueva
que nos viene dada y que acoge lo humano. Ante algo que sencillamente es así
–por decirlo al modo de Chema<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>-<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>algo que nos viene dado y se nos brinda. La
vida invitándonos a su seno para en unión formar parte de ella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0cm 0cm 1.0pt 0cm; padding: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">Voy acabando con unas palabras del <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>texto<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Citas con avellanos, </i>en realidad la
llamada a una tranquila pero efervescente <i style="mso-bidi-font-style: normal;">contemplatio
naturalis</i>;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“captar los aromas más
gráciles y ciertos sentidos internos, casi místicos, que en las ciudades
permanecen sin desplegarse jamás… aprender a vivir en la insondable madre Naturaleza
para vivir en contacto con los anhelos primordiales de todo ser humano… la vida
primigenia sencilla y real, el sentido de lo transcendente<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>entretejido con<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>lo transitorio de la vida humana, la reverencial<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>belleza y profundidad<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de las innumerables formas que adquiere la
vida de la naturaleza” . Y el silencio, parafraseando a Jose María, el
verdadero arte de la vida en el que alcanzamos la esencia<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="border: none; mso-border-bottom-alt: solid windowtext .75pt; mso-padding-alt: 0cm 0cm 1.0pt 0cm; padding: 0cm; text-align: justify;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD;">A partir de este acogimiento enamorado de la vida nos
percibimos naturalmente abiertos a un horizonte en el que asoma el sentido y la
plenitud tanto de nuestra vida como de todo lo que vemos. Chema será consciente
de que se abre un horizonte complejo de implicaciones bien hondas y también de
puntos suspensivos. Me refiero al Misterio de la vida y la vida del hombre como
misterio que nos sobrecoge. El misterio se nos brindará de un modo explícito
tocándonos la entraña. En tal sentido nos dirá: “somos capaces de percibir la
presencia de la Presencia, de ese algo grandioso e indescriptible al que
llamamos Dios y de otras mil maneras por falta de un término que lo describa”.
Como vemos Chema no se arredrará ante el hecho de que el hilo conductor de lo
que se va diciendo convoque las grandes cuestiones como flores que se abren apuntando a un más allá de la esfera de lo
material y del mundo físico. Estas grandes cuestiones, efectivamente, apuntarán
con valentía a una esfera de transcedencia. La cuestión de Dios aparecerá en la obra desde una escrupulosa racionalidad y, bien lejos, de toda fuguismo
fideista. Consideremos que la cuestión de Dios aparece en el libro como fruto
casi necesario de lo desvelado por lo sublime y la belleza en tanto horizonte
de sentido. La cuestión de Dios… En el aquí y el ahora, en el silencio, un
vacío<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y un Misterio fértil que, convocándonos, nos desvela “nuestra sed de lo eterno”<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Si como nos dice Chema<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
“la creación es la multiplicidad dentro del todo” se entenderá bien la
apelación al silencio y a la atención. En la multiplicidad, en la vida y su
belleza se revela lo eterno que siempre es en su infinita diversidad. La
eternidad, el misterio, la llamada de una insondable unidad primordial, nuestra
condición y respuesta… “Que tu vida esté al servicio de una realidad superior”<a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 14pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 27<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 21<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 8<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 131.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 133.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 134<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 74<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Fericgla.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Aforismo 77.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-26317716599267269122022-12-14T04:22:00.002-08:002022-12-14T04:30:50.172-08:00El teatro alquímico de Antonin Artaud: El dolor, el mal, la crueldad (II)<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 1.0cm; text-align: justify;"><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVCONVL37qK5NN2jW9eixTUC29fH_YMm315HNAPcwZJPUuLp4z4udEnHrO1lo5m7kmw67SfCmj1DwA0YrRsIOorSDf2E5_tgMk5CL80ZFuZRCk63sDbEZ2epyHTv1bAz7c-YC2ltFvWojK_p9ztDRfU-4Q4wMHCodiVmo8jnZpwKLJIOd2q9qlayCNtw/s600/nacimiento-alejandro-magno.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="471" data-original-width="600" height="251" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjVCONVL37qK5NN2jW9eixTUC29fH_YMm315HNAPcwZJPUuLp4z4udEnHrO1lo5m7kmw67SfCmj1DwA0YrRsIOorSDf2E5_tgMk5CL80ZFuZRCk63sDbEZ2epyHTv1bAz7c-YC2ltFvWojK_p9ztDRfU-4Q4wMHCodiVmo8jnZpwKLJIOd2q9qlayCNtw/s320/nacimiento-alejandro-magno.jpg" width="320" /></a></i></div><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /> </i><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 1.0cm; text-align: justify;"><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></i></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 1.0cm; text-align: justify;"><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Con esta segunda parte de la entrada termino la investigación que he llevado a cabo sobre la figura de Antonin Artaud. Su origen son las jornadas que convocó el Centro de Estudios Espirituales en Arenas de San Pedro hace unos meses en las que di una charla sobre Artaud y la téurgia. Toda una expedición enriquecedora... </i></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 1.0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><i><br /></i></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center;"><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><span style="background-color: #f0f2f5;">(3)</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; tab-stops: 1.0cm; text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La crueldad y su escena.</span></b><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">
Violentar el yo y la conciencia de lo humano demasiado humano, resquebrajar su
todopoderoso mundo, desconcertarlo, romper sus asideros, sacar al yo moderno de
sus tramas imaginarias y sus asignaciones de significado tan ajenas al cuerpo y
a la capacidad de vida, sacarle de su intensa ignorancia respecto de las
cuestiones del espíritu, promover desde el teatro una crisis que facilite una
toma de conciencia transformadora. El primer paso será empujar para abrir el
vientre al dolor y la confusión. El primer paso de toda alquimia
transformadora…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Efectivamente, más allá del estruendo y el vanguardismo
artaudiano, no nos alejamos mucho del modelo clásico de la tragedia iniciática helena
que glosara Aristóteles… Ya he indicado que para los griegos ir a ver una
tragedia no era lo que para nosotros ir al teatro. La tragedia como gran escena
de lo humano nos dirán los griegos; el teatro de la crueldad nos dirá este
marsellés mediterráneo y maldito. La aspereza de la vida como aduana de necesaria
paso... ¿Por qué Dios o los Dioses nos abisman a la </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-spacerun: yes;"> </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-spacerun: yes;"> </span><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">experiencia
del dolor?. La relevancia de la crueldad y del dolor en la cosmogénesis y también
en el retorno a lo divino del hombre… ¿Estamos ante una ontología dolorida al
menos en sus primeros compases?. ¿Una ontología valiente por mentar nítidamente
las asperezas del llegar a ser?. En palabras del marsellés “cuando el dios
escondido crea obedece a la necesidad cruel de la creación que él mismo se ha
impuesto, y no puede dejar de crear (sigue diciendo Artaud) y de admitir en el
centro del torbellino voluntario del bien un núcleo de mal cada vez más
reducido y consumido”</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Para ponderar ese núcleo de mal da igual que el
alumbramiento del cosmos responda a un amor que ampara el llegar a ser de los
seres, da igual que todo se vea finalmente justificado y abrazado por el haz de
sentido inherente a lo divino. Ese amor no evita el tremendo acontecimiento que
supone la retirada de la plenitud divina para que los seres en su diversidad -y
también en sus roces- sean. Ante el dolor estamos ante una derivada necesaria en
la manifestación de la potencia creadora de lo Uno, una derivada inherente a lo
creador y que acaso indique que desde lo divino y, en algún sentido, la creación,
originariamente, place pero también duele… Estamos pues inmersos, según este
marsellés, en lo que sería la economía de la cosmogénesis. La unicidad parece
resquebrajarse en el emerger de la multiplicidad y un desconcierto no exento de
caos se entrelaza al acto creador mismo. ¿Podríamos imaginar un cosmos y un
estado del ser más benigno?. Desde luego y acaso exista. Ahora bien nuestro
umbral de mundo es como es y de no quedar asumidas las dosis de dolor existente
sencillamente no sería. En la misma línea nos dirá Artaud “abandonando a su
reposo y distendiéndose hasta alcanzar el ser Brahma sufre con un sufrimiento
que tal vez produce armónicos de alegría pero que en el extremo último de la
curva solo puede expresarse mediante una espantosa trituración”</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">.
Ese extremo último no sería sino lo dolorido del mundo.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Sobre esta importante cuestión me viene a la mente ese
mito órfico de Dioniosos soñándose como niño que juega asomándose a un espejo.
Tras mirarse en el espejo sus facciones se desmembran y se van alejando unas de
otras. Ya separadas terminaran constituyendo la multiplicidad de todo lo real,
la totalidad de los seres que son… El dios queda alienado en su unidad, al
menos aparentemente; se ve desmembrado y escindido. El desmembramiento de
Dionisos, el dios que muere y resucita alumbrando el mundo y siendo su </span><i style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">logos</i><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> oculto... El juego de los
contrarios inicia su melodía a veces tan áspera, lo múltiple roza y chirria
entre sí, el dolor irrumpe; sincrónicamente el </span><i style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">eros</i><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> y el </span><i style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">logos</i><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
permanecen en tanto grandes misterios que parecen sugerir la sabiduría de lo
divino como ese horizonte de retorno a lo real que restaura una unidad
aparentemente perdida…</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Muchos relatos y saberes tradicionales han indicado
este universo paradójico y tremendo, bello y recio, desde una determinada
pluralidad de lenguajes y figuras. El Uno-Todo, en su armonía universal y
belleza, encuentra su </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">kenosis,</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> su alienación y desmembramiento, en la
manifestación del cosmos; del Uno a los muchos, del Uno-todo y la
pura-potencia-que-no-es a las series de las formas que son… El Dios que muere y
aparentemente, acaso en alguno de sus registros y estados, sufre como
cualquiera otro. El dolor como algo inherente al acto creador por suponer,
aunque sea en apariencia, la separación entre lo divino y las criaturas. La
apariencia irrumpiendo con fuerza para que la multiplicidad sea.</span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Paralelamente el hombre encontrará su desgarro más
íntimo en el anhelo de retorno a un estado que parece habernos arrojado de su
matriz. Verse arrojado y arraigar en un anhelo de transcendencia que hace
sentir el mundo desde una trama de melancólico exilio; un anhelo de unidad
perdida, de recomponer los fragmentos y escisiones dejando de lado, por pura
saturación, lo humano demasiado. De ahí la famosa cita de Artaud “Lo advierta o
no, consciente o inconscientemente, lo que el público busca fundamentalmente en
el amor, el crimen, las drogas, la insurrección, la guerra es el estado
poético, un estado transcendente de vida”. Salir de sí, romper la convención de
lo ordinario, lo cotidiano, lo profano, dejar de lado todo lo que pensamos ser y
todo lo que adorábamos, saber que no somos sino pura evanescencia melancólica
en un mundo que se nos presenta cuarteado por escenarios de dualidad y desgarro…
A esa encrucijada, en el que las máscaras caen y todo lo que creíamos ser se queda
en el camino, nos conducirá ese anhelo de transcendencia; a veces dolorosamente.</span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Hacia tal pasaje, precisamente, querrá llevar Artaud
al espectador de su teatro. Instalado en tal fractura el hombre puede tantear
su ser finito reconociendo su propio drama. Solo ahí quedará servida la
posibilidad de catarsis y regeneración que plantea el teatro de la crueldad. De
catarsis y de una iniciación entendida como retorno a lo Uno para quedar el
hombre asimilado a la propia Unidad. Tal retorno tendrá su propio misterio, que
no será sino el hombre llegando a ser alcanzando su propia forma. Paradojicamente,
el aquilatamiento de la propia forma, le abrirá al hombre a un anhelo intenso de
transcendencia. Ser lo que se es para verse asimilado a un océano sin forma. El
dolor como aduana que proclama la escisión y fractura de lo humano demasiado
humano.</span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">De la propia forma al Uno-todo que nos agarra por los
pelos exigiendo </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">kenosis</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">, silencio,
totalidad y olvido de sí. La noche oscura y el desgarro de lo humano a partir
de sus propios límites en ese anhelo de transcendencia, El teatro de la
crueldad, lo sagrado irrumpiendo y manifestando esa esfera de transcendencia en
el abandono exigido por la voz silenciosa que alcanza desde más allá del telón.
La esfera de los deseos dejando paso a la receptividad y capacidad de asimilar la
necesidad, es decir, todo lo que nos venga dado en tanto emblema de lo Uno. El </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">eros</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"> volcado en el Todo a través de la
aceptación del acontecer y de lo dado. El </span><i style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-bidi-font-style: normal;">eros</i><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
dejando de lado el escenario de los deseos mundanos, con toda la insatisfacción
y el dolor que nos inducen. La trama de los deseos como ese susbsuelo del que
brota una frustración e insatisfacción perenne que arruga el alma sin
soltarnos. El dolor y la frustración amasando el alma y acaso descubriendo
algún día el poder de la receptividad para sencillamente asumir “lo que hay” y
lo que nos venga dado. Los desgarros que se pudieran producir en tal tránsito,
la desolación del hombre escindido por la dualidad y el anhelo de Unidad de
todo lo real como medicina del alma, En tal sentido nos hablará Artaud de la
crueldad… Estamos, efectivamente, ante un tránsito con no pocas dosis de
aspereza hasta el punto de quedar incorporado el dolor en la vida y su sentido.
Dejar de lado el poder sobre el alma de ese dolor más allá de la catarsis del
alma. Asumir esa necesidad y ser capaz de decir si, si a lo dado, como vía de
apertura a lo sagrado será el giro</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">
que se nos exija.</span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">El teatro de la crueldad y su escena indagando en esa
crueldad y esa dureza. El drama cósmico como una colosal escena en la que “un
torbellino de vida que devora las tinieblas en el sentido de ese dolor de
ineludible necesidad fuera del cual no puede continuar la vida”</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">.
Como podemos observar Artaud ve en el dolor y la insatisfacción una determinada
función cosmogónica. El dolor facilitando el parto de la vida potente tanto a
nivel personal como en un nivel cosmológico. Pareciera que a través del dolor
se cobrara conciencia de que estamos en una caverna y que el paraíso, lo real,
queda más allá.</span></p><p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">La disposición hacia el dolor y la capacidad para no retirar
la mano llevará a Artaud a apuntar un modo singular de entender la moral y la
pureza a la que se debe de apuntar. En sus propias palabras “una especie de
severa pureza moral que no teme pagar a la vida el esfuerzo que exige”. Una
pureza moral que plantea asumir el acontecer de la vida tal cual se nos
presenta –lo necesario, la necesidad, lo dado- en lo que sería el esfuerzo del alma
en el acercamiento y retorno a lo divino. Estamos pues ante una perspectiva moral
que no se centra en normatividad alguna. Más bien se trata de exigirnos lo que
debemos a la vida que no será sino aceptarla tal y como realmente es estando a
su altura... La</span><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt;"> dureza de la vida como precio que debe ser virilmente
aceptado en aras de la redención y de la unidad con el Uno-todo. La asunción de
“lo que hay” abriendo a la realidad de lo divino.</span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(5)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">El teatro de la crueldad poniendo a la vista la decisiva
cuestión del dolor como pasaje necesario. Artaud generando conscientemente desconcierto
en las conciencias para designar su proyecto de teatro alquímico. Se trata de
violentar el imperio del pequeño yo en su tarea de ir enhebrando su mundo
mínimo a través de imaginario, figuraciones y determinadas asignaciones de
valor. El teatro de la crueldad se asienta en este ejercicio deliberado de
violencia pero en realidad es la vida misma la que nos violenta día a día y
paso a paso. El teatro de la crueldad amparándose en la vida y sus meandros… Toda
disposición, teoría o idea preconcebida se verá expuesta a la maza, esa maza
que reprochaban a Sócrates portar </span><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-spacerun: yes;"> </span><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">a la
hora de ejercitar su crítica. Hasta las ideas más lustrosas deben ser sometidas
a crítica si es que se anhela algún género de reconstrucción al abrigo de una
visión renovada. Esta es la destrucción que promueve el marsellés maldito apelando
a la crueldad. Nada debe quedar sin violentar ni remover. Nada, nada, nada que
diría San Juan de la Cruz para así arraigar en la Nada y la absoluta
transcendencia que todo lo alumbra. La alquimia de la vida se da en la vida
misma y no en ídolo alguno en el que descansar cómodamente. Demoler todos los
ídolos hasta que la Nada aflore. ¿Hasta donde alcanza la potencia de la Nada? Artaud
hablando del dolor. Artaud hablando de sí y de nos.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Hablamos de Artaud pero nadie escapa a la parca y al pasaje
de la confusión y la quiebra ni a la Nada emergiendo; por mucha estabilidad que
alguien perciba a su alrededor la parca se presenta y todo lo resquebraja.
Estamos ante un pasaje del alma que es universal a todo hombre, un pasaje en el
que se resuelven asuntos decisivos. No deberá extrañarnos pues que el teatro de
la crueldad encuentre en la sacudida del yo ordinario e, incluso, en cierta
violencia escénica uno de sus tránsitos. En realidad, estamos –ya lo indiqué- ante
el proceder de la propia vida al encuentro del alma del hombre. El marsellés nos
dirá: “Sin un elemento de crueldad en la base de todo espectáculo no es posible
el teatro. En nuestro presente estado de degeneración solo por la piel puede
entrarnos otra vez la metafísica en el espíritu”</span><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt; mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">.
Artaud entenderá la escena desbordando y desconcertando, envolviéndolo al
espectador desde la iluminación, desde el sonido, desde lo sorprendente, desde
la gesticulación y la mímica, desde un nuevo lenguaje que el teatro debe
elaborar dejando atrás la inflación de lo textual y la palabra. Por eso colocará
al espectador en el centro de la sala quedando al albur de la escena desatada.
Como podemos observar estamos muy lejos de la típica escena teatral en la que el
asistente a la función analiza y degusta la trama escénica a modo de juez o
crítico. La escena que imagina Antonin Artaud debe avasallar y desbaratar
abordando la cuestión del dolor y la honda insatisfacción en la que la vida del
hombre se desenvuelve. El dolor; acaso no lo originario pero si lo más
inmediato.</span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">Artaud en el primer y segundo
manifiesto del teatro de la crueldad expondrá las bases y como desplegar su
teatro, algo que completa a través de varias cartas y escritos aparentemente
menores. Creo que se comprenderán las razones por las que designa a su teatro
como el teatro de la crueldad. El marsellés juega también con la confrontación,
el desafío y la provocación que supone llamar así a un teatro al que vincula
expresamente con la alquimia y la metafísica. Se hace evidente que persigue una
sacudida que torne consciente el umbral de dolor y malestar que habitamos. El
teatro de la crueldad dando cuenta de la cuestión del dolor en su registro
humano y metafísico.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El dolor, la insatisfacción, el
teatro de la crueldad invocando lo sagrado en tanto escena mistérica que
primero perturba y luego desvela. -la pauta de Eleusis-. El dolor a la base de
la tarea del hombre y, también, como regulador cósmico que permite al mundo llegar
a ser separado de su creador. La crueldad de la separación de lo divino, del
hombre separado de lo divino.Da igual que sea una mera apariencia. El dolor
toca y duele. De esta crueldad será de lo que nos hable Artaud como gran paisaje
de su teatro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background: white; line-height: normal; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Al convocar todas estas cuestiones en la misma base de
su teatro baja a la sima de nuestro desconcierto. El marsellés no se refugia en
banalidades unitivas o promesas de eternidad post-mortem. Baja al sótano y
reclama el carácter terrible y duro de la divinidad como intimidad que nos
templa. Sus pensares resultan de una virilidad espiritual casi espartana. Ahí
está el dolor y hay que asumir su presencia. La alusión a la crueldad nada
tiene que ver, en sus propias palabras, con “el vicio”, “el sadismo” o con
“perversos apetitos” o “excrecencias enfermizas de una carne contaminada”,
“sino al contrario con un sentimiento desinteresado y puro, de un verdadero
impulso del espíritu basado en la vida misma; y en la idea de que
metafísicamente hablando y en cuanto se admite la extensión, el espesor, la
pesadez y la materia se admite también como consecuencia directa el mal y todo
lo inherente al mal, al espacio, la extensión y la materia. Y todo esto culmina
en la conciencia, y en el tormento, y en la conciencia en el tormento.” El mal,
lo venimos diciendo, sería pues inherente a la separación de lo divino y a la creación
misma. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Continua Artaud “y a pesar del
ciego rigor que implican estas contingencias la vida no pude dejar de ejercerse
pues sino, no sería vida; pero ese rigor, esa vida que sigue adelante y se
ejerce en el rigor y el aplastamiento, ese sentimiento implacable y puro -Leibniz
dirá “el ser persevera en el ser”- es precisamente la crueldad. He dicho pues
crueldad como pude decir vida o necesidad<span style="color: #1f3864; mso-themecolor: accent1; mso-themeshade: 128;">.”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: #1f3864; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES; mso-themecolor: accent1; mso-themeshade: 128;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
</span>Un teatro de la necesidad y de la vida, de lo que nos viene dado. En lo
dado el pasaje por el dolor y el desgarro es el pasaje por un mundo que se nos
impone, nos mide y prueba. Acaso <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ananke</b>
sea la gran diosa oculta de este marsellés sublime y fuera de sí, tanto en su
cordura como en su locura. <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ananke,</b>
la asunción de la necesidad, la templanza ante el dolor. Expresamente dirá
Artaud: “la crueldad es ante todo sumisión a la necesidad”; lo que expresa un
“determinismo superior”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y un plano de transcendencia en el que lo que nos determina viene a sublimarse
y quedar transfigurado. Recordemos la vida de Artaud y reconozcamos como <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Ananke</b>, de belleza fría y rotunda,
camina severa a nuestro lado recordándonos que todo nos viene dado y que
nuestra alma arraiga también en lo que nos despoja y fractura; nuestro carácter
mortal, nuestra limitación y fragilidad… La crueldad, la crueldad del
despedazamiento de Dionisos, la de Jesús en la cruz, ambos dando a luz el mundo…
No olvidemos que este Artaud trata de perturbar y mover la silla al yo
empírico, al yo ordinario y corriente en su demanda de comodidad. El teatro de
la crueldad desgranando la crueldad que habitamos y los dolores que,
paradójicamente, nos alumbran.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg 117<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud, El teatro y su doble. pg ,117.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Platón nos habla del giro íntimo
que deberá asumir el alma en su proceso de ascenso a la verdad<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg, 117<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg 112.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antonin Artaud. El teatro y su
doble, pg 129<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Antonin Arataud. El teatro y su
doble, pg 116<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-5599949675192376232022-12-07T04:13:00.005-08:002022-12-07T04:27:49.398-08:00El teatro alquímico de Antonin Artaud: El dolor, el mal, la crueldad (I)<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"></span></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i><i style="text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: left;"><i style="font-size: 12pt; text-align: justify;"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjklBTtHCECaxfYGl5LjWnzyosV0BynF2dEXPouwzSGZwCv6MkX5MCeYDURM5HC2TBd6I1fcCmfNbvBPVaMfm4vz1sKpd6GL5KkcxDCDOGVJlKcuISWZfah491G876jmo1SaGOWAp6fLmqXxOovnvVfFXRur6JXbTbHkeFH1zOVmnPhNtlALIpJMbOqYA/s297/1Artaud_BNF.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="297" data-original-width="220" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjklBTtHCECaxfYGl5LjWnzyosV0BynF2dEXPouwzSGZwCv6MkX5MCeYDURM5HC2TBd6I1fcCmfNbvBPVaMfm4vz1sKpd6GL5KkcxDCDOGVJlKcuISWZfah491G876jmo1SaGOWAp6fLmqXxOovnvVfFXRur6JXbTbHkeFH1zOVmnPhNtlALIpJMbOqYA/s1600/1Artaud_BNF.jpg" width="220" /></a></div><br />Termino
con esta entrada la serie dedicada a Antonin Artaud poniendo el acento en su
intensa relación con el dolor y en el posible vínculo existente entre la
creatividad, el propio proceso personal y el dolor, al menos en la perspectiva de
Artaud. ¿El dolor como acicate?. ¿La propia figura pugnando por no
resquebrajarse y estar a la altura del desgarro?. ¿El alma sobreviviendo?. ¿El
dolor desafiando el alma probando y catando honduras y superficies?. Antonin
Artaud, nacido en la helénica ciudad de Marsella mecido por el dolor y más allá
del dolor… Por lo demás recordar al lector que las entradas dedicadas a este
autor no constituyen un texto único y continuo. Las diversas entradas de la
serie están concebidas para tener una lectura autónoma con lo que mismos temas
pueden reaparecer en los textos, eso sí, bajo perspectivas diversas.</span></i><span style="font-size: 12pt; text-align: justify;"> </span></div></span></i></i></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Artaud,
el dolor</span></b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">. Antonin Artaud y su vida dolorida… E</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">n la
conversación infinita nos dirá Maurice Blanchot “es verdad que su pensamiento
fue dolor y su dolor el infinito del pensamiento”. Blanchot, efectivamente, es
quien indica de manera expresa la pista más lúcida para acercarnos al enigma
Artaud. Su pensamiento arraigando en el dolor, sus pensares y decires
desvelando el dolor inherente a lo infinito que se brinda desde su propia
dormición... El dolor como algo inherente a la separación entre la criatura y
el misterio creador. Tal dolor anidaría tanto en la persona singular como en el
propio acto creador acaso en alguna de sus alcobas. ¿Un parto doloroso el del
Uno que a sí mismo se enajena –o aliena- para que todo sea?. Creo que a nadie
de cultura cristiana podría sorprenderle demasiado la perspectiva de un acto
creador doloroso ni de una justificación dolorosa de lo humano o de la creación.
Tal fue la cruz de Cristo y sin la cruz, en términos cristianos, nada sería.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El enigma Artaud, efectivamente, y
es que si alguien fue consciente de las escisiones de lo humano, acaso inseparables
de la condición de criatura, fue este marsellés maldito a través de la prueba
intensa de dolor que padeció… En su discurso y su pasaje por el dolor y la
aspereza estará implícita su singular perspectiva metafísica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Artaud escondido tras sus propias
patologías e incertidumbres, tras el encierro en los psiquiátricos y los
electroshock con los que lo machacaban y trataban devolverlo a lo humano
demasiado humano; Artaud como misterio que nos dice y retrata en su dolor; ¿qué
dice de todos su dura biografía?, la infancia con meningitis, las secuelas de
por vida en su carácter voluble y agitado, la mediana edad quedando a merced de
una neurosífilis<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> heredada
desatando sus devastadores efectos, la demencia agarrándolo con su garfio de
metal ennegrecido… Artaud como hombre que se ve chamuscado y ardiendo en lo
infinito, como hombre que sabe de la rudeza en la que arraiga lo humano y su
tarea… Desde ahí, desde su propio <i>locus</i>, pensará este marsellés, enloquecido
y genial. Atendiendo al dolor como un pasaje necesario que mide y pone del
revés la conciencia humana y sus convenciones; catástrofe, etimológicamente, lo
que todo pone del revés...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Todo del revés, la catástrofe… Eso
fue precisamente lo que padeció este marsellés genial tras ser ingresado en el
psiquiátrico de Rodez en el 38 y caer en manos de los psiquiatras. En sus
propias palabras: “</span><span style="background: white; color: #050505; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Sé que
tengo cáncer. Lo que quiero decir antes de morir es que odio a los psiquiatras.
En el hospital de Rodez yo vivía bajo el terror de una frase: -El señor Artaud
no come hoy, pasa al electroshock-. Sé que existen torturas más abominables.
Pienso en Van Gogh, en Nerval, en todos los demás. Lo que es atroz es que en pleno
siglo XX un médico se pueda apoderar de un hombre y con el pretexto de que está
loco o débil hacer con él lo que le plazca. Yo padecí cincuenta electroshocks,
es decir, cincuenta estados de coma. Durante mucho tiempo fui amnésico. Había
olvidado incluso a mis amigos: Marthe Robert, Henri Thomas, Adamov; ya no
reconocía ni a Jean Louis Barrault. Aquí en Ivry sólo el doctor Delmas me hizo
bien; lamentablemente murió...”</span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">Considérese la vida de Artaud todos esos
años hasta su muerte. Cincuenta electroshoks en pocos años. El estado vegetal
en que deja el electroshock y el posterior estado de poda emocional duran
varios días… En esos años desde el 38 hasta su muerte salió alguna vez del
psiquiátrico –los amigos consiguieron sacarlo y tenerlo fuera durante un par de
años- aunque terminaba por volver a ingresar. Considérense también sus
padecimientos previos. Finalmente su diagnóstico de cáncer colorrectal en 1948
y su muerte ese mismo año en el psiquátrico de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ivry-Sur-Seine. Sus últimas palabras fueron “para
continuar haciendo de mi este hechizado eterno”…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">De este marsellés al límite no podrá
sorprendernos que en su vida, poética e intelectualmente, indagara en la
cuestión del dolor. Ante la contundente irrupción y el avasallamiento del dolor
atenderá a su carácter ineludible –un pasaje necesario- y apelará a una
dimensión cosmológica y teológica que venga a justificarlo y dotarlo de sentido.
Sus reflexiones son una praxis de supervivencia, confrontando y asumiendo la
necesidad, pero también un granero que expresa lo humano tratando de dotar de
sentido al dolor. La coherencia de sus pensares con su singular perspectiva
metafísica es plena ya que nada podría sustraerse al sentido de lo divino que
todo lo enhebra y asume.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">El teatro
trágico griego como espejo</span></b><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">. Esta atención al dolor</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">,
efectivamente, está muy lejos de </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">tratarse de un desliz masoquista o de
un mero exceso verbal. Y es que la confrontación con el mal y la crueldad no
será sino el necesario sondeo del alma que nos confronta “con nuestra vitalidad
y con todas nuestras posibilidades”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Una aduana </span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">que su teatro alquímico deberá
tener muy en cuenta en tanto el necesario pasaje capaz de atender a la ulterior
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> y reordenación de las
pasiones equilibrando el alma. Sin la confrontación con el dolor no se podría
apuntar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> alguna, ni habría
refinamiento cognoscitivo ni <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnórisis</i>
viable en tanto giro<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
consciente hacia el espíritu. El alma queda así catada y probada en sus
potencias sumergiéndose en un tránsito en el que se decide su propio
aquilatamiento. Recordemos que el objetivo de su teatro es un refinamiento del
conocer que apunta a la esfera de lo iniciático. De ahí la pertinencia de la
apelación al <span style="color: black; mso-themecolor: text1;">vocabulario técnico
del teatro mistérico griego y a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i>
de las pasiones –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pathemata</i>- en el reequilibrio
del alma. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> y el reequilibrio
del alma apuntando </span>a lo mistérico y lo iniciático.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><i style="mso-bidi-font-style: normal;">Anagnorisis</i>,
darse cuenta de algo, hacer consciente algo que nos interpela intimamente y que
desconocíamos. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnórisis</i> del
protagonista de la tragedia que cataliza su destino trágico al dejarse llevar
por la esfera de las pasiones; piénsese en Edipo al conocer la sentencia del
oráculo de que mataría a su padre y se casaría con su madre-. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnórisis </i>del espectador que asiste al
duro precio de dejarse llevar por las pasiones. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dyke -</i>la ley divina<i style="mso-bidi-font-style: normal;">-</i> y la
templanza o prudencia –<i style="mso-bidi-font-style: normal;">phronesis</i>-
como sellos del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ethos<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>
griego. Un <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ethos </i>orientado como senda
de acercamiento a lo divino y a los dioses… En manos de los dioses estamos y de
los equilibrios que establecen; solo queda ser piadoso, asumir la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">dyke</i> divina dejando de lado la esfera de
lo pasional y de lo humano demasiado humano. La sobriedad y el equilibrio del
alma como ciencia de la salud.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¿Acaso
no quería Artaud devolvernos la posibilidad de un teatro iniciático?.
Recordemos que en la Grecía antigua la gente acudía al teatro con una actitud
piadosa a ver los quehaceres y avatares de dioses, de héroes y de lo humano del
extraviándose al verse arrastrado por sus propias pasiones. Muchos de los
asistentes atravesaban una experiencia espiritual y religiosa profunda tras
verse afectados por el intenso impacto que servía la escena. Estamos ante una
obra de teatro pero también ante la celebración de un rito no demasiado
distante de la celebración de unos misterios. El teatro viendo la luz desde la
esfera de lo ritual y en una estela que se acerca a la teúrgia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Al
hilo de lo dicho no nos podrá sorprender el formato escénico del pasaje
eleusino. Del misterio eleusino tampoco debería sorprendernos que arraigue en
el dolor y la pérdida, en el encuentro con la finitud y la muerte; la fractura
como la esfera más inmediata a la experiencia humana. Por eso </span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Artaud apelará a los misterios de Eleusis; y lo hará,
precisamente, por el modo en que se planteaba la cuestión del mal y del dolor en
el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">telesterion</i> eleusino. Recordemos
que los misterios eleusinos glosaban el rapto de Perséfone por Hades para
desposarla y llevarla al inframundo. El rapto, celebrado ritualmente en los
misterios de Agrai y parte del proceso eleusino, conducía al colapso de la vida
en el mundo. En la narrativa verdadera del mito, la cólera de Démeter, la madre
de Perséfone y mujer de Zeus, liquidará la vida de la tierra devolviéndolo todo
a lo no manifiesto. Este imperio de la muerte conducía al espectador a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> y <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnorisis</i> tras atravesar este primado de la finitud y la consiguiente
bajada a los infiernos. En el mito eleusino, finalmente, la muerte acabará
participando del eterno retorno de la vida y de la propia de Perséfone como
diosa salvífica al permitir Hades su retorno cíclico tras el mandato final de
Zeus. Recuérdese que el mundo humano es el del eterno retorno –lo que supone la
muerte- a diferencia del mundo divino en el que la plenitud de ser permanece..<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
cuestión del dolor, la cuestión del mal tan importante en Artaud, la cuestión
de una crueldad que todo pareciera empaparlo en ese inicial dejar hacer a Hades
por parte de Zeus el supremo. El dolor como misterio necesario en el alumbrarse
de nuestro mundo... La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnórisis</i>
del retorno de la diosa raptada y sumergida en lo no manifiesto. La <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> de quien encarna el viático
mistérico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La denominación teatro de la crueldad surgirá precisamente ahí
y es que para Artaud la irrupción de lo sagrado, en su figura poliédrica, va de
la mano necesariamente no ya solo del abordaje de la cuestión del dolor sino
del desquicio y el desengarce de lo humano demasiado humano en su tránsito por
el dolor. En tal sentido el teatro, en su capacidad de transformación del alma,
será una “formidable invocación a los poderes que llevan al espíritu, por medio
del ejemplo, a la fuente misma de sus conflictos” y esto sería “el símbolo de
una tarea superior y absolutamente esencial”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La fuente de los conflictos remitiría, para Artaud, a la confrontación con el
mal y su complejidad metafísica. En sus propias palabras “la aterrorizante
aparición del Mal, que en los misterios de Eleusis acontecía en su forma pura verdaderamente
revelada, corresponde a la hora oscura de algunas tragedias antiguas”. Artaud
añadirá, “esto es algo que todo verdadero teatro debería recobrar”. La noche
oscura como presencia que abraza lo humano desatando la garra del oso del
misterio. La necesidad, la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">nemesis</i>, <b style="mso-bidi-font-weight: normal;">Anenke</b> nos acucia. “No somos libres
-nos dirá Artaud- y el cielo se nos puede caer encima. Y el teatro ha sido
creado para enseñarnos ante todo eso”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En manos de los dioses y del destino estamos dependiendo del hilo de las
hilanderas tejedoras de destinos<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Como vemos Artaud se inserta con nitidez en la sensibilidad y
el pensamiento trágico y en el anhelo de una transformación que supone la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">catarsis</i> y la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">anagnórisis</i> de la tragedia. Efectivamente, podemos entender el
teatro de la crueldad en la estela de la tragedia y desde la intención de
retornar a un teatro mistérico y transformador. El propio Artaud nos desafiará
a “mostrarmos capaces de retornar por medios … actuales a esa idea superior de
la poesía y de la poesía por el teatro que alientan los mitos de los grandes
trágicos antiguos capaces de revivir una idea religiosa del teatro(91)”<a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Su convocatoria será tremendamente ambiciosa: Repensar y revivir un teatro y
una poética de aires teúrgicos. </span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">Hasta que se descubrió un
remedio farmacológico la neurosífilis desató sus devastadores efectos. Al
llegar la mediana edad empezaban a aparecer, con intensidad creciente, brotes y
fuertes desequlibrios psicológicos que conducían al psiquiátrico a quien la
padecía.<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble. pg, 97 <o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Con esta
expresión –giro- se refiere Platón al momento en el que el alma vira su
atención hacia la tarea de retorno a lo divino.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i>Ethos</i> en
griego clásico significaba morada y a partir de tal significación aparece el sentido
filosófico del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">ethos</i> griego en tanto
conducta que apunta a la virtud<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> El
teatro y su doble. pg 34.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> El
teatro y su doble, pg 91.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/Mar%C3%ADa%20Jes%C3%BAs/Documents/Antonin%20Artaud%20y%20su%20vida%20dolorida.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> El
teatro y su doble, pg 91.<o:p></o:p></p>
</div>
</div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-85615971516459453812022-10-23T14:28:00.003-07:002024-01-24T14:53:50.530-08:00El fin del mundo, aquí y ahora (la cuestión del dolor)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_cABWkGcuTAkrcVe-ZbXvz2PkY2RJ8toZ6d3_UIgLG2SWCLGkmWpuR0T7WUMpJ75abkCC2fPJ__CDn5kpM-drPOzPr04peZhl5Ncvx4Bsv7LWFuyMPtYf5Vurr2YyyXaBJy5f2WtXzk7KfS0CTccmrTp1v_6s3PCIl_kYGe6UUavMDLLcNCkesKzGuw/s315/taxi%20driver2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_cABWkGcuTAkrcVe-ZbXvz2PkY2RJ8toZ6d3_UIgLG2SWCLGkmWpuR0T7WUMpJ75abkCC2fPJ__CDn5kpM-drPOzPr04peZhl5Ncvx4Bsv7LWFuyMPtYf5Vurr2YyyXaBJy5f2WtXzk7KfS0CTccmrTp1v_6s3PCIl_kYGe6UUavMDLLcNCkesKzGuw/s315/taxi%20driver2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"></a><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr5G9Aoce5FT3xqiJ9uZkupbwqfjOTPqcEZ6Op8y7FBQoMj2NetAXw5ZvqQXJ7kz_zILESyMRMbY6Wj4dtLMifFaoU-CsJWOZ5YfvUi72at-8SH7HvHpcd1PK02-53Bzi6gLBdZOkdvx9GNOJV1oS_C9gXXOlybW5sOspoeGZvR9h1bAa2JKyGGEY5VU0i/s1143/ni%C3%B1a%20mar.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1143" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjr5G9Aoce5FT3xqiJ9uZkupbwqfjOTPqcEZ6Op8y7FBQoMj2NetAXw5ZvqQXJ7kz_zILESyMRMbY6Wj4dtLMifFaoU-CsJWOZ5YfvUi72at-8SH7HvHpcd1PK02-53Bzi6gLBdZOkdvx9GNOJV1oS_C9gXXOlybW5sOspoeGZvR9h1bAa2JKyGGEY5VU0i/s320/ni%C3%B1a%20mar.jpg" width="302" /></a></div><br /> En la entrada abordo un encuentro con el
poemario de Méndez Rubio “El fin del mundo”. No deja de ser tristemente
paródico que sea en un momento en que la amenaza nuclear nos avasalla como un tránsito
incierto que amaga con tomar cuerpo. El poemario de Méndez Rubio “El fin del
mundo”, por fortuna, queda libre del hastío que produce la política
contemporánea para detenerse en la cuestión de una finitud ubicua de cita
ineludible<a href="file:///D:/mendez%20rubio%203.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a>;
la finitud, lo humano...</div><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD">(1)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Recobrar
libros perdidos en infames cajas de mudanzas, a veces, depara esos buenos ratos
de lectura que tanto apreciamos. Adquirí este libro hace muchos años en una de las
expediciones que solía hacer a la librería Hiperión en el Madrid de finales de los
ochenta y noventa. Sobre todo buscaba poesía, tanto clásicos como libros
desconocidos que me sugirieran buena palabra. <b>“El fin del mundo” </b>de<b>
Antonio Méndez Rubio </b>pertenece a este segundo grupo de libros que se
dejaron encontrar o saltaron de los estantes a mis manos sin que conociera
demasiado del autor. Tras pasar una serie de años entre las sombras de Caronte el
libro se volvió a presentar con su voz
áspera y poética invitando a una lectura centrada en la vida y su acoso. El poemario
se desliza desde la larga dormición de
todos estos años sin esquivar la sombra y ajeno a frivolidad alguna. Eso si
encuentra un lector diferente del que hubiera encontrado al filo de los noventa.
Un lector implicado en muchas de las figuras, la mayoría ásperas, que nos lanza
Méndez Rubio en su poemario. El caos, el sinsentido, eso tan humano de poner
nombres a las cosas alumbrando mundos de vértebra frágil, la fragilidad cierta del ser del hombre, acaso
ser tesela de una trama de sentido misterioso
y sobrehumano que se retrae y nada dice, el silencio y la nada atronadora que
todo nombra, el silencio como carencia de respuestas y vehículo del sinsentido,
como estadio final en el retorno de todo a la nada; “el silencio brota tenaz
con cada objeto” nos dirá el poeta… De la mano de toda esa desazón la memoria
personal ladrándonos como perro encorajinado; acariciándonos también a veces y,
acaso, reconociendo el fruto maduro del amor.... <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Méndez
Rubio se sumerge y bracea por todas estas cuestiones, tan de todos, y elabora una poesía que, sirviendo
devenires diversos abre básicamente a lo común, a eso humano tan humano que a
todos nombra e incumbe. Mi afinidad por su prosodia no parte necesariamente de
lo que se sugiere en sus visiones –la poesía siempre es visionaria- sino del
hecho de plantearlas desde el coraje y la lucidez exigidas. Coraje por no ceder
para evadirse de la cuestión del sinsentido y del dolor. Lucidez por
contemplarlas como fibra de lo humano; el hombre viviendo su fragilidad, su
vivir dolorido y, en penumbra, pegando hebra por la propia supervivencia. En
tal paisaje, ¿eligiremos la cordura?<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“Dolor
es lo que mueve ahora lo visible. Lentamente dolor”; un dolor de recurrente presencia… Paralelamente
el poeta nos confronta con la complejidad que emerge. Méndez Rubio acoge la
disolución y la finitud como esa cita dolorida que nos hace ser lo que somos. ”Ignorar el dolor no parece posible/ cuando
es dolor la fuente y la ciudad del pensamiento” … la ciudad del pensamiento… Ahí el poeta se detiene y opta por no decantarse
por teodicea alguna ni aventurar una resolución precipitada a la cuestión del
dolor. El dolor duele y descompone. No podemos obviar su cita que no es sino
apertura radical a la finitud y al sinsentido inhabitando lo humano. Sus frutos
el escepticismo y la duda. “Hazme ver si todo esto es real”<a href="file:///D:/mendez%20rubio%203.docx#_ftn2" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" lang="ES-TRAD" style="font-size: 11pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-TRAD; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a>
nos dirá su desesperanza. Tocar lo real, acceder a alguna brizna sólida de
sentido que, sin embargo, parece retirarse en la niebla apuntalando nuestra
fragilidad y soledad. ¿Lo real?.<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD">(2)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Dejando
de lado este anhelo de realidad la trama mundana de lo humano parece decir caos,
un caos doloroso capaz de disolverlo todo en el olvido y que gustamos de
maquillar para poder evadirmos. Méndez Rubio nos lleva la mirada a ángulos
ásperos y broncos ; “Mi memoria es un perro inseparable mordiéndome con rabia
la nuca”... El caos ubicuo, cercenándolo
todo, nos arraiga en el imperio del fragmento que se rompe y en el desconsuelo de un vacío helado que
todo parece devorarlo –“la nieve se apresura, indiferente va cayendo sin
tregua, de forma misteriosa , solo blanca”. Nada queda tras la marea de la nieve…
Acaso un misterio ubicuo, el misterio
como realidad última, sea lo que hace al poeta deslizar en el poema “Si miente”
la única veleidad metafísica del poemario –“Ronco mar enséñame, pues, como
respira en ti lo inagotable mientras la nieve borra todos los caminos”-. La
nieve, que se asume y la esperanza de un océano vivo como gran divisa de la
vida. Agua, olas rizadas, heladas, formas y figuras que se yerguen para
deshacerse desde si, figuras emergiendo
y volviendo a lo sin forma, la llamada del agua. Un océano de formas colorido
que según se yerguen van quebrando. Las formas que surgen del agua para
deshacerse y retornar al misterioso
líquido. Es agua pero podría ser arena sin forma ni límite. Solo el silencio y
el vacío quedan tras un abismo rugiente en la noche más plena.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Méndez
Rubio no se dejará seducir por la tentación metafísica y con claridad enuncia
su crudo escepticismo, incluso frente al amor: “Como miente la noche en los
cristales. La noche es amplia, ajena. Sin embargo ahora sé que no puedes sino
estar conmigo. Otros cuerpos desnudos nos miran, abrasados por un humo
constante. Su ausencia dura. Pájaros que agonizan de frío entre la ropa, por
las baldosas en sombra de la habitación, las palabras la buscan acaso. Fingen
esta muerte tranquila que discurre, silenciosa, por nosotros, más hábil y más
cierta que nosotros”. Así comienza el poemario con este texto en prosa que no
deja de ser una discreta declaración de intenciones. ¿Nos salva el amor a pesar
de sus grietas?. El amor como espejo mecido por la desolación “por tus labios
conozco la inocencia/ y la desolación que al viento en las terrazas nos
igualan”.<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD">(3)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">La
imagen del mar como indicación de un reservorio metafísico de sentido -o la del amor- quedaran
esbozadas en “El fin del mundo” más se ven asediadas por su propia fragilidad en
su pretensión de cuadrar lo humano. Todo parece borrarse configurándose el
olvido eterno como el gran puerto de llegada, “¿Qué nos unce además de este
lento perdernos”. ¿Qué somos sino esa
conciencia quebradiza asediada por el
dolor que nada firme pisa?. Sin premuras Méndez Rubio parece conducirnos a esa
presencia ubicua de la fractura y del olvido rozándonos sin amabilidad el alma…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Atendiendo
a una perspectiva vitalista, afirmante de la vida, bien pudiera decirse que
este poemario naufraga en el desánimo y, efectivamente, es cierto que el poeta
se instala en la aporía del dolor y la diagnosis del sinsentido ; “tal vez pura
condena/ a recordar que el sueño su pálpito de tierra/apenas presentida/sobre
el umbral del dolor madura”. Con todo hago notar que cualquier modo de afirmación
de la vida necesita de la conciencia de ciertas aduanas y de un proceso de
maduración que aquilate. Ahí es donde el
poemario muestra su brillo y la pertinencia de su palabra. El sufrimiento sordo,
la textura incierta de lo dado, el desgarro que se produce, ese desgarro
amasándonos en su misterio... Y en toda esa jungla incierta la palabra pugnando
por mantenernos erguidos “según hablas del mundo prende el mundo/según abres
los brazos distraídos el viento recompone adivinanzas”. La palabra, la
capacidad de palabra y el amor como espejo en el que se recomponen los anhelos
más íntimos. La palabra enamorada, la palabra y el amor a la base del humano
que se yergue<b>. </b>El poder de la
palabra construyendo mundos. El nombrar que nos escribe “palabra que
desciende/hasta mi sed continua/ no la que en signos escribo/ sino
aquella/diurna/ de la que yo soy dócil escritura”. El misterio que nos mece y
enmudece. Palabra pero también silencio,
“no entiendo/esta luz sin calor que es el silencio”. El acoso parece no cesar
estrangulándonos el juicio…<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">“El fin
del mundo”. La verdad del hombre arraigando en el puerto de la disolución
cierta y alumbrando como fruto ácido un escepticismo bronco y desasosegado.
Como digo desde una postura falsamente vitalista se desestimará este puerto de
llegada por ser incapaz de reconocer la potencia de la vida, su estricta
potencia ontológica. Con todo, los vitalismos demasiado bisoños dejan de lado
la cita ineludible de la finitud, su permanente presión que iguala a todos en
la nada. Una cita acaso no conclusiva pero que a todos espera como necesaria e
insuperable aduana.<span style="color: #c00000;"><o:p></o:p></span></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD"> (4)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Antonin
Artaud planteó con nitidez y dureza la cuestión del dolor de un modo casi
agónico para devolvernos tras el tránsito de dolor a un vitalismo de aires
metafísicos –la potencia de la vida originaria desvelada-. Más cercano veo este
poemario a la sensibilidad barroca, rabiosamente moderna, de Segismundo en “La
vida es sueño”. Desconcierto, escepticismo, escasa atención a la plenitud
ontológica que el mundo revela, el mundo como niebla y sinsentido… A Segismundo le salva del naufragio la actitud
ética como ese suelo firme en el que apoyarse, el único criterio de seguridad
que encuentra ante el caos y el sinsentido. La disposición ética, el firme
asidero, la vía abierta hacia lo real más allá del sueño, el más allá del
escenario desvelándose. Calderón tan moderno y tan barroco nos sigue
retratando. “El fin del mundo” no nos muestra un mundo diferente al de “La vida
es sueño”, un mundo en que nada es confiable y el dolor deglute la vida en su
incierta placenta. A diferencia de Calderón, Méndez Rubio, parece no atisbar
salida ni criterio de verdad o de realidad cierta en la que sostenerse. De ahí
el tono bronco y desasogado del libro. Desde tal <i>pathos </i>y sin concesiones navegan los versos del poeta indagando en
cuestiones existenciales decisivas. Su respuesta será ese escepticismo del que
se ve y se abisma en la inconsistencia del mundo que nos rodea. Como a
Segismundo poco o nada le dirá el mundo y su belleza, ni ningún modo de
plenitud ontológica que pueda servírsenos. El poeta no pierde cara a la insatisfacción
como fibra íntima de lo humano. No se trata asumir la totalidad de sus visiones
como respuesta a las cuestiones planteadas. La capacidad de visión del poeta se
muestra en el planteamiento del olvido y el dolor como atanor oscuro de la vida,
lo que esboza lo humano con una nitidez diamantina. Y ahí nos estamos moviendo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Como
podemos observar en Méndez Rubio no hay por tanto evasión ni mera atención a “la
experiencia” trasladándola a un lenguaje poético sino poesía de la entraña
brotando desde el propio silencio, palabra común que a todos nos dice, canto de
lo humano que señala la mirada más dura, esa que constata como la nieve “borra
todos los caminos” esbozando un apocalipsis perpetuo de todo lo que pareciera
ser firme como criterio de realidad. “la escarcha ha ido dejando, desafiante,
mi cuerpo inacabado a la intemperie”. El
fin perpetuo de todo. El apocalipsis aquí y ahora…<o:p></o:p></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-TRAD"> (5)<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">¿Si a
Segismundo le salva la ética salva el amor al poeta?. “cuando vengas tráete/papel de almendras
lento/frutas blancas/astrolabios y arcilla/ descreída/ trae también remolinos/
y días de niebla para/que yo te busque/entre su frío reciente/en su reciente
enigma/ven con la lluvia/suficiente)” o, más bien, la que se impone es esa
“muerte tranquila que discurre, silenciosa, por nosotros, más hábil y más
cierta que nosotros” llevándose todo lo vivo a su gélido desierto sin matices… Dejando
en suspenso el dilema, esto es, dejando de lado toda figura del juicio conjurará
el poeta el amor y a su potencia, “frente a tu frente/ incrédula danza/ baila un
mar compartido/loco al fin/milagro necesario”; “tu en mi/en el medio de
mi…/lugar sin dueño/ en la materia cierta”. La vida a pesar de todos sus acosos
acaba cogiendo el timón y el poeta queda abierto a su potencia, su apertura
desdeña todo soporte racional y toda visión de cordura. El poeta sale de sí en
la vida desatada y deslastrada que no puede ser sino locura palpitante… Al cabo,
en esa <i>manía</i> que tan bien supieron
ver los antiguos griegos. Dice el poeta “De donde vienes tu no hay
esperanza/apenas sino sombra/temblando en las hojas/noche nueva en el agua/de
cuando vienes tu no hay ya futuro/ y sin embargo nada en tus manos significa
renuncia/nada derrota nada arena oscura/ ni nada desencuentro”. El amor, ebrio
de sí, rebosando… Lo humano más allá de
sí desafiando la desesperanza y la incertidumbre en una suerte de locura del <i>eros</i> más allá de toda cordura. Ahí
quiebra lo humano demasiado humano con toda su sensatez grisacea.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">El
poeta bien sabe de esa figura de ebriedad capaz de revelarnos el amor como
potencia de vida. La finitud nos constituye pero el amor nos aquilata. Muy lejos
de lo que para él serian salidas en falso –“siembra de signos prematuros la
cordura”- el poeta nos conduce a apurar la confrontación con el dolor hasta sus
últimas consecuencias; es lo que hay y no conviene engañarse. El dolor se asume
como lo dado pero asumir el dolor no niega el alzarse de la locura bendecida que
yergue la vida. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-TRAD">Más
allá de todo debate la propuesta poética de Méndez Rubio aborda las cuestiones
existenciales más nucleares navegando por la palabra dejándola ser y
desflorando su ánimo en la propia navegación. Y por todo eso estimula su
lectura aun desde las distancias que puedan existir ante las diversas visiones
que se ofrecen. Hay que ser valiente para escribir ciertas cosas y recorrer su
calado. Hay que reconocerse herido y no esconder la herida –“realidad que se
quiere senda y es ante todo herida”- vislumbrando la herida de todos . Al cabo
la nostalgia de Rubio es una nostalgia
de certeza y de quedar saciado, de plenitud vivida y tocada. Bien sabe el poeta
que desde la esfera del juicio cabe esperar muy poco. A la <i>mania</i> no alcanza el juicio dejado al albur de su propio <i>pathos</i>. Solo esa locura bendecida, la <i>mania</i> de los antiguos helenos, es capaz
de ir más allá de uno mismo y perderse en una ebriedad que eleva. Una embriaguez
luminosa queda apuntada discretamente. El poemario se yergue desde el juicio
precario y acosado del hombre aunque la locura, de la mano del amor, queda
apuntada como la respuesta que se nos aparece entre penumbras; “loco al
fin/milagro necesario”. La locura como estación que se aguarda capaz de vencer
el mundo. Como paisaje que fractura y deja atrás lo humano demasiado humano
“También esta locura se contagia/espero como nadie una señal/mientras trago
saliva”<o:p></o:p></span></p><div><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///D:/mendez%20rubio%203.docx#_ftnref1" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></a> Todas
las citas de la entrada pertenecen al libro de Antonio Méndez Rubio “El fin del
mundo”<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///D:/mendez%20rubio%203.docx#_ftnref2" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a> <span lang="ES-TRAD">Con este dicho pawnee cierra –y
necesariamente compendia- Méndez Rubio su poemario “El fin del mundo”<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><p>
</p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-67044533891667217352022-08-01T13:48:00.004-07:002022-08-05T06:23:14.401-07:00La teurgia y el lenguaje teatral: Antonin Artaud<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIQHP9It1E-zn0hmJhU37-vGrM52oHUeEXvuw4ocUNrxQeCWTnGH1cFW-vOtjJHwemvwsKaLBKzLBIRaPo6V00VsaBBwUHW6ayRvFmz_xd-kdW82B7GBJVe-w16RQgVCMX1BBptQDBq42J92R7RFFY-H4B3mY0umIPrNuejiQVN3OCX33Ae3fVPYjyCw/s900/lenguaje%20escenico.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="900" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIQHP9It1E-zn0hmJhU37-vGrM52oHUeEXvuw4ocUNrxQeCWTnGH1cFW-vOtjJHwemvwsKaLBKzLBIRaPo6V00VsaBBwUHW6ayRvFmz_xd-kdW82B7GBJVe-w16RQgVCMX1BBptQDBq42J92R7RFFY-H4B3mY0umIPrNuejiQVN3OCX33Ae3fVPYjyCw/s320/lenguaje%20escenico.jpg" width="320" /></a></div><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ahi va la tecera entrega de la serie sobre Artaud dedicada a la renovación del lenguaje escénico. El texto está pensado para ser leído al margen del resto de la serie aunque mucho de lo dicho se matiza, complementa, anticipa o aclara en las otras entradas. La totalidad de la serie es la que ofrece el haz de sentido general y la significación plena d elo afirmado </span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;"><br /></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background-color: white; font-family: "Times New Roman", "serif"; font-size: 12pt;">(1)</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Devolver al teatro a una dimensión metafísica vinculada al
significado profundo del <i>mythos p</i>arece ser la determinación de Artaud.
Con lo dicho el marsellés no se referirá a glosar temáticas metafísicas o
mitológicas en lo textual. Se trata de reimaginar el teatro, </span><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">de
apuntar a la capacidad expresiva de la vida y de la escena para descubrir la
riqueza y los horizontes del lenguaje simbólico. Artaud, efectivamente, se
decantará por la capacidad de lo simbólico para incidir sobre el hombre
desvelando lo real y subvirtiendo los imaginarios convencionales. El marsellés
pretenderá reimaginar el teatro deslizándolo desde el predominio monocorde de
la palabra hacia la indagación en un nuevo lenguaje teatral. Con tal finalidad entenderá
el teatro en intimidad con la esfera de lo ritual y atendenrá al poder
semiótico y catárquico de las imágenes. “<span style="background: rgb(249, 249, 249);">No ha
quedado demostrado, ni mucho menos, que el lenguaje de las palabras sea el
mejor posible.” nos dirá Artaud. La apelación a la renovación del lenguaje será
recurrente en su obra. Tal renovación atenderá básicamente a las imágenes y su
capacidad de transmitir horizontes de vida y generar realidad.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Como sabemos Artaud es alguien con intuición en la
mirada, con capacidad de ver y de elaborar desde lo que ve. Deja ser en su
escritura a la imaginación creadora. Hasta el punto de apoyar toda su obra en
la capacidad del imaginario de acceder a otras texturas de vida menos mediatizadas
y más abiertas a lo Real. En tal estela ve en el teatro la posibilidad de
restituir la potencia transformadora del ritual y en los tarahumara un mito
vivo que desgrana lo originario y primigenio. Los tarahumaras son para Artaud
un motivo de inspiración que transcenderá, completamente, lo que sería el
retrato formalizado que se exigiría a un antropólogo. El, los percibe desde su
temple de poeta y desde la textura humana a la que apuntan. Su propósito es
transmitir lo que, acaso débilmente, siga aleteando en su estirpe. Artaud trata
de acoger su modo de ser en el mundo en lo que pudiera quedar velado para el típico
observador moderno. Atender a la mentalidad simbólica que desgrana su cultura
es su pretensión. Desde tal pretensión los propios tarahumara y la naturaleza
que los acoge pasan a ser rito y escena. Una escena que para Artaud destilará por
todas partes símbolos primigenios. El marsellés entenderá a los tarahumara como
los partícipes de un mito vivo, de un mito que se encarna en los cuerpos y el
paisaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Apelar a los tarahumara nos dice mucho del teatro de
la crueldad. En el teatro imaginado por el marsellés todo debe constituirse
como cifra simbólica del mismo modo que en la tierra tarahumara. Artaud la
contempla como una privilegiada puesta en escena -que envuelve y enerva- en la
que aparece la vida y sus misterios revelándose como símbolo. Sincrónicamente entenderá
su teatro como un tejido envolvente que, desde la imaginación creadora, sirva<span style="background: white;"> texturas simbólicas que apelan a la vida misma y a
sus tensiones. La finalidad, incidir y violentar las almas, envolverlas desde
la palabra pero, sobre todo, desde los símbolos, sonidos, música y danzas que
se sucedan. Se trata de imaginar un lenguaje teatral renovado y transformador que
no se reduzca a la palabra. Este será para Artaud el sentido de la escena
teatral, un sentido antiguo muy cercano al de ese rito transformador cuya
finalidad sería la renovación de la vida. En palabras del propio Artaud de lo
que se trata es de “redescubrir ciertas condiciones para engendrar en el
espíritu un espectáculo capaz de fascinarlo”. Algo que para un griego antiguo
sería inmediato en la intimidad religiosa y piadosa que le vinculaba con los
mitos que se glosaban en la tragedia.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La puesta en escena alcanzará para Artaud la esencia del
teatro. La palabra es parte de la escena y del lenguaje teatral pero no debería
agotarlo desde la ubicuidad de lo textual, tal y como viene a suceder en el
teatro contemporáneo. El teatro, lejos de caer en la trampa de constituirse
como género literario, sería pues escena que singulariza y reordena el espacio
y el tiempo. En tal sentido se acercará el teatro al rito y a la singularidad
espacial y de significados que el rito instaura desde sus tramas simbólicas.
Este es un asunto decisivo para entender la reforma de lo teatral que reivindica
Artaud y el modo en el que su teatro se acercaría a la teúrgia. Tal reforma si
algo pretende es romper con el teatro moderno, dominado por lo textual y lo
mental, para desplegar un espacio acogido los sentidos y a la riqueza de una
percepción que ve y conoce. De ahí la importancia que da Artaud a la renovación
del lenguaje escénico y <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>su capacidad de
interpelar a la capacidad de visión y de mirada desde una esfera simbólica y
sensitiva más allá del dominio de la palabra. En este sentido el capítulo que
dedica al teatro balines en “El Teatro y su doble” , en realidad un compendio
de hasta donde alcanza el lenguaje escénico, resulta de ineludible lectura para
acercarnos al teatro de la crueldad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La cuestión del lenguaje es, efectivamente, la piedra
angular de las propuestas de Artaud para el teatro. Su mirada como venimos
indicando trata de dejar de lado la constitución de lo teatral exclusivamente desde
lo textual. El lenguaje del teatro moderno cerraría su significación en la
palabra y la representación meramente conceptual del mundo. Artaud llama a
violentar la suplantación del mundo que impone la palabra-concepto dejando atrás
las deudas con el logicismo de la razón moderna. Dejar de lado la reducción del
mundo a conceptos y significados cerrados en sí mismos es, por tanto, la tarea
fundamenal. A partir de ahí la sensibilidad contramoderna del marsellés y su
pretensión de liberar las potencias de lo simbólico y de la propia metafísica
como ciencia de la salud y de la vida. Su territorio será el de la imaginación
creadora y el del poder de la imagen, con todas sus polisemias, y no el de ese
concepto que acota el mundo a su significar y que solo favorece un vínculo con
el mundo basado en criterios de cosificación y utilidad. Lejos de ello el lenguaje
debe ser asumido como un quicio abierto al mundo y a su pasaje. Artaud quiere
otra cualidad en la existencia del hombre y en tal medida otro cuerpo, es
decir, otra vida anímica abriéndose a la vida. Para el marsellés el cuerpo
mismo, en tanto viviente, debe estar abíerto a las tramas simbólicas del cosmos
y ser partícipe de la percepción del mundo como símbolo y relato. Crecer desde
la propia percepción y desde su capacidad de conocer… Para el marsellés lo
simbólico, por liberar la capacidad de vida, libera y descubre las potencias
del cuerpo. Por eso apostará por un teatro que se aleje de su reducción a la
mera palabra para abrirse a los sonidos, danzas, música, gestos, ademanes, etc.
</span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En sus propias palabras “gestos, signos, actitudes,
sonoridades que son… el lenguaje de la escena, ese lenguaje que ejerce
plenamente sus efectos físicos y poéticos en todos los niveles de la conciencia
y en todos los sentidos, induce necesariamente al pensamiento a adoptar
meditaciones profundas que podrían llamarse metafísica en acción”<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En tal teatro el cuerpo pasa de ser un mero recitador a
convertirse en un receptor, paradójicamente activo, de una trama compleja que le
involucra en su propia totalidad sensitiva e intelectual. Al perder valor lo
textual y el dialogo se apelará a una asimilación energética de la escena “la
parte activa otorgada a la oscura emoción poética impone signos materiales… la
extensión y los objetos hablan, las imágenes nuevas hablan, incluso las
imágenes de las palabras donde se acumulan sonidos también hablan”. Artaud llega
a hablar de lo sensorial como destino de la escena, un espacio sensorial que,
trenzado por lo simbólico, pugnará por elevar la mirada del hombre del mismo
modo que sucedía en el teatro trágico griego. Consideremos que todo lo que dice
este marsellés indaga y experimenta en una escena renovada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: rgb(249, 249, 249); font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A partir de toda esta reconsideración del lenguaje Artaud
se vuelve hacia la tradición metafísica entendiéndola desde lo simbólico y lo
imaginario y sobre todo, desde la textura de vida a la que abre. </span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Artaud dejará de lado toda clave libresca y apelará a una metafísica viva en la que como horizonte
se haga patente la copertenencia de contrarios, es decir, la remisión al caos y
el desorden –en un formato catárquico- pero también a una armonía que todo lo
compendia. Esta deberá enhebrar la puesta escena desde lo que él mismo llega a
llamar una metafísica en acción<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Al tiempo la trama metafísica de la escena aseguraría para Artaud la poética
del lenguaje teatral. El marsellés se sitúa ante la poesía entendiéndola desde
una visión metafísica capaz de nutrir el alma y de iniciar en los misterios del
mundo. En sus propias palabras “La verdadera poesía es metafísica quiérase o
no, y yo aún diría que su valor depende de su alcance metafísico, de su grado
de eficacia metafísica”. De la potencia poética del teatro y de configurar un
lenguaje puramente teatral -y no meramente literario- dependería esa capacidad
de alcanzar el alma. Insisto, para Artaud esa capacidad de transformación, como
sucede en los ritos a través del poder de las imágenes, vendría dada desde las
simbólicas metafísicas que se nos brindan. Para que así suceda la escena deberá
apelar y envolver al hombre desde su carácter físico y sensorial y no solo
desde la esfera de lo intelectual. Se trataría de interpelar no solo a la mente
sino a la totalidad viviente del cuerpo; a los sentidos, al alma que se
conmueve en la escena. Por eso la asimilación de la simbólica existente tanto
en el rito como en el teatro de la crueldad no arraiga en verdad logicista
alguna sino más bien en esa totalidad viviente del hombre que viéndose
interpelado se encuentra y se reconoce en la escena. Símbolos vivos que por
vivos arraigan en la vida del hombre y en su relación con el cosmos; y la
palabra en tanto símbolo usado como “encantamiento”<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
y conjuro.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Metafísica, simbólica, poética…. Todo ello enhebrándose en el
lenguaje escénico en el que Artaud indaga; poesía de la escena integrando todo
tipo de recursos sonoros, musicales y visuales conmoviendo las almas y
envolviendo los sentidos, violentando los cuerpos, despertando y animando al
intelecto en su capacidad de visión… La escena un espacio-tiempo que queda
singularizado desde una trama simbólica específica y precisa que opera en el
alma animando a la transformación de lo humano. Un lenguaje escénico que
imagina y alumbra nuevas formas artísticas aplicadas a la escena. No será
casual que el propio Artaud sea quien nos indique los paralelismos de su teatro
alquímico con lo que sería una magia ceremonial, o mejor ritual, capaz de
servir una operativa de transformación de lo humano: magia pneumática que
dirían los renacentistas. En sus propias palabras: “sustituir así las formas
rígidas del arte por formas intimidantes y vivas que darán una nueva realidad
al teatro en el sentido de la antigua magia ceremonial”<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La clave teúrgica de la magia ceremonial a la que apela Artaud será la piedra
angular de la escena. Para la misma la poesía de la escena brindará su poder
transformador. El marsellés entenderá desde la magia este poder el cual, desde
planos diversos, perturbará, encantará, y excitará el espíritu. En palabras de
Artaud “el teatro… participa de esa intensa poesía de la naturaleza y conserva
sus relaciónes mágicas con todos los grados objetivos del magnetismo universal.
La puesta en escena es un instrumento de magia”,<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
cuya vocación será sanar el alma y devolverla su vigor espiritual desde la asimilación
de ciertos símbolos de la mano de la poética de la escena;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>en realidad una magia sanadora de resonancias
teúrgicas. Esta, por lo demás, radicará en la operatividad de ciertos símbolos
metafísicos. Con cierto sorna y vocación de provocación nos dirá Artaud que el
autor de teatro que solo maneja palabras debería dar el paso a los que saben de
“hechicería objetiva y animada”.<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Habrá quien se sorprenda de que Artaud apele a la urdimbre
metafísica del teatro de la crueldad al hablar de la escena; incluso llegará a
hablar de la puesta en escena como de una metafísica en acción<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
capaz de transformar al hombre llevándole más allá de sí. En tal sentido
llegará a hablar de la eficacia material de la metafísica, es decir, de su
eficacia a la hora de transformar el cuerpo vivo y sintiente<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
La cuestión del cuerpo, ya lo he indicado, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>será decisiva en tanto clave desde la que
entender esa eficacia material de la metafísica indicada por Artaud en tanto
horizonte de verdades que el cuerpo encarna y reconoce desde su capacidad de
vida. La metafísica como viático hacia la plenitud en la intensidad de la vida
abierta al espíritu.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(3)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Recapitulando y resumiendo. En el lenguaje escénico y ritual que
plantea Artaud la palabra no se deja de lado y forma parte del mismo aunque los
recursos expresivos que se ponderan serán muchos más, de ahí que la palabra
tenga una presencia más acotada. La danza, la música, el canto y los más
diversos efectos escénicos tendrán una relevancia preponderante. Con todo, lo verdaderamente
decisivo será la trama simbólica que se sirve y la ordenación singular del
espacio y del tiempo que se instaura a partir de un lenguaje escénico que se acerca
a lo ritual.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Consideremos que la esfera de lo simbólico alcanza nuestra
vida precisamente por recrear la vida anímica y sus itinerarios a través de
determinadas imágenes con capacidad de evocar e indicar esa vida anímica. La
imagen en tanto símbolo metafísico muestra los desafíos de lo humano en sus
posibilidades de extravío, estancamiento y plenitud, Su operativa no apunta a
una asimilación racional sino al despertar que promueve el símbolo por recrear
lo humano, resonando en la más absoluta intimidad. Así, los símbolos de raigambre metafísica, en las
imágenes de y para el alma, le revelan al hombre su intimidad y destino quedando abierto al espíritu. La
simbólica metafísica y el poder de las imágenes animando y transformando la vida del alma en el
teatro y en el rito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El rito singulariza el tiempo –me remito a Eliade- y lo lanza
hacia un tiempo que se reconoce como originario. El sentido de la irrupción de
este tiempo originario será la reinstauración y renovación abundante de la
vida. En la esfera de lo ritual, la teúrgia, servirá un pasaje de ordenación
del alma y de elevación hacia estados del ser –y del conocer- más afinados que transcienden
los estados corrientes del hombre. La clave de la teúrgia será, por tanto, el
equilibrio del alma, su sanación y su purificación, es decir, su catarsis en
esa perspectiva de estados del ser cada vez más unitarios y, por tanto, más
capaces de resolver escisiones desde su propia finura ontológica –recuerdese lo
dicho sobre la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">coincidentia opositorum</i>.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Considérese el teatro de la crueldad y su lenguaje a partir
de lo dicho en tanto espacio capaz de promover la salud del alma y la apertura
a lo sagrado y su Misterio a partir del poder de los símbolos y de catarsis y tomas
de conciencia precisas. El teatro como teúrgia capaz de deslastrar la vida
anímica promoviendo la superación de sus escisiones y fracturas. La teúrgia
acercando al misterio de la unidad de todo lo real en tanto hallazgo desvelado
por la salud y el silencio del alma. La teúrgia es una praxis ritual no es una
posición meramente teórica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%;">De la teúrgia y del rito al lenguaje escénico. De la
semiótica ritual al teatro de la crueldad. El lenguaje escénico propuesto por
Artaud, al modo del rito, deberá ser entendido, como una como una totalidad
compleja capaz de transmitir un lenguaje propio en el engarce de todo tipo de
recursos sonoros, y visuales: danza, música, mímica, plástica, decorado,
vestuario, iluminación, sonidos, el posible uso de máscaras, entonaciones
singulares de la palabra, la propia palabra que no queda excluida… Todo ello
quedaría compendiado y enhebrado en esas tramas simbólicas cuya finalidad sería
resonar en el hombre y activar las potencias de su vida anímica alcanzando sus
sentidos y emociones, también su intelecto y capacidad de intuición y visión.
El objetivo: transformar el estado del alma en la identificación del hombre con
lo que ve de sí mismo en la escena. Esta, como si de un espejo se tratara,
sería el fiel reflejo de las posibilidades de la vida anímica reconociendo el hombre
sus posibles horizontes y devenires. “Un teatro serio que transtorne todos
nuestros preconceptos y que nos inspire con el magnetismo ardiente de sus
imágenes y actúe en nosotros como una terapéutica espiritual de imborrable
efecto”<a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman","serif"; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<br /></div><div style="mso-element: footnote-list;">------------------------------------------------------------</div><div style="mso-element: footnote-list;">Todas las notas pertenecen a la edición de Edhasa barcelona 1978 <br />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El hombre y su doble, pg 50<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg 48<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Araaud. El teatro de la crueldad, p<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">g 103<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El hombre y su doble, pg 43<span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;"><o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg 84.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El teatro y su doble, pg 84.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El hombre y su doble, pg 48.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El hombre y su doble, pg 40.<o:p></o:p></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///E:/Documentos/12ARTAUD%20(Autoguardado).docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri","sans-serif"" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Antonin
Artaud. El hombre y su doble, <span lang="ES-TRAD" style="mso-ansi-language: ES-TRAD;">pg
95.<o:p></o:p></span></p>
</div>
</div><br /><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-60331743277819168432022-07-03T04:26:00.003-07:002022-07-06T02:16:43.121-07:00Divisando la teurgia: Antonin Artaud (II)<p><span style="background-color: #f0f2f5;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5is6R_BDVV5JhvjsdKbNanAGW7kwCPDzihoqih9zCMkBrb6u5UxRQh3fAmBL8TZhGVR5A1WunRobJKr4hvztlAcV7uGZZoGH6gFt49mNL75BOWDEhgGfJXY0yD2yF0T6_R8ul0ZPxP7kO--yx5ggwT9G2e4PgAsfAMefBDq-f9i-yj1W6P7TK59zRpA/s640/noche-oscura-del-alma.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="474" data-original-width="640" height="237" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5is6R_BDVV5JhvjsdKbNanAGW7kwCPDzihoqih9zCMkBrb6u5UxRQh3fAmBL8TZhGVR5A1WunRobJKr4hvztlAcV7uGZZoGH6gFt49mNL75BOWDEhgGfJXY0yD2yF0T6_R8ul0ZPxP7kO--yx5ggwT9G2e4PgAsfAMefBDq-f9i-yj1W6P7TK59zRpA/s320/noche-oscura-del-alma.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="font-family: times; font-size: medium;">Atendiendo a todo lo ya expuesto en la pasada
entrada se hará evidente que lo decisivo del teatro alquímico y ritual que
imagina Artaud no será ilustrar y deslumbrar al intelecto o la razón en el
estudio psicológico de los personajes. De hecho, este será para Artaud el gran
vicio del teatro moderno, al que califica despectivamente de
meramente psíquico. Lo decisivo del teatro, del teatro ritual y alquímico que
imagina Artaud, no será pues entretener o ilustrar sobre asuntos supuestamente
profundos, ni siquiera metafísicos; más bien se tratará de promover en el
espectador mediante cierta alteración y cierta sacudida un estado de
rememoración del pasaje por el dolor que, dejando claro su carácter decisivo, termine
por conducir a una catarsis, esto es, a una purificación y un reordenamiento de
las pasiones y, finalmente, a ese refinamiento del sentir y del conocer. La
pretensión de Artaud es desbordar el plano meramente emocional y psicológico
para promover una determinada apertura metafísica a través de un cambio del
estado del alma. Efectivamente, Artaud se acogerá a la tradición metafísica.
Profundizando en su obra veremos que, desde su propia perspectiva, ese cambio
en el estado del alma dependerá de la eficacia y la acción de ciertos símbolos
los cuales se transmitirán en un contexto visual y escénico preciso. Por eso la
pertinencia de la referencia final que la cita que comentábamos en el parágrafo
(2) de la anterior entrada hace a los ritos y a la magia. En concreto a una magia sanadora que
dependerá de un escenario ritual preciso y de la acción de ciertos símbolos
sobre el alma, una magia pneumática que dirían los renacentistas, una teúrgia
capaz de promover la catarsis del alma en su purificación, afinamiento y
equilibrio. A tal estela apelará el teatro alquímico de Artaud. Insisto, el
teatro alquímico que se propone se acogerá a la operatividad sobre el alma de
los símbolos propios de las viejas veredas del espíritu. De ahí la pertinencia
de sus alusiones a la esfera de lo ritual y a la magia pneumática o teurgia.</span><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background-color: #f0f2f5;">Sigámonos acercando al modo en que este
marsellés imagina su teatro ritual pero atendiendo al pensar y su génesis en la
capacidad de visión. El pensar del hombre viene a brotar desde la percepción de
figuras que esbozarían y apuntarían al sentido de una totalidad dada -planos de
composición de un fenómeno, haces de sentido que ordenan una complejidad-… En
realidad la secular y potente idea de </span><i>logos</i><span style="background-color: #f0f2f5;">, al menos en uno de sus
sentidos... Sin esas figuras, que básicamente nos ofrecerían una composición y
una síntesis de esa totalidad dada, la percepción y el entendimiento sería
confusa. En este sentido todo pensar descansaría sobre un modo de intuición
necesariamente visionario -se intuye o no se intuye, se ve o no se ve o se ve
precariamente-. Tras este primer momento la racionalidad desbrozaría y
aquilataría esa visión en lo que sería el análisis, la reflexión detenida y la
construcción de una arquitectura racional que finalmente no deja de devolvernos
a esa visión o figura de totalidad, eso si, aquilatada tras su pasaje por la
racionalidad.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background: white; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span><span style="background-color: white;">Si aplicamos a Artaud este esquema del intuir y
del pensar, insisto, de naturaleza visionaria -se ve o no se ve- nos
encontraremos ante alguien con una notabilísima capacidad de visión y de
síntesis por mucho que pudiera en su discurso descuidar el rigor del análisis.
Estamos, creo, ante algo capital para acercarnos sin proyecciones previas o
prejuicios a la obra de este pensador; poeta, teórico del teatro, ensayista,
actor, novelista… Efectivamente, su potente capacidad de visión, de
sencillamente ver, estará detrás de su radical iniciativa de reimaginar el
teatro desde cierta mirada a la Grecia mistérica. Hasta el punto de ver, de
intuir un teatro de ribetes metafísicos, teúrgicos y rituales. Para leer a
Artaud es fundamental considerar esta capacidad de visión por mucho que se
viera lastrada por patologías recurrentes o agitadas crisis religiosas vividas
en psiquiátricos. Estamos ante alguien que desde esa capacidad de visión
alberga un alma de poeta mirando como poeta y sirviéndose de la imaginación. No debería extrañarnos pues que su libro sobre los tarahumara quede tan enhebrado desde el poder de su
imaginación componiendo una figura de esta tradición nativa casi fabulosa. Hay
quien ha puesto en duda -basicamente antropólogos- mucho de lo dicho por Artaud
pero el caso es que el marsellés no imaginaba gratuitamente. Artaud componía a
partir de los trazos de vida que, efectivamente, veía y percibía en esa
cultura; escribe desde la libertad creativa
del poeta y con su premura, soltando figuras de lo que ve visualizadas desde el
propio matiz e intensidad. No escribe con el detenimiento cauto del
filósofo; que como la lechuza eleva el vuelo al atardecer, ni tampoco con la
precisión técnica del antropólogo. Más bien elabora su creatividad en la estela
de una imaginación creadora que destaca y potencia determinados brillos y
matices. Y respecto del teatro eso mismo hará: imaginar un teatro con vocación
mistérica y alquímica capaz de templar la mirada.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background: white; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span><span style="background-color: white;">El encuentro con los tarahumara es relevante en la
biografía intelectual y existencial de Artaud, estos le miden tanto como él les
mide en su obra. Artaud advierte en ellos una cultura raíz y originaria ajena
al decaer y la toxicidad de la civilización moderna. ¿Un
Artaud reaccionario?, efectivamente. Un Artaud que apela y cita a Rene Guenon,
sin complejo alguno, para contextualizar su interés por la metafísica, un
Artaud que rechazará intimamente la modernidad y el modo en que ésta va
ordenando la sociedad devastando la vida. En el segundo manifiesto del teatro
de la crueldad (pg 140) precisará la naturaleza de lo moderno y su capacidad de
devastación desde la orientación económica, utilitaria y técnica de sus praxis políticas.</span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background: white; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span><span style="background-color: white;">Artaud es consciente que sus palabras pueden
desconcertar en su intensa apelación a la metafísica. Para clarificar su postura
se desmarca de lo que sería una metafísica moribunda incapaz de transmitir y
ajena a su sentido espiritual y a la vida que desvela. Como hemos ya dicho
Artaud citará expresamente a Rene Guenon -Artaud es un autor que cita muy poco-
para contextualizar la crísis de la metafísica. Ese carácter ineficaz e
inexpresivo de la metafísica “se debe, como dice Rene Guenon, a nuestra manera
puramente occidental, a nuestra manera antipoética y truncada de considerar los
principios (metafísicos). Artaud matizará la cita de Guenon añadiendo que
entendemos esos principios al margen del estado espiritual enérgico y masivo
que les corresponde.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background-color: white;">Este reaccionarismo le hará decir</span> <span style="background-color: white;">en relación a quienes no entienden que la
potencia espiritual del teatro balinés queda garantizada desde determinadas
tradiciones milenarias que se siguen fidedignamente preservando su secreto:
“esto no condena al teatro oriental nos condena a nosotros y con nosotros a
este estado de cosas en que vivimos y que es necesario destruir con aplicación
y maldad”.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: times; font-size: medium;"><span style="background-color: white;">Su carácter reaccionario no se remitirá a
tradicionalismo alguno. Este perfil reaccionario nos dará la
medida de su vindicación de un teatro metafísico, de su interés por los
tarahumara al ver en ellos rastros de una tradición originaria en contacto
pleno con la </span><i>physis</i><span style="background-color: white;">; o también delimitará su llamada a destruir la
civilización moderna para hacer virar la rueda del ser, lo que contextualizaría
sus veleidades anarquistas, su adhesión a la revolución surrealista y su
distancia de todo conservadurismo o reaccionarismo político. En relación a lo
dicho creo importante reseñar el abandono del movimiento surrealista por parte
de Artaud tras acercarse Breton a la revolución soviética.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;">Frente a la devastación moderna propondrá en su
teatro el retorno a las antiguas cosmogonías y los antiguos mitos volviendo “al
esplendor y la poesía siempre actual de las antiguas fuentes metafísicas de
donde bebieron esas religiones”(144). Tanto será así que la función básica del
teatro de la crueldad, para Artaud, será la aportación de mitos y apuntar a un
retorno del mito y a una mitología renovada. En sus propias palabras “Crear
mitos, tal es el verdadero objeto del teatro, traducir la vida en ese
aspecto</span><span style="font-family: times; font-size: large;"> </span><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;">universal e inmenso y extraer de
esa vida las imágenes en las que desearíamos volver a encontrarnos” (pg 132).
Un apunte creo que esclarecedor. Al ir a ver una tragedia los antiguos griegos
se reconocían en los personajes, se identificaban con ellos, y al reconocerse
median su naturaleza, su carácter y los peligros de los propios errores. Tras
reconocerse en el </span><i style="font-family: times; font-size: large;">pathos</i><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;"> de los personajes, tras compadecerse de ellos o
verse violentados o atemorizarse quedaba abierta la
posibilidad de una catarsis -la reordenación de las pasiones- y con ella la ya
indicada toma de conciencia o <i>anagnórisis</i>. Artaud no habla por hablar cuando se
refiere a ese “volver a encontrarse”.</span><span style="font-family: times; font-size: large;">
</span><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;">Conoce perfectamente de lo que habla. Desde la pauta griega del teatro
mistérico creo que se entiende a Artaud en su pretensión de hacer un teatro de
resonancias metafísicas retomando la esfera del mito. Los mitos, esos relatos
simbólicos y universales que retratando lo humano nos sirven de </span><i style="font-family: times; font-size: large;">paideia</i><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;">
y educación para el alma. Tal será la mentalidad mítica, la del relato
constituyendo, expresando y dando forma a lo humano. Pocas cosas tan
sofisticadas. Para Aristóteles el reflejo de verdades universales al modo del </span><i style="font-family: times; font-size: large;">mythos</i><span style="background-color: white; font-family: times; font-size: large;">
es decir, en tanto fábula o relato verosimil que transforma el alma y la
refuerza en su capacidad de discernir con tino renovando la capacidad de ver.</span></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-85712352705361120002022-05-05T14:37:00.012-07:002022-07-03T04:27:11.144-07:00Divisando la teurgia: Antonin Artaud (I)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiggZsaL7X_Y5U2OeJAKsoGBbfJst4apcBfpfZ3DYZQ7QtjIC6HfTba40m6AXNT-g6cNmVyNkUGWBs6mTVTgVEQkOIO7jSIZhwnnJxdNbmdid7DlMQ93XMmkKkQzx6effcyOvny-AvL7lO8QcjJIY5miXZzZ-Fu1Zdc2-4agq6v0G3-hmEA0G0GMshgtw/s600/artaud.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="600" data-original-width="600" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiggZsaL7X_Y5U2OeJAKsoGBbfJst4apcBfpfZ3DYZQ7QtjIC6HfTba40m6AXNT-g6cNmVyNkUGWBs6mTVTgVEQkOIO7jSIZhwnnJxdNbmdid7DlMQ93XMmkKkQzx6effcyOvny-AvL7lO8QcjJIY5miXZzZ-Fu1Zdc2-4agq6v0G3-hmEA0G0GMshgtw/s320/artaud.jpg" width="320" /></a></div><div style="text-align: justify;">Inicio una serie de entradas sobre Antonin Artaud y esta quisiera servir de prolegómeno. Artaud inclasificable, aporético y coherente al tiempo, de mirada aguda y penetrante, tocado por el dolor, reaccionario y revolucionario. Artaud masacrado por la psiquiatría de su tiempo. Artaud herido y lastrado pero, en sus visiones, sublime; genio y figura. Artaud violentando la modernidad...</div><p></p><p style="text-align: justify;">Centraré mi acercamiento en su pretensión de repensar y reimaginar el teatro en clave mistérica con la intención de transformar el estar del hombre mediante el afinamiento del estado de su alma. Este marsellés de veleidades surrealistas y anarquistas, iconoclasta y destructor, trata de construir vida humana más atinada desde su propuesta para la escena teatral. Un nuevo lenguaje teatral y la conciencia de las vecindades del teatro con la teúrgia o magia pneumática estarán a la base de su proyecto escénico. Paradójicamente nos dirá este explorador del lenguaje: "Anhelar un silencio en el que podamos escuchar la vida"(1). Un silencio que escuche la vida y sea capaz de vida. Un silencio en el que la vida encuentre su nombre y figura. De las viejas veredas del espíritu hablamos y de la urgencia de formularlas en tiempos de crepúsculo.</p><p></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Artaud ese católico fervoroso, ese ateo que abomina
del catolicismo con violencia, Artaud enamorado de las tradiciones de la <i>physis</i>,
de la mentalidad antigua y de sus mitos. Artaud ese secularizado salvaje que rechaza
la Iglesia y reivindica la metafísica, Artaud hartándose de ostias (en sus
propias palabras) mientras escribe en Rodez El rito del peyote, Artaud hasta
arriba de morfina desintoxicándose a las </span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">bravas y yéndose con los tarahumara para quedar
deslumbrando con la que llamará la tierra de los signos. Artaud desafiado por
su psique y por una neurosífilis enloquecedora, por la agresiva meningitis que
padeció de niño dejándole secuelas diversas en su temple, Artaud apelando a
Guenon y a la metafísica para ser finalmente vindicado por la cultura
postmoderna completamente antimetafísica. Artaud príncipe y pope de las
vanguardias. Artaud secularizado pero reaccionario abominando de la modernidad.
</span><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="background-color: #f0f2f5; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">Artaud el destructor, anarquista y
surrealista. Artaud dejándose ser como católico y viviendo como católico su
experiencia con el peyote. Artaud abjurando de su vivencia católica del peyote elaborando,
finalmente, una versión descristianizada de la misma. Artaud acribillado a
electroshocks en los psiquiátricos durante años… Artaud ese malhablado que
escribe poesía y la satura de vulgaridades. El Artaud esquizofrénico destrenzando
y delirante con el dolor y la dureza abrazándole desde la infancia. Artaud
imaginando su renovación del teatro como solo un teurgo podría hacerlo. Artaud
acercándose a la Grecia de los rituales mistéricos y al teatro trágico en clave
iniciática. Artaud, en clave de reconstrucción, imaginando un teatro mistérico
que promoviera la apertura espiritual de las gentes: El teatro de la crueldad
lo llamará. Artaud el gran provocador atemorizando al ciudadano medio. Artaud
muriendo de cáncer tras ser machacado por la psiquiatría de su tiempo. El
Artaud incendiado y cegado por su propio destino. El Artaud más sublime
agarrándose a la necesidad, apelando a <i>Anenke</i>, la diosa; la clave está en
<i>Anenke</i>, en ser capaz de sobrellevar lo que se nos envía. A <i>Anenke</i> hay que
mirarla a los ojos. La aduana de necesario paso que nos desgarra y mide. Artaud
abriéndose dolorido a su propio dolor. Artaud escribiendo textos sublimes
durante su estancia en los psiquiátricos en sus fases de mejoría; en manos de
los dioses estamos. El Artaud trágico, nacido en la helena Marsella, viviendo
su propia tragedia. ¿Quién era Antonin Artaud?.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">¿Acaso un genio ingenuo y limpio en su dolor que
imagino la posibilidad de devolver a la sociedad la memoria del espíritu a
través del teatro?. Un hombre incapaz de soportar el trasiego de la sociedad
actual con el poder y la explotación; de ahí su carácter indómito. Devolvamos
al teatro sus ecos rituales y su intimidad con la magia ceremonial nos dirá expresamente… ¿Acaso
no era eso el teatro mistérico griego?. </span><span style="background: white; color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">Artaud va muy lejos en su apuesta y sin tapujos
nos dirá que en relación al teatro de lo que se trata es de “reencontrar el
significado religioso y místico que nuestro teatro ha perdido”</span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: center;"><span style="background: white; color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">(2)</span><span style="background: white; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">Nos dice Artaud. “Lo importante es poner la sensibilidad,
por medios ciertos, en un estado de percepción más fina y profunda y tal es el
objeto de la magia y de los ritos de los que el teatro es solo un reflejo”.</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">La cita creo que nos muestra la trama que relacionaría
a Antonin Artaud con lo ritual y la tradición teúrgica, en realidad con una
posibilidad teúrgica que se anhela para el teatro y que devolvería al mismo,
según Artaud, su propio horizonte de sentido. Resulta interesante analizar esta
cita ya que nos muestra casi todo sobre esa relación -la de Artaud con la
teurgia- al tiempo de servir implícitamente una manera de reconocer y entender
la salud del alma. Algo, por lo demás, decisivo para reconocer cualquier
práctica teúrgica. Detengámonos en lo teúrgico como clave básica que nos ubica.
No olvidemos que si algo persigue la teúrgia, a través de la celebración de una
práctica ritual, es promover la reordenación y la salud integral del alma en un
estado de apertura hacia el horizonte de la divinidad. En esa vía abierta hacia
la salud del alma se trataría de profundizar en la integración de la vida del
alma y en los estados del ser, crecientemente unitarios, que va desvelando esa
integración. Estamos pues ante un proceso de refinamiento cognoscitivo que terminaría
por servir (1) la copertenencia de lo interno y lo externo en el alma del
hombre, (2) la interdependencia entre los estados del alma y los estados del
ser que somos capaces de percibir y conocer y, finalmente, (3) la consideración
del hombre como un microcosmos que, en potencia, acoge en la tesela humana y su
conciencia la unidad de todo lo real y la copertenencia de los contrarios. Y es
que sin la perspectiva de la Unidad y sin copertenencia de contrarios no puede
haber perspectiva de lo divino alguna ni, por tanto, teúrgia alguna. Insisto,
sin ese refinamiento cognoscitivo del alma hacia estados crecientemente
unitivos que desvelen tanto la plenitud del hombre como la plenitud del mundo
que se conoce no podríamos hablar de teúrgia. De ahí el acierto de Artaud de ubicar
en el refinamiento cognoscitivo el horizonte iniciático de su teatro alquímico.
Tal refinamiento cognoscitivo será glosado de un modo preciso apelando al afinamiento
de los sentidos en la irrupción de un cambio cualitativo en la percepción y el
conocer. De cara a su proyecto de renovación del teatro la posibilidad de tal
cambio cualitativo dependería de rememorar y reactualizar el vínculo que, en su
origen, emparentaba el teatro con las prácticas rituales.</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">En la apelación a los sentidos se entenderá la
importancia que Artaud da al cuerpo, ese cuerpo cuyo significado vendría dado a
partir de la intensidad perceptiva que pueda acoger al quedar abierto a la tarea
del alma. Artaud llegará a acuñar la expresión “cuerpo sin órganos” para aludir
a esa primacía de lo cognoscitivo a la hora de entender el cuerpo. Atender a un
cuerpo sin órganos, entender el cuerpo al margen de su fisiología que pasaría a
ser algo secundario, atender a la irrupción de la vida encendida en el cuerpo y
en el entendimiento, en un alma que se abre a la vida refinando y llevando a su
culminación la compleja trama del cuerpo animado, es decir, del alma en el
cuerpo… De este modo el conocimiento sensible encontraría su cenit en esa
visión en la que se derrama generoso el espíritu en lo fenoménico, animando la
potencia espiritual de la percepción y del conocer humano. La plenitud de la
vida y la plenitud del cuerpo enlazadas desde una cualidad renovada de la
percepción.</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">Y es que lo decisivo para Artaud del cuerpo, y
en una perspectiva muy platonizante -cfr. Fedro-, será la tarea de ordenación
que debe realizar el alma en su pasaje, a veces rudo, por la materia. Tal
tarea, que para Artaud revelará una notable confusión, se resolverá en la
apoteosis de la transparencia metafísica de los fenómenos. Ese “instante
supremo”, en palabras de Artaud en el que el mal “será reducido”. Hasta ese
instante supremo, para Artaud, la cuestión del mal, del dolor y de su rudeza
confrontará toda alma. De ahí que este marsellés nos sugiera que el dolor es lo
dado y la vida en el espíritu el esfuerzo, el esfuerzo de llegar a ser a pesar
del ocultamiento de lo divino y sobreponiéndose al mal</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">. Para el
alma, según Artaud, el mal sería pues no lo originario pero si lo inicial, el
humus en el que abre los ojos el alma. Artaud llega a referirse al mal como la ley
permanente sobre la que se eleva el esfuerzo del alma en su anhelo de retorno a
lo divino. </span><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">Consideremos
que sin cierta retirada de lo divino no habría creación ni multiplicidad
alguna. Todo sería Uno sin fisuras. De ahí que el mal nos aborde desde la
esfera de la necesidad, es algo de necesario emerger y, en última instancia, a
superar.</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;"><span style="background: rgb(240, 242, 245); color: black; font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-color-alt: windowtext;">He indicado la rudeza que advierte Artaud en la
tarea del alma y, en general, en la vida. No se trata de hablar mal de la
materia gratuitamente más bien se trata de dejar constancia de la dureza que
supone la separación y el ocultamiento de lo divino para que el mundo sea, al
menos en la distancia más extrema del arco. Paradoja de las paradojas. Por lo
demás Artaud, por el perfil de su biografía, -ya lo he indicado- vivirá esa
rudeza de un modo especialmente agónico y doloroso por lo que será muy
consciente de la relevancia del pasaje por el dolor.</span><span style="background: rgb(240, 242, 245); font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Todas
las citas pertenecen a “El teatro y su doble”<o:p></o:p></p>
</div>
</div><br /><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-15253664361362719122021-07-14T14:17:00.007-07:002021-08-15T14:15:01.397-07:00Battiato, vate y juglar<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-ZXZHHeyn8RY/YO9TnAmpBRI/AAAAAAAAMlI/9xPwBHFsf9w5a1iiqqUrTHJl9p2QolA2ACLcBGAsYHQ/s667/battiato.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="375" data-original-width="667" src="https://1.bp.blogspot.com/-ZXZHHeyn8RY/YO9TnAmpBRI/AAAAAAAAMlI/9xPwBHFsf9w5a1iiqqUrTHJl9p2QolA2ACLcBGAsYHQ/s320/battiato.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><br /><p></p><p><br /></p><p style="text-align: center;">(1)</p><p>Siempre me dio la impresión que la música de Franco Battiato
tenía un lado cómico en el que muy discretamente este siciliano se reía de sí
mismo. Supe de su música en una noche de campo en Madrid. “Busco un centro de
gravedad permanente…” repetía el estribillo de unas de sus canciones. Estábamos
en una reunión de amigos y el LP -estábamos en el tiempo de los vinilos- no
paraba de dar vueltas con sus canciones. Me llamo la atención que contenían diversos guiños a cuestiones iniciáticas y a entender la vida como ese
vuelo mágico que dijera Eliade. Su música, de un vitalismo desaforado -"y es hermoso perderse en este milagro"-, animaba a aventurarse en otros
parajes dejando de lado los pesebres de estabulación habituales; la vida como gran viaje; el nomadismo como disposición interior. Lo hacía
apelando a un determinado sentido estético de la existencia que exploraba veredas y
llamaba a puertas. La saudade a la base de todo "se quiere otra vida". Advertía también Battiato del necesario encuentro con la sombra -esa sombra platónica- y del necesario duelo interior con los desórdenes del alma. Todo ello se entregaba en un formato poppy casi televisivo
y, en parte, desconcertante. Eran los tiempos de la movida y el pop -pop por la
cara que se dice- gozaba de muy buena salud. Tras este primer encuentro me fui
enterando de que Battiato era un siciliano singular amante de la cultura clásica y
del sufismo. A mi siempre me pareció una especie de juglar loco sacado de la
corte siciliana de los Hohenstauffen, nunca Europa tuvo un proyecto político
más luminoso. Con el tiempo descubrí que este gibelino <i>avant la lettre </i>tenía
obra más allá de su lado poppy. Su música más comercial me acompañó en la
primera juventud animándome discretamente a la locura, su vertiente más
experimental me intrigó; siempre eché de menos adentrarme más en su obra y lamenté
que no se tradujeran más canciones. Hacia el año 14 del nuevo siglo presentó en español su trabajo "Ábrete sésamo". Asomaba un Battiato completamente centrado en su propio proceso espiritual. La intensidad deslumbraba. Como he dicho sus letras reclamaron siempre
mi atención. Su vitalismo encendido y el brindarse de esa trama mistérica en un contexto pop
me ofrecían la imagen de alguien que sabía reírse de sí mismo; acaso como solo
un mediterráneo sabe hacerlo. Reírse de uno mismo y reconocerse expuesto está
al alcance de muy pocos. El juglar juguetón capaz de aunar el pop y la
nostalgia del jabalí blanco falleció hace unas semanas. Salve Battiato, que las
águilas y su belleza te guarden.</p><p style="text-align: center;">(2)</p><p class="MsoNormal">Añado este <i>addenda</i> a la entrada previa para glosar
una de las canciones más enigmáticas de Battiato. Su composición es tardía y
casi podríamos entenderla como un testamento personal y musical por lo que se
viene a sugerir. La canción es básicamente una buenaventura y una promesa de
amparo por encima de cualquier dolor y trasteo de la vida. En “La cura”, el
vate, no obvia ni las enfermedades del alma ni las del cuerpo a las que nos
vemos expuestos degradando nuestra capacidad de vida; no deja de lado las heridas
y las escisiones íntimas, los daños privados. Nos señala una vida con asperezas
capaces de destruirnos y, por tanto, la tragedia en la que el hombre queda
instalado. Al tiempo proclama una presencia que está siempre a nuestro lado y
que nos preserva de todo daño, del daño incluso de la muerte -de la muerte del
alma-. Parece Battiato cantar en primera persona pero como se hace evidente no es
Battiato quien ofrece la cura y el cuidado. El tono de la canción es casi
crístico -se ofrece la eternidad de la vida, participar de la misma-. El vate nos
transmite la ecuación hacia la vida plena, como si de un atributo del Misterio
se tratara, reconociendo sentido al quedar acogidos en una figura de abundancia
que todo lo desborda y que es amparo y puente tendido a la eternidad; plenitud
del hombre que se sosiega sabiéndose amparado, <i>telos</i> de lo humano que
contempla y reconoce. La canción, efectivamente, nos muestra una figura de
plenitud que se presenta como el compañero que nos cuida tranquilizando los
corazones. En “la cura” se abre una vereda estrictamente mistérica de
certidumbre absoluta en el logos de la vida. Solo dice si el amante y el que se
sabe amado en la promesa de la intimidad con el logos. Como se hace evidente una
letra de tal calibre solo puede ser un testamento personal íntimo además de musical,
la proclamación de algo decisivo, la palabra sumaria que se desea transmitir,
la buena nueva. Battiato no se arredra y es capaz de salir a un escenario y cantar
algo así en un formato poppy. A sabiendas incluso de la enorme desconexión
entre lo que canta y el medio en el que lo canta no se arredra. La cura, el
cuidado, la palabra que Battiato nos lanza a la memoria... El hermano y
compañero que nos cuida dispensando en gratuidad la gran salud en la que todo
miedo se disipa. A la espera queda de la respuesta del hombre. El vate le responderá en su canción "Y te vengo a buscar": "te vengo a buscar por que requiero tu presencia para entender mejor mi esencia... porque en ti veo mis raíces"<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-14718544691216374382021-06-24T14:24:00.005-07:002024-01-24T14:47:45.217-08:00Palabra de Travis: Sepan ustedes que están en un infierno (dos calas concéntricas a propósito de Taxi Driver)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-iYatuTd3yDg/YNT3B9Il5sI/AAAAAAAAMCg/KMrhiP_7zUsfBDaAVtC3QFZxdJuqpB7GACLcBGAsYHQ/s315/taxi%2Bdriver2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="160" data-original-width="315" src="https://1.bp.blogspot.com/-iYatuTd3yDg/YNT3B9Il5sI/AAAAAAAAMCg/KMrhiP_7zUsfBDaAVtC3QFZxdJuqpB7GACLcBGAsYHQ/s0/taxi%2Bdriver2.jpg" /></a></div><p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><i>La entrada dedicada a Taxi driver, largamente
acariciada, ha tardado en ver la luz. Quizá por el temor reverencial que supone
indagar en la medida de una obra maestra divisándonos. Las reflexiones sobre
Taxi driver son dos. Ambas han sido escritas en momentos diferentes. Navegan en
aguas comunes desde temples diversos. Considero que se complementan una a otra
por mucho que puedan coincidir en ciertos contenidos. Ahí van ambas.<o:p></o:p></i></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: right;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></p><p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Durante mucho tiempo Taxi driver fue una de mis
películas totémicas y acaso siga siéndolo a pesar de los paisajes recorridos y
los tiempos transcurridos. Taxi driver, la historia del taxista Travis, la
historia de alguien que percibe el mundo como ajeno para, a partir de ahí, percibirlo
como gran farsa, como farsa casi inimaginable en la colosal sombra que acoge.
En el relato alumbrado por Schroder, el guionista del film, resuena Jünger y su
advertencia sobre las viguetas de dolor y sombra que sostienen e integran la convención
social. También resuena el Quevedo de Los sueños<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Taxi%20driver.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> en su crítica mordaz,
salvaje y destructora del orbe social. Estamos ante una obra maestra y muchos de
los grandes palos son tocados en Taxi driver. La sociedad es simplemente farsa
y el escenario social es escena y tragicomedia bufa. Un juego de apariencias
que encubre lo real, un infierno velado por los oropeles y los brillos de la
apariencia social. Para Travis la vida es un exilio incierto, habitar la
degradación de un mundo enigmático, un infierno en el que tras la tramoya se
suceden tramas de horror. “Sepa usted que está en un infierno” se dirá
expresamente en el film. Schrader se vacía desde su propia intimidad. Les
recomiendo a este director y guionista en sus tanteos e indagaciones en las
tormentas del alma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En el Hollywood de comienzos de los setenta solo Paul Schrader
y su genio visionario podrían ofrecernos algo así. Travis nos ubica más allá de
toda perspectiva imaginable, también más allá de la perspectiva de la crítica
política convencional. De hecho la esfera de la política sale especialmente mal
parada en Taxi driver. No es casual. Schrader lo pone todo en cuestión en la
mirada de Travis. El noctámbulo Travis instala en una tierra de nadie en que la
sociedad termina por ser reconocida como esa trama de falsedad organizada. Tal trama alienará y enajenará vidas y destinos desde las exigencias de normalización con las que somete y configura
las almas. En el subsuelo social resuenan los residuos y los restos de estas
exigencias de normalización. Ahí la mera apariencia se revela reposando sobre
el crimen y la abyección. El espectáculo es pavoroso; la metáfora platónica del
estado del alma del hombre y la convención social; la caverna y la sociedad
entera como caverna patibularia que violenta las almas… Me viene también a la
cabeza el conocido poema de Allen Ginsberg Aullido y su apelación a Moloch como
gran rector de la vida pública. El episodio de Moloch en Aullido es el eje de
todo el texto y su momento de máxima tensión poética. Ahí Ginsberg se sale en
su radiografía de las sociedades contemporáneas de control y administración de
la vida. Moloch no solo exige que se acate su dominio. Exige la vida misma de
sus dominados. Exige las almas de los niños para devorarlas y así poder asignarlas,
en la fase adulta, la figura que a él convenga. La sociedad que nos habita; la
era de los titanes, con sus enormes concentraciones de poder, dominando,
administrando y controlando vidas y destinos, transformándolo todo en mercancía,
en materia confusa que se gestiona y administra; los hombres como meras piezas
del colosal engranaje social que configura vidas y conciencias. La sociedad
como máquina en permanente aceleración… A Moloch todos le rinden su tributo… Da
igual que la aceleración creciente de la máquina no aventure futuro alguno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La mirada de Travis ubica, efectivamente, en esa
tierra de nadie. Ahí el idealismo y la<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>crítica meramente política pasan a ser algo sin mordiente ni valor, un
entretenimiento incapaz de vislumbrar las cuestiones decisivas, un fasto más
del espectáculo que vela el infierno. Efectivamente, no es casual que Travis
quede confrontado con una activista que cree en la política y en los ideales
que parece transmitir. Travis se sabe en ese infierno de la convención social. No
es un crítico ni un profeta. El, básicamente, trata de sobrevivir asegurando su
propia dignidad personal. Su mirada es la de un marginal absoluto casi incapaz
para las relaciones humanas. Esta marginalidad le hará cobrar conciencia del
mundo infernal que le rodea. Al tiempo, la marginalidad consigue que no le
alcance el gran espectáculo social y mediático que enhebra la vida en nuestras
sociedades. Travis es un salvaje en la periferia de ese espectáculo. Una
excepción sin normalizar. Habita el puro tuétano social, el subsuelo que esconce
los residuos y las almas desechadas. En ese registro asegurará su dignidad y
planteará su justicia y su singular revuelta. El salvaje no es ni bueno ni malo.
Responde desde lo elemental y le repugnan los océanos de degradación que
acumula la vida social. Ahí es desde donde emerge diciendo no y plantándose
ante el mundo de Moloch y sus residuos. Schrader priva finalmente a Travis del
destino trágico de quien es tomado por un <i>daymon </i>justiciero. Le asigna
un buen destino lo que aporta a Taxi driver cierto tono humorístico. En el desenlace
del film se nos muestra como la sociedad le incorpora a su propio espectáculo.
Nada queda en pie en Taxi driver. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Taxi driver. ¿Vivimos en el mejor de los mundos tal y
como nos dice Steve Pinker y los que siguen insistiendo en el proyecto
ilustrado o vivimos en un infierno?. Pocas películas tienen la capacidad de plantearnos
cuestiones tan decisivas y de ubicarnos en el paisaje que habitamos. Por eso Taxi
driver es una película de culto por la que no pasan los años, una obra maestra
en la que la mano del guionista Paul Scharder -de lo mejor del Hollywood de los
setenta- y del director, Martin Scorsese, se anudan derrochando genio. ¿En qué
género de mundo estamos?. ¿Podemos confiar en su orden de cosas o es todo un
baile de máscaras?. ¿Qué sentires nos suscita lo que vemos?, ¿Nos lo creemos?, ¿Nos
adaptamos bien? ¿Es una farsa el mundo del contestario político que se adhiere a
alguna de las banderías existentes y a sus promesas de emancipación?. ¿La
capacidad crítica de la política alcanza lo verdaderamente decisivo? ¿Caben
otras miradas?. ¿El progreso es un altar de destrucción -de la physis, de lo
humano- o el genio del hombre alcanzando su cenit?. ¿La colosal intervención
sobre la vida que impone el proyecto ilustrado lleva a ese su cenit o crucifica
a la persona singular arrebatándola la vida?.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El taxista Travis no entra en absoluto en estas reflexiones
filosóficas. Su mirada no es la del intelectual que atisba como un mundo que
todo lo cosifica también cosifica a los hombres. Quedar reducido a la mera
condición de objeto, de cosa sometida a rendimientos singulares por un operador
externo. El frenesí del mito del progreso. Giordano Bruno. <i>De vinculis in
genere..</i>. Como indico Travis no analiza estos registros, es otra cosa, es lo
elemental cobrando forma y figura pasando a la acción. Además de taxista es
excombatiente del Vietnam (quizá estemos ante la mejor película de la guerra
del Vietnam), alguien de temple más allá de todo margen reconocible
habitando una periferia existencial y social. Sin embargo, por mucho que roce
con una vida social de la que desconoce casi todo, es alguien viable
socialmente. Travis no es un loco. Es un desarraigado extremo, alguien que vive
al margen de las convenciones sociales, alguien en los márgenes que ve desde
los márgenes. Un tipo no normalizado. Travis, al tiempo, es un salvaje al que
su paso por Vietnam le ha familiarizado con la violencia extrema. Es un soldado
endurecido por mucho que ya haya sido desmovilizado. Trabaja de noche -una de
las grandes metáforas del film- y conoce bien las áreas de sombra de la
sociedad en la que vive. En una profundidad que ni se menta ni se cuenta está
presente el tránsito por Vietnam. En Travis se revela alguien dañado por las
exigencias que la sociedad le ha impuesto. En sus acciones y sus exigencias de
justicia emergerá ese daño. Vietnam ha convertido a Travis en alguien feroz, y
el soldado feroz sentirá una honda repugnancia por una sociedad instalada en la
farsa y el daño generalizado. En cierto momento y percutido por esa repugnancia
Travis encarnará un <i>daymon </i>oscuro y justiciero que libera la ferocidad
contenida tratando de corregir la decadencia y la degradación. Su respuesta
será la de ese soldado implacable en el que la propia sociedad le ha convertido.
Ahí Travis divisa en la distancia al comandante Kurt de Apocalipsis now…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En tal contexto la mirada
de Travis se presentará como un modo de iniciación. Sucede algo análogo en Los
sueños de Quevedo en el que el viejo maestro Desengaño le susurra al joven el envés del
mundo encendiéndole el alma. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif;">“Yo
te enseñaré el mundo como es, que tu no alcanzas a ver sino lo que parece”. </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Desde
ese envés todo se revela como la trama de los poderosos, una farsa horrorosa de
máscaras en la que todo son hipocresía y vanidades, y la única verdad la relevancia que se anhela.
La gran farsa. El mundo en sus convenciones sociales revelado como la gran escena
de la mentira. En Taxi Driver será la mirada de un inadaptado y un marginal la
que revelará la farsa. Los tiempos han cambiado y la capacidad de intervención
del poder sobre las almas y los cuerpos se ha intensificado de un modo
inimaginable para Quevedo. Por eso, para Schroder, solo en lo máximamente
marginal parece poder emerger la perspectiva capaz de reconocer la convención
social en su degradación cierta. El antihéroe Travis; alguien más allá y más
acá de las categorías convencionales del héroe. Violentamente inocente decide
limpiar el mundo a punta de pistola. El temple humano del <i>far west</i> y de
las sociedades sin estado también resuenan en su figura. Travis, a años luz del
actual buenismo capaz de ahogar toda reflexión de altura desde su
sentimentalismo ágrafo y carente de calado. Inquietando tanto a la autosatisfecha
izquierda en su retorno como a los apologetas de “lo que hay” y del duro progreso
tecnoeconómico: números y medidas. Taxi driver. Los años pasan y su vigencia
crece enriqueciéndose desde las nuevas miradas del presente. Una obra maestra.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Taxi%20driver.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cfr
Francisco de Quevedo. Los sueños. El mundo por dentro.<o:p></o:p></p>
</div>
</div><br /><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-88740611495391699862021-01-03T06:54:00.007-08:002021-06-24T14:25:21.545-07:00Maud Lewis y el color de la vida<p><span face=""Segoe UI Historic", sans-serif" style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-auKKlIhhBuo/X_HWTleR67I/AAAAAAAAHsI/b3gl9L-1DgssIZzt2rw79WS0vbWAuIymACLcBGAsYHQ/s1136/maudie%2Bretrato.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1136" data-original-width="976" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-auKKlIhhBuo/X_HWTleR67I/AAAAAAAAHsI/b3gl9L-1DgssIZzt2rw79WS0vbWAuIymACLcBGAsYHQ/s320/maudie%2Bretrato.jpg" /></a></div><br /><div style="text-align: justify;"><span face=""Segoe UI Historic", sans-serif" style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><span face="Segoe UI Historic, sans-serif"><i>"</i></span>Me encantan las ventanas; un pájaro revoloteando; siempre es diferente. Toda la vida está encantada y está justo ahí", esperando el sencillo darse de nuestra atención; la vida excelente, la <i>arete</i> </span><span face=""Segoe UI Historic", sans-serif" style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;">que nutre y da regalos, nada más,
así de simple. Corto leña, acarreo agua, pinto, veo. Las palabras citadas de
Maudie recogen el secreto de su existencia, la fertilidad de su mirada y el
vigor íntimo que la encendía en una penumbra densa y gruesa. Su historia es la
de una vida áspera, dura y marginal que, sin embargo, va destrenzando sus
lastres en una capacidad de vida desbordada capaz de habitar territorios que
para casi todos serían abismos. Hablo de la pintora canadiense Maud Lewis. Maud
o Maudie, como la llamaban sus íntimos, padecía una artritis degenerativa que desde
temprana edad la fue ubicando en un margen. </span><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 15.3333px;">La foto que ilustra este texto es la de Maud Lewis no la de la actriz que nos cuenta su historia; un rostro ilusionado, dulce y poderoso en esa capacidad de ilusión. Su imagen también puede suscitar temor. No olvidemos que pocas cosas nos causan mas miedo que la enfermedad y ciertos márgenes oscuros.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;">La película </span><b style="color: #050505; font-size: 11.5pt;">“Maudie,
el color de a vida”</b><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"> recoge su peripecia vital; desde esa rudeza que la
confrontaba en su fibra más íntima a esa mirada que nutre, ampara y todo lo
sana, desde la marginalidad social más lóbrega y grisácea a su trayectoria como
pintora reconocida, desde su fértil soledad a la vida que compartió con su amado.
Ajena al mundo plano que nos impone el sectarismo de nuestros días estamos ante
una película de personajes complejos y contradictorios, del amor en tiempos de
cólera, del endurecimiento que sobrevive a la rabia contenida, de la vida que
late más allá de esa dureza, de la fragilidad del siempre ultrajado capaz, sin
embargo, de nutrirse del arte y de la belleza del ojo que vee. La película es excepcional,
una discreta obra maestra, tan discreta como sus personajes pasando por la vida
casi sin hacer ruido pero viviendo el drama de lo humano hasta rozar el latido
del Misterio que todo lo empapa. La película narra una historia de amor y una
historia de pasión por el arte velada por su extrema sencillez. Alrededor de
Maudie y de su temple espiritual, capaz de transfigurar, gira la película pero
también alrededor de su oscurecido marido. La película nos muestra un hombre
hermético, de escasas palabras, endurecido por el sinsabor y la tosquedad, un
tipo hosco y congelado, silencioso, rígido, bronco, de maneras bastas. Desde
que lo ve Maudie le ve, y atisba un interior mucho más encendido de lo imaginable.
Se lleva en su bolsillo el anuncio que este hombre, gris oscuro casi negro,
había puesto en un tablón de avisos buscando alguien que le limpiara la casa. Lo
elige como hombre. Madie guardará este anuncio toda la vida. Es otro marginal
como ella, otro más de los tantísimos dañados por la sociabilidad y arrojados a
un margen de distorsión que legitime la sociedad. La luz de Maudie, su simple
presencia, va poco a poco operando el milagro y aquel hombre, encerrado en la
rabia contenida y en un endurecimiento casi opaco va destilando, discretamente,
un lado inesperado. Su historia de amor, a partir de sus propios claroscuros,
resulta sublime por la figura que va enhebrando. El momento en que el marido se
queja de que haga pinturas por la casa para, a continuación, dejarla el campo
libre para que pinte toda la casa menos el rincón donde dejaba sus enseres resulta
sublime. Maudie sabía que le encantaban sus pinturas, que aportaban calor a su
vida y en la conversación se lo recuerda, y él solventa la cuestión dicíendola
que pinte donde quiera menos en el rinconcito de sus cachivaches. También
resulta sublime el sencillo baile de su noche de bodas con Maudie subida a él, con
sus pies encima de sus pies para poder seguir los pasos. Y mientras los años
pasan y Maudie va encontrando un reconocimiento creciente, como pintora,
completamente inesperado. Su madre la había enseñado a pintar y ella había
encontrado su propio estilo, su propia voz, la expresión de su propia mirada.
Colores planos y rotundos, ausencia de sombras, un estilo naif, aparentemente
poco elaborado pero con un intenso sabor propio. Se la asocio a la escuela naif
y llegó a ser una pintura de renombre…. No se pierdan </span><b style="color: #050505; font-size: 11.5pt;">“Maudie: el color de la
vida” </b><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;">. Alquimia en estado puro.</span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-RgekARswqEk/X_HglJkHxeI/AAAAAAAAHsU/0uSKD_EtexckOZJoARVYqETFQndlQWZpACLcBGAsYHQ/s1097/maudie%2Blewis%2B2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="986" data-original-width="1097" src="https://1.bp.blogspot.com/-RgekARswqEk/X_HglJkHxeI/AAAAAAAAHsU/0uSKD_EtexckOZJoARVYqETFQndlQWZpACLcBGAsYHQ/s320/maudie%2Blewis%2B2.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div><div style="text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-dgsJBlhTlRc/X_Hg0OV8sQI/AAAAAAAAHsY/vH49KG0J0KEfEIplBC7FH1GPewx-23plACLcBGAsYHQ/s1050/maudie%2Bverano.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="898" data-original-width="1050" src="https://1.bp.blogspot.com/-dgsJBlhTlRc/X_Hg0OV8sQI/AAAAAAAAHsY/vH49KG0J0KEfEIplBC7FH1GPewx-23plACLcBGAsYHQ/s320/maudie%2Bverano.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="background-color: white; color: #050505; font-size: 11.5pt;"><br /></span></div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-37140552017501386042020-10-30T11:07:00.000-07:002022-05-30T17:47:22.538-07:00Alberto Caeiro: El paganismo de lo inmediato<p><i style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"></span></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: center;"><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: center;"><br /></i></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-qElY0vSBatc/X5xU78-CxzI/AAAAAAAAFxM/1mW_AbNBm_kw2pXLXwRLT2FwOBVKzgMggCLcBGAsYHQ/s590/atenea_pensativa1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="240" data-original-width="590" height="261" src="https://1.bp.blogspot.com/-qElY0vSBatc/X5xU78-CxzI/AAAAAAAAFxM/1mW_AbNBm_kw2pXLXwRLT2FwOBVKzgMggCLcBGAsYHQ/w640-h261/atenea_pensativa1.jpg" width="640" /></a></i></div><i style="text-align: center;"><br /><br /></i><p></p><p><i style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A algunos Caeiro les estremece en su
contemplatio naturalis y en su Deus sive natura. Otros reconocen la vibración
mistérica de su deus revelatus o la apatehia que implica su apertura
incondicional a “lo que hay” y a “lo que es”. Los más distantes esgrimirán sus
simpatías con el ocultismo pero lo cierto es que un poeta de la talla de Pessoa
no es reducible a eso -Valle Inclán o Yeats también las tuvieron-. También habrá
quien le reproche que se quede en la sacralidad de la naturaleza, materialista
espiritual le han llamado algunos. Estos últimos olvidan que el tránsito por los
caminos del espíritu es vibración y vida efectiva, y no algo que se aprende en
un libreto para ser repetido. Y tanto será así que la poesía, en un mundo que
se apaga, es uno de los refugios contemporáneos del vibrar del espíritu en
estos tiempos crepusculares y confusos. Precisamente por eso ceñiré mi
aproximación al paganismo de Pessoa atendiendo, básicamente, a la intuición poética
de su heterónimo Alberto Caeiro<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">[1]</span></b></span></span></a>.</span></i></p>
<p align="center" class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(1)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hay un cruce de
frontera en la vida de Fernando Pessoa al encuentro de Alberto Caeiro. Su irrupción
fue una auténtica explosión. Un éxtasis discreto que todo lo reconfigura y lo
hace cuajar. No debiera sorprendernos. Toda la inquietud poética y espiritual
de Pessoa encuentra ahí su horizonte propio. El 8 de Marzo de 1914, en un
estado de intenso entusiasmo poético, irrumpe en Pessoa “El Guardador de
rebaños”, el gran poema de Caeiro. Pessoa no puede parar de escribir. Con la
fluidez arrebatada de un torrente de montaña se suceden los poemas. En palabras
del propio Pessoa: “Escribí treinta y tantos poemas uno tras otro, en una
especie de éxtasis que no podría definir. Fue el día triunfal de mi vida y
nunca tendré otro igual”. Es un momento de apoteosis. Pessoa alcanza ser dicho
por la palabra inagural. Desde ese momento Caeiro será el horizonte existencial
y teórico de Pessoa, un horizonte mínimo y desnudo en que la sencillez y la
simpleza serán la clave que se divisa. Caeiro es un viejo vate, un druida
antiguo, un hermeneuta de lo sagrado, un sencillo hombre de campo. Como sabio vive
emboscado y silvestre al margen de casi todo, sobre todo al margen de la
pretensión de verdad entendida al modo en que la entiende el mundo moderno. En
el estalla ese paganismo en lo concreto e inmediato, “la <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>clara sencillez/y salud de existir/de los
árboles y plantas” que tanto movió el anhelo de Pessoa. “Quiero la realidad”
nos dirá el poeta…. En todo caso Caeiro no contrapondrá realidad y verdad. La
verdad que critica es la verdad entendida como concepto que nos tiene. E</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">l
vate tiene a la vista las verdades del representar humano, la verdad entendida exclusivamente
como predicación, como enunciado sobre la vida que, paradojicamente, olvida toda
apertura a la vida. Caeiro prima el acaecer de la vida donándose. No hay
relativismo alguno en Caeiro. Dando la voz a Antonio Mora<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
reivindicando a Spinoza, Pessoa, vinculará la cuestión de la verdad con la
perseverancia del ser en el propio ser. “Ser verdadero es existir”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> nos dirá. El ser llegando
a ser en su existir. No es casual que Mora reivindique a Spinoza ni que
resuelva la cuestión del ser en la existencia. Mora será otro de los
heterónimos de Pessoa y en su voz el poeta portugués abordará cierto desarrollo
filosófico del paganismo de Caeiro. Su palabra no lo necesita pero acaso los
hombres si. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La finura espiritual
de Caeiro y su colosal irrupción le convirtieron en el maestro de Pessoa y de
sus otros heterónimos. El propio Pessoa así lo afirma. Un maestro que irrumpe
desde la intimidad desnuda del poeta. Caeiro, un sabio antiguo que ve la luz
arraigando en el vínculo entre poesía y profecía, entre poesía y vida real al
fin desvelada. “Soy el descubridor de la Naturaleza./Soy el argonauta<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de las sensaciones verdaderas. Traigo al
universo un nuevo Universo/por que traigo al propio universo”. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">A partir de tales
veredas el poeta nos invitará a habitar una nostalgia de retorno a la
naturaleza y la <i>saudade</i> que, imbuida de paganismo, radica en su palabra.
El vate da testimonio de la atención a la vida natural en su diversidad y
ritmos, del tomar distancia de todo pensamiento entendido como representación...
De ahí su sencillez y la distancia que toma respeto de lo erudito y lo
elaborado. Su poética es libre, ni mide ni rima ni busca el ornamento: “No me
importan las rimas./ Raras veces hay dos árboles iguales…/ lo esencial es saber
ver”. Caeiro descalificará con dureza a los poetas que transforman la prosodia
en la aliteración y lo ornamental. En sus propias palabras “hay poetas que son
artistas/y trabajan en sus versos/¡como un carpintero en la madera!... ¡Qué
triste no saber florecer!/Tener que poner verso sobre verso , como quien
construye un muro…”. Su poesía es tan sencilla y tan pura como la vida en el
bosque y los campos. Atiende a la palabra viva que nos dice y no a las figuras
que compone. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El poeta rescatará el
pensar vinculándolo con la sensación. “Nuestra única riqueza es ver” llegará a
decir. “Soy un guardador de rebaños/El rebaño es mis pensamientos/y mis
pensamientos/son todo sensaciones/./Pienso con los ojos y con los oídos/y con
las manos y los pies/y con la nariz y la boca”.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>Caeiro atenderá a la visión o a un pensar entendido como visión y mirada;
lo que le acercará a la <i>noesis</i> griega. En el paganismo de Pessoa no
cabrá, por tanto, intelectualismo alguno, y la hermosura entendida como
intensidad de ser que se vierte en los sentidos, será lo que inagure la vida.
La condición de un advenimiento de tal intensidad vendrá dada por la <i>apatheia
</i>del alma, por su disposición receptiva y por la incondicionalidad en esa
disposición receptiva: vaciamiento, <i>kenosis<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[4]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(2)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
Naturaleza. La palabra de nadie. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span></span></b><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El poeta utiliza el término Naturaleza
generosamente. Acaso por eso mismo precisará el modo en que entiende la presencia
de lo natural.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Consideremos que el
término Naturaleza no deja de ser una abstracción que representa en la mente la
vida pujante. Lo natural para Caeiro se destrenza en la diversidad de una vida sinfónica
de múltiples ritmos y realidades. En esa vida sinfónica la multiplicidad será
lo inmediato y lo que se nos haga evidente. De lo que se tratará será de
atender sencillamente a esa multiplicidad que incesantemente se ofrece. Como ya
he indicado esta disposición atenta y receptiva no exigirá elaboración
intelectual o apelación a categoría general alguna. Ninguna representación o
abstracción de la <i>ratio</i> cabe en la paganidad del vate aunque, como
vemos, su manera de delimitar la cuestión es todo menos poco precisa. “Vi que
no hay Naturaleza/que Naturaleza no existe/que hay montes, valles,
llanuras,/…pero que no hay un todo a que eso pertenezca”. El poeta se decanta
por la afirmacion de la gran diversidad de la vida guareciéndose de la
tentación de indicar la perspectiva del </span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Todo en tanto esfera en
la que pudiera colapsar lo múltiple. Este modo de precisar su mirada será lo que permita a Caeiro retomar el
término atendiendo a su potencia expresiva y a su comunicabilidad. La
ductilidad de la poética permite tales paradojas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La Naturaleza, constitutivamente plural y saturada de
diferencias, será por tanto esa potencia exterior que irrumpe en el hombre a
partir de su riqueza sinfónica; una Naturaleza que Pessoa vincula con lo
divino. El poeta deberá quedar abierto a la presencia inapelable de lo natural,
incondicionalmente y vaciado de sí, en perfecto silencio, atento a la
exterioridad de lo natural, con total receptividad hacia <i>lo que hay</i>… En
tal umbral de silencio irrumpirá esa palabra que nos dice. En la palabra
inagural, no será Pessoa o Caeiro quien nos hable. Y así será por que el poeta
transciende en la atención encendida la propia capacidad de representación y el
propio imaginario. El poeta sale de sí, deja de lado el flujo del imaginario, las
elaboraciones mentales y su mundo interior. Se adentra en su propio silencio y
receptividad y deja ser a la vida que desvela lo Real. Para Pessoa, en el
saberse vaciar <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>irrumpe una esfera que,
colmándonos, resulta ajena a todo lo que pudiera resultar humano demasiado
humano; ”…desenvolverme y ser yo/ no Alberto Caeiro/sino un animal humano que
la Naturaleza produjo/ Y así escribo, queriendo sentir la Naturaleza, ni
siquiera como un hombre/sino como quien siente la Naturaleza y nada más”. Hay
que divisar fuera de sí a este hermeneuta antiguo en su entusiasmo, abierto a
todo; entenderle como cielo, nube, río, estrella, árbol que acoge...<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La sencillez divina de habitar la simple exterioridad
será difícil de alcanzar; “me falta la sencillez divina de ser totalmente mi
exterior” nos dirá. Por eso mismo esa sencillez se configura como <i>telos</i>
o finalidad del hombre. Un <i>telos</i> del que el vate deja testimonio en esa
palabra que nos dice y nos nombra. En tal umbral de sencillez, como apunta el poeta,
quien contempla y lo contemplado son solo Naturaleza. Nada más. La naturaleza
es lo que es, lo único que hay, quien siente y contempla, quien a sí mismo se
siente y festeja. La palabra del poeta pertenecerá, por tanto, a la Naturaleza<i>,</i>
y ésta habitará en su palabra. No es palabra de Pessoa ni de Caeiro. Es palabra
común, palabra de nadie a todos dirigida, palabra que nos nombra y nos dice en
nuestro vínculo con Lo Real. Nada siente, nada escucha sino la naturaleza que a
sí mismo se atiende. Mi nombre es nadie podría decir Caeiro en su anhelo de
apertura a la exterioridad de lo natural y en relación a su propia poética. Así
le dijo a Ulises al cíclope Polifemo en lo profundo de su gruta en la misma
génesis de la tradición poética occidental. Entre vates andamos. Conjurando un
espíritu antiguo. “ <span style="background: white;">No soy
nada/Nunca seré nada/No puedo querer ser nada”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
nos dirá otro heterónimo, Alvaro de Campos. ¿De qué misterio hablan?...</span><o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">(3)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El ser, el mal, la paganidad. </span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La
palabra de nadie, la palabra de Caeiro… Hablamos de un poetizar inagural,
originario, constituyente de un modo de habitar el mundo plenamente arraigado
en lo natural y capaz de servirnos nuestro ser pleno. Esta poética que canta la
vida nada tendrá que ver con el tedio y la volubilidad de los propios
sentimientos.“Vi como un loco/Amé las cosas sin sentimentalidad alguna/Nunca
tuve un deseo que no pudiera realizar por qué/nunca me cegué” nos dirá el
poeta. No olvidemos que la esfera de lo sentimental puede obturar la atención
pura a los sentidos. El hombre ve y escucha, es cuerpo animado y sintiente. En
el mismo sentido nos dirá Antonio Mora otro de los heterónimos de Pessoa “<span style="background: white;">Los dioses me concedan que, desnudo/de
afectos, de la fría libertad/de las cumbres yo goce”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A partir de ahí
la poética transmitirá este modo de plenitud abierto a la percepción. El ser
del hombre se revelará en su más elevada octava. La apertura incondicional al
ser de las cosas que son, a su simple y desnuda irrupción configura el gran
testimonio de Caeiro. “Por qué todo es como es y así es como es/y lo acepto”,
“las cosas, son aquello que son”. Por eso el poeta equipara lo verdadero a lo
existente: el llegar a ser de lo que es, el acontecer incesante del ser en el
existir…. Dando la voz a <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>su heterónimo Ricardo
Reis nos dirá Pessoa: “<span style="background: white;">Que me
concedan no pedirles nada/pido a los dioses”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Basta
con el tremendo acontecer de lo que es. El propio Reis apostillará esta
apertura al simple acontecer de las cosas.“Los dioses sólo socorren</span>/con
su ejemplo a aquéllos</span>/que no más pretenden que ir/en el río de
las cosas”.<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Observemos cómo el poeta resuelve la cuestión del
dolor y del mal. “Acepto las dificultades de la vida porque son el destino/como
acepto el frío excesivo en lo agudo del Invierno/apaciblemente, sin quejarme,
como quien meramente acepta/y encuentra una alegría en el mero hecho de
aceptar/en el hecho sublimemente científico y difícil de aceptar lo natural
inevitable”. Nada se contrapone a la vida natural y al ser siendo. El ser todo
lo abarca. No hay ningún mal en sí. Se trata de quedar abierto al acontecer de
lo que llega a ser. Tal será nuestra tarea. Estamos ante un si potente a la
vida capaz de asumirla plenamente tanto en su expansión como en su contracción.
La sombra en la perspectiva del poeta solo podría aludir a la posible privación
y alienación respecto del propio ser y al olvido de lo que somos y de nuestra tarea
gozosa. La Grecia antigua resuena en la palabra de este hermeneuta del Misterio.
Con todo, el poeta no se planteará la unidad del ser. Habrá quien piense que
tal unidad será su correlato necesario, y tendrá razón, ahora bien la intuición
poética de Caeiro es no velar la afirmación de la vida múltiple.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Plantear el mal como la privación del propio ser ni es
ingenuo ni desconoce la devastación que el mal puede provocar. Pessoa atisba el
mal en el olvido del ser y la desatención a la vida. El olvido del ser empujaría
a un modo de habitar el mundo singular al tiempo que instaura una relación con
la vida mediada e interferida por la actividad mental del hombre y por sus
representaciones mentales, lo que nos remite a la gran cuestión filosófica del
nihilismo inherente a la cultura contemporánea. En palabas del poeta “Tristes
de las almas humanas que ponen todo en orden/que trazan líneas de cosa a
cosa,/que ponen letreros con nombre en los árboles absolutamente reales” <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Esta vida mediada por la representación encontrará su
propia apoteosis en el atender a las cosas que son desde el cálculo y la razón
utilitaria. ¿Por qué será éste el momento de apoteosis de la representación?.
Por las posibilidades tecno-operatorias que sirve considerar lo real desde la
precisión del cálculo. Si atendemos a las palabras de Caeiro los fastos de la
técnica supondrán una auténtica inversión de lo que confiere plenitud al hombre
desde el primado de una relación con lo real caracterizada por la violencia. En
esta inversión emergería un modo enajenado y deformado de habitar el mundo.
Consideremos que en la actividad desplegada por el representar humano lo real
quedará desplazado desde los a prioris que presente tal actividad. En tal
medida todo quedará cosificado desde el pensar del hombre y sus disposiciones
internas. El resultado es que, si atendemos al hombre en el tiempo del
nihilismo, todo quedará alterado y enajenado en su ser desde las propias praxis
humanas. En su máxima intensidad tal proceso solo encontrará al hombre mirando
su sombra al otro lado del espejo. Para Caeiro el paisaje de violencia y
alteración de lo Real será un paisaje de devastación extrema. “Todo el mal
viene de preocuparse los unos por los otros/ya para hacer el bien, ya para
hacer el mal”<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>El vate asimilará esta
praxis con la guerra. “La guerra como todo lo humano, quiere alterar/pero la
guerra , antes que nada, quiere alterar y alterar mucho,/y alterar deprisa/
pero la guerra infringe muerte/ y la muerte es el desprecio del universo por
nosotros/Teniendo como consecuencia la muerte, la guerra prueba/ que es
falsa./Siendo falsa, prueba que es falso todo el querer alterar”. Toda la
programática de deshacer lo real para rehacerlo a la medida del hombre queda
cuestionado con dureza en este poema. El vate también nos advierte que lo Real,
desde sus propias dinámicas, responde y que antes o después ese hombre mirando
su sombra en el espejo se encuentra con un destino trágico. El precio de
rehusar del propio ser…<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En la crítica de Caeiro, ya lo he indicado, la diana
será ese <i>pathos</i> ilustrado de transformación, administración y
reordenación de la vida. Del mismo modo que la sencillez silvestre y antigua del
poeta revelaría la plenitud de lo humano el apogeo ilustrado de la modernidad
no sería sino la inversión de lo humano. Los tiempos modernos como cifra del
mal, así lo ve Pessoa… Lo dicho delimita con claridad la reivindicación de la
paganidad que aborda el portugués. Estamos ante un ejercicio de memoria en el
que lo pagano opera como <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una figura de liquidación de la mentalidad
ilustrada. La paganidad en tanto vía abierta a la restauración de la vida<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Pessoa, Caeiro, Mora,
Reis -Pessoa y sus heterónimos- indagan en la mentalidad antigua y en la
condición pagana con la finalidad de enhebrar y amparar las viejas veredas del
espíritu. De ahí su énfasis en atender a lo natural y a lo real desde la
multiplicidad que se ofrece. Su Dios sería, por tanto, un <i>deus revelatus. </i>Caeiro,
efectivamente, nos habla de Dios, y lo hará a partir de una imagen de lo divino
que se remite a esa pluralidad sinfónica de lo natural “Pero si Dios es las
flores y los árboles/y los montes y el sol y la luna (entonces creo en
él/entonces creo en el en cada instante/ y mi vida es toda una oración y una
misa/y una comunión con los ojos y por los oídos.” El tiene a la vista un Dios
que se vacía en su incesante manifestación. Pessoa no apela a abstracción de
totalidad alguna desligada del mundo “Pero si Dios es los árboles y las
flores/y los montes y la luna y el sol/¿para qué le llamo Dios”/Le llamo flores
y árboles y montes y sol y luna”. Su paganismo lejos de ser algo imaginado o
fantástico apela a la presencia de la Naturaleza en su inmediatez. Lo divino
nada será al margen del darse encantante de la vida.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Ya he indicado cómo la
representación que deja de lado la vida no será bienvenida. Tampoco el
imaginario y las meras creencias son bienvenidas sin más; “creo en el mundo
como en una margarita/ porque lo veo” nos aclara el poeta. Solo cabe la vida
advertida y sentida, y la gran visión que es visión de lo Real: la noche, los
días, los árboles mecidos por el viento, la montaña, el atardecer y el canto
del poeta atendiendo a esa vida desgranada en lo múltiple. “Procuro decir lo
que siento sin pensar en lo que siento”; “El mundo no se hizo para pensaren
él/(pensar es estar enfermo de los ojos)/ sino para mirar hacia él y estar de
acuerdo”. Lo decisivo será el acaecer inmediato de lo vivo y no creencia o
elaboración imaginaria alguna. No nos equivoquemos. No hay en Pessoa hostilidad
o rechazo del imaginario. De hecho, su elaboración poética de la figura del
niño Jesús resulta sublime. El poeta se limita a entronizar la capacidad de
visión del hombre y la atención a <i>lo que hay</i> como su figura más excelsa.
El imaginario debe servir a la atención pura.</span><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">¿Su paganismo es coherente?. En el sentido de que todo
paganismo mira a la naturaleza como su referencia inmediata, como símbolo vivo
y como gran imagen del hombre si que lo es. Más allá de eso Pessoa, en su <i>saudade
</i>de paganidad, aborda un ejercicio de memoria cuyo sentido es nutrir el aventurarse
en el espíritu. Poco sentido tendría juzgarlo con el celo académico de un
historiador de las religiones. Pessoa no investiga academicamente, golpea el
terruño y la piedra para que de la memoria brote el agua. Hay que atender a su
vibrar poético y a su condición de poeta. Ahí emerge su valor.<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoBodyText" style="text-align: center;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">(4)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La cuestión del cuerpo. </span></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En
la pura exterioridad natural que se anhela y en el saberse cesar ante su
presencia la cuestión del cuerpo será decisiva. De esta manera para Pessoa el
cuerpo tendrá completa preferencia frente a la actividad anímica y la esfera de
lo mental. Los dioses -nos dirá- son divinos; encuentran su esencia en el
cuerpo, en el cuerpo sintiente, vivo, pleno y en la perfecta atención a lo que
es. “Hay en cada cosa aquello que es lo que le anima…/En el hombre es el alma
que vive en él y es ya él/En los dioses tiene el mismo tamaño/y el mismo
espacio que el cuerpo./Por eso se dice que los dioses nunca mueren./Por eso los
dioses no tienen cuerpo y alma/sino solo cuerpo, y son perfectos./ El cuerpo es
lo que les es alma/ y tiene la conciencia de su propia carne divina.” En el
dios, por tanto, la actividad se ciñe al cuerpo sintiente; no podría considerarse
ni ponderarse un mundo interior al margen del cuerpo sintiente. El dios es plenamente
cuerpo y, por tanto, pura exterioridad. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Desde esta primacía del cuerpo vivo la enfermedad quedará
entendida como el olvido del ser del hombre y del sentir del cuerpo en el apego
a nuestra actividad mental y a nuestro mundo interior. La interioridad para
Pessoa es el rumiar del hombre consigo mismo. Este rumiar, en realidad un flujo
de representaciones, de sentimientos y de imaginario, será el comienzo de las
errancias y los desvaríos de lo humano. En la inmersión en la interioridad el
hombre se ve desdoblado, queda roto y separado de la vida potente que le
muestra su cuerpo. De lo que se tratará será, por tanto, de recuperar esa atención
pura a los sentidos. Por eso, la palabra del poeta no será sino lo Real
revelándose al hombre en el templo de su cuerpo. Lo Real en el hombre y en el
orden del ser. Es lo Real quien nos habla y convoca; las cosas que son y se
suceden, diferencia y repetición, un eterno retorno de lo diverso. No hay dos
árboles iguales ni dos miradas que sean la misma nos dirá el poeta… Y el
hombre, ve, mira, contempla, canta en su palabra la vida, acoge lo real siendo
cuerpo en la escucha desnuda de las cosas que son.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El cuerpo animado será, por tanto, el sello de lo
divino y la posibilidad de desvarío del hombre tendrá que ver con el olvido del
cuerpo por parte del alma. Y así será porque somos básica y primariamente
exterior. “Sí, antes de ser interior somos exterior/ Por eso somos exterior
esencialmente” nos dirá el poeta; y, por eso, los dioses son dioses, por vivir
en el exterior sin descanso y con placer, siendo cuerpo. Los dioses, pura
exteriodad que habita la vida toda. En la voz del contemplativo pagano Ricardo
Reis “<span style="background: white;">Dejadme la realidad de este
momento</span>/y mis dioses serenos e inmediatos</span>/que en lo vago no moran,/sino
en ríos y campos”.<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoBodyText"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">En cambio, los hombres, por no ser pura exterioridad,
caerán en las errancias del alma al desconectarse ésta del cuerpo… “Creo más en
mi cuerpo que en mi alma” nos dirá el poeta. “Que perfecto que es en él lo que
él es: su cuerpo”. Desde el cuerpo y en el cuerpo cabrá entender el ser pleno
del hombre, su perfección y la esfera del espíritu. “Si desean que tenga
misticismo, está bien, lo tengo/Soy místico pero solo con el cuerpo” nos dirá
el poeta. Caeiro el vate, en su estela nos dirá Pessoa “<span style="background: white;">Que los Dioses me concedan que, desnudo de afectos,
tenga la fría libertad de las cimas sin nada. Quien quiere poco, tiene todo;
quien quiere nada es libre; quien no tiene, y no desea, siendo hombre es igual
a los Dioses"<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="background: white; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
nos dirá Ricardo Reis.</span><o:p></o:p></span></p>
<div style="mso-element: footnote-list;"><!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Las
citas pertenecen a la poética completa de Alberto Caeiro publicada por la
editorial Visor con el título “Poemas de Alberto” Caeiro” editado por Visor. De
no ser así se incluirá la referencia bibliográfica<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> La
perspectiva filosófica de Pessoa descansa en su heterónimo Antonio Mora. Sobre
Pessoa y la Filosofia: Antonio de Pina Coelho. Fernando Pessoa: Textos
Filosóficos. Atica. Lisboa 1968<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Fernando
Pessoa. El regreso de los dioses. Ed. Seix Barral, pg 39-40<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Kenosis
significa vaciamiento en griego clásico<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> <span style="background: white;">Fernando Pessos, trad. José Antonio Llardent, Madrid, Alianza
Editorial, 1997, pg 324.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> <span style="background: white;">Fernando Pessoa. 42 poemas, trad. Angel Crespo. Madrid,
Mondadori, 1998, p.52.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> Fernando Pessoa.<span style="background: white;"> 42 poemas, trad. Angel Crespo. Madrid,
Mondadori, 1998, p.55.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> Fernando Pessoa<span style="background: white;">, trad. José Antonio Llardent. Madrid
Alianza Editorial, p. 211.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Calibri",sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="font-family: "Times New Roman",serif;"> Fernando Pessoa<span style="background: white;">, trad. José Antonio Llardent. Madrid.
Alianza Editorial</span></span> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pg, 209<o:p></o:p></span></p>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<p style="background: white; line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Caeiro%20paganismo.docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 10pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-size: 10pt;"> Fernando Pessoa.</span></span><span style="font-size: 10pt;"> 42 poemas, trad. Angel Crespo, Madrid, Mondadori,
1998, p.52.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoFootnoteText"><o:p> </o:p></p>
</div>
</div>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-9097064780319770732020-10-18T12:42:00.007-07:002020-10-18T13:44:19.878-07:00El don de la ebriedad<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"></p><div class="separator" style="clear: both; font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; text-align: center;"><a href="https://1.bp.blogspot.com/-jPZm9cDMtlE/X4yVyjW32bI/AAAAAAAAFeE/MWTpCCKI_TQX_c0CUMIaURobJ7mJ_g14gCLcBGAsYHQ/s512/lechuza.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="439" data-original-width="512" src="https://1.bp.blogspot.com/-jPZm9cDMtlE/X4yVyjW32bI/AAAAAAAAFeE/MWTpCCKI_TQX_c0CUMIaURobJ7mJ_g14gCLcBGAsYHQ/s320/lechuza.jpg" width="320" /></a></div><p class="MsoNormal" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt; line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><i>Reproduzco este articulo, El don de la ebriedad, tal y como fue publicado hace más de veinte años en la revista Generación XXI. El texto se aventura en la cuestión de las sustancias psicoactivas teniendo en mente, sobre todo, las sustancias visionarias. Muchos años han pasado. Desde entonces el cuero se ha ido curtiendo y el animo madurando. Releer un texto de juventud le instala a uno en un caldero de intuiciones y de veredas que se abrían, todas ellas borboteando. Uno se asoma a una foto fija, a un momento singular. Una mirada melancólica pero más templada indaga en el texto; constata sus lagunas pero también su aliento, sabe de las sendas que se sucedieron. En un texto así se podrían introducir cambios pero ya entonces tendría otro valor. En fin, ahí va. En la imagen Atenea.</i></span></p><div style="text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 18.6667px;"><br /></span></div><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 14pt;"><div style="text-align: justify;"><span style="font-size: 14pt;">Es público y
notorio que a ninguno de nuestros contemporáneos se le ocurriría entender la
alteración de la conciencia como algo más que un divertimento para el consumo.
A lo sumo algunos intelectuales un poco locos y ya en los márgenes de lo
socialmente correcto se han ocupado de este tema. Pienso en un </span><b style="font-size: 14pt;">Nietzsche,</b><span style="font-size: 14pt;">
un </span><b style="font-size: 14pt;">Benjamin</b><span style="font-size: 14pt;">, un </span><b style="font-size: 14pt;">Jünger</b><span style="font-size: 14pt;">, un </span><b style="font-size: 14pt;">Huxley</b><span style="font-size: 14pt;">…</span></div></span><p></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
Lo cierto es que el signo de los tiempos nos muestra la ebriedad con
resonancias degradadas y degradantes. Capas enteras de la población se
encuentran enganchados a ansiolíticos o antidepresivos. Otras sustancias, peor
tratadas por el poder farmacrático, son entregadas al mercado negro e
introducidas en la espiral de la marginalidad a mayor gloria del capital
financiero. Tanto en un caso cómo otro se persigue lo mismo. Alterar la
conciencia para así escapar por unas pocas horas a las miserias de una
rutina psíquica en exceso interferida por las codificantes y masificadoras
sociedades modernas. Por lo que se refiere a las propias sustancias, en su
inconsciencia, se ven arrojadas a una u otra categoría de manera bastante
arbitraria.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
Así las cosas, la pauta de consumo que determina la legalidad o ilegalidad de
la sustancia construye la relación con la misma y, por tanto, la peligrosidad
de la droga, y es que las sustancias no son tan inconscientes como parece. El
resultado es un consolidado escenario donde las divergencias acerca de los
psicoactivos y su prohibición no son más que parte del decorado. No me cabe
duda alguna de que nuestro cruzado antidroga <b>Gonzalo</b> <b>Robles</b> y <b>Lou</b> <b>Reed </b>cantando
a la heroína son dos caras de la misma moneda, marionetas del mismo escenario,
muy necesitadas la una de la otra. Solo un irracional consumo compulsivo,
socialmente problemático, legitima una política de prohibición tan irracional
como la que hoy se practica. Sólo la<b> </b>prohibición construye ese
delirio de consumo donde cualquier efecto, sin distingo alguno, es siempre el
deseado.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
Vista así, la relación de nuestros contemporáneos con la ebriedad, es de las
más desoladoras de toda la historia. No es de extrañar. Los inmensos y
titánicos despliegues de poder de nuestro tiempo exigen un hombre pequeño, frágil y moldeable pero integrable en los engranajes de la inmensa maquinaria de la que todos
formamos parte. Existe mucha propaganda contraria a la ebriedad, y una gran
incriminación pública de los embriagantes, pero la realidad es que nunca se
había dado en toda la historia un consumo tan extendido y tan masivo de alteradores
de la conciencia. La hipocresía y la idiocia son extremas, la ignorancia acerca
de la ebriedad también. Antes ya apunté el enganche masivo y creciente a
ansiolíticos y antidepresivos. Por otro lado el pseudoritual aparentemente rebelde
que constituye la<b> </b>ingesta compulsiva de sustancias, sin
discriminación ni arte alguno -y la reducción de la ebriedad a un objeto de<b> </b>consumo
más- sólo deja el saldo de que con la ebriedad no se puede jugar. Esta siempre
pasa su factura. Sus viejas cuentas pueden llegar lejos y hondo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p> </o:p></span></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">EBRIEDAD Y
DESTRUCCIÓN</span></i></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
Toda ebriedad destruye. Aún en el mejor sentido. Si no que se lo digan a quien
se adentra en sus laberintos sin tomar las necesarias precauciones ni realizar
ablución alguna. Un yonqui, un alcohólico, alguien atrapado por el barroquismo
de su propio subconsciente en un trance visionario... La destrucción de lo
que siempre fue efímero, construido y falso, puede ser el comienzo de un
descubrir lo que siempre estuvo debajo de tanta paja y hojarasca psíquica.
Nuestra cultura es completamente ignorante por lo que a la ebriedad se refiere.
Por ello se generan esas dependencias y estragos que no hacen sino manifestar
desajustes de la propia conciencia moderna. Si algo no permite nuestro precario
modo de vida es la relativización del mismo, proclamar su carácter fugaz o
incluso falaz, destapar que no somos lo que creemos ser, revelar que el flujo
de nuestras aspiraciones, pensamientos, sugestiones, deseos y fobias no son más
que hábitos sociales y constructos educacionales. De esas cosas, hoy en día,
nadie quiere saber, y es eso precisamente lo que hace imposible el desarrollo
de una cultura refinada acerca de la ebriedad.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
Quisiera ilustrar esta apretada exposición con una cita de <b>Martin
Heidegger</b> que muestra a la perfección la desafiante cifra de ese don que
en la ebriedad reside: "La época sigue indigente no solamente porque Dios
haya muerto, sino porque los mortales apenas conocen lo que tienen de
mortal". Siempre Heidegger, tan griego. Nuestros padres los griegos,
maestros de la Tragedia, sabían que ésta siempre brinda una ocasión para la elevación. <b>Aristóteles </b>de
manera muy explícita habla de esa catarsis de los sentimientos que procura la
hermenéutica de lo trágico. Por todo ello, como dice <b>Antonio Escohotado,
</b>"La ebriedad siempre será gratitud".<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"> <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><b><i><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
SOBRE LO LÚDICO</span></i></b><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; text-align: justify;"><span style="font-family: "Times New Roman",serif; font-size: 14pt; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;">
La ebriedad integra, quizá como ningún otro escenario, momentos y usos
estrictamente lúdicos. Desde luego, no deja de ser una luminosa directriz para
el viaje. Es muy evidente que delicias de la misma son el placer, físico,
estético o mental, y las sintonías personales que enmarca. No habiendo nada más
sagrado que la alegría y la plenitud del espíritu, lo lúdico se inserta como el
necesario complemento de la catarsis que la ebriedad supone. Toda limpieza del
propio dial lo primero que produce es una suerte de conciliación con la vida
y, por ello, la celebración de la misma. La ebriedad, limpia de polvo y paja, es
acaso la fiesta y celebración por excelencia donde la propia libertad se goza y
se agasaja. La ebriedad, en la alegría que ésta muestra, no entiende de nada
que la ignore, ni de apropiamientos psíquicos de la misma, ni de pesanteces que
interfieran su devenir inocente. Es sin por qué, como la rosa del poema de
<b>Silesius. </b>La entrega sincera a la misma abre escenarios donde la comunicación
humana encuentra sintonías, siempre más allá de uno mismo. Son hermosos los
momentos para la ebriedad en buena compañía, tiempo para la confianza, el
festejo y la broma, donde la existencia y los seres que la pertenecen
parecieran elevarse quedando rotos los limes de la propia individualidad. Muy
ajenas son a todo esto esas borracheras donde el genio de la sustancia ofrece
al que no es capaz de dar la talla un habitar la ebriedad encerrado en sí
mismo, cosificando la realidad, para convertirla toda ella, en una innoble
construcción, paranoica y proyectiva. Ese es el castigo de los dioses a los que
no son capaces de compartir la alegría, de recibir lo lúdico, de contemplar el
juego de la inocencia. Larga vida a Dionisos, el niño que juega y se mira en el
espejo, Dios de la ebriedad.</span></p><p></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-60210816044905025162020-07-31T09:27:00.006-07:002020-08-01T21:02:43.532-07:00Los puentes de Madison: Del Amor<p class="MsoNormal"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"></span></b></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://1.bp.blogspot.com/-5h17aHyP0mc/XyRDXCf5TfI/AAAAAAAAEBk/v-r75N92VAY7NFi4R4E7IF5Tca662isLwCLcBGAsYHQ/s1140/LOSPUENTESMADISON.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="762" data-original-width="1140" height="429" src="https://1.bp.blogspot.com/-5h17aHyP0mc/XyRDXCf5TfI/AAAAAAAAEBk/v-r75N92VAY7NFi4R4E7IF5Tca662isLwCLcBGAsYHQ/w641-h429/LOSPUENTESMADISON.jpg" width="641" /></a></b></div><b><br /></b><p></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Clint Eastwood. “Los
puentes de Madison”…</span></b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> Una de escasas películas en las que
perder una frase, no escucharla bien, casi parece como un drama. Tal inquietud
no es baladí y es que algo decisivo puede perderse en el misterio sutil que la filmación
va desgranando plano a plano. ¿De qué misterio sutil hablamos?. ¿Por qué
Misterio y por qué sutil?. "Los puentes de Madison" nos ofrece una historia de
amor, una historia simple de amor en la que la trama es el destilado del amor
mismo en la palabra y la gestualidad de los personajes; lo que se narra y dice,
lo que la palabra evoca y no dice, lo que no se nombra y se atisba, la
irrupción del amor trastocándolo todo... Del <i>eros </i>y del <i>logos</i>,
del Amor y la palabra, de los cuerpos que se animan va efectivamente “Los puentes de Madison”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En el film, casi todo, se
reduce a los amantes; lo demás solo cobra relevancia al quedar abierto a la
trama que ambos entretejen. Poco más podríamos decir de esta obra maestra en la
que el amor es la gran referencia; el amor y el espejo de los paisajes floridos
del Medio Oeste americano abiertos completamente al cielo azul. Quien haya
estado en el Medio Oeste me comprenderá. Un cielo vasto, el amor como misterio
que se brinda e irrumpe para transfigurar la vida, la vida desanudada en la
palabra y, sobre todo, en lo que no se nombra, en lo evocado y no dicho, en el
gesto y la vida que se enciende desde ese misterio que se brinda, en lo más
sutil y delicado derramándose en ojos y labios, vivificando cuerpos. Por eso
parece una tragedia perderse el más mínimo diálogo, la más mínima mirada. Todo
en “Los puentes de Madison” respira la tensión de la vida desatada y dejada a
su potencia; lo que más anhelamos, un vivir que deje atrás lo cotidiano en lo
sublime irrumpiendo. Para vivir algo así, no nos equivoquemos, bastan unos
pocos días, unas pocas miradas, una ráfaga, y la experiencia de las almas y los
cuerpos entrelazándose. Poco más. Y así sucede en “Los puentes de Madison”, un
amor de días -casi de horas- que, sin embargo, dará sentido a la vida entera de
los amantes.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La vida dejada a su
potencia, lo sublime brindándose, ese sol de mediodía para el que nada ofrece
sombra alguna, un estado transcendente de vida, por decirlo al modo de Artaud, haciéndose presente. Artaud lo relacionará con la poética. Platón, en el Fedro, entrelazará el entusiasmo mistérico con el amoroso y el poético. Algo potente se atisba. Aquí los problemas empiezan ya que dejar atrás lo cotidiano
puede violentarlo y abrir grandes heridas. Los amantes se mueven en ese arduo cruce
de caminos. Entregarse al amor que estalla como un rayo que baja del gran azul
o atender las responsabilidades cotidianas que pueden ser también amores -en
este caso amores de madre-. Paradójicamente la potencia de los amantes encontrará
un hilo dorado que lo reúna todo y el amor que irrumpe lo será todo en la vida
de ambos, eso si, discretamente, como lo que pareciera no concurrir pero que
todo lo nutre y lo ampara. Su relación de días no será una aventura sino su gran reserva de memoria,
la vida por fin iluminada. El imaginario que dinamiza el amor ¿no es acaso ser
que se brinda?.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal">
</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Podríamos decir más cosas
de “Los puentes de Madison”. Describir más a los personajes -las interpretaciones
de Meryl Streep como Francesca Johnson resulta colosal y la de Clint Eastwood
como Robert Kincaid no la desmerece-, atender a la dura crítica -madura y no
maniquea- que Eastwood, como director, lanza a la sociedad conservadora de la
América profunda, dar cuenta de la catarsis final de los hijos al descubrir póstumamente
a su madre, indicar la relación de Francesca con su marido, ese hombre bueno y buen padre al que se quiere pero no se ama, la soledad buscada de Kincaid a la espera de la gran vida que ilumine, al anhelo de Francesca, enamorada de Yeats, tanteando otra vida y saliendo de la Italia profunda para recalar en la América profunda... No lo voy a hacer. Todos ellos son los mimbres que componen la atención a la belleza y a la vida potente que desgrana
esta obra maestra. Solo añadiré una simple coda final. Todo el cine de Eastwood
supone una gran reflexión sobra la figura del héroe. “Los puentes de Madison”,
en el hondo respeto y la devoción de por vida a la amada, no será una
excepción.</span></p>jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-91308496657091071782020-04-10T10:57:00.000-07:002020-04-10T16:35:37.122-07:00¿Existe una estética platónica?<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-XkNPaVy8QAM/XpCxkTs3AbI/AAAAAAAABm0/4oEVEJdzkzQH-Sm15K3kIJTowzQFDTbJgCLcBGAsYHQ/s1600/atenea.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="253" data-original-width="253" src="https://1.bp.blogspot.com/-XkNPaVy8QAM/XpCxkTs3AbI/AAAAAAAABm0/4oEVEJdzkzQH-Sm15K3kIJTowzQFDTbJgCLcBGAsYHQ/s1600/atenea.jpg" /></a></div>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><i>Me adentraré en un tema polémico y poliédrico. Por un lado podría decirse que en Platón no hay estética alguna en el sentido en que lo hacen autores perennialistas como Coomaraswamy; y, necesariamente, será así. No olvidemos que la estética es una disciplina moderna que surge al calor de la autocrítica de la propia Ilustración abordada por determinados ilustrados tardíos como Baumgarten o Kant. Por otro lado el esbozo de un Platón racionalista ajeno a cuestiones estéticas y a la belleza resulta completamente delirante por mucho que así haya sido propuesto por autores tan reputados en la Academia moderna como Zeller. </i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><i><br /></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><i>Como podemos observar en este debate late el sentido que demos a la palabra estética. Estética viene del griego Aisthesis que significa sensación o percepción. En principio, al querer afirmar una perspectiva estética quienes acuñaron tal término querrán valorar la percepción, lo sensible y su experiencia; algo, en principio, dejado de lado por la razón ilustrada. A todo esto, en la modernidad, lo que podríamos entender como reflexión estética terminará entendiéndose desde la reflexión sobre el gusto estético y el arte. <b>Baumgarten</b>, el padre de la estética moderna, la entenderá desde esta atención a lo sensible reconociendo en el conocimiento sensible un modo singular de conocer de segundo grado... Entendida así estaremos ante algo diverso de lo que sería la teoría tradicional de la belleza a partir su significación ontológica. Sin embargo la reinterpretación romántica de la estética, a partir de la atención a una belleza ontológica -la belleza como sello del ser que se brinda en plenitud-, cambia la escena y aúna esa atención a lo sensible con la teoría tradicional de la belleza. Por eso, no será de extrañar que haya autores que retomando la estética la reinterpreten desde la ontología instalándola en una perspectiva afín al pensamiento platónico; incluso desde la metafísica cristiana se ha reinterpretado la estética, tal será el caso de <b>Von Balthasar.</b> En realidad toda reinterpretación de la estética desde la ontología o la metafísica responderá, de un modo o de otro, a una impronta romántica y crítica con la Ilustración. </i></span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><i><br /></i></span>
<br />
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><i>**********************************</i></span></div>
</div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Se ha dicho que todo el pensamiento occidental no deja de ser un conjunto de notas a pie de página del <i>corpus</i> platónico, afirmándolo, matizándolo o desdicíendolo. Más allá del tópico se hace evidente la descomunal relevancia del legado del fundador de la escuela de Atenas a lo largo y ancho de toda la Historia de la cultura occidental. Hasta el punto que en el tema en que nos ocupa, el de la estética, el repaso del legado platónico se hace decisivo; incluso a pesar de que pueda decirse que Platón, si quiera, concibiera una estética. No olvidemos que la estética surge en el contexto de la Ilustración madura a partir de la reflexión de ilustrados como <b>Kant, Baumgarten </b>o <b>Schiller.</b> Todos ellos pretenderán el esbozo de una estética entendida como disciplina autónoma radicada en la atención a la experiencia y al gusto estético; eso si dejando de lado los peajes y las proyecciones inherentes a la religión y la metafísica. Con esta atención al tema del gusto y a la experiencia sensorial se trataba de dotar al pensamiento ilustrado de una reflexión sobre lo humano que atendiera a su propia complejidad y amplitud. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Atender al legado platónico y a su contraposición con la estética delimita el contexto a partir del cual surge esta disciplina y, también, las recurrentes nostalgias existentes respecto de estéticas de corte ontológico que transciendan, en lo contemplativo, la cuestión del mero gusto estético. No olvidemos que para Platón la reflexión estética queda, de suyo, incorporada al contexto general de su reflexión metafísica y ontológica (por eso no hay una estética autónoma). Y, precisamente por eso, será por lo que Platón carezca de un pensamiento estético en el sentido moderno del término. Por lo demás sus reflexiones estéticas quedaran encuadradas en las reflexiones que el ateniense haga respecto de la música, la poesía y el arte figurativo; todos serán considerados como variedades de <i>tejne</i> –técnicas productivas-. Para referirse a las mismas Platón empleará la palabra <i>poiesis</i><a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[1]</span></span></span></a> –fabricar, producir, generar; en sus propias palabras “traer algo al ser desde el no ser”<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[2]</span></span></span></a>. En “La República” el ateniense diferenciará entre una <i>poiesis</i> de fabricación de artefactos y la <i>mymesis</i> como producción de representaciones<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[3]</span></span></span></a>; la cual agruparía a la poesía, la música, la danza y demás artes. Respecto de las artes la cuestión será si la composición de la <i>mymesis</i> debe resultar fidedigna respecto del modelo que representa y no ilusoria o fantasmal.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Hay quien ha interpretado el hecho de que no podamos hablar de una estética platónica –en concreto <b>Eduard Zeller</b>- como un desinterés manifiesto por parte de Platón respecto de las cuestiones estéticas. Sin embargo basta con asomarse a la obra platónica para advertir, como bien nos indica <b>Wladyslaw Tatarkiewicz</b><a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[4]</span></span></span></a>, la importancia en su obra de debates y reflexiones que, al día de hoy consideraríamos como reflexiones estéticas. Platón no aborda la elaboración de una estética sistemática y autónoma, ni entiende las artes como lo haría un moderno; ahora bien preocupaciones intelectuales que hoy consideraríamos como estéticas están perfectamente atendidas y enhebradas en el sentido general de su reflexión filosófica. Además el propio Platón, como nos advierte<b> Frederick Copleston</b><a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[5]</span></span></span></a>, está muy lejos de ser alguien insensible a la capacidad de fascinación del arte, a la belleza que puede revelar y a su poderoso poder sobre las almas. Platón tampoco será insensible a la belleza de los cuerpos ni tampoco a la belleza natural<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[6]</span></span></span></a> del mundo<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftnref7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">[7]</span></span></span></a> y sus formas. ¿Cabe hablar pues de reflexión estética platónica?…</span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Creo pertinente hablar en tales términos, ahora bien, en un sentido laxo y, en todo caso, como modo de reconocer determinadas cuestiones efectivamente tratadas en el discurso platónico. Se trataría más que de una estética de una reflexión de contenidos estéticos más allá (o más acá) de la estética contemporánea. Me remito a lo dicho por <b>Tatarkowsky</b> y a la importancia de dejar de lado el error de <b>Zeller</b>. Por eso considero pertinente referirme, un poco intempestivamente, a la reflexión estética platónica. Entiendo que lo dicho supone dirigir a Platón<b> </b>una mirada al tanto de determinados debates contemporáneos y desde la ponderación de la reflexión estética contemporánea pero desde esa impronta románica que se distancia de la modernidad ilustrada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12pt; line-height: 18.4px;">Como contexto general de todas las reflexiones platónicas de carácter estético habrá que tener en cuenta que, para un griego de la época, la belleza no solo se limitaba a la belleza de formas y colores sino a todo lo que fuera digno de admiración, de maravilla y de gusto; lo que incluirá referencias de orden sapiencial, políticas o éticas. Atendiendo a este sentido amplio de la idea de belleza habrá que considerar que la reflexión estética platónica implicará no solo valores estéticos sino también valores morales, políticos y prioridades cognoscitivas. Esta manera amplia de entender la belleza habrá que tenerla siempre a la vista para entender la reflexión estética de Platón<b> </b>y sus vínculos con la trama general de su pensamiento.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
</div>
<div>
<br />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<br />
<div id="ftn1">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[1]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> En este mismo diálogo Platón reseñará como si bien <i>poiesis</i> quedaba referido a toda técnica productiva en el lenguaje cotidiano primaba referirla a la poesía y a la música.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn2">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn2" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[2]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";">El Banquete 205c<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn3">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn3" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[3]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> La república 601d; En la misma línea El sofista 219a<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn4">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn4" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[4]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> Wladyslaw Tatarkiewicz. Historia de las ideas estéticas I. Ed Akal, pg, 119<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn5">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn5" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[5]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> Frederick Copleston. Historia de la Filosofía, vol I. Ed Akal, pg. 219<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn6">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn6" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[6]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> De hecho la tradición renacentista del <i>locus amoneus</i> tendrá su precedente más antiguo en el Fedro 230b y en Las Leyes 625b, ese lugar natural amable y placentero en el que reflexionar y deleitarse.<o:p></o:p></span></div>
</div>
<div id="ftn7">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/trabajo%20Platon%20belleza.docx" name="_ftn7" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 10pt; line-height: 15.3333px;">[7]</span></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , "serif";"> Timeo 27</span></div>
</div>
</div>
jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-81158790647791217742020-03-04T08:04:00.003-08:002021-05-05T04:38:36.851-07:00Ayahuasca, un balance: De lo chic y la new age a la celdilla del especialista<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-84qO1zI8WaU/Xl_PxOYWmlI/AAAAAAAABmI/8f3Vh7u9klQcJOGDxCvv1x6wffTMr8ctQCEwYBhgL/s1600/chic%2B2.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="346" data-original-width="450" height="246" src="https://1.bp.blogspot.com/-84qO1zI8WaU/Xl_PxOYWmlI/AAAAAAAABmI/8f3Vh7u9klQcJOGDxCvv1x6wffTMr8ctQCEwYBhgL/s320/chic%2B2.jpg" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La
popularidad y vulgarización creciente de la ayahuasca merecen que se las preste
atención. Han sido varios los intelectuales que han advertido tanto de las
posibilidades abiertas como de los riesgos de las sustancias del género
phantastika -que dijera el farmacólogo alemán Louis Lewin-. La de los riesgos es
una cuestión que no se puede esquivar desde lo que sería una censura plana y
sin matices que demonice la cuestión. Entre otras cosas por no tener eficacia
alguna esa censura a la hora de advertir de los riesgos. La mitologización de
los riesgos que acusa la propaganda prohibicionista -algo que percibe cualquier
experimentador- lo hace imposible. Además, muchos de los problemas más graves asociados
a estas sustancias tienen que ver con el desorden que genera la prohibición y
con los modos específicos de distribución y consumo que promueve el mercado
negro. Las sustancias visionarias están ahí y no van a salir de nuestras calles
porque apretemos los puños y las demonicemos. En relación a las mismas, lo que
queda exigido es, además de promover la información, saber y conocer con
templanza. Solo así así vislumbraremos los riesgos existentes, los riesgos
reales. Se trata pues de promover la formación, de ofrecer fuentes y
referencias y de dar pistas a las personas interesadas que, en cualquier caso,
no van a ser permeables a esas censuras planas. Como digo la censura plana no
alcanza ni a vislumbrar los riesgos reales ni tampoco alcanza la quimera distópica
de un mundo sin drogas promovida por las cofradías de puritanas de finales del
XIX y comienzos del XX. El consumo de alcohol fue su primer objetivo y el
resultado de la prohibición, como ya sabemos, fue completamente
contraproducente. Las sustancias o fármacos visionarios están ahí, en las
calles, y de lo que se trata es de atender y gestionar esa presencia desde la
racionalidad. Un matiz. <b>En principio la serie de entradas sobre la ayahuasca tenia tres partes, en tres entradas, que he decidido reunir en esta entrada única</b></span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">(1)</span></div>
<div class="MsoNormal">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Lo <i>chic</i>. </span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hace
unos días leía en un periódico de gran tirada que la ingesta de ayahuasca se
había terminado convirtiendo en algo, al parecer, <i>chic; </i>ya se sabe lo<i>
chic, </i>entre lo <i>fashion</i> y su caricatura <i>teenager</i>… Aunque al
veterano o al estudioso de estas lides le pueda lla mar la atención el
diagnóstico lo creo acertado. De hecho la <i>new age</i> -estamos ante algo <i>chic</i>
de formato <i>new age</i>- siempre acaba deviniendo algo infantilizado, algo
para paladares dispuestos a chapotear en el gran festival del consumo pero poco
exigentes en términos de racionalidad y sentido común. No es casual ya que
ejercer la razón común si algo supone es salir del rebaño, elaborar cartogramas
y delimitar la propia praxis -además de formación y estudio-; lo que limita la
fiesta, nos saca de la convención social y nos ubica en el escenario del
esfuerzo por alcanzar la propia figura<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Es sabido que los entornos <i>new age </i>se
configuran como moda que opera a partir de las limitaciones y carencias del
personal, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>tanto intelectuales como
psicológicas. El negocio que se propone -la <i>new age</i> es básicamente un
negocio pícaro en el que alguien se aprovecha de alguien- encuentra en esas
limitaciones el campo abonado para su picaresca y mesianismo. En tal panorama
la percepción social de la ayahuasca se ceñirá a formatos cada vez más
infantilizados y lo <i>chic</i> operará casi como un final de trayecto. Este
final de trayecto nos revela la imagen previa a través de la cual una sociedad
dada, la nuestra, termina por percibir cierto género de experiencias; una
experiencia <i>chic</i>, organizada en un taller de “finde”, un barniz extático
y visionario para un original viaje de noche de Sábado..<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Nada de esto debe sorprendernos en demasía. La <i>new
age </i>no<i> </i>deja de ser la perspectiva a través de la cual nuestra
sociedad, en tanto gran apoteosis del mercado, percibe las cuestiones
espirituales. En la <i>new age</i> se mezcla todo dejando de lado la intimidad,
la coherencia interna y la figura propia que exigen la diversidad de
tradiciones y vías espirituales desde la propia diferencia que enuncian. Así
queda liquidada cualquier alteridad real con capacidad de transformarnos. De lo
que se trata es de ofrecer un producto políticamente correcto, un <i>happening</i>
en buena sintonía con la mentalidad dominante y con lo que exigen los
demandantes de experiencias. Por eso la <i>new age</i> no propone acercamiento
a tradición alguna sino el consumo de experiencias y un vago sincretismo. En
realidad, pocas cosas más ajenas al tipo humano dominante y a ese consumidor
universal que todo lo consume y en nada enraíza que los perfiles que delimitan
y singularizan toda <i>traditio.</i> Tratándose de ofrecer<i> happenings</i> se
entenderá el abrazo de oso que los entornos ayahuasqueros han recibido de la <i>new
age</i>. Pocas cosas brindan tener experiencias intensas con tanta facilidad.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Al hilo de lo dicho me viene a la cabeza Rene Guenon
cuando en su libro “Apreciaciones sobre la iniciación” advierte de los
enganches a la intensidad que pueden lastrar a ciertas personas metidas en
determinadas prácticas espirituales. Guenon advierte de los modos de intensidad
experiencial que pueden servir la práctica de determinadas <i>upaya</i>, medios
o prácticas espirituales. Lejos de lo que sería una <i>sobria ebrietas</i>
referida a la cotidianidad la adhesión a la intensidad experiencial alcanzable
en veladas y ceremonias enteogénicas, confundida con una profundización
efectiva en la vía espiritual, será muy común en ciertos entornos
ayahuasqueros.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">La cuestión del taller, en tanto formato del <i>happening</i>,
no será una cuestión menor. De hecho los talleres de fin de semana son uno de
los rasgos más característicos de la <i>new age</i>; estamos ante algo puntual
que no se inserta en nada, abierto a casi cualquiera y organizado como una
oferta onerosa dirigida a una demanda existente… Hago <i>notar</i> que lo dicho
nada tiene que ver ni con un planteamiento psicoterapéutico solvente ni con
método espiritual alguno. Tanto las psicoterapias serias como como las diversas
praxis espirituales exigirán de un compromiso nítido que permanece en el tiempo,
de técnicas y métodos específicos y de una perspectiva teorética propia que en
todo caso será enjuiciable-. Tanto los métodos que se aplican como la teoría que
los acoge serán fácilmente contrastables con la escuela psicológica o la <i>traditio</i>
espiritual a la que supuestamente se apela. Lejos de proporcionar experiencias de
lo que se tratará será de delimitar una vía, una senda a transitar y una tarea
que se extiende en el tiempo y que en el tiempo mostrará sus frutos. Como digo
el objetivo no será tener u ofrecer maravillosas experiencias sino una
capacidad de vida renovada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">(2)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Hasta llegar a este estadío de lo <i>chic</i> los
cambios habidos en la percepción de los fármacos visionarios resultan
llamativos y muy diversos. Al día de hoy las diversas percepciones habidas se
superponen ofreciéndonos un panorama muy aporético en el que según la persona
primaran unas u otras. Como repaso digamos que el prestigio cultural que en un
primer momento tuvieron estas sustancias, recibiendo la atención de
determinados intelectuales de talla, en parte ha venido a disolverse en virtud
de otras percepciones y de la erosión y el desprestigio inducido por todo lo
que ha supuesto la prohibición. Hagamos un repaso a la evolución habida en la
percepción de las sustancias visionarias.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En los cincuenta y primeros sesenta</span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"> del
pasado siglo destacan los tanteos, las intuiciones y las investigaciones de
determinados terapeutas -pienso en Master y Houston o en Hans Carl Leuner-, y de
determinados intelectuales -pienso en Huxley, en Artaud, en Michaux, en Jünger.
Todas estas aproximaciones debían mucha a la vigencia de una cultura de
tradición humanística que sabía reconocer cómo las humanidades han ido desgranando
las cuestiones del alma en muy diversos registros y usos del lenguaje. Por eso,
atendiendo a la esfera de las humanidades, se indagaba en referentes culturales
capaces de divisar este género experiencias con la finalidad de tornarlas nombrables.
Con acierto dice el adagio: “lo que no se nombra no existe”; de ahí la
necesidad de hacerlas nombrables y, en tal medida, reconocibles. Reconocerlas,
más allá de que nos desborden, favorecerá delimitar el perfil de efectos de los
fármacos visionarios para, a partir de ahí, poder esbozar un saber hacer. Tal
saber hacer facilitaría apreciar el orden de prioridades necesario -cómo
organizar una experiencia, los contextos necesarios, etc- capaz de promover los
posibles beneficios y evitar los riesgos.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">¿Por qué las humanidades tienen esta capacidad?. Las
disciplinas humanisticas, la poesía, la filosofía, el arte, las diversas
tradiciones intelectuales propias de una cultura, la literatura, todo el bagaje
de relatos y de pensamiento narrativo con el que los hombres se explican la
propia existencia opera como un gran registro de cómo los hombres se entienden
a sí mismos y de lo que es capaz su vida anímica. Los efectos de las plantas y
sustancias visionarias lo que vienen a liberar son determinados posibilidades y
procesos de gran calado antropológico y característicos de la vida anímica del
hombre, procesos que el hombre puede vivenciar ingiera o no vehículo químico o
vegetal alguno; hablamos de la experiencia visionaria y de su relevancia a lo
largo de la historia, de las tradiciones del éxtasis, del valor que las
diversas culturas han dado a este género de experiencias, de determinadas
experiencias cumbre que todo lo transfiguran, también de la noche oscura. Uno
de los mayores méritos de Albert Hofmann tras su ingesta accidental de la LSD
fue ser capaz de reconocer el tipo de suceso que le había acontecido. Solo así
pudo ubicar la LSD en su engarce propio. Si Hofmann tuvo esa capacidad fue por
su sólida formación humanística.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Más allá de la relevancia filosófica o del valor que cada
cual de a este tipo de experiencias de lo que se trata, para reconocerlas, es de
dejar constancia de su carácter específicamente humano y de su considerable
trascendencia cultural; un espacio en el que lo humano se expresa en su propia
complejidad interpelándonos en nuestro mismo núcleo. A partir de ahí y como
experiencia de valor ésta podrá promover ciertos cambios personales y ciertas
transformaciones. Téngase claro que difícilmente podemos investigar algo si ni
siquiera reconocemos el objeto de estudio ante el que estamos. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">En relación a lo que venimos afirmando resulta
revelador que un farmacólogo como Louis Lewin -uno de los padres de esta
disciplina- a comienzos del siglo XX apele a esas tradiciones humanísticas para
reconocer los efectos de los fármacos visionarios y así darlos nombre, quizá el
mejor nombre que se les haya dado. Lewin las llamará <i>phantastika</i> entendiéndolas
por tanto, como dinamizadoras de los recursos del imaginario<i> </i>de la
conciencia humana; lo que nos ubica, desde que así lo vieran los griegos, en la
relevancia cognoscitiva y ontológica de la <i>phantasia</i> humana y en las
veredas de la llamada imaginación creadora. Lewin, que sabía del calado teórico
de su afirmación -de no ser así no habría utilizado un nombre tan preciso-
dejará a otros el desarrollo de su propia intuición.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">Huxley y Jünger, en una perspectiva convergente con la
de Lewin, se apoyarán en sus propios conocimientos de las diversas tradiciones
de la ebriedad y del viaje del alma; poesía, filosofía, teología,
espiritualidad comparada enhebraran el marco a partir del cual ambos reconozcan
las <i>phantastika</i>. Ambos advertirán lo relevante de estas experiencias tanto
en términos cognoscitivos como ontológicos; ambos vincularan su umbral de valor
con todo lo pensado y dicho sobre el tránsito de las viejas veredas del espíritu.
Jünger reivindicará el nombre dado a estas sustancias por Lewin. Tal
denominación nos ubica en un territorio en el que tanto los posibles beneficios
como los riesgos dependan de la esfera de lo imaginario y de la potencia
creativa del alma.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">El refinamiento intelectual de estos autores, si bien
de notable influencia, pareciera no haber tenido una clara continuidad. El
signo de los tiempos no lo facilita y es que el peso creciente de la
especialización académica intercepta, cada vez más, toda indagación atenta a la
amplitud, generalidad y hondura de nuestras tradiciones humanísticas. El peso creciente
de esta especialización disciplinar, amparada en términos teóricos por el
positivismo y el cientificismo, ubicará a los investigadores en celdillas
estancas incapaces de conocer nada fuera de su propia disciplina; lo que
servirá un modo de analfabetismo peculiar y seguro de sí. En tal orden de cosas
la multidisciplinariedad se convertirá en algo quimérico, en un simple membrete
sin contenido alguno. Los lastres para la investigación que así emerjan no
serán pocos y la capacidad de reconocer el género de experiencia ante la que
nos encontramos vendrá a diluirse.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">(3)</span><br />
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">A
mediados de los sesenta</span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> pareció imponerse una percepción muy vinculada al
ocio facilitado por el uso de psicoactivos; lo que derivó en una percepción muy
vulgarizada de los fármacos visionarios. El problema suscitado no era tanto la
cuestión de lo lúdico en general sino acotar y ceñir la percepción de estas
sustancias en lo lúdico y el ocio. <b>En los setenta</b> todo pareció quedar
barrido por los años de plomo de la prohibición -criminalidad y adicciones- y
por los modos de consumo impuestos por el mercado negro de drogas; y eso por mucho
que las típicas adicciones tuvieran poco que ver con los riesgos propios de las
sustancias visionarias. Pasados los sesenta y los setenta el crédito
intelectual y el interés que suscitaban las <i>phantastika</i> quedó muy
lastrado.</span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></b></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">En
los noventa</span></b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">,
en las periferias del sistema, el interés por los fármacos visionarios pareció
volver muy discretamente y se retomaron ciertas investigaciones y ciertos ensayos.
Más allá de las picarescas de rigor los noventa fueron un tiempo de perspectivas
y posibilidades que se abrían. En ese tiempo y en relación a estas cuestiones
escribí este texto casi de juventud apelando en clave de comedia a la figura de
los goliardos<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202020.docx#_ftn1" name="_ftnref1" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">[1]</span></span></span></a>.
Dejo testimonio del texto para dar cuenta del tiempo transcurrido y de la evolución
que vengo describiendo. Entre las nuevas perspectivas que se iban abriendo cabría
destacar la llegada a España y Europa de las tradiciones ayahuasqueras del sur
de América; diversas tradiciones chamánicas, la UDV, el Santo Daime, la línea
de Dacio Mingrone... Estas tradiciones aportaban modos de abordar la ingesta de
ayahuasca completamente novedosos. Daban mucha importancia al modo de
formalizar y ordenar el entorno de experiencia apelando al canto o a la danza;
hasta el punto de introducirnos en la relevancia de lo ritual o de plantearnos
la necesidad de un guía o maestro de ceremonias que ordene el <i>tempo</i> de la
velada visionaria.</span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">El
panorama cambio completamente con la llegada de </span><b style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">internet y el nuevo milenio</b><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">.
La red de redes facilitó enormemente no solo el acceso a estas sustancias sino
que cualquier pirado-pícaro-iluminado se hiciera con su propio arsenal
enteogénico y se postulara como “facilitador” de experiencias. Paralelamente,
como ya indiqué, las investigaciones quedaron monopolizadas por diversas castas
de especialistas. Estos dejaron de lado los esfuerzos para reconocer y delimitar
teóricamente la experiencia, en tanto gran paso previo a toda investigación,
para instalarse en los sesgos propios de sus respectivas especialidades. En
términos epistemológicos las cuestiones de paradigma, las cuestiones generales
que hacen reconocible un objeto de estudio, fueron desatendidas y se impusieron
programas de investigación que ni siquiera consideraban entender y reconocer la
experiencia con las </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">phantastika</i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">; incluso se llegará a suponer, apriorísticamente,
que los posibles beneficios de la ingesta de las sustancias y brevajes
visionarios debían resolverse en la esfera de lo puramente bioquímico y farmacológico
-como si de una aspirina se tratara-. De este modo se dejará de lado el valor
de la experiencia y toda investigación cualitativa referida a su contexto o a
como integrarla y elaborarla en la vida cotidiana del mejor modo posible. A tal
llegará la tosquedad teórica y dogmática promovida por ciertas esferas de
especialización, a ignorar el valor de la propia experimentación en contra la
evidencia empírica más inmediata que constata cualquier experimentador. Se
minusvalora la propia vivencia y se ignora o se deja en suspenso su poder
introspectivo y catártico a la hora de divisar sus posibles beneficios.
Insisto, en contra de la evidencia más inmediata. Considérese que cualquier
experimentador mínimamente avezado se percata de que los posibles beneficios de
la ingesta de ayahuasca y demás </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">phantastika </i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">quedan ligados a la propia
introspección, a los propios hallazgos sobre uno mismo y a determinadas
donaciones de sentido sobre la propia capacidad de vida que remiten a estados
de plenitud que reordenan y equilibran la vida anímica. Osmond lo vió con
claridad en sus estudios con alcohólicos a finales de los cincuenta, y como
Osmond, Stanislav Grof o Salvador Roquet; también lo supo ver el científico
Alexander Shulgin en su método de investigar los efectos de las sustancias que
descubría</span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">. </i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">Este químico será un auténtico modelo de investigador. Shulgin
supo combinar su perfil de científico riguroso con la atención a la propia
experiencia en tanto vivencia significativa y relevante. También advirtió como
estas sustancias dinamizaban la vida del alma haciendo emerger sus diversos
registros. Los diversos registros y estados del alma… No pocas veces modos de
vivencia de los que ni siquiera somos conscientes. Esta será la razón por la que
Jünger vea en las </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">phantastika</i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> una herramienta expeditiva para
descubrirle al secularizado hombre contemporáneo las viejas veredas del
espíritu y la trama compleja de lo real en la que toda superficie acoge una
determinada profundidad.</span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">Los
sesgos aportados por una excesiva especialización lastrarán notablemente poder dar
cuenta de los posibles beneficios de la ingesta de sustancias como la
ayahuasca. Las </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">phantastika</i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> exigen atender a todo tipo de factores
cualitativos; para empezar a la cualidad y el perfil de la experiencia, a su contexto,
a las cosmovisiones y mentalidades previas, al encaje de la experiencia en un
marco eficaz de elaboración de la misma que la haga cuajar en la vida cotidiana
y en el cincelamiento de la propia figura. Del manejo de tales factores
cualitativos dependerá saber promover esos beneficios. Por su parte el
cientificismo vulgar que acampa en algunas de estas especialidades bloquea la
perspectiva de complejidad y la apertura de miras que exige el estudio de estas
sustancias. Solo desde esta perspectiva de complejidad</span><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202020.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 107%;">[2]</span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> se hará ordenable y
entendible prestar atención a disciplinas tan diversas como la farmacología, la
neurología, la psicología, la antropología o las humanidades y, en tal medida,
dotar de sentido a una adecuada perspectiva pluridisciplinar.</span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: center;">
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<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]-->
<br />
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
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<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202020.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""calibri" , sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p><span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;">Llevo de un tiempo a esta parte interesado por los llamados goliardos. Mi interés surge de su propio carácter y de ciertos encuentros casuales y recientes en libros de lo más diverso. La idiosincrasia de los goliardos, a título de mero ejercicio imaginativo, nos podría ofrecer pistas para entender los muy diversos microcosmos enteogénicos; a medio camino entre la tomadura de pelo, la evolución y forja de individualidades integradas y sugerentes, la picaresca, la creación, la verbena ocurrente, el ocio, el negocio, los modos de religiosidad fronterizos, la fiesta, las intimidades con el espíritu y la creatividad, el <em>hapenning</em> de efectos especiales y la más dramática estafa… Como se hace evidente todas estas esquinas, lejos de contraponerse, quedan vinculadas y generan un área compleja con todo tipo de variaciones y mixturas en su interior. De tal suerte que habrá quien quede bien cerca de alguna de las notas antedichas pero distante de las demás. También habrá quien quede en medio de todas ellas o entre dos de las mismas… Las combinatorias posibles son muy variadas… En éstas resulta que traer a colación a los goliardos, en su propio espacio ambiguo y diverso, venga a dejarnos rastros claros para poder saber de ciertos encuentros y ambientes.</span><br />
<div style="text-align: justify;">
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<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif"><br /></span></div>
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<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;">Los goliardos eran uno de los tipos humanos más singulares de la Plena y la Baja Edad Media en esa Europa de las catedrales y el nacimiento de la Universidad. La vida intelectual de por aquel entonces se desplegaba en clara vinculación con la Iglesia aunque los márgenes de libertad existentes eran mucho mayores de lo que cierta corrección política pudiera suponer y, desde luego, mucho mayores que los propios de la contrarreforma católica, varios siglos después. También eran mucho más amplios que los usuales en las diversas iglesias protestantes dentro de su propio ámbito de administración y control. En este sentido, conviene advertir, en la línea de medievalistas de la talla de Marc Bloch, Georges Duby y Jacques Le Goff, cómo la Edad Media -y lejos de toda leyenda rosa- no fue esa edad obscura y supersticiosa que la creencia dominante suele suponer sino un amplio espacio que expresa una determinada riqueza y una determinada imagen de Occidente. A quien quiera adentrarse por tales veredas no puedo dejar de recomendarle la magnífica obra de la historiadora francesa Regine Pernoud en títulos como “Para acabar con la Edad media”, “La Mujer en tiempos de las cruzadas” o “Leonor de Aquitania”. Vislumbrará una Edad Media rica, sugerente y, por propia, viva y capaz de reflejar el presente.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;">En esa época en que florecían las catedrales, múltiples escuelas de teología -tan atentas a la racionalidad como al espíritu- y una mística tan poderosa como la de la Escuela Renana los goliardos eran algo así como un curioso margen abierto hacia las más diversas direcciones imaginables. En buena medida tal paisaje tenía que ver con una Iglesia menos centralizada y en la que todavía no existía una institución como la Inquisición. Al tiempo que la Iglesia controlaba la cultura, de facto y sin que pareciera inquietarle demasiado, quedaban todo tipo de áreas abiertas más allá de su más inmediato magisterio teológico. En las mismas surgía y se desarrollaba la literatura profana, la alquimia, el arte de los juglares –mester de juglaría- y del amor cortés, movimientos espiritualmente fronterizos y rompedores de los que la Iglesia, curiosamente, sabía nutrirse y también herejías que eran reprimidas. Por cierto, en ese tiempo se desarrollaba, sobre la base de la poderosa mística renana el movimiento espiritual y místico de mujeres más importante de la historia de las religiones con referentes tan señalados como Hildegarda de Bingen, Isabel de Schönau, las beguinas... Junto a todo ello también se desarrolló el libérrimo movimiento de los goliardos, un magma desorganizado que, en su día, fue fundamental para la cristalización de la literatura profana y en cuyo seno coincidían poetas, estudiantes de teología, clérigos sin residencia fija -más o menos irregulares-, gentes diversas pertenecientes a los estamentos universitarios pero alejados de la institución, pícaros, bribones, lujuriosos, desclasados… En definitiva, marginales y fronterizos de diverso género dispuestos, según el caso, a asomarse a herejías o a vías de espiritualidad fronterizas, a poner en cuestión la oficialidad y la corrección política entonces vigente o a estafar al primero que se les pusiera por delante. De los goliardos se han conservado varias colecciones de poemas entre las que sobresale el Carmina Burana. Destacan por un ánimo vividor, capaz de no sucumbir al sinsentido, y por su carácter satírico, e incluso sulfúrico, en su crítica de las dignidades sociales de por aquel entonces…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
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<span face=""verdana" , sans-serif"><span style="font-size: x-small;">No cabe hacer un calco exacto ya que los ambientes goliardos eran más elitistas. De hecho, los analfabetismos, los gazpachos y las demencias típicas de los sectores más </span><em style="font-size: small;">new age</em><span style="font-size: x-small;"> de la enteogenia no cabrían entre goliardos. Con todo, los paralelismos resultan curiosos: El cultivo de posiciones heterodoxas sabiéndose un margen del que el poder se distancia, la distancia –más o menos acentuada- respecto de la religiosidad oficial, la estafa y la vida pícara, los esbozos de una religiosidad alternativa, la apelación al ocio o la fiesta, la atención a modos de espiritualidad fronterizos, poetas, artistas, músicos, bribones, pirados, getas, tipos interesantes, mediocres disfrazados, desnortados, extravagantes y gentes que pululan… Todo ello nos lo encontramos en los ambientes enteogénicos. Evidentemente no todo a la vez sino aquí o allá según la subespecie… Eso mismo nos encontrábamos en los goliardos...</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif" style="font-size: x-small;">Como ya he dicho este juego imaginativo no pasa por reconocer todos estos rasgos expuestos, ya que muchos de ellos son contradictorios y no pueden coincidir en una misma persona, sino por señalar mojones para trazar una línea de enlace entre los mismos y así delimitar un área. Un área que, adentrándose en ella, ofrece desde tipologías complejas a medio camino entre diversos mojones hasta otras en intimidad y cercanía con alguno de los mismos…</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face=""verdana" , sans-serif"><span style="font-size: x-small;"><br /></span>
<span style="font-size: x-small;">Cuando vayas con goliardos piensa en lo muchísimo que te podrán enseñar, en todo lo que te podrán inspirar, en las parodias y en los dislates interesados con que te querrán seducir… Con todo, cuando andes con goliardos cuídate bien de tu alma y de tu bolsillo…</span></span></div>
</div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202020.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span face=""calibri" , sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <span style="font-size: x-small;">Cfr.
Edgar Morin</span><o:p></o:p></div><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;">------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;"><span style="font-size: x-small;"><div align="center" class="MsoNormal" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><i><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">Ahí va la segunda entrega del texto dedicado al consumo de ayahuasca. Habrá una tercera y última entrega. En esta seguiré delimitando el fenómeno de masas de la new age al tiempo que apelo al núcleo de nuestra tradición cultural -la Grecia antigua- como marco de reconocimiento de las phantastika y de sus efectos. La cuestión del imaginario y de la relevancia cognoscitiva de las imágenes, de la visión que desvela y conoce, será importante en el legado griego. Creo importante subrayar que lo que se afirma en esta entrada desarrolla y tiene presente lo ya dicho en la entrada anterior a la cual se remite en su integridad.<o:p></o:p></span></i></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(1)<o:p></o:p></span></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Lo <i>new age, </i></span></b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">en síntesis,<b><i> </i></b>representa el modo en el que nuestras sociedades, secularizadas y mercantilizadas, tratan de vislumbrar y reconocer la esfera del espíritu. Hablamos pues de una perspectiva común, de presencia difusa y variable pero muy generalizada y significativa respecto de nuestra sociedad; la perspectiva de quienes careciendo de toda <i>traditio<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[1]</span></b></span></span></a> -</i>la<i> traditio </i>supone una comunidad de memoria compartida<i>- </i>y dejando de lado la vigencia cultural de la propia tradición humanística redirigen la atención a la pregunta por el espíritu. Sobre estas tradiciones humanísticas subrayar que no dejan de constituirse como una <i>traditio </i>que tiene su origen en la <i>paideia<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><b><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[2]</span></b></span></span></a> </i>griega y su relaboración renacentista.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Desde mimbres tan hueros vendrá a enhebrarse la corrección política en estas cuestiones. Esta quedará huérfana de toda memoria compartida y, en tal medida, de cosmovisiones y referencias bien aquilatadas capaces de ubicarnos respecto de la experiencia visionaria. Me remito a lo ya dicho en la anterior entrada sobre la capacidad de nuestros referentes humanísticos a la hora de reconocer este género de experiencias. Por lo demás, no perdamos de vista cómo la <i>new age</i> responde a las dinámicas de la sociedad de mercado. En ésta todo encuentra su medida y su patrón desde la esfera de lo económico; lo que supone poner en segundo plano -o directamente diluir- toda comunidad de memoria. En tal panorama las cuestiones espirituales retornaran como parodia, como mero significante e imagen de consumo en un mundo en el que todo queda reducido a su significación mercantil.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">El nihilismo que caracteriza el tiempo presente encontrará otra matriz. Me refiero a la mentalidad técnica, que dijera <b>Martin Heidegger</b>, y al modo en que ésta entiende la razón en tanto razón utilitaria. La mentalidad utilitaria solo atenderá a los procesos tecno-operatorios que se demuestran útiles y prácticos para alcanzar fines concretos, específicos y bien delimitados. En la praxis permanente de administración de la vida que así queda abierta -la mentalidad técnica es la cosmovisión de nuestro tiempo- todo será cosificado y reducido a rendimientos, incluido el propio hombre como cuerpo vivo cognoscente y sintiente. Muy lejos queda esta mentalidad de lo indicado por <b>Aristóteles </b>en la Etica a Nicómaco sobre el primado de lo que encuentra en sí mismo su propia finalidad sin remitir a sentido práctico o utilidad alguna<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[3]</span></span></span></a>. Por eso nos dirá <b>Aristóteles </b>que la filosofía no vale para nada, por remitir su valor a ella misma y a la figura del alma que promueve. Algo similar podría decirse respecto de las cuestiones del espíritu al quedar justificadas por nuestra capacidad de quedar abiertos al espíritu mismo -indistinguible de la vida que promueve- y no por finalidad práctica alguna…<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Fue Nietzsche quien dijera eso de que “el desierto avanza, ay de quien albergue desiertos en su interior”. En un tiempo crecientemente desertizado, casi desértico diría por lo avanzado del proceso, en el tiempo por tanto del nihilismo cumplido es en donde irrumpen socialmente las sustancias visionarias o <i>phantastika</i>. A este peculiar paisaje responderán tanto los peligros como las oportunidades que puedan servir. Pocas cosas podrán violentar más eficazmente los <i>totems</i> de la mentalidad dominante y sus troqueles que una sola sesión de ayahuasca. Por eso Jünger aventura el valor de su uso en la capacidad para desvelar la trama compleja del alma y, sobre todo, la realidad potente de las veredas del espíritu. Los peligros se plantean al considerar la falta de referencias existente y ese desierto que nos abraza haciéndonos más débiles. El precio de la secularización.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(2)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">La cuestión de los <i>totems</i> e imágenes preconcebidas que maneja la corrección política <i>newager</i> y su imaginario merecen atención singular. La <i>new age g</i>ustará poco de la existencia de maestros de ceremonias o de la propia figura del maestro. Frente a la misma se pasará a manejar la idea de facilitador de experiencias como eufemismo cómico y parodia al no poder prescindir de la existencia de un maestro de ceremonias o guía al organizar una sesión de ayahuasca. Tampoco gustará de la idea de orden, forma debida, ceremonia o rito constituyendo la sesión; aunque, al tiempo, no podrán prescindir de algún género de formalización que contenga la experiencia. Tomemos nota de que el típico consumidor de experiencias gusta de hacer “lo que le da la gana” -por eso es un consumidor- al margen de toda receptividad y apertura a alteridad alguna. Sin maestro de ceremonias, ordenando <i>tempos</i> y espacios, careceríamos de alguien con el saber hacer suficiente como para abrir ciertos espacios y adentrarnos en navegaciones que ponen tan al límite nuestro psiquismo. Sin forma alguna en el contexto de experiencia nada la vendría a contener y ordenar dejándola al albur de la emergencia del psiquismo de los participantes.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Resulta comprensible que la existencia de formalidades o de un maestro de ceremonias perturben la corrección política <i>newager</i>. Trazan límites e imponen diferencias a algo que todo lo iguala: la condición de consumidor de imágenes empoderado en el consumo. La sociedad de mercado identifica la libertad con el libre flujo del deseo. Una libertad así concebida digerirá mal los límites que introducen la existencia de un maestro de ceremonias o la formalización del espacio de experiencia. Ambas cosas, en principio, difícilmente revelaran sentido alguno para un neófito interesado básica y escuetamente en la ingesta de un psicoactivo. En los tiempos del nihilismo cumplido en nada se creerá salvo en el propio deseo y su expansión incesante. Paradójicamente no reconocer la existencia de la esfera del espíritu, parafraseando a <b>Chesterton</b><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[4]</span></span></span></a>, supondrá que ésta quede abierta a cualquier cosa. En tal orden de cosas resulta casi obligado que la ingesta de ayahuasca u otras<i> phantastika</i> susciten todo tipo de delirios. No perdamos de vista su capacidad de diluir la conciencia ordinaria, las convenciones sociales y los patrones recurrente s a partir de los cuales reconocemos el mundo, Añádase a lo dicho la inexistencia de esas referencias espirituales capaces de ubicar la experiencia visionaria.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Me vienen a la cabeza las payasadas de personajes como <b>Leary -</b>el propio <b>Hofmann</b> le calificó de payaso- o las bufonadas de <b>Ken Kesey</b> llamando a encarnar los superhéroes de la cultura pop americana -aquí primaba la comedia más que la parodia- o los recurrentes delirios espiritistas que meten a algunos en muchos líos y no pocos descalabros; también habrá quienes pretendan haber entrado en contacto con extraterrestres… Abrir el alma a sus estados no convencionales no sale gratis. En la Grecia antigua cruzar la Estigía manteniendo la conciencia de sí exigía beber previamente de la fuente de la diosa Mnemosyne, la diosa de la memoria y madre de las musas. Este asunto conviene no pasarlo por alto.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">La ingesta de las <i>phantastika</i> exigirá de ciertas condiciones de principio. Acceder a estados no convencionales del alma, salir de sí, vislumbrar que toda superficie apela a un modo de profundidad que la prefigura, acceder a un océano de memoria que nos transciende. Estas sustancias nos llevan al límite de nuestra capacidad de experimentación y más allá. Cabe por tanto hablar de un cruce de frontera tal y como advirtieron <b>Hofmann</b> o <b>Jünger</b>. Esto les suscitara no pocas dudas. Este cruce exigirá de ciertas abluciones además del marco, las referencias y la compañía adecuada. Sin tales condiciones previas aparecerán los delirios a partir de la voladura de los significados corrientes con los que la conciencia ordinaria construye su propio mundo. Carecer de rastro, memoria o pista alguna respecto de los estados que transcienden la conciencia ordinaria tendrá un coste y servirá ciertas incertidumbres. Los dislates recurrentes tendrán a la base la dinamización del propio imaginario sin el timón de esas referencias. Para entender los efectos de las <i>phantastika </i>la cuestión del imaginario será decisiva.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(3)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Quizá convenga recordar cómo la tradición clásica reconocía la relevancia cognoscitiva del imaginario. Ya <b>Platón</b> en La República entendía la imaginación a medio camino de la ignorancia y del conocimiento de tal modo que habría modos de imaginar que acercarían al conocimiento y otros naufragarían en la ignorancia; <b>Aristóteles e</b>n el <i>De anima</i> vincularía la actividad del imaginario con la elaboración de haces de sentido que compendiarían lo aportado por los diversos sentidos. En tal sentido el estagirita llegará a vincular todo conocer con la mediación de imágenes las cuales enhebrarían en una unidad -la unidad de cada forma- la aportación dispersa de los diversos sentidos. Los estoicos darán también una gran importancia a las imágenes que adheridas al alma condicionan la percepción y el conocer. <b>Plotino</b> vinculará la percepción sensible de formas, es decir, lo que compendia unitariamente lo aportado por los diversos sentidos a la existencia en el alma de los <i>eide </i>platónicos. Para <b>Plotino</b> el conocimiento sensible sería un conocimiento de suyo inteligible pero borroso, confuso y necesitado de claridad.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Nos movemos en un modo de entender la imaginación mucho más amplio que el actual. Este apelará a la relevancia de las imágenes o figuras de carácter previo que albergamos y a partir de las cuales reconocemos todo lo que vemos. De su relevancia cognoscitiva dependerían cosmovisiones diversas y el modo en que habitamos el mundo. Acierta <b>Platón </b>en el mito de la caverna al insistir en la existencia de diversos tipos de imaginación de mayor o menor relevancia cognoscitiva. Desde su perspectiva algunos regímenes imaginarios perpetuaran al hombre en su propia alienación fomentando que se mantenga en el interior de la caverna confundiendo lo real con esas imágenes de sombra que nos narra el mito; otros regímenes del imaginario facilitaran su salida de la caverna abriendo al mundo real -el mundo de los <i>eide-</i> y a la plenitud de ser y de conocer. No me quiero extender más en este asunto pero la ayahuasca y demás <i>phantastika</i> serán poderosas dinamizadoras de las posibilidades que alberga el imaginario de cada cual y el caso es que según imaginemos así reconoceremos el mundo. Bajo sus efectos se liberaran las muy diversas posibilidades a las que abre la actividad del imaginario del alma del hombre. Desde amparar el acceso a esos estados de plenitud que tanto sanan resituándonos ante la vida -las llamadas experiencias cumbre- al acceso a los mundos inciertos y equívocos que puedan albergar las alcobas más descarriadas de nuestro imaginario. La amplitud del alma será enorme como nos recuerda <b>Plotino</b> y esta amplitud será lo que venga a liberarse al encuentro de las <i>phantastika</i>. Tanto la relevancia introspectiva que podemos observar -acaso en tránsitos no demasiado cómodos por revelarnos nuestros condicionamientos a la hora de vivir y conocer- como la relevancia para la vida anímica de esas experiencias cumbre tendrán a su base el imaginario humano revelando las muy diversas posibilidades que alcanza. En una lid de tal calibre la capacidad de atención y de ver en el acaecer mismo de la experiencia visionaria será decisiva. La conciencia testigo dejando constancia de lo que del alma emerge: La imaginación creadora en su espejo vacío, la verdad como visión.<span style="color: red;"><o:p></o:p></span></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(4)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Volviendo a la cuestión de la sensibilidad <i>new age</i></span></b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;"> habrá que tener en cuenta que ésta vendrá a expresarse en variedades más delirantes o más discretas. Todas compartirán ese deseo de renombrar lo espiritual en la indigencia de toda <i>traditio. </i>Como vengo diciendo los dislates recurrentes que vendrán a emerger dependerán de esa ausencia de transmisión y referencias a la altura. En cualquier caso, habrá, como apunto, sensibilidades <i>new age</i> más delirantes o más templadas; lo que provocará que haya quienes siendo puramente <i>new age</i> no se reconozcan como tal justificándose y complaciéndose en los delirios y el infantilismo de las demencias más extremas. Así la <i>new age</i> pasará a convertirse en eso que a muchos interpela pero que pocos reconocen ser. Muchos responderán a tal patrón de desarraigo aunque no sean las típicas personas delirantes o lo sean solo en ciertos contextos privados. Por esto mismo no será raro ver que investigadores, académicos o gente supuestamente seria devenga discretamente creyente en extraterrestres o en espíritus desencarnados<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[5]</span></span></span></a>. Cartografiar la cuestión de la <i>new age</i> y sus ocurrencias será decisivo para entender todo lo relacionado con la ayahuasca en la sociedad de mercado.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Es cierto que hay que ser consciente de la amplia magnitud de esta sensibilidad <i>new age</i> pero sería un error extender a cualquiera tal calificativo solo por no quedar férreamente incardinado en alguna tradición pre-existente. Vivimos tiempos de bilingüismos espirituales en los que no es raro que las personas se nutran de los acercamientos vividos a más de una tradición o de determinadas aproximaciones teóricas -no por ello menos intensas-. Estos bilingüismos no suponen mayor problema, sobre todo, si esas referencias quedan integradas con coherencia en una praxis espiritual específica remitida a una tradición dada. En nuestro momento histórico se superponen gran diversidad de tradiciones con lo que es inevitable que ciertas personas congreguen <i>philias</i> dirigidas a tradiciones espirituales diversas más allá de que la cuna y el nacimiento puedan aportar una tradición raíz. No debemos olvidarlo. La cuestión es que haya o no una síntesis personal viable en el sentido que dijera <b>Rene Guenon</b> en “Los estados múltiples del ser”. Esta síntesis deberá cuajar en una vía específica por mucho que este venga a quedar singularizada en la propia praxis. Del otro lado del tablero la <i>new age</i> apelara a ese sincretismo huero que todo lo mezcla y que intercepta adentrarse en práctica específica alguna.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Poder discernir acertadamente en un panorama tan complejo y superar la esfera de influencia de la <i>new age</i> nos conduce al valor de esos legados tradicionales, a su propia coherencia interna y a sus prácticas específicas. Dejar de lado las convenciones sociales que enhebra la <i>new age</i> solo se alcanzará en el tránsito, por muy singular que éste sea, de una vía tradicional específica y reconocible como tal. Mi impresión personal es que los entornos a la altura de las <i>phantastika</i> deberán cuajar en la vecindad de tradiciones específicas que ubiquen en una clave iniciática la ingesta de las plantas y sustancias visionarias. De los acercamientos habidos a estas sustancias desde la perspectiva del Zen, de la atención a tradiciones de uso nativas o de curandería mestiza solvente y recurriendo al propio arsenal cultural occidental a la hora de reconocer la esfera de experiencia cabría esperar frutos prometedores.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><br /></div><div style="background-color: white; color: #666666; font-family: "Trebuchet MS", Trebuchet, Verdana, sans-serif; font-size: 13.2px; text-align: start;"><hr align="left" size="1" width="33%" /><br /><div id="ftn1"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[1]</span></span></span></a> Tradición viene del latin <i>traditio </i>que significa transmisión<o:p></o:p></div></div><div id="ftn2"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[2]</span></span></span></a> La <i>paideia </i>alude al contexto educativo, en un sentido muy amplio, del griego antiguo. La <i>paidea </i>incluía la poesía, la literatura, la filosofía, la cultura mistérica y la esfera ritual en los cuales un griego encontraba la transmisión de su propia tradición.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn3"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[3]</span></span></span></a> Para Aristóteles el bien en sí en términos de <i>ethos</i><o:p></o:p></div></div><div id="ftn4"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[4]</span></span></span></a> Aludo a la famosa frase de Chesterton “Quien no creen en Dios termina creyendo en cualquier cosa”<o:p></o:p></div></div><div id="ftn5"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%202%202020.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[5]</span></span></span></a> Aclaro que con mi crítica al espiritismo contemporáneo no me refiero al pananismismo de las tradiciones chamánicas el cual expresa una idea de cosmos y una figura de la diversidad de lo real. La cuestión del espíritu o la apertura del espíritu a la multiplicidad de la vida poco tienen que ver con las demencias espiritistas de los contemporáneos jugando a creerse cualquier extravagancia.</div><div class="MsoFootnoteText"><br /></div><div class="MsoFootnoteText"><span style="font-size: 13.2px;">------------------------------------------------------------------------------------------------------------------</span></div><div class="MsoFootnoteText"><span style="font-size: 13.2px;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText"><span style="font-size: 13.2px;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText"><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><i><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">En esta tercera y última entrega de la serie indagaré en las tangencias existentes entre la mentalidad new age y el cientificismo, y en determinadas limitaciones existentes a la actividad investigadora dependientes del modo en que la psicología se entiende en los tiempos modernos. Finalizaré el texto con una ejercicio de memoria dirigido a la Grecia antigua y a su capacidad de disipar la penumbra existente en todo lo relacionado con los fármacos visionarios o phantastika. Todo lo afirmado en esta entrada se remite a las dos anteriores en tanto su contexto propio que arropa y completa el sentido de lo afirmado.<o:p></o:p></span></i></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(1)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Tangencias entre cientificismo y sensibilidad new age</span></b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">. Quizá haya a quien le llame la atención pero esta tangencias se producen a partir de la irrupción en entornos ayahuasqueros de investigadores deudores del criptopositivismo dominante en ciertas instituciones académicas. Se produce a partir de los intereses compartidos que puedan surgir al encontrarse investigadores y organizadores de sesiones de ayahuasca en los mismos foros y eventos<i>. </i>Puede ser el caso de la simple concurrencia en congresos o el, más grave, de “investigadores” seducidos por la colaboración activa en sesiones en las que se suministra ayahuasca previo pago -o, incluso, en algún caso tomando la iniciativa de organizar ellos mismos las sesiones-. Las tangencias también acontecen en el fuero interno de algunas personas. En concreto, a partir de las actitudes de quienes habiendo sido formateados desde el cientificismo hegemónico en determinados foros académicos quedan desbordados por la experiencia visionaria y empantanados discretamente en retóricas <i>new age.<o:p></o:p></i></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">En tal panorama se terminará por tejer una anómala red de intereses en que las incoherencias internas o los dobles discursos encontraran acomodo. No será casual que estas tangencias acontezcan ya que si alguien no es capaz de reconocer el pensar propio de las humanidades careciendo de una formación humanística sólida, es ese investigador laminado intelectualmente en un cientificismo<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[1]</span></span></span></a>, las más de las veces, burdo y ágrafo hasta decir basta. El analfabetismo <i>sui generis</i> de ciertos especialistas -ya me referí a él en las anteriores entradas de la serie- encuentra así su intimidad con ese otro analfabetismo característico de los entornos <i>new age</i>. En relación a lo dicho creo importante recalcar que la presión de determinadas instituciones a la hora de imponer una ideología de corte cientificista a sus alumnos, profesores e investigadores resulta intensa. Como ya dije en la anterior entrada parafraseando a Chesterton quien no sepa nada de las cuestiones espirituales está a un pequeño paso de creerse cualquier cosa sobre esas cuestiones y veredas si es que se le presentan en su vida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">La irrupción de “investigadores” en los universos ayahuasqueros pasa por alto el hecho decisivo de si la situación está o no madura -que no lo está- como para que en un contexto occidental cuajen entornos solventes a la altura de las <i>phantastika -</i>hablo en términos generales; soy consciente de que también hay gente seria trabajando y dando pasos en esa dirección<i>-</i>. De la alianza de intereses entre estos investigadores y los “organizadores de sesiones” no cabrá esperar nada bueno. En clave de comedia decir que se provocarán no pocas distorsiones ópticas al congregar a cientificistas duros y a tipos <i>new age</i> en el mismo solaz. La delirante amalgama de cientificistas duros y gentes más o menos <i>new age, </i>compartiendo mesa y pitanza, que se observa en ciertos eventos y congresos no deja de retratar la incapacidad de nuestra sociedad para abordar el manejo de este tipo de sustancias. No se me ocurren perspectivas menos idóneas: la del cientificista y la del <i>newager. </i>Ambos compartirán algo decisivo: su incapacidad de reconocer la experiencia visionaria; asunto este decisivo para toda investigación e iniciativa.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(2)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Estas tangencias no son cuestión menor y revelan un orden de cosas que interpela tanto a unos como a otros. Lo reprimido y desatendido por el pensamiento -insisto, la experiencia visionaria-, lo dejado de lado y arrojado al cajón oscuro de la irracionalidad, solo puede retornar de un modo poco aquilatado o <i>sencillamente</i> entre dislates, precisamente por haber sido desatendido por el pensar. <b>Martin Heidegger</b> lo indica en su ensayo “Hacia la pregunta del ser”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[2]</span></span></span></a> al ponderar como cierto racionalismo -se refiere a la racionalidad propia de la mentalidad técnica- al dejar de lado la elaboración intelectual de determinadas cuestiones las expulsa del ámbito del raciocinio y del entendimiento. Hago notar que la racionalidad propia de la mentalidad técnica, históricamente, tiende a reducir la esfera de la racionalidad al método científico.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">En tal paisaje se entenderá el retorno irracional, monstruoso y no aquilatado desde el pensar de cuestiones que no pueden dejar de retornar por interpelar a lo humano en su totalidad irrenunciable. Nos dice <b>Heidegger</b>: “La razón y su representar son solo una clase del pensar y en modo alguno por sí mismo determinado, sino por aquello que el pensar ha ordenado pensar a la manera de la <i>ratio.</i> El que su dominio se erija como racionalización en todos los órdenes, como normalización, como nivelación en el curso del desarrollo del nihilismo europeo da tanto que pensar como sus correspondientes intentos de huida hacia lo irracional. Lo más grave de todo es, sin embargo, el proceso por el que racionalismo e irracionalismo se involucran por igual en un negocio de intercambio del que no solo ya no saben cómo salir sino del que tampoco quieren ya salir. Así pues se niega aquella posibilidad por la cual el pensar pudiera llegar a un mandato que se mantenga fuera de la alternativa de lo irracional e irracional”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[3]</span></span></span></a>. La extraña alianza de cientificistas incapaces de entender el pensar más allá de las limitaciones que ellos mismos se autoimponen y gentes <i>new age</i> se ajusta con nitidez al marco general descrito por <b>Heidegger. </b>Unos legitiman a otros. Las carencias y cegueras de unos son los modos de legitimación de los otros. Las demencias de los otros, la legitimación de los unos apelando a la racionalidad. Los unos dejando de lado por irrelevantes las cuestiones espirituales amparando que las tome de su mano el primer descerebrado. Los otros con sus delirios legitimando a los que apelan a la razón como gran atalaya frente a la irracionalidad; eso si, sin percatarse de que el pensar no se reduce a su propio modo de reconocerlo. Todos ellos se limitan a enunciar ese orden de cosas del cual ambos son expresión y producto. Recordemos que el ocultismo, el espiritismo moderno y los gazpachos teosofistas constatan su gran eclosión y desarrollo en la segunda mitad del XIX en pleno auge del devenir positivista de la Ilustración. Por eso, en absoluto será raro que alguien ubicado en el positivismo más taliban, desbordado por una experiencia con sustancias visionarias, apele a cualquier delirio para abordar lo vivido. Lo que generará curiosas “esquizofrenias” en algunas personas. Así habrá “investigadores” que sabrán desplegar el papel de exigentes académicos coqueteando con el positivismo más talibán y, al tiempo, se dediquen a los chapoteos más ágrafos y demenciales en otros contextos; la tragicomedia de la ayahuasca que reedita lo ya sucedido, por ejemplo, en la Inglaterra victoriana durante la moda, también chic y burguesa, del espiritismo y del teosofismo. Lo reprimido retornando como demencia.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">En conclusión, la carencia que desgrana no ser capaces de reconocer la experiencia, o hacerlo entre delirios, es el gran lastre que dificulta investigar y prefigurar los entornos de ingesta que exigen las <i>phantastika</i>. Como venimos diciendo el analfabetismo <i>new age</i> pareciera encontrar un correlato en el peculiar analfabetismo al que empuja una especialización excesiva que nada sabe de lo que quedó fuera del programa de estudios que se haya transitado o del programa de investigación que se esté aplicando. Se pierde mucho al no visualizar la experiencia desde tradiciones hermenéuticas solventes. Se pierde mucho al desatender una perspectiva fenomenológica que convierta la propia experiencia en aquello que debe ser entendido y nombrado -por mucho que nos venga a rebasar-. Y es que, en relación a estas sustancias, del alma hablamos, de la vida anímica, de sus diversos estados, de la relevancia ontológica y cognoscitiva de esos estados, del imaginario y de su creatividad. Ante las <i>phantastika</i> pareciéramos estar ante una herramienta que facilita un determinado conocimiento de las capacidades del alma. Solo las áreas de penumbra inducidas por un paradigma de conocimiento poco idóneo velarán lo afirmado al dejar de lado el aporte que promoverían las humanidades. Consideremos que el cientificismo verá incluso con hostilidad el esbozo de una perspectiva atenta a nuestras tradiciones humanísticas. Tal será el profundo daño con el que se lastran muchas investigaciones en curso.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(3)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Y al final del trayecto, como gran ecuación infantilizada lo <i>chic; </i>y en el envés de lo <i>chic </i>no pocos descalabros. Me refiero a quienes acaban pagando la incompetencia de esos “facilitadores de veladas visionarias”… Recuerdo a cierto personaje, uno de estos especialistas a los que he aludido que se aventuraba colaborar en la organización de sesiones. En cierta conversación me decía que era normal que, de vez en cuando, se alguien se brotara (¡¡¡¡!!!!) en una sesión… para terminar con el psiquismo desguazado. Así trataba de normalizar la incompetencia de los entornos que sostenía y frecuentaba. Estolidez sobre estolidez. Si esto fuera así, si la posibilidad del brote fuera normalizable y recurrente, no tendría sentido organizar experiencia alguna con ayahuasca.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">En fin. Quede advertido el lector de la demencia y las limitaciones que rodean los ambientes enteogénicos y de los considerables riesgos existentes. Con todo, y esto hay que dejarlo claro, tomar ayahuasca no es una ruleta rusa de tal modo que uno quede al albur de los posibles riesgos. Los riesgos existen pero se minimizan y mucho con una buena ordenación de la toma. Las <i>phantastika </i>no son para todo el mundo; las personas que tengan comprometidos sus equilibrios psicológicos no deben tomarlas<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[4]</span></span></span></a>, con lo que deberá haber controles previos y filtros solventes de asistencia; quienes las toman deben ser conscientes del calado de la experiencia que van a abordar; el entorno de toma debe ser un entorno cuidado que sepa promover la complicidad entre los asistentes, con presencia mayoritaria de veteranos en estas lides y con una persona previamente capacitada que haga de maestro de ceremonias administrando <i>tempos</i>, silencios y espacios musicales<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[5]</span></span></span></a>, con un marco de <i>toma</i> formalizado -lo que nos introduce al sentido de lo ritual- capaz de contener la experiencia abriéndola a sus mejores registros e influencias, cuidando con prudencia las dosis, preservando la geometría de la toma con cada cual en su propio espacio y todos compartiendo el espacio común que debe formarse, respetando a los asistentes a la sesión y su propio proceso, ofreciendo un marco de elaboración de la vivencia de cada cual que vaya más allá del día después de la sesión.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Creo importante reseñar que la elaboración e integración de lo vivido, al día de hoy, se entiende en clave terapéutica y no habría problema de entenderlo así si ensanchamos el sentido de la palabra terapia a su significación tradicional de cuidado de sí -<i>therapein</i>-. Llevar al día a día lo intuido respecto de nuestro propio psiquismo es una de las grandes cuestiones con la que confronta la experiencia que sirven las <i>phantastika</i>. De ahí la pertinencia de un posible acercamiento terapéutico a esa integración. Este debería facilitar que pueda cuajar en la cotidianidad lo visto e intuido en la introspección dinamizada por la experiencia visionaria. Así quedamos instalados en un cruce de caminos y en el límite del paradigma que ha organizado la psicología moderna en sus muy diversas corrientes. Ésta, lejos de ordenarse desde la <i>therapein</i> de la vieja <i>paideia</i>, lo ha hecho desde la perspectiva de lo clínico y su pretensión de hacer retornar a la normalidad conductas disfuncionales. Con tal finalidad se apelará a diversas categorías psicopatológicas y al tratamiento correspondiente de las mismas.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Entender la esfera de lo terapéutico en términos de psicología clínica empobrece enormemente las praxis de integración de la experiencia visionaria y, también, las investigaciones que pudieran desarrollarse. El hecho de que muchos investigadores -algo que en sí no debería ser un problema- sean psicólogos o que la psicología en tanto institución académica medie muchas investigaciones para entenderlas desde el tratamiento de psicopatologías empequeñece -y mucho- el horizonte que deberían tener los programas<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[6]</span></span></span></a> de investigación que se aplican. Más allá de esta perspectiva deudora de la clínica lo cierto es que la introspección que sirven las <i>phantastika</i> no nos revela como clientes potenciales de un psicólogo clínico sino instalados en lo que serían los troqueles, escotomas<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[7]</span></span></span></a> y automatismos corrientes de nuestra psique que condicionan nuestra capacidad de vida.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Los problemas de paradigma que he mencionado se agravaran si entendemos los usos que en psicología clínica tienen los psicofármacos desde lo que sería el paradigma biomédico. Desde tal perspectiva la acción y los beneficios de todo psicofármaco pasarán a entenderse solo en clave bioquímica y farmacológica. Tal perspectiva impondrá que los estos beneficios solo se reconozcan vinculados con la mera ingesta de los alcaloides que contienen las <i>phantastika </i>atendiendo a esa clave farmacológica. Este planteamiento transforma la experiencia que pueda haber tenido cada cual o la cuestión de los contextos de experiencia -en realidad todo factor cualitativo- en algo irrelevante e irreconocible.<i> </i>El paradigma biomédico entenderá la eficacia de las <i>phantastika </i>y sus alcaloides de un modo similar a la eficacia con que algún fármaco nos pueda quitar el dolor del cabeza o de estómago y sobre la base de una ecuación biológica mediante la cual el principio activo de ese fármaco incide sobre nuestro cuerpo en términos biológicos. Esta perspectiva torna imposible asumir la perspectiva de complejidad necesaria para esbozar una investigación a la altura de los desafíos que nos proponen los efectos de las <i>phantastika</i>.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div align="center" class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">(4)<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Coda final. </span></b><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">Sobre los vericuetos de la ebriedad, que no son pocos, ya decía Platón eso de que la <i>mania </i>-en el sentido griego de modificación del estado ordinario y convencional del alma- desvelaba solo sus mercedes por don divino, en marcos específicos; en concreto en los propios de las tradiciones mistéricas y sus rituales<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[8]</span></span></span></a>. En los rituales mistéricos griegos la música y la danza extática ocupaban un lugar muy relevante. La apertura que se propiciaba venía a ordenarse en la esfera de lo ritual y en el lenguaje simbólico que servían estas tradiciones mistéricas. El rito así quedaba abierto a la esfera de lo iniciático y del espíritu. Sobre el uso de <i>phantastika </i>ahí está todo lo aportado sobre los misterios de Eleusis, el cornezuelo de cebada y el LSA<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-size: 12pt; line-height: 17.12px;">[9]</span></span></span></a>. Como introducción a esta perspectiva iniciática hace tiempo que redacté un texto sobre <a href="https://imaginatiovera.blogspot.com/2019/05/la-sobria-ebrietas-y-su-traditio-la.html" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;">la escuela perennialista</a> y lo que podría aportar a todas estas cuestiones a partir de su acercamiento y abordaje de la esfera de lo iniciático. A este texto remito al lector.<o:p></o:p></span></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><br /></div><div class="MsoFootnoteText" style="font-size: 13.2px;"><span style="font-family: "times new roman", serif; font-size: 12pt;">La pista que nos aporta la <i>mania</i> de los antiguos griegos es nítida y sólida, y ésta nos remite a una <i>traditio, </i>la de nuestra propia<i> paideia. </i>Desde la vieja <i>paideia, </i>renovada por nuestras tradiciones humanísticas, cabe delimitar y reconocer las potencias y posibilidades que aportan las <i>phantastika. </i>Sin reconocer estas potencias poco sentido tiene hablar de una investigación de calado y con capacidad resolutiva. Como dice el <i>adagio</i> lo que no se nombra no existe. Y el caso es que al no existir una investigación cualificada ni siquiera cabe hablar de la posibilidad de contextos a la altura. En suma, sin la existencia de contextos que sepan ordenar el uso de las <i>phantastika</i> desde esa perspectiva iniciática -la que, por ejemplo, vieron Jünger o Huxley- poco sentido tiene iniciativa alguna de ingesta de ayahuasca y demás <i>phantastika</i>. Soy consciente de que en los márgenes y la penumbra hay gente solvente y seria, ahora bien, aviso a navegantes: Desconfíen de esos organizadores de sesiones o promotores de su propio proyecto que, ávidos de audiencia, ofertan sus servicios en la red.<o:p></o:p></span></div><div style="font-size: 13.2px;"><br clear="all" /><hr align="left" size="1" width="33%" /><br /><div id="ftn1"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[1]</span></span></span></a> Una cosa será la ciencia, o mejor las ciencias en tanto gran fruto del espíritu humano y otra el científicismo en tanto simple ideología que pretende cancelar la racionalidad en el método científico.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn2"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[2]</span></span></span></a> Texto en respuesta a Ernst Jünger y su ensayo “Sobre la línea”. Ambos fueron publicados conjuntamente bajo el título “Acerca del nihilismo”<o:p></o:p></div></div><div id="ftn3"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[3]</span></span></span></a> Erns Jünger&Martin Heidegger. Acerca del nihilismo. Ed Paidos, pg 77.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn4"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[4]</span></span></span></a> Acaso con la experiencia de los afectados por una depresión.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn5"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[5]</span></span></span></a> La música ofrece un perfecto marco que orienta y asegura la experiencia<o:p></o:p></div></div><div id="ftn6"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[6]</span></span></span></a> Tomo la expresión atendiendo a su significado en la obra de Lakatos. La expresión programa de investigación quedaría vinculado a la más amplia de idea de paradigma kuhniano. Atendiendo a esa amplitud la idea de paradigma en Kuhn alude a los a prioris del conocer científico vigentes en una época dada (conviene recordar que Kunh en su obra utiliza la expresión paradigma en diversos sentidos). Lakatos entiende el programa de investigación en un sentido menos amplio y acotado a los principios y los objetivos -la perspectiva teórica- que orienta una investigación o un marco de investigaciones específico.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn7"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[7]</span></span></span></a> El escotoma en psicología alude a los condicionamientos y distorsiones cognoscitivas de las que dependa una percepción de la realidad completamente alterada y, en todo caso, alienante o, incluso, enfermante<o:p></o:p></div></div><div id="ftn8"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[8]</span></span></span></a> Me refiero a la <i>mania</i> propia de los misterios. En el Fedro, junto a la <i>mania</i> mistérica, Platón reconoce también la <i>mania </i>poética y la erótica.<o:p></o:p></div></div><div id="ftn9"><div class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/Ayahuasca%203%202020.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="color: #2288bb; text-decoration-line: none;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span class="MsoFootnoteReference"><span face="calibri, sans-serif" style="font-size: 10pt; line-height: 14.2667px;">[9]</span></span></span></a> Camino a Eleusis. Varios autores. Ed. Fondo de cultura económica.<o:p></o:p></div><div><br /></div></div></div></div><div class="MsoFootnoteText"><span style="font-size: 13.2px;"><br /></span></div><div class="MsoFootnoteText"><div align="center" class="MsoNormal" style="font-size: 13.2px; text-align: center;"><br /></div></div></div></div></span></div></div></div>
jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-83623291968612453912019-12-04T10:50:00.000-08:002019-12-04T16:01:50.696-08:00Filosofía y tradición mistérica: El Fedro y la maniké mistérica (II)<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-9YGfp3h5RwM/Xef9SStoUGI/AAAAAAAABlI/QaVgbx0Ny0sWog4TjXhV7QVhNTnZ47WqQCLcBGAsYHQ/s1600/poetisa-safo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="713" data-original-width="1200" height="190" src="https://1.bp.blogspot.com/-9YGfp3h5RwM/Xef9SStoUGI/AAAAAAAABlI/QaVgbx0Ny0sWog4TjXhV7QVhNTnZ47WqQCLcBGAsYHQ/s320/poetisa-safo.jpg" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><b>Ahí va la segunda entrada sobre el Fedro y la
maniké mistérica. Atenderá a dos cuestiones básicas. Una de ellas será la
importancia de la atención a la vida anímica de cara ponderar y dar crédito a
la presencia de lo divino en el alma -se atiende a procesos íntimos del alma no
a creencia alguna-; en tal sentido Platón llega a plantear que la presencia de
lo divino en el alma sería algo demostrable. La otra cuestión tratada será la
de la locura iluminada de los amantes. En una tercera entrada, la última de la
serie, tratare un tema de gran importancia desde el punto de vista de la
filosofía primera: Lo divino como movimiento eterno que a sí mismo se mueve
(autokineton)</b>.</span></i></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">(1)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<b><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La demostrabilidad de lo divino del alma.</span></b><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> Como hemos constatado en la primera entrada
de la serie Platón apunta a la vecindad entre la divina filosofía<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
la tradición mistérica desde la iniciación inspirada por los dioses que ambas
comparten. El Fedro nos indica con precisión donde radica esa posibilidad de
inspiración: en lo eterno e inmortal del alma, nos dirá Sócrates. Ahí quedará
servida la semejanza entre el hombre y los dioses. Tal semejanza será lo que
ampare la posibilidad de la <i>mania </i>y de toda inspiración divina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Platón, en el Fedro, entenderá como algo demostrable
esta inspiración divina en el hallazgo y el sentir de lo eterno e inmortal en
el alma. En sus propias palabras: ”Conviene, pues, en primer lugar que
intuyamos la naturaleza divina y humana del alma, viendo qué es lo que siente y
qué es lo que hace. Y este es el principio de demostración”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Al
hablar de la naturaleza divina del alma el ateniense no habla desde la fe o la creencia
-<i>pistis</i>- al modo de los conoceres precarios -<i>doxa</i>- que se dan en
el interior de la caverna<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Estamos ante algo desmostrable y constatable atendiendo y reconociendo los
aconteceres íntimos del alma. Platón nos instala en un método de corte
introspectivo capaz de dar cuenta de la vida anímica, tanto por lo que se
refiere a la presencia de lo divino en el alma como a lo puramente humano.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Reconocer la capacidad del alma de
identificarse con planos de universalidad que transcienden completamente
nuestra propia singularidad y finitud, atender al sentir y al hacer del alma en
ese proceso de apertura a lo más allá de toda forma, atender a la relevancia
ontológica y a la plenitud de ser que puede desvelar el conocer del hombre, constatar
su semejanza y afinidad con lo divino, constatar el ser pleno del hombre en eso
mismo que conoce; de todo eso se trataría al reconocer el acaecer de lo divino
en el alma… Subrayo que lo divino, en la tradición socrática, queda vinculado
al viaje del alma hacia la intensidad de ser, hacia la cuestión de la unidad de
todo lo real y hacia esa dimensión de transcendencia y Misterio -más allá del
ser- a la que Platón llama Bien. Este acaecer de lo divino en el alma sería la privilegiada
atalaya que revelaría el enlace entre filosofía y tradición mistérica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Entiendo que Platón al referirse a la
posibilidad de demostrar lo divino en el alma expone el método filosófico en el
tiempo del acontecer inagural de la filosofía primera; lo que sería de enorme
relevancia teórica. Desde su propia perspectiva las cuestiones de método podrían
entenderse como algo evidente: atender a la vida anímica y a sus aconteceres; casi
como una tautología que no exigiría de mayores explicaciones pues sino de qué
hablamos… Desde el método introspectivo apuntado la capacidad de conocer del
hombre, la capacidad de ser y las correspondencias entre esa capacidad de
conocer y esa capacidad de ser, con sus diversos niveles, posibilidades y estados,
serían lo decisivo. Así a mayor realización de nuestra capacidad de conocer
mayor intensidad de ser, tanto del propio hombre como del mundo que éste pasa a
habitar.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Desde nuestro tiempo esta cita sobre la
demostrabilidad de la naturaleza divina del alma cobra una relevancia singular
ya que, precisamente, la crítica que recibe la metafísica es no tener referente
ni esfera de significación alguna -no se hablaría de nada concreto-; con lo que
sería poco más que un juego de lenguaje estéril cuyo único interés habría sido
prefigurar la racionalidad ilustrada mediante sus disciplinas lógicas y
conceptuales a la hora de manejar el lenguaje. Esta fatuidad de la metafísica
vendría avalada por carecer sus reflexiones de referente empírico y, por tanto,
de todo protocolo de rigor capaz de verificar lo que se dice; lo que la
transformaría en un arcano sin sentido. La cuestión de fondo es que la
mentalidad dominante y su imaginario no reconoce que los hechos de conciencia sean
algo de lo que se pueda hacer un discurso racional riguroso ya que solo considera
lo que es medible y mensurable. De este preciso modo la mentalidad dominante,
de corte cientificista y criptopositivista, envía a un <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>cajón oscuro la vida anímica.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En tal panorama se entenderá a la perfección
que quienes han pretendido, hoy en día, hacer valer la filosofía y, en general,
la esfera de las humanidades -pienso en la fenomenología y en las diversas corrientes
filosóficas que se remontan a la misma, incluida la hermenéutica- hayan
dedicado buena parte de sus esfuerzos intelectuales a reflexionar sobre cuestiones
de método para así clarificar las tramas de sentido que aportan las disciplinas
humanísticas y la propia filosofía.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Entender el referente de la filosofía primera
-aquello de lo que se habla- a partir de la vida del alma será muy relevante
para aquilatar la comprensión de cuestiones filosóficas <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>fundamentales. Así, la dialéctica platónica no
aludiría sino a esa esa ascensión del alma hacia una esfera más allá del ser a
partir de la inspiración divina; lo que desborda todo acercamiento a la
dialéctica circunscrito a la perspectiva de la mera lógica y al manejo de
conceptos generales de tal modo que la esfera de los <i>eide </i>-las ideas platónicas-
quede reducida a representaciones e hilazones lógicas de conceptos. Por lo
demás es evidente que atender al artesonado de los conceptos es algo relevante
en el lenguaje filosófico hasta el punto que lo que caracterice la filosofía sea
indicar desde la <i>ratio </i>esa ascensión del alma.<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> En
resumen, Platón reconoce y atiende a los procesos que acontecen en la vida del
alma para a partir de ahí indagar y destacar su valor y su potencia desde las
categorías propias del griego clásico y desde un contexto cultural dado. Este
contexto facilitará la emergencia del <i>logos</i> en su urdimbre conceptual,
lo que no reduce la cuestión del <i>logos </i>a lo conceptual en tanto horizonte
de sentido que compendia. En tal sentido podría entenderse la filosofía primera
como una racionalidad mistérica. Apuntar a la vida del alma desde el lenguaje
y, además, en clave racional plantea no pocos flecos y cuestiones. Por eso las
cuestiones de lenguaje -sobre la palabra y sobre la escritura- seran tan
decisivas en el corpus platónico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este reconocimiento del acontecer de lo
divino apelando a la introspección tiene una importante transcendencia ya que delimita
la posibilidad de corroborar la filosofía primera como tradición sapiencial
vinculada a lo que podríamos llamar la esfera de lo sagrado. Tal criterio de
demostración y prueba, desde la filosofía contemporánea, respondería a un acento
nítidamente fenomenológico.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Este engarce de la filosofía primera en los
aconteceres de la vida anímica será decisivo para calibrar la tradición
metafísica, sus olvidos y su crisis terminal en lo que sería un logicismo fatuo
ajeno a la intimidad del alma. Acierta <b>Pierre Aubanque</b><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
cuando afirma que el olvido del ser responde al intento de cartografiar
racionalmente la pregunta por el ser -“lo que es”- indagando en lo que sería la
<i>ousia </i>o sustancia de un ser supremo o de un <i>ens realissimum </i>que se privilegia frente al resto de los entes</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="color: black; mso-themecolor: text1;">.<i> </i>Este
proceder racionalizante habría alejado de la metafísica, según Aubanque, de su
enlace íntimo con la esfera del Misterio y, también, de ese <i>pathos</i> de
admiración por la presencia simple de los seres que son que dinamiza la
filosofía y abre al Misterio. Tales olvidos habrían supuesto el olvido de lo
constituyó el momento inagural de la filosofía y el vínculo con las tradiciones
mistéricas. Olvidando su latido inagural la metafísica se habría convertido en ese
logicismo fatuo sin referente alguno en la vida del alma ni en la cualidad del
mundo que habitamos.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">(2)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><b>Mania amorosa, locura de amor. </b>Reconociendo los diversos tipos de <i>mania </i>indicados en el Fedro -la mántica, la poética inspirada, la mistérica, y la locura amorosa- Platón se centrará en esta última, la <i>mania </i>de los amantes, la locura de amor; para Platón la mejor <i>mania, </i>la <i>mania </i>de amor por la belleza que nos revela el mundo. En palabras del ateniense</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">:<span style="color: black; mso-themecolor: text1;"> “Y así es, precisamente, a donde viene a parar todo
ese discurso sobre la cuarta forma de locura, aquella que se da cuando alguien
contempla la belleza de este mundo”<span class="MsoFootnoteReference"> <a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></a></span>. La
predilección de Platón por la <i>mania</i> amorosa nos instala en su singular
afinidad con una filosofía necesitada del concurso de <i>eros</i> y de la inspiración
de la belleza.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Platón vinculará, esta variedad de <i>mania,</i>
en tanto <i>mania </i>amorosa, con la <i>mania </i>de los amantes que a sí
mismo se reconocen en la común inspiración que reciben de la belleza por ser
ellos mismos belleza. En la <i>mania </i>amorosa el/la amante ve lo divino
latiendo en el amado/a, ve su belleza desvelándose, su vocación por la belleza;
lo que espolea su amor turbando su alma e, incluso, su corporalidad. Su pasión
por el amado o la amada le espolea la propia conciencia de semejanza con el
amado y de ambos con lo divino. Y así los amantes se van viendo crecientemente
reunidos en lo divino que en ellos va tomando cuerpo en lo que sería el proceso
de elevación del alma a partir de la atención a la belleza. Si bien Platón
entiende la vía amorosa como vía de la belleza de lo natural y del cosmos -de
ahí la extensa influencia de su vía del amor- lo cierto es que el ateniense
focalizará la misma en la belleza y la erótica de los amantes en tanto potencia
dinamizadora de la elevación espiritual del alma .<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">El marco que facilita esta <i>mania</i>
amorosa sería la común pertenencia de los amantes a una sensibilidad espiritual
afín en la que ambos reconocen su propia semejanza. En el Fedro se alude a la
imagen de un gran cortejo divino conducido por Zeus </span><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"> <span style="color: black; mso-themecolor: text1;">compuesto, a su vez, por los cortejos
de los diversos dioses. Estos cortejos estarían compuestos por las almas afines
a cada Dios de tal modo que la tarea del alma consistiría en retornar al
cortejo en el que, en un principio, recorría los cielos junto a su Dios de
referencia. Platón reconocerá las afinidades tipológicas de cada alma a partir
de su común pertenencia a alguno de los cortejos divinos. Por la mutua
pertenencia al alguno de estos cortejos las almas se reconocerían en un mismo
temple espiritual. Desde esta semejanza el amante reconocerá en el amado los
atributos y el temple de su Dios lo que le hará considerar al amado como una imagen
viva del Dios; incluso nos dirá Platón que bien podría rendirle sacrificios el
amante al amado.... Con todo, no olvidemos que el verdadero amado de ambos será
el Dios que conduce el cortejo y esa belleza que invita a remorar el ser de las
cosas que son.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En tanto pasion o <i>pathemata </i>la locura
de amor será unitividad entre amante y amado y, sobre todo, de ambos con el
Dios al que aman, toma de conciencia de lo divino en el alma, atención amorosa,
elevación del alma, atención amorosa hacia el amado, atención pura hacia el ser
de las cosas que son, advertencia de la belleza en tanto intensidad de ser que
se brinda, atención a la presencia y a la corporalidad animada del amado como
motivo de memoria del Dios que se ama. Recordemos la relevancia mediadora que
Diotima da a la belleza de los cuerpos físicos en su escala de elevación hacia
lo divino, y recordemos como en el preámbulo del Fedro se alude a la potencia
de inspiración servida por la <i>physis</i> y por la belleza de las formas
naturales.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Ante este <i>eros</i> sagrado estamos pues
ante una pasión del alma que la conmueve y la arrebata, ante un <i>pathemata</i>,
que revela la afinidad del alma con lo divino. Su relevancia cognoscitiva será
tal que el <i>logos</i> exigirá de su concurso para encontrar su propia
plenitud en lo noético. Sin la <i>manía </i>no habría intelección ni el <i>logos</i>
podría atisbar el horizonte que compone en unidad la diversidad del mundo. La
relevancia de la <i>mania</i> se hará evidente en el caso de Sócrates considerando
los estados extáticos en los que su alma entraba en contacto con su <i>daymon</i>.
Como vemos esta locura divina no es una mera mediación facilitadora o
preparatoria. Es el mismo estado del alma desatada en el que acontece la
intelección en tanto asimilación con el ser de las cosas que son, una potencia
unitiva que alcanza la unión con los dioses y sirve la fuerza que eleva el alma
a lo eterno. La disposición misma del alma capaz de inteligir y de unirse a los
dioses en su cortejo. De ahí que la atención a la belleza de los cuerpos
naturales y a la belleza de la presencia del amado haya de quedar transcendida
en el viático hacia lo que transciende toda figura o forma. Acaso por esto Platón
desestima la pasión puramente carnal por el amado.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Hay quien piensa que de no haber sido así, de
tal modo que si el ateniense hubiera contemplado la posibilidad de la
sublimación del amor carnal y del acto amoroso entre amantes en sintonía con lo
expuesto en el Fedro, se habrían puesto las bases de una suerte de tantrismo
occidental. De hecho, en el tantrismo opera esa identificación del amante con
la divinidad como acontecer iluminador del acto sexual<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Esta
opinión deja de lado que la sexualidad en la vía tántrica no es algo central,
ni siquiera es algo frecuente<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
-no se identifica con la sexualidad cotidiana-, quedando referida a la
realización de un ritual específico -generalmente realizado por ascetas-; lo
que, paradójicamente, acerca el tantrismo más ortodoxo a esa contención
platónica en cuestiones de sexualidad, contención cuyo fín no sería denigrar la
sexualidad sino apelar al dominio de sí. En su singular interés dejo constancia
de ambas reflexiones; de la que apela a la posibilidad de una sexualidad
sagrada inspirada en el Fedro -aunque Platón no la contemple- y de la
perspectiva ascética y de dominio de sí en una clave que no deja de prefigurar
lo monástico. El sufismo -pienso en <b>Ibn Arabi</b>- navegando en la estela
mediteránea de la vía de los locos de amor, si que explorará esa sexualidad
sagrada e iluminada.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Finalmente. No creo que sea casual la alusión
que hace el Fedro a Safo, gran maestra de poetas y de amantes, considerando que
esta alusión queda referida a su condición de sabia en las cuestiones del Amor<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Atendamos a la poesía de Safo y a su canto de la belleza natural, a su canto del
alma turbada por la presencia de la amante y su corporalidad… Su poética
atenderá, del mismo modo que lo expuesto en el Fedro, a esa afección amorosa
que, en el caso de Safo queda dirigida a la amada que turba, eleva y conmueve. Safo
y Platón apelan a la <i>mania </i>para amparar la locura de amor de los amantes
como algo que excede y supera toda sensatez y toda convención social. Para
ambos la presencia y la memoria del amado será decisiva… En Safo se aúnan la <i>mania</i>
poética y la <i>mania</i> amorosa... Platón da por sentado su autoridad
espiritual como maestra de amantes. Resulta difícil no intuir en la poética de
Safo un sesgo mistérico e iniciático que acaso, al día de hoy y por los pocos
fragmentos conservados, no se nos haga evidente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La apelación platónica a Safo,
necesariamente, encontrará su medida en el valor de la <i>mania</i> de los
poetas si esta queda bendecida por la inspiración divina. Podríamos incluso decir
que el ateniense, en el Fedro, se concilia con lo mejor de la poética y con el <i>mythos</i>
que se acoge a esa <i>mania </i>poética bendecida por los dioses. Recordemos
que Platón criticaba a los poetas por detenerse en las pasiones y <i>pathematas</i>
del alma, ahora bien, esta pasión, la del <i>eros</i> y la suscitada por la
belleza, justificaría la poética. No debe sorprendernos pues que Platón, en varias
partes de su obra, apele al <i>mythos </i>propio de los poetas y a su capacidad
evocadora; en el caso del Fedro al narrar el importante mito del cortejo celeste
de los dioses mostrando el retorno del alma a lo divino. La cercanía de Platón
con lo mejor de la tradición poética es mayor de lo que ciertas exégesis han
querido ver.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">La influencia de la doctrina amorosa del
Fedro, como sabiduría mediterránea, ha tenido una extensa influencia y está a
la base<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="color: black; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
de la síntesis entre lo puramente intelectual y lo devocional o amoroso que
caracteriza las sabidurías espirituales tanto cristianas como sufíes. Y así
será más allá de que lo devocional se focalice en Cristo, del mismo modo que el
verdaderamente amado en el Fedro era el dios o la diosa que vinculaba a los
amantes; o de que se focalice en Allah como nombre de lo Uno. En este sentido
conviene recordar como en la época de esplendor del sufismo había sufíes,
pienso en Ibn Al Farid, que se dirigían a Allah en femenino para dinamizar el <i>pathos</i>
de amor incondicional por la Unidad y por todo lo que ésta enviaba. Inspirar el
alma en el amor para que el amor se desate y se aquilate en el amor divino. El
arte platónico y mistérico de los amantes enamorados de la belleza.<o:p></o:p></span></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%;">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Esta era una expresión usual en el siglo IV a d JC en Grecia. Cfr nota 3.
Fedro. Gredos, pg 32; traducción y notas Emilio Lledó Iñigo. <o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%;">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Platón Fedro. 245c<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cfr.
Mito de la caverna. Platón. La República. El conocer precario en el interior de
la caverna queda a medio camino de la<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>ignorancia y el conocimiento verdadero y acontece a partir de la <i>eikasia
</i>(conjetura analogía), de la <i>pistis (fe, creencia) </i>y desde el vínculo
<i>phantastiko</i> con determinadas imágenes.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Así lo
entendió el neoplatonismo cuyas lecturas de Platón están a la base de buena
parte de la reflexión metafísica ulterior, y así será durante buena parte de la
Edad Media.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Pierre
Aubanque. ¿Hay que deconstruir la metafísica?. Ed. Recomiendo con especial
énfasis este texto con el fin de ubicarse en las cuestiones que desliza la
crisis de la metafísica en tanto tradición sapiencial de Occidente.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Platón.
Fedro 249d<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> El
traductor del Fedro, Emilio Lledo, le adjudica una origen pitagórico a este
mito<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Algo
similar sucedía en los rituales dionisiacos como pone de manifiesto Karkl
Kerenyi en su estudio sobre Dionisos al indicar como las fuentes nos hablan de
rituales de sexualidad sagrada entre las altas sacerdotisas y algún joven
vinculado con el culto al que se identificaba con Dionisos. Karl Kerenyi.
Dionisos. Ed Herder. Los rituales dionisiacos aunaban desde una perspectiva
secreta e intensamente iniciática o mistérica con otra de festividad popular
análoga a las de las romerías populares que hoy en día se consagran a la virgen
o a algún santo local.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cfr.
Julios Evola. El yoga tántrico.<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Platón.
Fedro 235c<o:p></o:p></div>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText">
<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro.docx#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> No digo
que encuentren su origen en el Fedro o en una perspectiva platonizante ya que
la propia coherencia de vías espirituales como el sufismo o la cristiana deben
remitirse a esas tradiciones. Me limito a apuntar al gran caudal de inspiración
compartida que enhebra las diversas tradiciones mediterráneas.<o:p></o:p></div>
</div>
</div>
<br />jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-25972483548211672972019-11-10T08:57:00.001-08:002019-11-10T16:27:43.334-08:00Filosofía y tradición mistérica: El Fedro y la maniké mistérica (I)<br />
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-top: 12.0pt; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-T5yJEsIvJfM/Xcg9sU8kCwI/AAAAAAAABk0/6VOV4yAHqlod9I4IKMbR7UiWMH7s6BMcACLcBGAsYHQ/s1600/misterios%2Beleusis.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="636" data-original-width="433" height="320" src="https://1.bp.blogspot.com/-T5yJEsIvJfM/Xcg9sU8kCwI/AAAAAAAABk0/6VOV4yAHqlod9I4IKMbR7UiWMH7s6BMcACLcBGAsYHQ/s320/misterios%2Beleusis.jpg" width="217" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><i>Parte de los apuntes que fui tomando para la charla que di en Arenas de San pedro en el el encuentro del CEEC -Círculo Estudios Espirituales Comparados- de comienzos de este Noviembre sobre filosofía y misterios. Ahí va la primera parte de la entrega.</i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<div style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">(1)</span></div>
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">El vínculo entre filosofía y tradición
mistérica se hará especialmente evidente en el Fedro, uno de los diálogos
platónicos más importantes por arraigar el despertar intelectivo del alma en la
</span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">manía</i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;"> amorosa amparada por los dioses; </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">coincidentia opositorum </i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">podríamos
decir. Lo dicho aunará el supuesto intelectualismo platónico y el </span><i style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 12pt;">pathos </i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">más
encendido en una esfera iniciática que llevará al hombre a transcender el
estado corriente de su alma; lo que consumaría, más allá de sí, la capacidad de
conocer. Las vecindades entre filosofía y tradición mistérica
encontraran así en la inspiración divina y su arrebato la trama que comparten.
En esta trama compartida radicará la dimensión iniciática de la filosofía
primera y el acontecer inagural de la filosofía misma.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-layout-grid-align: none; text-align: justify; text-autospace: none;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Sobre la dimensión iniciática de la filosofía
entre los antiguos griegos creo conveniente recordar lo afirmado por el
académico francés <b>Luc Brisson</b>: “El término ciencia -<i>episteme</i>- debe ser
reservado en Platón al conocimiento de la realidad verdadera, a la cual sólo el
filósofo puede arribar vía la intuición, la cual tiene un carácter divino. El
hecho que este tipo de conocimiento haga intervenir a la intuición, hace
imposible una comunicación de tipo proposicional”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Brisson
nos ubica perfectamente en la cuestión a tratar al hacer depender la intuición
de la verdad de la inspiración divina. Esta abriría a un Misterio cuyo
brindarse rebasa lo meramente predicativo -lo proposicional- en la vida desatada
por tal inspiración. De ahí que no sea casual que Platón se decante, no pocas
veces, por el <i>mythos</i>, es decir, por lo narrativo y su potencia de
sentido; en el caso del Fedro glosando el ascenso del alma hacia lo divino. En relación
a como transciende lo divino a la palabra que lo apunta nos dirá el propio Platón:
“nos figuramos a la divinidad como un viviente inmortal pero, en fin, que sea
como plazca a la divinidad y que sean estas nuestras palabras”<span class="MsoFootnoteReference"> <a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></a></span>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Basta atender a lo dicho para entender por
qué se considera el Fedro uno de los diálogos más importantes del <i>corpus</i>
platónico. La crítica lo considera un diálogo de madurez escrito poco después
de La República. En relación a su encaje con el resto de la obra platónica no
olvidemos que el ateniense filosofa a través de diálogos por lo que no se
plantea la elaboración de sistema alguno, lo que no quiere decir que su obra no
tenga una cierta sistematicidad y un horizonte de sentido convergente. Lo
dialogal, en su ductilidad, encuentra su contexto en el espacio en el que cada
diálogo queda abierto, con unos hablantes y unas circunstancias específicas. El
contexto del Fedro será, por un lado, el propio Fedro y la gracilidad de
espíritu que le reconoce Sócrates y, por otro, el marco de belleza natural -<i>el
locus amoenus<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[3]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>-
en el que se desarrolla el diálogo; un marco dadivoso que inflamará y arrebatará
el alma de Sócrates. La del <i>locus amoenus </i>y su capacidad para inspirar
no es una cuestión menor ya que Sócrates atribuye a la dadivosidad del lugar y
a su belleza una potencia rememorante de lo divino. Y esta memoria de lo divino
que se brinda estaría a la base del discurso de Sócrates sobre la <i>mania</i>.
En sus propias palabras “Parece divino este lugar, de modo que si en el curso de
mi exposición voy siendo arrebatado por las musas no te maravilles. Pues ahora
mismo ya empieza a sonarme todo como un ditirambo”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">En cuanto al haz de sentido que acoge la
diversidad de la obra platónica habrá que buscarlo en el mutuo enriquecimiento
que hallamos entre los diversos diálogos y en la hermenéutica capaz de
ofrecernos una perspectiva integrada de los mismos coherente en sí misma, y
esta no será otra que la manifestada por Luc Brisson; lo que no obvia
que podamos advertir en el <i>corpus</i> sus propios ritmos y la evolución del
pensamiento de Platón. Algo similar podría decirse del pensamiento de raigambre
platónica. Atender a los diversos platonismos desde la <i>manía</i> que
arrebata y, en general, desde la memoria de lo divino quizá sea el mejor modo
de atender a la coherencia más íntima del legado platónico. No olvidemos que
todo el legado socrático tiene, a su base, los trances extáticos de Sócrates y
los encuentros con su <i>daymon</i>.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-top: 12.0pt; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Desde esta apertura al Misterio se entiende
la extensa influencia de los referentes platónicos en lo que sería la mística
especulativa medieval en todo el mediterráneo, la consideración de la
metafísica, al menos hasta cierto momento, como una saber que culminaría en una
esfera de realización espiritual y de transformación del alma o, también, el
acentuado giro mistérico del ultimo neoplatonismo y de autores como Jámblico y
Proclo. En esa época de lo que se trataba era de responder desde la filosofía a
la ofensiva cristiana y a la crisis del helenismo dando cuenta de sus
tradiciones iniciáticas y rituales. Los últimos neoplatónicos no se entregan a
la irracionalidad como destaca <b>Dodds</b><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
Lejos de eso lo que intentan es proteger y amparar la tradición mistérica desde
la razón filosófica a partir del carácter iniciático que acoge a ambas. Estos
últimos neoplatónicos son la perfecta muestra del enlace existente entre
filosofía y misterios, y del sinsentido de pretender entender lo mistérico
desde lo irracional. Hasta el punto que el debate sobre la racionalidad
filosófica de Jámblico o Proclo sea el debate mismo que decide sobre el enlace
entre filosofía y misterios y sobre la propia memoria de la filosofía. Al hilo
de lo dicho no deja de ser significativo que <b>Pierre Aubanque</b> en su importante
obra “¿Hay que deconstruir la metafísica?” entienda que en el neoplatonismo no
se da el olvido del ser en el que naufraga la tradición metafísica precisamente
porque se atiende a esa memoria de lo apofático y del Misterio. Por lo demás no
deja de ser revelador que fueran los filósofos de la escuela de Atenas los
últimos en saltar del barco del helenismo y de la tradición mistérica.<o:p></o:p></span></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">(2)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;"><br /></span>
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Arrebato<i>,</i> vida desatada y encendida,<i>
mania<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[6]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a> </i>bendecida
por los dioses, la conciencia sacudida y el alma conmovida, el estado ordinario
de lo humano volteado, el <i>dasein </i>del hombre hallando un horizonte más
allá de sí; <i>enthusiasmos</i>, el alma radicada en lo divino y desbordada de
vida plena y furores olímpicos, alboroto mistérico, alboroto místico, alboroto.
Reconociendo la <i>mania</i> la filosofía se arrima al cortejo dionisiaco de
las ménades para reconocer lo que podría ser la <i>sobria ebrietas </i>del
filósofo<i>. </i>El propio Platón ya indicó en el Fedón la afinidad entre
bacantes y filósofos<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> a
partir de la operativa iniciática de la tradición mistérica y de su semejanza
con el filosofar. En otras partes de su obra, sin embargo, crítica a los que
pretenden purificaciones por carecer del saber suficiente<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En el Fedro<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn9" name="_ftnref9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> validará
lo mistérico y los diversos tipos de <i>mania </i>o locura divina.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Es de
sobre conocido que en la tradición socrática determinadas afecciones del alma,
como la admiración, encuentran acogida en el proceso cognoscitivo en tanto
fuerzas motivacionales que animan a la intelección. Pero hay algo más. Ciertas
afecciones intensas del alma serán entendidas por Platón como un cambio
cualitativo en virtud del cual quedará servida una suerte de iniciación. El
alma se sentiría elevada y arrebatada por <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mandato e inspiración divina atravesando un
pasaje de catarsis que transfigura, purifica<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn10" name="_ftnref10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
reordena completamente la vida anímica y el modo en el que quedamos instalados
en el mundo; lo que, por cierto, no deja desvelar una sincronía significativa con
la perspectiva catártica desde la que Aristóteles entiende el teatro y la
tragedia griega. Recordemos que los antiguos helenos consideraban las grandes
tragedias como un teatro al que se daba un intenso valor religioso y ritual; de
ahí que bien quepa significarlo como un teatro mistérico que se integraba en la
<i>paideia </i>griega. Efectivamente, lo mistérico es lo que se abre paso tanto
en la tragedia griega como en esa <i>manía</i> bendecida por los dioses de la
que se nos habla en el Fedro. Lo mistérico como esfera de iniciación y de
apertura al Misterio, como desvelamiento de lo que queda generalmente oculto al
común de las gentes. <i>Aletheia, </i>la verdad como desvelamiento y desocultamiento
de un Misterio que se brinda inflamando y encendiendo el alma, suscitando esa <i>mania</i>
y ese <i>enthusiamos.<o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">La <i>aletheia</i>
como idea helena de verdad revela la dimensión iniciática y mistérica de la
filosofía dándonos medida de la <i>mania </i>bendecida por los dioses. Es más,
podríamos decir que instaura un modo de entender la verdad propiamente
mistérico que, en principio, se encuentra velado al común de las gentes. La
preposición <i>a</i><span style="background: white;"> significa, sin, <i>lethe</i>
alude a ocultar, velar, olvidar; lo que nos introduce a la ignorancia como un
olvido y a la verdad como al desvelamiento de lo que era un misterio oculto que
así se hace presente; tal será la <i>aletheia </i>entendida como
desocultamiento o desvelamiento, correr el velo para que aparezca lo oculto,
iluminar el sentido de lo velado, desvelar, también rememorar y recordar lo
olvidado. En la verdad como <i>alethia</i></span><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn11" name="_ftnref11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span style="background: white;"> la dimensión de lo oculto será decisiva ya que lo que
se desvela, como tal, es un misterio y lo propio del misterio es un brindarse
y, al tiempo, un retraerse para nunca perder tal condición; lo que nos instala
en un umbral de insondabilidad y transcendencia. Entender la verdad como
desocultamiento parece exigir que lo oculto sea alcanzado. En realidad,
nosotros creemos alcanzarlo pero es ello mismo lo que se nos brinda para, al
tiempo, retraerse. En la praxis este desvelamiento presupone para el hombre una
tarea, un movimiento y una alquimia del alma capaz de rememorar algo que ya
sabemos y que, en tal medida, nos interpela, un llegar a ser, un vía recorrida,
una iniciación que transforma, una <i>metanoia<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn12" name="_ftnref12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="background: white; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[12]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a>
</i>y un transcender el umbral de la propia conciencia.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; text-align: justify;">
<span style="background: white; font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">S</span><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">ucede algo
muy diferente con la idea de verdad que manejamos hoy en día en tanto la hilazón
lógica de proposiciones y representaciones conceptuales dando por sentado el
isomorfismo realidad-lenguaje. Poco o nada nos ayuda esta idea de verdad para
entender la <i>aletheia. </i><b>Michel Foucault</b> sobre la idea moderna de verdad
nos dirá con acierto: “Creo que en la era moderna la historia de la verdad
comienza a partir del momento en que aquello que permite acceder a la verdad es
el conocimiento mismo por sí sólo. Es decir, en el momento en que sin
demandarle nada, sin que el ser del sujeto tenga que ser modificado o alterado,
el filósofo (o el científico o simplemente aquel que busca la verdad) es capaz
de reconocer en sí mismo y por sus solos actos de conocimiento, la verdad y puede
tener acceso a ella”<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftn13" name="_ftnref13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 107%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En la Grecia antigua nos movemos en otro horizonte de sentido completamente
diferente. En el mismo la afectación y la transformación por la verdad de quien
conoce será lo decisivo.<i><o:p></o:p></i></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: justify;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Mania</span></i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">, locura divina, la locura que viene de los dioses, que no destruye ni
desestructura como otras locuras sino que eleva el alma hacia la verdad
abriendo al Misterio. Tengamos claro que hablamos de afecciones del alma,
sobrecogimientos, alborotos, conmociones del estado convencional del alma,
transformaciones cualitativas de la conciencia que van de la mano de un brindarse
del misterio. <i>Aletheia</i>. Platón vinculará en esta inspiración divina lo
mántico, la poética inspirada, lo mistérico, la locura amorosa de los amantes y
la propia filosofía.<o:p></o:p></span></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[if !supportFootnotes]--><br clear="all" />
<hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">
Brisson, L. (2006). Lire Platon<i>. </i>En L. Brisson & F. Fronterotta
(Eds.), <i>La<o:p></o:p></i></span></span></div>
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><i><span style="font-family: "times new roman" , serif;">science et les savoirs </span></i><span style="font-family: "times new roman" , serif;">(pp. 83-98). Paris: Puf.<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón Fedro 246c<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> La tradición del <i>locus amoenus</i>
encontrará su gran referente en el Fedro y tendrá gran resonancia en el
Renacimiento -y no solo- como marco privilegiado de inspiración poética,
artística y espiritual.<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón. Fedro 238c<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Cfr Maria Jesus Hermoso Félix. El símbolo
en el De Misteriis de Jámblico. <a href="https://eprints.ucm.es/14087/1/T33394.pdf">https://eprints.ucm.es/14087/1/T33394.pdf</a><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> <i>Mania</i> es el término griego
para indicar el furor o la locura que trastoca y modifica el alma, lo que puede
tanto tener origen divino como carecer del mismo. En este último caso la <i>mania</i>
será básicamente desestructurante. La <i>mania</i> bendecida por los dioses
será de la que trate Platón en el Fedro. Por carecer de una palabra alternativa
a <i>mania</i> apelaré en su uso a su sentido griego y no al castellano.
Descarto usar términos como modificación o alteración de conciencia al
considerarlos términos muy ligados al neoespiritualismo y la <i>new age.</i><o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón. Fedon 69d<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón. República. II, 364 y ss.<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn9" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref9" name="_ftn9" style="mso-footnote-id: ftn9;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[9]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón. Fedro 245a<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn10" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="line-height: 115%; text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref10" name="_ftn10" style="mso-footnote-id: ftn10;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[10]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Platón. Fedro 244c<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn11" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoNormal" style="line-height: 115%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref11" name="_ftn11" style="mso-footnote-id: ftn11;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[11]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif; line-height: 115%;"> <i><span style="background: white;">Lethe</span></i><span style="background: white;"> es olvido y el rio <i>Letheo</i> es el caudal de agua en el
que las almas olvidan sus vidas bajando al Hades mientras son conducidos por el
barquero Caronte. Para los griegos la única manera que hay de descender al
Hades sin perder la memoria es beber previamente en la fuente de Mnemosyne,
diosa de la Memoria y esposa de Zeus. Consideremos que, si la ignorancia es el
olvido, en concreto el olvido del alma, necesariamente la verdad será recordar,
un ejercicio de memoria, una <i>anamnesis</i> tal y como nos dice Platón. El
ateniense s</span>e referirá a tal acaecer como a una liberación o <i>lisis</i>;
en realidad el despertar del que sale de la caverna accediendo a la
contemplación de lo real. L<span style="background: white;">a toma de
conciencia de estar en una caverna, una caverna a todas luces infernal y
dolorosa, no será muy diferente a ese descenso consciente a los infiernos de
tantas tradiciones. Tanto para Platón como para el mito esto exigirá el amparo
de la memoria. Como vemos Platón no se distancia ni un milímetro de la
sabiduría tradicional indicada en la riqueza de la propia lengua y en la
sabiduría narrativa del <i>mythos</i>. Su palabra se ciñe a la más estricta
sabiduría mistérica sobre el más allá.</span><span style="background: white; font-size: 10pt;"><o:p></o:p></span></span></span></div>
</div>
<div id="ftn12" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref12" name="_ftn12" style="mso-footnote-id: ftn12;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[12]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> <i>Metanoia, </i>un cambio
cualitativo en la capacidad de conocer y la conciencia que la reconfigura<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
<div id="ftn13" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: left;">
<span style="color: #666666;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/mania%20Fedro%20(Recuperado%20autom%C3%A1ticamente).docx#_ftnref13" name="_ftn13" style="mso-footnote-id: ftn13;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif;"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[13]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="font-family: "times new roman" , serif;"> Foucault, M. (2001). L’herméneutique
du sujet. Paris: Seuil-Gallimard, pg 19<o:p></o:p></span></span></div>
</div>
</div>
<div style="text-align: left;">
<br /></div>
<br />jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-52561465570784389592019-09-12T06:25:00.000-07:002024-01-24T14:48:48.231-08:00Sin perdon, Clint Eastwood: el canto luminoso de los crepuscular<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-8X6AGujKIXE/XXpFugIKRgI/AAAAAAAABkI/6tfGtifEUg87_pyn9GHhPCUhpoyFdKsXACLcBGAsYHQ/s1600/Apertura-Sin-Perd%25C3%25B3n.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="200" data-original-width="490" height="162" src="https://1.bp.blogspot.com/-8X6AGujKIXE/XXpFugIKRgI/AAAAAAAABkI/6tfGtifEUg87_pyn9GHhPCUhpoyFdKsXACLcBGAsYHQ/s400/Apertura-Sin-Perd%25C3%25B3n.png" width="400" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<i><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ahí
va la reseña de la película “Sin perdón” dirigida por Clint Eastwood. Advierto
que desvela buena parte de la trama. Me lo permito considerando que es una
película muy vista y que estamos ante un clásico realizado hace ya bastantes
años. Entiendo que la mayoría de los lectores conocerán y habrán visto ya “Sin
perdón”. Al lector que no la haya visto le recomiendo acceder a la película sin
mediación ni condicionante alguno y dejar para después la reseña.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Lo propio de las obras maestras, y este es el
caso, es la diversidad de hermenéuticas y de miradas que amparan.<o:p></o:p></span></i></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12pt;">(1)</span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Sin perdón”, como todo el cine dirigido por Eastwood,
es una reflexión de calado sobre la figura del héroe. Sin aspavientos, sin idealizaciones
hueras, a veces con humor y dulzura, siempre con una mirada trágica, imaginando
la figura del héroe desde todos los ángulos imaginables… Desengáñese el lector;
el veteado contraheroico de cierta cultura de masas, con todo su imaginario de
corrección política, solo colabora a la programática sistémica de administración
de la vida y a esa gran granja global que, básicamente, nos asigna rendimientos.
Da igual que luzca bien en ciertos salones y ampare cierta aceptación social.
La demonización e inhibición de toda pasión violenta en el hombre, como bien
supo mostrarnos Kubrick en “La naranja mecánica”, exige un régimen de control y
de intervención sobre la vida que, en su violencia sistémica, hace palidecer
cualquier expresión violentamente humana. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">“Sin perdón”. Para muchos una de sus obras maestras.
Varias de sus películas merecen ese rango. “Mystic river” es una de ellas. Como
decía, Eastwood, en sus películas, indaga en la figura del héroe. En “Sin
perdón” nos encontramos con un antihéroe en estado puro. William Munny, un
renegado de su propia condición; alguien que se sabe elemental y endurecido, alguien
que es consciente de la gran mentira que está detrás de la admirada figura del
pistolero de leyenda que se ha abierto paso en una sociedad sin vigencia alguna
de la ley. Sabe que un pistolero no es ningún héroe. Es solo alguien con suerte
en los lances y alguien feroz al que le da igual matar de cualquier modo y sin
pestañear aprovechando o promoviendo una situación de ventaja. En “Sin perdón”
desfilarán varios pistoleros de leyenda y todos serán deconstruidos y desguazados
sin piedad, incluido el propio Munny. El primero de ellos el Duque, un <i>gentleman</i>
ingles que aparenta ser un pistolero de antaño entre lo <i>dandy</i>, lo feroz
y lo justiciero. En el Duque, un diseño de consumo ofrecido como icono a los lectores
de novelas del <i>far west</i>, todo será una farsa.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El segundo Little Billy. En él nada será farsa y todo
será como parece. Un antiguo pistolero metido a sheriff que aprovecha el cargo
para aterrorizar a todo el que se acerque al pueblo y se cruce en su camino. La
plebe, esa masa anónima que aplaude y hace de coro, dice admirar al hombre
feroz pero solo lo teme. Little Billy suscita un miedo raíz. Es el que se
atreve a matar y a dañar, el que no duda, el que está frío en un tiroteo y sabe
a quien disparar, el que es capaz de matar de una paliza a cualquiera, el que
se aprovecha de cualquier situación para matar, el que para seguir matando sabe
ponerse del lado de la ley precaria que ya asoma. Es un pistolero de leyenda,
de esos de los que la gente habla y dice admirar. Al contar sus fechorías y
hazañas no miente o falsea como hace el Duque. Little Billy se cree hasta los
tuétanos su propio personaje. El es la sombra y la noche, el gran matador de
mirada torva al que todos temen. Su nombre es muerte.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Junto a los pistoleros está el coro anónimo. El pueblo
que dice admirar a estos pistoleros de leyenda, a los más duros de entre los
más duros, a los más hombres de entre los más hombres. En las tragedias griegas
el coro representa al pueblo como protagonista colectivo y en “Sin perdón” el
pueblo arde en deseos de ser como los pistoleros pero le tiemblan las piernas. Por
eso dice admirarlos y les festeja en relatos y novelas por fascículos; festeja
sus muertes, como ese público que asistía por placer a las ejecuciones públicas
y que hoy en día, sencillamente, enciende el televisor. De entre el pueblo
anónimo Eastwood elige a uno de sus miembros para que de forma a sus deseos de
parecer un pistolero de leyenda. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Schofield
Kid, de la mano de Munny, alcanzará el rango de matador y sabrá lo que supone
matar a un hombre. Sabrá que la gran mayoría de esas muertes, lejos de todo
duelo legendario, no son más que acciones mezquinas -y hasta groseras- que
aprovechan una posición de ventaja las más de las veces buscada con algún tipo
de ardid o engaño. Volveremos más adelante sobre este personaje.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por encima de todos ellos estará William Munny, y
junto a él su amigo Ned Logan. Munny es como Little Billy, otro hombre feroz, gran
matador y asesino, un pistolero de leyenda de negro pasado. Con todo, el
personaje no ha devorado al alma que lo acoge. En Will Munny siempre hubo algo
vivo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Esa vida la encontró en la
relación con su amigo y compañero de fatigas; una relación de fidelidad mutua y
de buena amistad entre ambos. Ned es el camarada, el colega, el socio, el que
le salvó la vida varias veces, a quien salvó la vida varias veces, el que
siempre respetó su parte del botín, a quien siempre le respetó su parte del
botín, el afín que siempre estuvo ahí... Entre ambos la ferocidad encuentra
límites y esos límites amparan que vea la luz la <i>arete</i> y lo valioso, lo
valioso absoluto en el sentido que decía Wittgenstein en su conferencia sobre
ética. En la amistad entre ambos emerge pues uno de los hitos de la película y,
también, un modo de redención para lo humano enajenado que se resiste a
naufragar en la más absoluta degradación. La amistad sincera, una variedad de
amor, le ha permitido a Munny sobrevivir internamente y, también, le permitirá
reconocer su gran redención cuando ésta se presente. Esta también vendrá de la
mano de <i>eros.</i><o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">(2)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Hasta ahora, mayormente, nos hemos referido a hombres
cobardes, a hombres que matan hombres, a hombres que se prestan a ser
espectáculo para otros hombres, a hombres feroces… En “Sin perdón” la mujer
será el contraespejo capaz de provocar que el escenario se mueva y de conciliar
al hombre con la tierra y con la vida misma haciéndola fructificar. Munny, de
un modo muy explícito y sin cortapisa alguna, presentará a su mujer como su
redentora. Según el mismo, desde su intimidad compartida, su mujer le mostró la
miseria en la que vivía y cómo salir de ella; tal cual. Para Munny su mujer, a
partir de la complicidad física y existencial que compartieron, le inicio a la
vida, a la vida de valor, a la vida que manifiesta su propia forma plena y
feliz. De su mano divisó la debilidad interna del pistolero y accedió a los
quilates de una madurez que hasta entonces desconocía. El pistolero de leyenda
reconocerá sin complejo alguno este primado. Reconoce haber sido un asesino y
reconoce que el amor le indicó una vía de salida de su malaventura, elevándolo
sobre sí y descubriéndole un horizonte de vida discreto pero en un umbral
intenso de ser. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Su mujer no aparece en toda la película a pesar de la
intensidad de su presencia y de ser su gran <i>alter ego </i>espiritual<i>,</i>
carne de su carne y alma de su alma. De ella solo sabemos el texto con el que
arranca la película mientras Munny cava su tumba bajo un cielo rojizo y
crepuscular<i>.“</i><em><span style="background: white; font-style: normal;">Ella era una muchacha guapa, no sin ofertas
de matrimonio. Así que a su madre se le rompió el corazón cuando decidió
contraer matrimonio con William Munny, un ladrón y asesino conocido, un hombre
notorio por su carácter vicioso e inmoderado. Cuando ella murió, no fue por él,
como esperaba su madre, sino de viruela. Fue el año 1878</span></em><i><span style="background: white;">”</span></i><span style="background: white;">. </span>No aparecer,
cualificándolo todo, dará a la mujer una relevancia ubicua y decisiva a pesar
de su muerte. Su ausencia enhebra y compendia toda la escena dramática.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">El relato comienza en un momento crepuscular con la
vida de los protagonistas ya avanzada. Munny ha enviudado y sus grandes momentos
parecen haber pasado. No lejos de la ancianidad pareciera que solo le queda
observar siendo cada vez menos visto y asegurar su solaz. Con todo, los problemas
económicos le acucian. Necesita asegurar la viabilidad de su pequeño rancho y
la vida de sus hijos. Su situación es extrema. Mas allá de sus problemas por
nada del mundo Munny volvería a la vida de pistolero por su propia iniciativa
pero el destino le saldrá al paso. Ya he indicado que en “Sin perdón” son las
referencias femeninas las que promueven los cambios de escenario. Will Munny sabe
que en un mundo sin ley, el <i>far west</i>, cabe la posibilidad ideal de apelar
a las pistolas y cercenar los excesos de la ferocidad. Será otra presencia
femenina la que ampare que Munny vuelva a ser pistolero aunque esta vez por una
causa justa. Un grupo de mujeres ofrece una cantidad importante de dinero a
quien vengue a una de ellas violada y desfigurada en el rostro. Un dato
importante; el acto criminal se ha producido en la jurisdicción en la que
Little Billy ejerce de sheriff sin que éste se haya interesado excesivamente por
el suceso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">La zafiedad y
malignidad de la acción y esa urgencia económica que compromete a sus hijos
justifica que Munny vuelva a coger las armas y solicite la ayuda de su antiguo
compañero de fatigas. Ned vive con su mujer india que le ama y a la que ama. Su
viático interior es muy similar al de Munny. Ned y Willl saldrán de nuevo con
sus caballos y sus armas, pero ni uno ni otro serán ya los mismos. Son otros
hombres muy diferentes a los que fueron. Ambos han experimentado un cambio profundo
en su alma y saben que matar otro hombres es sucio y que, casi siempre, son los
canallas quienes matan. Ambos saben que pretender hacer justicia en un mundo
sin ley no es posible sin quedar manchado. Ni uno ni otro se terminan de creer
su personaje de justiciero pero, al tiempo, la necesidad de justicia es intensa.
Por lo demás las necesidades acucian y la empatía por las mujeres violentadas,
en un mundo sin ley, aquilatará su decisión. Eastwood sabrá mostrar con
delicadeza esta empatía y dejarla bien manifiesta en el relato.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Como ya indiqué en su periplo los acompañara Schofield
Kid. Ese joven que sueña con ser matador se inventará un pasado de hombre con
agallas para estar a su altura y ser considerado. Ellos le mirarán con
escepticismo y le transmitirán distantemente que matar no es ni fácil ni
admirable. Ni siquiera matar a un canalla es admirable. Ni siquiera matar a un
violador lo es por mucho que su acción exija una respuesta. En los
acontecimientos que se narran Munny y su amigo quedaran de nuevo confrontados
con la muerte. Matar no será digerible para Ned por lo que terminará renunciando
a participar en la expedición. A Ned le espera su mujer india. Su presencia, su
reclamo y su referencia ética y espiritual serán demasiado poderosas como para
volver a las andadas. Sabe que matar y sobrevivir, en buena medida, vincula con
la mezquindad. Ned decidirá no volver a ser un matador aunque vaya a matar
canallas. Munny sigue adelante. Ned se retira y vuelve a su casa. En la vuelta Ned
Logan será capturado y torturado por Little Billy conocedor de la alianza de Ned
y Munny con las mujeres violentadas y ofendidas. Tras matarlo su cadáver será vejado
en plena calle por un coro devenido plebe.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">(3)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tras estos hechos el también dubitativo Munny estalla
y el gran matador, transmutado en otra figura, irrumpe; vuelve como quien
volviera de un más allá remoto. Eastwood atenderá al Misterio que se desata, al
régimen de copertenencia y coimplicación existente entre la vida del alma y el
mundo que habitamos y, sobre todo, al poder de un hombre fuera de sí que se ve
sostenido por una determinación sobrehumana. Su estar en el mundo, su ser ahí,
su <i>dasein</i> cambia, se eleva, y ese cambio encuentra respuesta en lo real
que le circunda que pasa a favorecer su fortuna. Si la mirada de Eastwood nos ofreciera
un desenlace meramente sentimental en el que el bueno vence al malo para que todos
volvamos felices a nuestras casas “Sin perdón” sería una película estúpida. No
es el caso. Munny no es el bueno ni así se le presenta. Vuelve para hacer
justicia asumiendo un enfrentamiento desigual en el que su victoria es una
quimera; vuelve desde ese más allá<a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/sin%20perdon.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>, discreto pero potente,
que vislumbró junto a su mujer. Vuelve para matar con causa y sin mezquindad, aceptando
un enfrentamiento en una gran inferioridad de condiciones y, por tanto,
asumiendo <i>ab initio</i> su propia muerte; sin promover una situación de
conveniencia, cara a cara, dando por bueno lo que hay y las cosas tal cual se le
presenten. Vuelve unificado y limpio en la ebriedad y la certeza brindada por la
<i>dyke</i> -diosa de la justicia- y de la mano de un dios salvaje. De ahí la
estética luminosa del Munny crepuscular, fuera de sí y tomado por un poder que
le transciende.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Tomado por ese dios salvaje y amparado por un estado
interior que le transfigura acontecerán las escenas cumbre de la película; sin
perdón se hace justicia, sin perdón porque no cabe el perdón humano ante una
historia como la sucedida; sin perdón por que la vida se envenena con ciertos
personajes, sin perdón por que quien profana y chapotea en lo sagrado -en este
caso en la amistad y en la vida- merece la muerte, sin perdón porque alguien que
queda investido como justiciero no puede ofrecer un perdón de conveniencia; un
justiciero que retorna del más allá para tomar las armas en una sociedad sin
ley. Munny acabará con Little Billy y su simple presencia sembrará el terror
entre esa plebe que parecía admirar a su sheriff. Todo eso acontecerá en el
retorno desde ese más allá en el que Munny ya se había transcendido a sí mismo.
Por eso no puede permitirse picaresca ni mezquindad alguna a la hora de matar.
Su propia presencia excedida asegura que lo real se ubique a su favor. La rabia
le eleva, los dioses le elevan, la audacia le eleva, querer hacer justicia le
eleva, su propia coherencia le eleva, su certidumbre interior le eleva… Munny queda
ubicado en otro estado del ser que ya no corresponde con lo humano demasiado
humano, queda del otro lado y todo vendrá a ordenarse según su fortuna. Little Billy
se va a enfrentar con alguien transfigurado por la <i>Dyke</i>; una diosa luminosa
le ha tomado y aceptado en su cortejo. La psicología homérica, que tan
brillantemente muestra Dodds en “Los griegos y lo irracional”, da perfecta
cuenta de un justiciero tomado por una capacidad que lo sobrepasa viéndose elevado
por encima de su condición humana. Munny literalmente ha sido tomado por la
diosa; su umbral de ser y su tensión espiritual rebasa la de todos los demás.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Por eso William Munny sabe que nada depende ni de él
ni de su ferocidad, que su victoria solo será sostenida por lo real brindándole
la buena fortuna. Es un antihéroe que se zambulle en la hiel, sabiendo que se
yergue desde la hiel, para hacer justicia en una sociedad sin ley en la que solo
se imponen los más feroces y los más dañinos. Es alguien crepuscular, alguien
que ya queda del otro lado del tablero; de ahí su transfiguración como pistolero
investido del aliento del que solo puede vencer, suceda lo que suceda, porque
ya ha vencido asumiendo su propia muerte. Efectivamente, lo más decisivo que
hace Will Munny es asumir su muerte aceptando un lance de incierto desenlace en
el que lo previsible es su propia fatalidad. En este sentido la narrativa de
Eastwood en “Sin perdón” es completamente trágica arraigando en la posibilidad
de lo sobrenatural. Munny queda al amparo de un poder superior que fractura el
orden convencional de lo humano y configura el destino a su favor a partir de
su propia <i>arete. </i>Solo de lo humano desbordándose cabe esperar valor, sobresaliendo
de sí, dejándose a sí mismo de lado, entregándose a un destino incierto que se
acepta; valor que deja entrever una textura de ser iluminada más allá del
paisaje humano al uso. Munny entregándose al destino de desafiar a Little Billy
en inferioridad de condiciones rompe el nivel, fractura la norma del mundo,
hace algo que no es ya propio de los pistoleros, pone el destino a su favor, irrumpe
transfigurado desde un umbral de ser ajeno al convencional. Por eso es un
resucitado que retorna. Su nombre es Nadie; no es un pistolero más, no es un
pistolero al uso, no es un pistolero…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Estamos pues ante un héroe trágico, abocado a quedar
confrontado con unas fuerzas que le superan, instalado en esa tensión
constitutiva. William es Ulises en la caverna del cíclope diciendo su célebre
respuesta a Polifemo. “Mi nombre es nadie”, de lo que fui nada queda ni retengo.
Conoce bien su finitud y fragilidad pero su <i>arete </i>arraiga en la estela
de ese dios salvaje que eternamente muere y resucita, su emblema es la apuesta
por la justicia no ser un pistolero. Lo decisivo no será pues el triunfo. En la
<i>fides </i>por el amigo, en la lealtad y el <i>eros </i>por su mujer, en
renegar de ser un sucio pistolero queda abierta la posibilidad de una justicia
más allá de lo humano. Ser capaz de abrir un claro en la maleza y el matorral
espinoso. Por amor.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: center;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">(4)<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Desde luego cabe preguntarse si todo lo afirmado tiene
sentido más allá de la esfera del imaginario, ¿tiene sentido considerar amparado
por un poder superior a alguien que convoca la justicia en un mundo sin ley enfrentándose
a un canalla en inferioridad de condiciones y apelando a un estado singular del
alma?. Acaso estemos ante una elaboración puramente imaginaria... Por otro lado,
también cabe ponderar los puertos y destinos a los que conducen los diversos
relatos posibles que enhebremos a partir de unos sucesos dados y el ser de lo
político que terminan por amparar. La cuestión abierta es qué nombra al hombre
en su excelencia y qué umbral de ser -de ser ahí, de <i>dasein</i>- queda
convocado en cada caso.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Ubicar estas cuestiones en la esfera del imaginario y
en cómo nos relatamos y contamos los asuntos humanos, lejos de venir a
cuestionar lo contado por Eastwood, quizá sea lo adecuado. La imaginación nos
ubica en el mundo, nos instala en una clave de representación del mundo. En esa
clave lo decisivo será que según nos representemos y nos narremos el mundo éste
podrá desvelarnos perfiles y paisajes bien diversos. Lo real así se nos brinda,
atendiendo al estado de la vida del alma; lo que desvela el régimen de copertenencia
y el vínculo profundo entre el alma y la realidad que la circunda.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%;">Los umbrales de realidad a los que el hombre accede encuentran
su primer gran conjuro en el imaginario, en las imágenes de carácter previo que
el alma acoge –“tener una imagen de”- y que prefiguran el mundo que el hombre habita.
Estas imágenes operan como a prioris del conocer enhebrando nuestra capacidad
de vida y relato. Convocando la irrupción de lo sobrenatural en “Sin perdón” apreciamos
un valor absoluto que irrumpe, un valor que violenta el mundo humano pugnando
por darle otra medida. La imaginación creadora como <i>imaginatio vera. </i>La
vida del alma como sello del mundo al que se accede. La palabra como el
misterio que nos dice.<o:p></o:p></span></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<!--[if !supportFootnotes]-->
<br />
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<span style="color: black;"><a href="file:///C:/Users/jcagu/OneDrive/Documentos/sin%20perdon.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , sans-serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Análogamente
al predicador de “El jinete pálido” aunque en “El jinete pálido” lleva hasta el
extremo tal planteamiento. En “Sin perdón” Munny es alguien profundamente transformado
que ha vislumbrado la plenitud de un más allá de lo humano demasiado humano,
discreto pero potente, junto a su mujer. En “El jinete pálido” el predicador es
directamente alguien perteneciente a ese más allá<o:p></o:p></span></div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-5423340327029423624.post-72320536249683940892019-07-31T23:54:00.000-07:002019-11-03T01:11:59.611-07:00Daniel en el pórtico: Los locos borrachos de Diotima<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-fJ4QR3diziU/XUH4uru3AzI/AAAAAAAABjw/giHXs4U1SR8C94GnRZxIz53zWRkvywR_gCLcBGAs/s1600/daniel2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="194" data-original-width="259" height="237" src="https://1.bp.blogspot.com/-fJ4QR3diziU/XUH4uru3AzI/AAAAAAAABjw/giHXs4U1SR8C94GnRZxIz53zWRkvywR_gCLcBGAs/s320/daniel2.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Daniel. Catedral de Santiago. Pórtico. La figura de
Daniel en el pórtico de la gloria acaso sea una de las más enigmáticas y ricas del
arte románico. Su encendida viveza contrasta con el hieratismo al que tiende la
estatuaria románica. Daniel es algo más que un hombre encantado, aunque acaso
solo sea alguien que recuperó su condición natural y su capacidad de mirada. En
la sinfonía celeste del pórtico es la figura más humana, más viva, más en el
mundo, la más mundana y cercana. Su rostro no desconoce la emoción aunque ésta se
decanta hacia el entusiasmo del que encontró lo más sagrado, aquí y ahora,
anticipando el ascenso celeste que tantos anhelan, anticipando algo que, en
principio, dicen, queda del lado del más allá. Por ello Daniel no pierde pie en
la tierra ni queda investido del hieratismo propio de lo celeste<span style="color: #c00000;">;</span> perteneciendo a los cielos queda jovialmente arraigado
a lo terrenal. En Daniel, es certeza de vida iluminada lo que para unos pocos es
<i style="mso-bidi-font-style: normal;">pistis<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[1]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a>
</i>y, para algunos menos, esperanza de lo que se intuye y se olvida. Daniel es
el gozo divino que se abre a la vida de los hombres en su propio cuerpo y
fragilidad. La eternidad dándose en el aquí y en el ahora, entre cuerpos y
pucheros, derrochando salud y plenitud de vida. Un ser puro ajeno a toda
caverna mental dejándose sentir simplemente siendo, escucha simple del
brindarse de la vida. Un alma abierta a un fuego interior que todo lo incendia
y todo lo vence. El hombre más simple de los que han sido festejando el sencillo
brindarse de los seres que son y hallando un paraíso recio. Sabe de la
contracción pero la pesantez no lo alcanza. Sabe de la vejez y de la muerte
pero las contempla acogidas al ir y venir de la vida y su Misterio. En la vida de
Daniel se desborda el ser del hombre en una enigmática jarana que deja tras de
sí los maldecidos asuntos humanos. El copero le ha entregado su cáliz y ha
bebido hasta el fondo. Ningún hombre como él sabe del alcance de la coacción
del tiempo y del dolor operando en el alma. De no saber de tales asuntos no
figuraría en la sinfonía del pantocrator crucificado ofrecido en sacrificio
inagural. A partir de de tales parajes Daniel ha alcanzado el claro en el
bosque, una atalaya olímpica de templanza. De no ser así ni sería celeste ni seguiría siendo hombre. A alguien como él podría dirigirse lo dicho por Platón de que seguiría como a un dios a los capaces de aunar lo Uno y lo múltiple.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">En el pórtico Daniel, como el resto de figuras, queda
instalado en el orden musical y geométrico acogido a la figura del pantocrátor.
Su figura aparece en una de las columnas a partir de las cuales se erige el
orden celeste conectado al terrestre. En el pórtico incluso los infiernos están
presentes sirviendo de basamento a una totalidad perfecta. Una perfecta armonía
matemática que paradójicamente encuentra a su base la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kenosis<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn2" name="_ftnref2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><b style="mso-bidi-font-weight: normal;"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[2]</span></b></span><!--[endif]--></span></span></a></i>
del crucificado. De hecho el pantocrátor nos muestra sus heridas; su expresión,
más allá de toda dualidad y escisión, es de un hieratismo extremo...<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Los lugareños de Compostela, con toda su retranca y
picaresca, señalan como la mirada de Daniel se dirige a una figura femenina que
le queda enfrente. Una figura de mujer, una imagen de belleza que le podría
estar arrebatando el alma… Podría no faltarles razón. La pertenencia de Daniel al
mundo celeste lo ubica en todos los peldaños de la escala de Diotima por
haberla ya transitado en su totalidad. Ama libremente sin mácula alguna en su
amor. Daniel está instalado en la verdad viva que, cuerpo a cuerpo, se brinda
en la tierra; en el ser que gratuitamente se ofrece a los hombres como donación
y ofrenda. Sabe de la belleza de cuerpos, paisajes y criaturas, y su religión
es esa misma belleza derramándose en las discretas veredas que recorren los
ebrios que ven. En su alma el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i>
queda abierto a todos los registros. Conoce el secreto de los secretos que
acaso sea lo más inmediato. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Necesariamente
sabe del gran silencio y del temple que ampara el chapoteo feliz de los
borrachos. Su alma ha encontrado su figura propia en la receptividad y la
templanza para ahí descubrir su forma y su silencio en la atención simple a los
seres que son; se trata de abrir el alma a su presencia, de simplemente contemplar,
de quedar abierto a “lo que es”<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn3" name="_ftnref3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><span class="MsoFootnoteReference"> </span>en la diversidad de formas en que se nos se
brinda; atención pura desasida de todo lastre, atención amorosa<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn4" name="_ftnref4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.<span style="color: #c00000;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Acaso Daniel perciba lo que otros perciban pero su
alma no lo asimila del mismo modo. Unos pocos minutos de su vida serian para
muchos y muchos como ese cuerno de la abundancia que todo lo nutre y todo lo
sana; júbilo, fiesta, jarana, gran abundancia. Ese es su claro en el bosque y
su sagrado. Por celeste también sabe de la tiniebla nocturna que todo lo acoge,
del Misterio que se brinda en el silencio, del alma sosegada y vaciada acogiendo
un vacío insondable en su propia <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kenosis</i>.
La geometría<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn5" name="_ftnref5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
naciendo de la nada y de la noche… Platón, en el Parménides, llamará Unidad a
esa esfera más allá del Ser, precisamente por acogerlo todo. La religión de
Diotima encendiendo los corazones en la belleza y el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">eros</i>. Diotima, iniciada en los misterios y sacerdotisa de Mantinea,
iniciando a Sócrates y mostrándole una verdad sin contrario que no es. Como
iniciada con capacidad de iniciar estamos ante alguien singular en el contexto
de las tradiciones mistéricas, alguien a quien se le ha reconocido esa
capacidad de transmisión desde una línea de oficiantes pre-existente<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn6" name="_ftnref6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Maneja
un rito mistérico que prepara, anima y abre corazón e intelecto. Su capacidad
es abrir ese espacio de vida y salud. Diotima es una teurga<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn7" name="_ftnref7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> y
una <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sophos</i> -una sabia-. Una de esas
antiguas <i style="mso-bidi-font-style: normal;">sophos </i>cuya sabiduría
persigue, según Platón, la filosofía. En la iniciación que facilitó a Sócrates
arraiga y descansa todo Occidente.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Resulta casual que desde Daniel nos hayamos
deslizado a las tradiciones mistéricas y a la filosofía?. En Daniel queda
iluminada la escala entera de la que nos habla Diotima en El Banquete. De lo
más mundano a lo más celeste quedando todo ello abierto al alma del hombre. La
capacidad de vida del hombre queda así derramada y a la vista; burbujeante y
más allá de sus contradicciones el hombre se descubre como un borracho, un
danzarín loco capaz de reírse ante el batallón que le va a matar. Como ese
personaje de los “Acantilados de mármol”, el Padre Lambros, capaz de esperar
las huestes del gran guardabosques con una sonrisa desconocida en los labios<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftn8" name="_ftnref8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>.
En su alma y en su cuerpo vibrante la buena nueva ha estallado y nadie puede
silenciar el estallido que todo lo conmueve. Aquí y ahora. Ahora mismo.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Volvamos a la figura de Daniel. Su presencia nos
habla del cuerpo y sus potencias, del cuerpo vivo que más allá de sí queda
abierto al darse gratuito de las cosas que son, a esa contemplación de la mera
presencia de “lo que es” libre de añadidos humanos, demasiado humanos. El ser
de las cosas que son, el amor de todos los amores, la belleza de todas las
bellezas, esa belleza en sí que no es…. Su rostro refleja un alma arrebatada
que se sabe en un estado más allá del bien y del mal y más allá de toda
fractura; un estado de inocencia que ha transcendido el dolor y la coacción del
tiempo; de ahí su candor inexpugnable. No se trata de que Daniel no pueda ser
tocado por la desdicha o la enfermedad. Más bien se trata de la propia figura
de su alma quedando instalada más allá de los parajes inciertos de la existencia.
Daniel ha encontrado la vida desnuda que revela su ser pleno; su condición
natural abierta a la contemplación de la vida. Habita en en la gran salud irrumpiendo
desde ese estado de atención.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">Me recuerda a la figura de Tom Bombadil de “El señor
de los anillos”; nada le puede alcanzar el alma; ni el dolor, ni la degradación
del nihilismo más extremo... Conoce el secreto de los secretos y la capacidad
de la vida desatada, sabe de la potencia que desata simplemente ver y escuchar,
de la atención desnuda a la vida, de lo más obvio y patente, de lo que, sin
embargo, nos resulta más velado, de que todo decrece para volver a crecer, de
que las cosas cesan y nuevos tiempos las suceden. Para Bombadil, chapoteando en
su vida desbordada, su fiesta es la del cosmos entero. Por eso hay quien en el
universo tolkeniano lo ha vinculado con la encarnación de Iluvatar, la
divinidad suprema más allá de toda dualidad -“así sea en la tierra como en el
cielo”-. David, el hombre en el que se desamarra la vida simple. De temple poco
convencional si lo comparamos con el común de los mortales. Su vida es otra. El
mundo al que accede es otro. Su capacidad de vida resulta insospechada para el
humano medio…<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "times new roman" , "serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%;">¿Cabe imaginar ese nivel de gozo y esa potencia
vital?, ¿cabe amamantarse en su resonar?, ¿cabe una memoria de lo humano que,
tocándonos el alma, nos abra la senda de los borrachos?. Platón la deja caer en
el Fedro al hablar de esa exaltación del propio espíritu propia de los poetas,
de los amantes y de los iniciados en los Misterios, felices en el cortejo de un
dios. La filosofía no sería ajena a tales ajetreos; de hecho tales ajetreos la
constituyen y, quizá, se quede en muy poco si los olvida. ¿Estamos ante lo más
simple y sencillo que cabe imaginar?. ¿Lo mas gratuito y al alcance?. ¿Lo que
más ensordeceosse nos complica?. Daniel y Tom Bombadil, desde el bosque
discreto de los borrachos, brincan y se carcajean…<o:p></o:p></span></div>
<div style="mso-element: footnote-list;">
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<!--[if !supportFootnotes]-->
<br />
<hr size="1" style="text-align: left;" width="33%" />
<!--[endif]-->
<br />
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Pistis</i>, en griego clásico fe</div>
</div>
<div id="ftn2" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref2" name="_ftn2" style="mso-footnote-id: ftn2;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[2]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Del
griego kenos vacio<i style="mso-bidi-font-style: normal;">. Kenosis</i>
vaciamiento. El evangelio se refiere a la <i style="mso-bidi-font-style: normal;">kenosis</i>
de Dios para significar el habitar de la condición divina de Jesús de su pasión
y muerte. Este término tiene una especial importancia en la espiritualidad de
los padres de la iglesia.</div>
</div>
<div id="ftn3" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref3" name="_ftn3" style="mso-footnote-id: ftn3;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[3]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Sobre la
cuestión del ser, de “lo que es” me remito a la entrada </div>
</div>
<div id="ftn4" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref4" name="_ftn4" style="mso-footnote-id: ftn4;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[4]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Los
términos atención pura y atención amorosa son propios del lenguaje místico de
san Juan de la Cruz</div>
</div>
<div id="ftn5" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref5" name="_ftn5" style="mso-footnote-id: ftn5;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[5]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Geometría, etimológicamente medida de la tierra</div>
</div>
<div id="ftn6" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref6" name="_ftn6" style="mso-footnote-id: ftn6;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[6]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Walter
Burkert. “Cultos mistéricos antiguos”. Ed. Trotta, pg 56. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Según recoge Buckert en la ciudad de Alejandría
<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>exigía a los que celebraban misterios
dionisiacos referencias fidedignas de quienes los había iniciado en dichos
misterios y capacitado para celebrarlos con el fin de proteger su integridad.
Según el Edicto de Ptolemeo Filopator que data del año 210 se ordena a<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>“aquellos que realizan las iniciaciones de
Dionisos en el país” viajen a Alejandría y se registren allí, declarando “de
quien han recibido las cosas sagradas hasta tres generaciones, y entreguen el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hiero logos</i> en un ejemplar sellado”.
Como vemos se trata de asegurar, escrupulosamente, la cadena iniciática y de
tener constancia del <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hiero logos</i>, es
decir, de las palabras sagradas (por lo que sabemos variedades del mito en este
caso de Dioniso), que se glosaban en cada misterio como contexto de la
iniciación ritual propiamente dicha.</div>
</div>
<div id="ftn7" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref7" name="_ftn7" style="mso-footnote-id: ftn7;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[7]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>
Posiblemente una oficiante itinerante en la celebración de misterios. Como nos
indica Walter Bukert en su libro “Cultos mistéricos antiguos”. En la antigüedad
clásica los misterios se celebraban en santuarios específicos, o bien los
celebraban oficiantes itinerantes a los que, previamente, se había reconocidos
la capacidad de para celebrarlos –cfr. nota anterio-. Ante la celebración de
unos misterios estamos ante un ritual teúrgico que proclama el vínculo entre
hombres y dioses –los diversos misterios existentes quedaban referidos a dioses
específicos - asegurando para el hombre la buenaventura desde la afinidad con
lo divino. La iniciación se centraba en el rito y en el <i style="mso-bidi-font-style: normal;">hiero logos</i> que servía el contexto imaginario e intelectual del
rito.</div>
</div>
<div id="ftn8" style="mso-element: footnote;">
<div class="MsoFootnoteText" style="text-align: justify;">
<a href="file:///C:/Users/User/Documents/imaginatio%20vera/Daniel%20en%20el%20p%C3%B3rtico%20de%20la%20gloria.docx#_ftnref8" name="_ftn8" style="mso-footnote-id: ftn8;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span style="font-family: "calibri" , "sans-serif"; font-size: 10.0pt; line-height: 115%;">[8]</span></span><!--[endif]--></span></span></a> Cfr.
Ernst Jünger.“Los acantilados de mármol”</div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
jcaguirrehttp://www.blogger.com/profile/09482413364443921123noreply@blogger.com1